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En una burocracia centralizada y respetuosa con la ley, el poder no es una forma de patronazgo. En
tanto los burcratas sean seleccionados de acuerdo con criterios justos y pblicos para sus cargos,
estn obligados a observar reglas imparciales, sean responsables de sus actos y puedan ser
removidos de sus puestos sin dificultades insalvables y de acuerdo con procedimientos reconocidos,
no son verdaderos patronos, aun cuando ejerzan mucho poder. lo cuando faltan algunos de
a!uellos rasgos las burocracias se convierten tambin, como sucede a menudo, en redes de
patronazgo.
Por el contrario, me parece !ue est" en la esencia del sistema de patronazgo el !ue, aun!ue no
desprovisto de orgullo, pertenezca siempre a un pays rel #pa$s real% !ue es ambivalentemente
consciente de no ser el pays lgal #pa$s legal%. El patronazgo puede no ser siempre y necesariamente
ilegal y corrompido, y tiene de hecho su propio orgullo, su moralidad& pero, aun!ue pueda
despreciar la moralidad oficial como hipcrita, fraudulenta o afeminada, sabe sin embargo !ue est"
al margen de la moralidad oficial.
En sociedades m"s amplias, el patronazgo propiamente dicho es un ethos' la gente sabe !ue es una
manera de hacer entre otras posibles.
El patronazgo es asimtrico, implica desigualdad de poder& tiende a tonar un sistema amplio& a
e(tenderse en el tiempo, o por lo menos a no limitarse a una transaccin nica y aislada& a poseer un
ethos particular& y, aun!ue no siempre sea ilegal o inmoral, a situarse al margen de la moral formal
oficialmente proclamada por la sociedad en cuestin.