Consideramos que la razn es el nico fundamento de toda certeza, y
que nada revelado [] est libre de sus disquisiciones, ms que los
fenmenos ordinarios de la naturaleza. Asimismo, sostenemos [] que nada hay en el Evangelio que sea contrario a la razn, o que est por encima de ella, y que ninguna doctrina cristiana puede ser llamada propiamente un misterio (Toland 1997 [1696]:17) Dos son los puntos a rescatar de este pasaje para nuestro objetivo. En primer lugar, Toland propone una aplicacin irrestricta de la razn a la revelacin divina.