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Todo haba cambiado de repente: el tono, el clima moral.

No sabas qu pensar, a
quin escuchar. Era como si durante toda tu vida te hubieran llevado de la mano como
a un nio pequeo y, de pronto, te encontraras solo y tuvieras que aprender a andar.
Ya no quedaba nadie, ni la familia ni las personas cuya opinin mereca tu respeto. En
aquel tiempo sentas la necesidad de comprometerte con algo absoluto la vida, la
verdad o la belleza que gobernara tu vida y reemplazara unas leyes del hombre que
haban sido descartadas. Sentas la necesidad de entregarte a una meta ltima con
todas tus fuerzas, sin reservas, como no habas hecho nunca en los apacibles viejos
tiempos, en la antigua vida que ahora estaba abolida y haba desaparecido para
siempre.

BORIS PASTERNAK,
Doctor Zivago

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