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LUNES 18 DE MAYO DE 2009

- “El año de los tiros” ...........Riotinto 1888

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De nuevo el siglo XIX,


el convulso siglo de nuestra historia y al que en dos artículos más me he
referido en este blog. Hoy le toca el turno a las inmediaciones de las sierras
del norte de Huelva, a la zona minera de Riotinto, la “Franja Piritica Ibérica”,
veta de mas de 250 Km. que llega adentrarse hasta nuestro vecino Portugal.
Este filón ha sido explotado hace más de 5000 años, desde el calcolítico por
tartesos, fenicios y romanos, siendo una de las explotaciones mineras mas
antiguas del mundo, obteniéndose de ella mineral de hierro y cobre.

En 1873 a los tres días de la creación de la Primera Republica, el gobierno


vende la explotación minera por un montante de 94
millones de pesetas a
compañías mineras británicas, pudiendo paliar en parte la bancarrota en la
que estaba sumido nuestro país por los sucesivos desgobiernos anteriores. Los
terrenos adquiridos en la compra por Río Tinto Company Limited, se
convirtió en una verdadera colonia británica, donde llegaron a convivir los
ingleses con 16.000 mineros, claro esta, separados por un muro,
constituyendo la mayor empresa del mundo en aquellos momentos, un
territorio extenso que ocupaba hasta ocho municipios.

Se modificaron los sistemas de explotación de mina-túnel, por los de


explotación a cielo abierto, convirtiendo la zona en un verdadero paisaje
lunar, en el que hoy la NASA realiza estudios y ensayos por su similitud a
Marte, en este paisaje hoy no queda prácticamente un palmo de terreno sin
haber sido horadado por las piquetas, es un caos colorista que pese a su
destrozo, causa al viajero una sensación dual de espanto y admiración.

También por aquellos años del siglo XIX se transformaron los sistemas
tradicionales para la producción de los materiales resultantes y hacerlos mas
rentables para benefició de los consejos de administración y de los accionistas
londinenses,
utilizándose un sistema de calcinaciones al aire libre, comúnmente llamados
en la zona “teleras” que desprendían a la atmósfera humos formados por
dióxido de azufre y anhídrido sulfúrico, así como lluvia ácida; cuando el aire
no se llevaba las humaredas y estas perduraban en el valle los aldeanos que
les apodaron "la manta", debían permanecer durante estos días encerrados en
sus casas o huyendo a otros lugares, ya que era imposible trabajar en estas
condiciones. Los efectos dañinos de las teleras abarcaban un radio de mas de
700 kilómetros cuadrados en torno a las explotaciones mineras, generando
daños a unas 10.000 fincas, por este motivo los propietarios de las haciendas
afectadas, sobre todo de Zalamea la Real, fundaron la Liga Antihumos, siendo
este el primer movimiento ecologista en la historia de este país.

Los salarios en las minas eran mas

altos que los


estipendios del trabajo en el campo y por lo tanto los jornaleros de la zona
buscaban una mejor remuneración en las explotaciones mineras, ello provocó
la indignación de los terratenientes contra la compañía minera.

En este contesto la población de la zona, tanto los agricultores y los


latifundistas por un lado, como por otro los trabajadores de las minas que en
los días de “la manta” no cobraban su salario, fueron generando un enorme
malestar social que provocó los acontecimientos de 1888.
Maximiliano Tornet obrero de las minas y activo anarquista en la zona, supo
agrupar los descontentos de todos los perjudicados para dar una respuesta
ante la compañía minera inglesa, reclamando la modificación de los sistemas
productivos nocivos, así como que fueran pagados los jornales de los días
inhábiles producidos por “la manta”.

El día 1 de febrero de 1888 comienza

una huelga en las


minas que fue secundada de forma unánime por los trabajadores, al mismo
tiempo en los pueblos afectados, animados por las autoridades y los
latifundistas, se celebraron en los días posteriores concentraciones en contra
de las emanaciones, culminando el sábado día 4 con la entrada en la
población de Riotinto de columnas de manifestantes, que habiendo partido de
varios sitios se concentraron pacíficamente en el centro de la aldea, en
numero próximo a 12.000 marchaban con pancartas y bandas de música. El
ingles director de la mina William Rich, solicita la complicidad del gobernador
civil de Huelva Agustín Bravo y Joven, para que le envíe refuerzos militares,
los cuales son aceptados enviando al “Regimiento Pavía”, yendo el propio
gobernador civil en persona a requerir a los manifestantes desde el balcón del
Ayuntamiento a que depusieran de su aptitud,

amenazando de abrir fuego


contra la multitud allí apostada, cosa que ocurrió de inmediato, sin que en los
días ulteriores y tras las investigaciones que posteriormente se “abrieron”,
aclarasen quien había dado la orden de disparar contra una multitud pacifica
que solo buscaba reclamar su derecho a una mejor forma de existencia.

El balance de muertos nunca se esclareció, las cifras oficiales hablaron de 13


muertos y cerca de medio centenar de heridos, pero distintos historiadores
calculan que fueron cientos los anónimos enterrados entre las escorias
próximas a la población.

El periódico de la época "La Coalición Republicana", relataba así los hechos:

“Cuando con más alegría y confianza se hallaban los manifestantes apiñados,


en número superior a 12.000, en las estrechas calles adyacentes y plaza,
mandaron retirar la caballería del sitio que ocupaba y acto seguido

una descarga cerrada,


inmensa, cuyos proyectiles barrieron aquella masa humana, puso en fuga
desordenada a la multitud, que dejó en el suelo muchos cadáveres y heridos
y se atropelló por las calles, lanzando gritos de pavor y de violenta ira.
¿Quién dio la orden de fuego? Hasta ahora no se sabe. ¿Fue el gobernador?
¿Fue el jefe militar? La soldadesca inconsciente, la máquina estúpida que
obedece y mata, el soldado que dirige la boca del fusil al pueblo de donde
salió y a donde volverá, gozaba con la vista de la pólvora y la sangre. Con el
testimonio de centenares de personas que presenciaron el hecho, podemos
afirmar que los manifestantes no profirieron ni un grito subversivo, no salió
de ellos una provocación ni un acto que molestase a la tropa ni a las
autoridades”.

Este hecho es uno de los inicios del movimiento obrero en España y el primero
en la lucha por reivindicaciones medioambientales, marcadas en el contesto
de una zona deprimida, con gran poder de las compañías mineras y de los
terratenientes locales, en unas poblaciones donde los latifundios agrarios eran
los sistemas económicos predominantes.

"EL CANCIONERO DEL RÍO TINTO"

El Año de los tiros (dedicada al trágico día "4 de Febrero")

Los disparos, la voz seca


y autoritaria del crimen.

¡Ay regimiento de Soria,


en negro y sangre escribiste
las palabras de tu historia!

¿Cuántos muertos, dime, Río,


cuantos fueron enterrados
entre la escoria caliente

condenados al olvido?

¿Cuántos sin cruz y sin nombre


se enterraron a hurtadillas
en el escorial maldito
aquella maldita noche?

¿Cuántos cadáveres fueron


enterrados en la nada
aquel cuatro de febrero?
Los disparos, la rotunda
imposición del silencio.

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Hoy las minas están


abandonadas, dejaron poco a poco estas explotaciones de funcionar, el precio
de las materias primas que de ellas se extraía dejó de hacerlas rentables,
aunque últimamente el ascenso de precios esta haciendo estudiar la apertura
nuevamente de algunas de ellas, esperemos que si esto ocurre, sea para bien

de las poblaciones allí asentadas y sin


deterioro de esa la naturaleza ya enormemente castigada.

Sobre estos hechos se han editado dos novelas:


“1888. El año de los tiros” de Rafael Moreno Domínguez, si estas interesado
en ella la puedes descargar pinchando aquí.
“El Corazón de la Tierra” de Juan Cobos Wilkins, sobre esta ultima en 2007
el director de cine Antonio Cuadri, realizo la película “El corazón de la
Tierra”.

Os invito a viajar a esta zona del norte onubense, llena de contrastes, colores,
miradas, recuerdos y también de lo que hoy llaman “arqueología industrial”,
seguro que volveréis con sensaciones diferentes.
PUBLICADO POR PABLO FONT

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