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Salamandras
2.-La novela---------------------------------------------------------------
La Guerra de las salamandras, del escritor checo Karel Capek narra la historia del
descubrimiento de una nueva raza animal, de gran habilidad y capacidad para el
aprendizaje, que es utilizada por grandes compañías como mano de obra
extremadamente barata en la realización de obras marítimas.
Su uso se generaliza tanto, que acaban aumentando de número descontroladamente,
llegando a querer quebrar los continentes para conseguir nuevas costas donde aumentar
sus colonias. Esto desencadena un conflicto bélico entre hombres y salamandras, que
terminará con la expulsión de los hombres a los puntos más aislados tierra adentro.
Finalmente, una guerra civil entre las salamandras acabará con su raza, y las pequeñas
comunidades de hombres volverán a poblar la tierra.
Tal vez la resolución final coja por sorpresa a más de un lector, ya que, allí
donde se esperaba una rebelión de las salamandras contra los humanos, justificada por
la explotación, o la discriminación, se produce un levantamiento carente de ningún tipo
de ideología, nacionalismo o ideal alguno: el ataque de las salamandras a los continentes
humanos se justifica, simple y lógicamente, en la necesidad de más terreno donde alojar
a una población en continuo y desmesurado crecimiento.
Ésta concepción de la guerra de las salamandras como una guerra con ideales fríos y
simplemente, de supervivencia, sin ningún tipo de intención hostil o subversiva, y
totalmente basada en la lógica innegable entra en contraste con las ideas del ser humano
para la futura sociedad de salamandras: salvación de la civilización, ideales
trascendentales, y la creación de una sociedad salamandrina basada en la fraternidad y la
igualdad.
Así, la expansión de las salamandras no está movida, como pudieron estarlo otras
revoluciones humanas, por ideales e ideas utópicas, sino por una lógica pura y fría.
Llegados a éste punto, nos encontramos con una raza de fríos y calculadores
anfibios dominando el planeta, abriendo grietas en la tierra y transformando el perfil de
los continentes a golpe de explosivos, sin que la humanidad pueda hacer nada contra
ella.
Cuando la historia llega a un punto en que es evidente el dominio total de las
salamandras (cuando éstas alcanzan los territorios del interior de los continentes) la
historia se da por irremediable, la distopía del dominio de las salamandras queda fijada,
y se llega a una situación en que tan solo una intervención “divina” es capaz de arreglar
lo que el curso natural de las acciones de los hombres ha ocasionado.
Aún así, y siendo ya evidente que va a ser necesaria la intervención del propio autor
para alterar el curso de los acontecimientos, él mismo se ve incapaz de encontrar una
solución lógica que resuelva finalmente el problema y permita la supervivencia de la
raza humana.
El autor dialoga consigo mismo, hasta que encuentra la única solución válida: romper la
fachada de raza lógica, única y fría de las salamandras, y sembrar en ellas una semilla
de perversión humana, haciendo que sean los mismos elementos de envidias y
hostilidades los que originen el final de la raza de las salamandras, en el estallido de una
guerra civil. Ésta guerra civil se resuelve con el envenenamiento de las aguas, que acaba
por exterminar a toda la raza de las salamandras. De no ser por la época en que fue
escrita la novela, recordaría, por la manera en que fue resuelta, a un guiño al armamento
nuclear y las tensiones mutuas entre los EE.UU y la URSS durante la guerra fría.
Así finalmente, la situación se resuelve con una anulación “artificial” de la situación
distópìca, y el resurgimiento de la raza humana, que conserva como huellas de
civilizaciones pasadas, tal como ocurre hoy en día con la Atlántida, los nombres de las
naciones europeas anteriores a las salamandras.
2.5.- Conclusión…………………………….………………………………………...