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Siempre he credo que algunos se aprovechan de la ignorancia del pueblo y

promueven que esta se mantenga as, necesitada y dependiente, jugando con sus
ilusiones, pero tambin nosotros somos culpables por nuestra indiferencia, nuestra
falta de compromiso, nuestro conformismo; amamos estar en nuestros refugios,
nuestras actitudes y todo aquello que nos exija poco ante las dificultades; esto es
aprovechado por muchos para manejarnos a su antojo, pero lo cierto es que
somos nosotros la mayora, somos quienes les damos el poder, somos quienes
decidimos que otros decidan por nosotros.
Siempre he credo que esta realidad es promovida por todos, algunos por idearlas,
otros por cooperar y mantenerla, y otros por omisin e indiferencia. Esta
corrupcin, esta guerra no tiene cuando parar, ya que es querida, aunque estemos
empapados de lgrimas. Nuestras instituciones, gobernantes, padres de la patria,
creen que se requiere de un contexto, un escenario, un contrario para
experimentar sus decisiones y hacerlas realidad; derechas, centros e izquierdas,
todas parecen algo original y opuestas a veces, pero son estrategias de tesis,
anttesis para llegar a la sntesis.
Esta guerra de Colombia es un negocio que atrae las miradas y ayudas
internacionales; no tiene cuando acabar; pero lo que si vende aquellos intentos de
paz son las estrategias de alianza, la imagen benefactora que nos hace desear
caer en la red de la manipulacin, pero que verdaderamente no desean la paz,
porque sus intereses no se los permiten, al ponderarlos con prioridad.
Si ests cansado de esta realidad, ven y construye un mundo mejor:
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