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Presentacin de "Los fantasmas del analista"

Por Alberto Santiere

Se preguntaba Nietzsche en el comienzo de Ms all del bien y del mal: Cmo podra una cosa surgir de su anttesis? Por ejemplo, la verdad, del error? Podramos interrogarnos ms ac de cualquier ideal de perfeccin qu es susceptible de ser transformado de aquello que nos dificulta la tarea. Diversos diccionarios nos traen definiciones de fantasma: Imagen de un objeto que queda impresa en la fantasa/ Visin quimrica como la que se da en los sueos o en las figuraciones de la imaginacin/ Imagen de una persona muerta que se aparece a los vivos/ Amenaza de un riesgo inminente o temor de que sobrevenga. Si bien los miedos y fantasas del analista anclan necesariamente en las vicisitudes fantasmticas que suelen habitarlo con mucho de imaginario y algunos muertos-vivos que conservan su sbana, podramos convenir que existen nudos en nuestra prctica que logran tener peso propio. A algunos se les juega alg o del ser en los inicios de la clnica o cuando les merma el caudal laboral. Es que para ser analistas hace falta tener pacientes. All las fantasas de abandono no elaboradas pueden motorizar a lo expulsivo inconsciente o como formacin reactiva impulsar el exceso de palabras donadas, la saturacin de sentido, o la adopcin del consultante para obturar la propia falta sosteniendo un ideal de completud todas versiones resistenciales y demandantes . Oposicin por el vrtice al deseo del analista posicin tica indispensable para un tratamiento, que requiere abstenerse de cubrir con la propia neurosis la verdad emergente en un anlisis. Otros fantasmas se articulan con enfermedades, operaciones, separaciones, duelos, fluctuaciones econmicas, o particularidades de las personas de los actores en la escena de un anlisis, tendientes a despertar mares de imaginario que requieren de diques simblicos para no contaminar la direccin de la cura. El trabajo sostenido de los puntos ciegos del analista y de lo encandilante de ciertas historias remueve obstculos. Si como dijo Pascal Quignard: El espanto es el signo del fantasma, la posicin tica que implica el constante repaso de nuestros pasos es la fortaleza de nuestra praxis.

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