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EN QU MOMENTO TE PERDIMOS MAESTRO?

Te recuerdo maestro, en aquel tiempo de miseria, cuando caminabas por la sierra para llegar a los lugares ms recnditos de nuestra patria. Cuando vivas entre los pobres y te confundas con la gente de tu comunidad, cuando a duras penas sabas leer y escribir pero eras capaz de organizar al pueblo, igual para una fiesta que para gestionar su electrificacin, pedir agua potable o tenas la autoridad moral para pedir una novia. T que fuiste el motor del desarrollo comunitario, que enseaste oficios y promoviste el trabajo colectivo, t que tenas el respeto de todos, por tus acciones y tu compromiso, un respeto que compensaba tu msero salario. T que fuiste pueblo y siempre estuviste al frente de tu gente, que los representaste y diste la cara por ellos. T que amaste a tus alumnos y ellos te amaron a ti, dejando toda tu vida en el aula por el puro placer de ver a esos nios convertirse en hombres, en hombres de bien. Dnde ests? En qu momento te perdimos maestro? Por qu abandonaste en tu gente? Por qu te convertiste en verdugo? Por qu ya no luchas por aquellos que un da te quisieron? Es acaso que ya no te sientes parte de tu pueblo? O tu compromiso ahora es slo con las autoridades educativas oficiales? Tu nica meta es terminar el programa a toda costa sin importar lo empobrecido que se encuentre? Es por comodidad? Es porque las prestaciones logradas con la lucha te han permitido tener casa y coche, comprar electrodomsticos y (vergonzosamente) poner a tus hijos en escuelas privadas? Crees acaso que eres rico? O por lo menos aspiras profundamente serlo, aunque tengas deudas de por vida? No maestro. No eres rico, simplemente te han endulzado el odo. Ahora eres un simple empleado, un operador de la maquinaria del estado, una triste caricatura de lo que un da fuiste. Te dejaste llevar por el orgullo y la vanidad y perdiste toda tu esencia. Te hemos perdido maestro. Es una pena, porque en estos momentos sombros deberas ser el ejemplo de dignidad y resistencia, encabezar al pueblo, organizarlo y resistir con l, porque conoces su dolor y su tristeza, porque eres el ltimo reducto de memoria histrica que an puede encender la llama. Te hemos perdido, pero aun esperamos tu regreso, tu rebelda, tu consejo, tu fuerza. Hoy en esta turbulenta noche, cuando ms te necesitamos, no nos falles! Chester Garca

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