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Mancuso
Mancuso
Escribo estas líneas de mi puño y letra con respeto, transparencia y humildad, con la
esperanza que pueda Usted leer y compartir en esta carta personal algunas de mis
conclusiones acerca de lo vivido y aprendido por mí en estos últimos años y en tan
duras condiciones de privación de la libertad. Soy, como Usted, un colombiano que
quiero paz y reconciliación para mi País, sensible a las muchas angustias que siguen
azotando el cuerpo social con los dolores de la violencia y las crisis económicas.
Deseo de todo corazón le puedan servir a los intereses de Colombia, a los suyos y al
de todos los que añoramos una mejor Nación.
Antes de continuar le pido disculpas por el modo deshilvanado, con inevitable desorden
y reiteraciones en el que presento esta carta, ha sido el mejor modo que he
encontrado en las condiciones de reclusión e incomunicación en que me encuentro. Es
una auténtica colcha de retazos escrita a mano en mis largos días de melancolía y
nostalgia, y en noches interminables y solitarias sobre papeles que se fueron
acumulando mientras mi corazón y mi mente no cesaban de hacer catarsis de todo lo
vivido en estos años prisionero dentro y ahora fuera del país. No he querido dejar pasar
más tiempo antes de hacerle llegar estas confesiones de vida en la celda del exilio y el
destierro donde paso mis días y mis noches con la esperanza del regreso a mi tierra
amada colombiana y mi terruño cordobés. Manos amorosas y amigas han pasado el
manuscrito por momentos ilegible y borroso al teclado y a ellas les agradezco me
hayan colaborado en transcribir mis muchas veces ilegibles palabras no exentas de
furtivas lágrimas que tantos recuerdos me traen al escribir sobre estas y tantas otras
cosas de la guerra y de la paz.
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transparencia y claridad, sin transgredir las leyes, estoy comprometido con ayudar a
Colombia a salir de tanto dolor, horror, miseria, quiero seguir sirviendo a mi país a partir
de mi experiencia, de mi arrepentimiento por mis errores, de mi perdón y de mi
capacidad para rectificar y enmendar. Soy un líder con una obsesión por la PAZ y la
RECONCILIACIÓN que va más allá de cualquier voluntad de poder. Ideé, lideré, jaloné,
guié, convencí, y hasta obligué con mis ejemplos y actuaciones a otros comandantes y
miembros de las autodefensas a que se vincularan al proceso de negociación y se
desmovilizaran. Fue un esfuerzo gigantesco y un riesgo personal y familiar enorme
liderar todo este proceso.
Tengo claro que los pilares sociales y económicos sobre los cuales se asienta la
seguridad democrática, no solo deben continuar cimentándose a partir de 2010 sino
que el énfasis en cuestiones de paz, DIH y Derechos Humanos debe seguir siendo
fortalecido y profundizado.
A lo largo de esta carta entenderá de corazón porqué a pesar de algunas críticas que
sobrevuelan mi mente sobre los desafortunados manejos que le ha dado su Gobierno
al proceso de paz con las autodefensas me hubiese sumado, si me hubiesen solicitado
a ser uno más de los cinco millones de colombianas y colombianos que le suplicó le dé
continuidad a su mandato y si no es posible que Usted continúe al frente, proponga a la
consideración y voto soberano de los colombianos para presidir los destinos de
Colombia a un hombre o una mujer de su absoluta confianza, de su talante, capacidad,
inteligencia, y responsabilidad a toda prueba que siga direccionando a Colombia por el
camino que tan esforzadamente Usted ha conducido, que es el correcto y como todo
nuevo camino que construimos, requiere de permanentes cambios y mejoras ante las
diferentes necesidades o dificultades que se nos van presentando, más aún con los
diferentes desafíos y tensiones que plantea un mundo globalizado cada vez más urgido
de cesar las guerras y satisfacer la seguridad alimentaria, sanitaria y educativa de más
de seis mil millones de seres humanos en todo el planeta.
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de esa manera la necesaria confianza que exige de parte y parte armonizar posiciones
contrapuestas en una mesa de paz que se estableció para fortalecer la democracia y
las instituciones. Sé que han existido fallas de nuestro lado, donde algunos ex
comandantes no han sido honestos y han seguido delinquiendo y también ha habido
fallas del Gobierno que han minimizado los acuerdos, reemplazándolos por
imposiciones que hoy han generado noticias alarmantes que me llegan incluso a mi
celda, no digamos ya al Congreso y el Gobierno de los Estados Unidos.
Seré lo más claro que resulte capaz sin adornar mi lenguaje, no habrá solución
militar que nos evite el esfuerzo político de diseñar el futuro que anhelamos a
partir de las realidades que nos ha tocado vivir. Por esto le pido que no deje
inconcluso el proceso de paz con las extintas autodefensas, ni abandonado en los
laberintos kafkianos de la etapa judicial de Justicia y Paz, donde después de casi 4
años los procedimientos han sido insuficientes, lentos y engorrosos, generando
inseguridad no solo física, sino judicial, social, política y en donde no hemos visto hasta
el día de hoy el primer juzgamiento de un líder relevante. No permita por favor que esto
siga sucediendo, ni permita que nuevos actores del conflicto o los mismos de siempre,
establezcan nuevos órdenes sociales o perpetúen los ya existentes en las regiones
marginales y no marginales o de narcotráfico, donde el Estado no hace presencia o
solo hace presencia represiva y esporádica o, presencia permanente con un
desafortunado alto grado de corrupción, donde son los narcocultivos los principales
renglones productivos que irrigan las economías de algunas regiones.
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la altura de ese desafío el gobierno haría visible e irrebatible su compromiso con la paz.
Creí en el compromiso del Gobierno y procedí a desmovilizarme aun sin ley para
jalonar, convencer y obligar a los otros comandantes y miembros de las autodefensas a
tomar la misma decisión y generar la necesidad de crear un marco jurídico que
permitiera la reintegración al seno de la sociedad de donde nos arrancó la guerra. Así
nació una ley que finalmente llamaron JUSTICIA Y PAZ para que además se
desmovilizaran los que entonces argumentaban que sin ley no lo harían. Todo esto,
sumado a que después de la desmovilización seguí insistiendo en la erradicación de
los cultivos ilícitos, a que denuncié ante el Alto Comisionado a quienes inmediatamente
después de mi desmovilización empezaron a retomar los territorios que le había
entregado al Gobierno – del cual no pocos desconfiaban y decían que ni erradicaría y
menos reinstitucionalizaría esos territorios por conveniencia. Desde antes de mi
desmovilización empecé a alertar sobre la relación estrecha que debía existir entre el
avance simultáneo del proceso de paz AUC y la sustitución de cultivos ilícitos en cada
una de las zonas donde fuésemos a desmovilizarnos. Esto me creó fuertes discusiones
con muchos excomandantes, narcos y todas las personas interesadas en perpetuar el
conflicto a tal punto, que le hicieron un atentado a mi hijo Gianluca de 11 años en ese
entonces, e intentaron por todos los medios asesinarme y asesinar cualquier miembro
de mi familia y vincularme a través de montajes y falsas acusaciones a acciones
delincuenciales, para lo que se prestaron algunos miembros corruptos de las
instituciones del Estado. Este panorama no ha permitido que el paramilitarismo se
acabe con nuestra desmovilización, sumado a otros factores e intereses.
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reunido con Carlos Castaño y conmigo y que recomendó alias “Rasguño” como de “su
entera confianza”. La información se la di, y los resultados no se vieron. A pesar de
todo mi esfuerzo y toda mi insistencia sucedió lo que dije sucedería, esas regiones que
entregué las retomaron las nuevas bandas emergentes, las nuevas autodefensas, las
mismas de antes, o una mezcla de ambas, o las guerrillas de siempre, en alianzas con
narcotraficantes y delincuentes, con el objetivo claro de seguirse fortaleciendo y
financiarse del narcotráfico que es el mayor financiador del conflicto y el más grande
generador de violencia, corrupción, destrucción y de los problemas más graves que
padece Colombia y otros países del mundo. Las poblaciones que obligadas - algunas
por conveniencia - amén de las poblaciones flotantes que viven de la narco economía,
se convierten en las bases sociales de todos estos grupos en esas regiones
marginales, no tienen otra opción o salida que apoyarlos, porque están a merced de
quien impone la ley, ejerce control territorial, se sostiene en él, cobra tributación, realiza
operaciones militares sostenidas e impone disciplina y justicia en nombre de una
autoridad de facto, convirtiéndose según lo enmarcan estos parámetros en actor del
conflicto.
Los actores del conflicto requieren del narcotráfico para financiarse y el narcotráfico
requiere de los actores armados para reproducir su negocio y establecer o darle
continuidad a esos nuevos órdenes sociales, ambos, sumados a la poca disposición del
Estado a hallarle solución política y humanitaria al conflicto, no hacen otra cosa que
perpetuarlo, lo que visto desapasionadamente, en otro país producen la sensación de
que en Colombia los actores armados ilegales y también el Estado y los sucesivos
gobiernos, han estado más interesados en perpetuar el conflicto que en dar pasos
firmes y decididos en procura de acabar con el mismo en una mesa de negociación
como ha sucedido históricamente en todos los tiempos y geografías del mundo. ¿Hasta
cuándo el mundo nos seguirá teniendo paciencia a los colombianos y a nuestros
gobiernos y clases políticas que comenzamos a ser vistos todos, lo cual es injusto al
generalizar, como socios y cómplices de la guerra y del narcotráfico?
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Esto sería una excelente estrategia no solo para erradicar la coca y combatir los
problemas que se harán visibles al erradicarla sino que ayudaría a la reactivación
económica, ya que al observar los resultados exitosos obtenidos haría que se vinculen
otras áreas diferentes a las cocaleras, volviéndolas más productivas y reactivando la
economía, convirtiéndonos en ejemplo mundial a imitar. Es que no solo hay que
procurar el sustento lícito de los desmovilizados sino también de las poblaciones
campesinas más vulnerables, como los desplazados por la violencia y la falta de
oportunidades y las mismas comunidades que dentro de la legalidad viven azotadas
por los efectos colaterales de la guerra y el crimen.
El Presidente dijo el año pasado sobre Carimagua: “esas son unas tierras ácidas.
Tenemos que si simplemente se distribuyen en pequeñas parcelas, eso se vuelve
rastrojo y ranchería de pobreza e improductivo. Por eso es interesante la
propuesta del Ministro de Agricultura de concesionarla. El Estado no se
desprende del derroche de dominio. Se entrega en concesión para que se
adelante un proyecto productivo de envergadura, de gran capacidad de
generación de empleo. Y puede agregársele lo siguiente: asociar a esa concesión
a grupos desplazados. Y que el rendimiento o el pago que los concesionarios
hagan al Estado, se lleve a los grupos de desplazados. Para el País es más
interesante tener grandes proyectos de agricultura empresarial, intensivos en
generación de empleos de buena calidad, que lotear esos predios en parcelas,
condenar a los adjudicatarios a vivir en unos ranchos, con dos o tres matas de
plátano, o dos o tres de yuca, rastrojo y pobreza…”
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venido dando, (Rastrojos – Eln), (‘don Mario’ – Farc – Narcos – Eln – Aguilas negras –
Políticos – Instituciones Corruptos – etc ), creando movimientos regionales irregulares,
que pueden converger en un gran movimiento nacional, ya que por el momento no
tienen otra opción diferente a la cárcel, la extradición, la muerte, perpetuarse en el
conflicto o fugarse con un secuestrado.
¿Será que todos los miembros de los grupos irregulares tendrán la opción de
volarse con un secuestrado para que los conviertan en gestores de paz?
Pienso y me sigo sintiendo decidido a ser constructor de paz y mejorar y sacar adelante
no solo el proceso de paz con las autodefensas sino los que deberán seguirle y
complementar.
Siempre me gustó más basarme en hechos que en palabras. Por eso decidí
conducir a una organización en el momento de mayor poder político, militar, social y
territorial a un proceso de negociación político, que condujo a la desmovilización de
más de 30.000 hombres y mujeres como un acto de Fe por la paz de Colombia y como
el mayor gesto humanitario ocurrido en el país. También, porque por diferentes razones
atribuibles más a la dinámica del conflicto que a la voluntad de sus líderes, las
autodefensas nos habíamos convertido en muchas regiones en un factor de
perturbación, por esto y por muchas cosas más, arriesgué e insistí tanto en el proceso
y todo lo que incluyen sus etapas y derivaciones y también en la erradicación de
cultivos ilícitos, donde después de tanto insistir, me permitieron participar y liderar a
algunos centenares de desmovilizados donde aprendí y me di cuenta por qué no
funciona la estrategia de erradicación de los cultivos ilícitos; semejante osadía causó la
furia en todos los interesados en perpetuar este flagelo y sus derivaciones, entre ellos
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Yo nací en un país en conflicto, fui reclutado y entrenado por el Estado. Bajo una
política de “seguridad nacional” madre del paramilitarismo de Estado. Yo soy hijo
legítimo de esa invención para hacerle frente a un fenómeno comunista que combinó
todas las formas de lucha y estuvo a punto de hacer colapsar al país. No hice la guerra
para beneficiarme, ni inicié un proceso de negociación para legalizar fortunas o poder.
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encuentro, está coartada. Sin embargo cuentan con mi compromiso para avanzar hasta
donde me sea posible, seguiré contando mis verdades, continuaré convenciendo a
quienes fueron mis hombres a que avancen en este proceso y sigan contando sus
verdades, verdades que han servido para encontrar desaparecidos, exhumar sus
cadáveres, responsabilizando a los culpables, verdades que están ayudando a
esclarecer la horrible noche que nos tocó vivir y padecer, primero como víctimas y
luego como victimarios, deseando que estas verdades ejerzan su poder reparador y de
reconciliación entre todos, especialmente con las victimas y exalte la memoria de todos
los caídos y la responsabilidad por acción u omisión de todos en este conflicto, para
que no se vuelva a repetir, y se conozca el origen y desenvolvimiento real del mismo,
que es bastante desconocido en cuanto su funcionamiento, responsabilidades, vasos
comunicantes, etc.
Yo no he jugado a tener una agenda oculta o una vida paralela, yo opté por el
camino del bien, de la paz, de la reconciliación. Mi lucha por la paz, mi
arrepentimiento, mi colaboración, mis ganas de ser un hombre nuevo no son retórica,
sino hechos reales, tangibles y suficientes para que ojalá muy pronto se pueda
considerar saldada mi deuda con la justicia.
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me iba a desmovilizar para darle la credibilidad al proceso de paz, jalonar a los otros
comandantes y como el mayor acto de fe y humanitario en toda la historia de Colombia
y del mundo, de un actor del conflicto en su momento de mayor poder político, social,
militar, territorial y para servir a ejemplo a los demás.
Soy el espejo donde se miran los ‘Cano’, los ‘Jojoy’, las Farc, el Eln, las bandas
emergentes, los ‘don Mario’. Con seguridad estarán pensando si este es el trato que
le dan a las autodefensas que supuestamente son las amigas y aliadas suyas y de su
Gobierno y ese es el trato que le han dado a un hombre como Salvatore Mancuso que
supuestamente es su amigo y aliado y ha cumplido con honestidad y transparencia en
todo el entero proceso de paz, ¿cómo será el trato que le darán a ellos?
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reconciliación sea posible en un país donde todos hemos pecado por acción u omisión,
debemos apuntarle a que con nuestro testimonio de paz todos los que hemos cumplido
tengamos otra oportunidad en la vida.
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penal deja para la Historia una verdad que no tiene en cuenta la verdadera realidad
completa de la tragedia que hemos padecido. Así se protege y ampara a otros
responsables.
Otra razón: ¿Decir verdades para ser encerrados en las cárceles y perder los
derechos? Como está diseñada la ley, aquellos que como sociedad, como población
como políticos, empresarios, ganaderos, campesinos, etc, que desprotegidos por el
Estado o reclutados por el mismo, y presionados por el conflicto y sus actores no
tuvieron otra opción para “sobrevivir” que participar en el conflicto apoyando a uno u
otro bando, o a veces hasta a todos los bandos, si cuentan la verdad de lo que les tocó
vivir, los van a judicializar, a encarcelar, los van a obligar a reparar con sus bienes que
adquirieron lícitamente, asumiendo responsabilidades que son más de otros que de
ellos, dejándolos en la ruina económica, moral, proscritos política y socialmente,
expuestos a todo tipo de presiones, retaliaciones e inseguridades físicas, jurídicas,
propias y de sus familiares y seres queridos, provenientes de sectores institucionales
y/o no institucionales.
Permitir que se intimide a quienes conocen y pueden contar las verdades, hace que se
oculte, no ayuda a la reconciliación, perpetúa el conflicto y de paso criminaliza al bando
que las cuente, más, si se le cierran los espacios de interlocución como es nuestro
caso.
Otra razón, me extraditaron y con ello me aislaron de las fuentes para poder
reconstruir la verdad que conozco y que no conozco, por la que debo asumir
responsabilidades por cadena de mando o por participación directa. He
reconocido que fui el comandante del bloque Catatumbo, y ‘Camilo’ mi sub alterno y
comandante del bloque sobre el terreno. Nos desmovilizamos juntos, el mismo día, en
el mismo sitio, en diciembre de 2004 pero, ante el miedo que le generaron tantas
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Otro tema complicado: El capítulo de los militares como está la ley, va a ser más
doloroso y traumático que el de la parapolítica. En la medida que avancemos en la
reconstrucción histórica de la verdad y los hechos, va a ser cada vez más difícil
disimular la vinculación de las FF.MM, de policía y de inteligencia con los diferentes
actores del conflicto que nos ha tocado vivir. Cada vez más la evidencia, la
contundencia, y la dimensión descomunal de los hechos, mostrará lo inocultable.
Con los vacíos de la ley de JUSTICIA Y PAZ, algunos con la intención de aplicar
justicia, otros para perpetuar el conflicto, y otros más en busca de retaliaciones o
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Una de las soluciones que se podría aplicar es ampliar la ley para que cobije a los que
están quedando desprotegidos ante la contundencia de lo inocultable y que podría
arrollarlos, darle continuidad a su mandato, quizás, reconocer que su gobierno heredó
las guerrillas, las autodefensas, los paramilitares, los narcotraficantes, las grandes
áreas de cultivos ilícitos, los actores del conflicto, diciendo que si el Estado en los
gobiernos anteriores hubiese sido responsable en la aplicación de sus políticas, nada
de esto que usted y su gobierno heredaron, existiría.
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En sus orígenes, y tras el sacudón mundial que significaron las revueltas del famoso
Mayo del ‘68 en Francia, se comenzó a desarrollar en el mundo capitalista el efecto de
alienación de las mentes de los jóvenes por parte de las drogas alucinógenas,
componente de una vasta gama de acciones psicológicas, direccionadas a que sus
juveniles rebeldías productos de la edad no fueran manipuladas y contaminadas por las
ideologías comunistas y revolucionarias que amenazaban entonces el orden mundial
capitalista, dos décadas antes del desmoronamiento de la URSS y de la caída del Muro
de Berlín. El narcotráfico es también un subproducto de la Guerra Fría cuyo desarrollo
comenzó a invadir todo el mundo como método de combate al comunismo. Que
después las guerrillas colombianas hayan puesto eso a favor de la financiación de su
guerra revolucionaria es la tragedia mayor que subsiste en Colombia y que se deriva
del Frankestein de las drogas salido del laboratorios de quién sabe qué mentalidades
obsesionadas por curar males con remedios que terminan siendo peores que la misma
enfermedad que pretendían morigerar.
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Yo fui el primero en pensar y lo sigo pensando entre las fuerzas de autodefensas que el
proceso que ideé, jaloné y concreté con riesgo de mi vida debía servir para dar inicio no
solo al proceso de paz con las autodefensas sino proseguir con procesos de paz con
las guerrillas y el desmonte total de las narco economías, porque mientras ellas
subsistan no habrá Estado capaz de escapar de sus tentáculos y redes de corrupción y
crimen. Siempre visualicé que el primer paso de legitimación del Estado debía ser el
del desmonte del paramilitarismo de Estado, que ello debía abrir las puertas para los
pasos siguientes. Por eso había que quitar primero los estados de facto que
constituíamos los paramilitares civiles reclutados por el Estado y el Establecimiento, lo
que algunos llaman los contratistas del Estado para la guerra antisubversiva, para lo
cual quienes nos metieron en esta guerra pretendieron salvar su responsabilidad y
asegurar el buen resultado de formar ejércitos antisubversivos poderosos diciéndonos
que allí estaban disponibles los cultivos ilícitos que les quitáramos a las guerrillas y a
los mismos narcos para reinvertir esos fondos en la compra de armas y toda la logística
que supone equilibrar la balanza de la guerra que el Estado iba perdiendo con las
guerrillas. Por eso, mejor que nadie conocíamos los ex comandantes de las
autodefensas que no tendría éxito nuestra desmovilización si no se producía ipso facto
la reinstitucionalización del Estado en esas zonas de influencia de las autodefensas y
simultáneamente no se incluía a los desmovilizados como mano de obra directa en la
sustitución de cultivos ilícitos como la única forma disponible inmediata de que al
quitarse la fuente de financiación la perturbación paramilitar a la democracia no se
reprodujera perpetuando el viejo conflicto irresuelto con nuevas tragedias para nuestro
país. Me sigo preguntando cómo pudo haber sucedido que la mesa de Ralito no diera
los frutos que soñaba entonces y sigo soñando hoy porque es mi compromiso asumido,
decidido y determinado de que lo iniciado y hoy trunco debe ser reiniciado de inmediato
porque darle largas al asunto no podrá ser entendido por el mundo sino como
complicidad con el crimen, o debilidad insalvable ante su poder destructor y corruptor.
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Por favor señor Presidente ayude a combatir los males que aquejan a la nación y abra
las puertas a una paz verdadera, la reconciliación y la inclusión política. Al
complementar la ley, esa justicia puede ser más benevolente durante un periodo de
tiempo determinado para aquellos que están inmersos en los punibles de concierto
para delinquir por haber participado en el conflicto, y a cambio de contar las verdades
sean beneficiados continuando en libertad, sin perder sus derechos civiles y políticos,
ni ser proscritos socialmente, ni tener que reparar con sus bienes lícitos, y además
adquirir el compromiso de servir como testigos en los procesos que se deriven de sus
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versiones. Esa justicia también puede ser más benevolente durante otro período de
tiempo determinado menor que el anterior, para aquellos que estén inmersos en los
punibles considerados como delitos de lesa humanidad por haber participado en el
conflicto, para que puedan ser juzgados y condenados dentro de la ley de Justicia y
Paz, debiendo reparar con sus bienes lícitos e ilícitos, sin perder sus derechos civiles,
ni ser proscritos socialmente; perdiendo eso sí, los derechos políticos por un tiempo
determinado y adquiriendo el compromiso de servir como testigos en los procesos que
se deriven de sus versiones.
Que esto abarque también por única vez y por un plazo determinado a aquellos
militares, políticos, civiles, o miembros de los diferentes grupos que se vincularon por
una u otra razón al conflicto o lo han padecido y quieran ayudar participando con
información permanente, especialmente aquellos que conocen de primera mano cómo
funciona la ilegalidad, el bajo mundo, la delincuencia, las falencias, y debilidades del
Estado y todo tipo de acciones ilegales o de corrupción que se presente en las regiones
donde cada uno de ellos vive o vivía. Sería conveniente desarrollar una estrategia para
recibir la información, que permita recepcionarla, analizarla, valorarla y unificarla a
través de un organismo que la articule, combine y controle a todas las instituciones
militares, de inteligencia, con las judiciales, y de control y que además controle y
asigne quien o quienes van a ejecutar cada acción, haciéndole seguimiento para
controlar que sea verificada en el menor tiempo que se actué con base en ella y lleve
registro de los resultados obtenidos, mejorando y aumentando la comunicación,
operatividad, y eficacia de las diferentes fuerzas e instituciones, ayudando a disminuir
la corrupción al interior de ellas, los pretextos o excusas para no operar, los falsos
positivos, los excesos o inoperancia por acción u omisión; todo esto sumado a la
participación de quienes dan la información, va a ayudarlas a depurar y garantizar el
combate y desmantelamiento de todas las bandas emergentes, guerrillas, nuevas
autodefensas, paramilitarismo, narcotráfico, cultivos ilícitos, delincuencia e inclusive
corrupción a todo nivel. Estas personas que participen con sus testimonios en la
construcción de la verdad histórica o que ayuden a convencer a otros para que se
desmovilicen, participen en los programas de erradicación de cultivos ilícitos,
contribuyan con la aplicación efectiva del D.I.H., renuncien a toda actividad ilícita, (en
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Yo fui extraditado a Estados Unidos por tráfico de drogas, delito que cometí
durante y con ocasión de mi pertenencia al grupo armado donde me desmovilicé.
Me vinculé a este tipo de financiación autorizado por mis comandantes
superiores por múltiples razones, entre las cuales las muy pragmáticas que
mencioné antes en esta misma carta. También, porque en 1997, hace doce años, le
propuse al Gobierno de ese entonces erradicar los cultivos ilícitos en las áreas bajo mi
control y responsabilidad, y desde ese entonces he comprobado – a pesar de haber
insistido tanto a través de los diferentes gobiernos de turno-, que no les interesó aplicar
una política seria que erradique este horrible flagelo y por el contrario se beneficiaron
de él, y como no teníamos recursos para erradicarlos ni manera de sustituirlos para no
convertir esas poblaciones de esos nuevos órdenes sociales establecidos por el
abandono del Estado, en nuestros enemigos, aplicamos una de las estrategias de la
guerra que consiste en quitarle la principal fuente de financiación a la guerrilla –
enemigo al que combatimos- y beneficiarnos de ello y administrarlo, como en la
práctica lo han hecho los gobiernos.
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coca en el 2.007 era de 167.000 ha. El plan Colombia sólo ha controlado la velocidad
de crecimiento de los cultivos y no los ha extinguido. En 2.007 se erradicaron 220.000
ha y sin embargo los cultivos ilícitos se incrementaron en un 27%.
Lideré el proceso de negociación como jefe del estado mayor negociador, fui el
primer comandante relevante en desmovilizarme y lo hice sin las garantías de
ninguna ley de justicia transicional. Jamás utilicé las armas para presionar en la
Mesa de Ralito una ley que fuera favorable a las autodefensas, ni utilizamos el
terrorismo, el secuestro ni el chantaje para obtener nada bajo presión en la Mesa.
Solo pedía y sigo pidiendo que se nos reconozca nuestros derechos humanos al
ciento por ciento incluyendo entre ellos los derechos políticos, incluso con
limitaciones temporales o de ámbito de ejercicio, y también pido lo mismo para
quienes fueron mis enemigos en la guerra, para los cuales no guardo en absoluto
rencor y a quienes les deseo de corazón que muy pronto sientan que el Estado,
la sociedad y el mundo les proveen de suficientes garantías para iniciar cuanto
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antes el verdadero principio del final de la guerra que no será por la fuerza de las
armas ni mucho menos por el exterminio del bando contrario, sino a través del
diálogo y la solución política en el marco de la justicia transicional, con
participación activa de los desmovilizados en el proceso de reinstitucionalización
del Estado y la erradicación de cultivos ilícitos, entre otros servicios sociales a
las comunidades.
Convencí a mis compañeros y hasta los obligué con mi ejemplo al no dejarles otra
alternativa que hacer lo mismo, creé y lideré con la oficina del Alto Comisionado
proyectos productivos reales y sostenibles, lideré y participé directamente en los
programas de erradicación de los cultivos ilícitos conjuntamente con el gobierno, he
sido y sigo siendo ejemplo de PAZ, de cumplimiento, de compromiso, de honestidad,
me recluí voluntariamente a la cárcel, estoy reparando y lo sigo haciendo a pesar de
todas las trabas que me han puesto, asumí mis responsabilidades sin tapujos ni
mentiras, he pedido perdón por mis errores y no me cansaré de hacerlo, no he llevado
una vida oculta o paralela, he convencido a quienes fueron mis hombres para que
cuenten todas las verdades, fui el primero en someterme a la ley de justicia y paz y he
querido avanzar mucho más rápido de lo que me han permitido, he caminado con
responsabilidad, sin dilaciones y de cara al país y al mundo, aquí y allá, he apoyado a
la justicia de otros países.
Permítame por favor seguir adelante con mi determinación de ser hombre de paz
y reconciliación, con mi testimonio de desmovilizado liberado por la gracia de
Dios de cualquier resentimiento producto de la guerra donde tomé partido,
cuando el mismo Estado me reclutó, por lo que consideré una causa justa y
necesaria para que Colombia fuese un país libre y democrático, amigo y
propulsor en el mundo de paz y progreso social, paz y progreso que deben
comenzar por la propia casa de todos los hombres y mujeres de buena voluntad
que quiero sea nuestra Patria.
El Estado que cabe refundar, no lo sueño ni lo soñaba entonces sino como un Estado
que no fuese cautivo del crimen ni de la corrupción, y que alentara y promoviera la
solidaridad entre los que más tienen y los que menos tienen, para que la justicia social
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no tuviera que ser impuesta desde un Estado totalitario, ni fascista ni comunista, sino
enteramente democrático desde el Caribe al Amazonas, desde el Pacífico a los Llanos.
Permítame ayudarle en todos los frentes de los que le he hablado aquí y ayudar a
Colombia, permítame seguir siendo constructor de paz y convertirme en “GESTOR Y
CONSTRUCTOR de PAZ y RECONCILIACION”. Las víctimas, el país, Estados Unidos
y el mundo lo entenderán. Porque no se trata solo de reparar por parte de todos los
victimarios a todas las víctimas sino de evitar, a través de soluciones políticas y
humanitarias que sigan produciéndose víctimas.
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Una última cosa, que humanamente me siento en conciencia obligado a decirle, como
ser humano que ha sido extraditado por una decisión suya: Entiendo ahora más que
hace unos meses las causas por las que me extraditó, y en lo más profundo de mi
corazón se las agradezco, porque si me hubiese dejado en Colombia en las
condiciones que me encontraba y en las que aún se encuentra mi familia, nos habrían
asesinado a todos. Sepa también que no puedo seguir respondiendo por las acciones y
responsabilidades de los demás, yo puedo responder por mis acciones y por todas las
de quienes fueron mis hombres en el pasado hasta el día de su desmovilización, y no
por lo que haya sucedido después.
Con el respeto que me merece Usted como el democrático y digno Presidente de todos
los colombianos, hasta siempre.
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