Prdlogo
La salud es uno de los bienes més preciados de la sociedad. No en
vano la sabiduria popular lo ubica, al lado de otros dos (dinero y amor),
como uno de los pilares de la calidad de vida, pues, segtin el famoso
vals de Roberto Sciamarella, con estas tres cosas “uno vive libre de
preocupacion”. Y tan imporiante es la salud que al momento de perderla
hacemos hasta lo imposible por recuperaria, pues, como también lo dice
la sabiduria popular, “la salud no tiene precio”. De ahi que los servicios
de recuperacién de la salud sean un componente tan importante del
imaginario colectivo, y se tenga por consenso general la idea de que no
estan condicionados a la capacidad de pago del individuo
En reilejo de este valor socialmente acepiado, la Constitucion colom-
biana reconoce la atencién en salud como un derecho prestacional, sujeto
ala disponibilidad de los recursos, y en algunos casos como un derecho
fundamental, independiente de dicha disponibilidad. Esta diferencia, en
nada tivial, genera una gran expectativa entre los miembros de la socie-
dad: que el Estado brindara atencion sin restricciones para satisfacer las,
necesidades en materia de salud en el ambito individual, y especialmente
aquellas relacionadas con la recuperacin de la salud perdida por enfer-
medad o trauma
Pese a lo deseable que pueda ser acceder a los servicios de salud sin
restticci6n alguna, particularmente en situaciones limitrofes de vida o muer-
te, hay una realidad inescapable que toda sociedad enfrenta a la hora de
hacer realidad este deseo: los recursos con que cuenta no son infinitos.
Esto implica, ni més ni menos, que tendra que haber racionamiento y que
algunos quedaran por fuera 0 no recibiran todo lo que esperan.
EI dilema ético de fondo que plantea esta realidad, de la que nadie
quiere oir hablar, ce puede resumir en dos lineas: primero, quién, cuando
yen qué condiciones quedara por fuera en el proceso de racionamiento; y
segundo, qué actor esta revestido de la legitimidad necesaria para tomar es-
tas decisiones tragicas. La pregunta no es, pues, si hay que racionar 0 no,
sino como. Pero por tragicas que sean estas decisiones, es preferible paraRamén Abel Castafio Yepes
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una sociedad enfrentarlas con transparencia que ignorarlas creyendo que
todo esta resuelto. Cuando esto ultimo ocurre, los que tipicamente quedan
por fuera son los mas vulnerables, los que tienen menos herramientas para
defender sus derechos, los menos visibles, y los mas pobres.
En medio de semejante problema ético, aparece una disciplina del
conocimiento que aporta herramientas analiticas robustas para proponer
soluciones de politica: la economia de la salud. Derivada del tronco comun
de la economia, esta rama del conocimiento ofrece al sector de la salud
abordajes alternatives a los que han predominado durante décadas. Pero
quiza el aporte mas significativo al anilisis sea el reconocer como punto
de partida la realidad de una restriccién presupuestal con la cual se busca
satisfacer el objetivo de maximizar la salud de la sociedad
Puede parecer intrascendente, pero una diferencia clara en el abordaje
econémico del problema de asignacién de los recursos para la salud es
el reconocer que son escasos, lo que obliga a asignarlos de tal manera
que el beneticio marginal del ultimo peso asignado sea igual a su costo
marginal. Y este problema de asignacion es igual, visto desde cualquier
ideologia; quiza la diferencia radica en como cada ideologia concede
mas valor a unos beneficios que a otros. Pero en ultima instancia toda
sociedad, en el amplio espectro que va desde aquellas visiones en las que
predomina el mercado hasta aquellas en las que el Estado centraliza la
asignacion de recursos, termina por abordar este problema con las herra-
mientas de la economia
El trabajo que nos presentan Jairo Humberto Restrepo y su equipo es
un paso en el sentido correcto por cuanto contribuye a que el puiblico
general no economista se aproxime a la logica economica de la asignacion
de recursos escasos. La forma sencilla como este libro explica conceptos
complejos contribuye a que muchas personas de otras disciplinas aclaren
las falsas percepciones que repetidamente se le atribuyen a la economia
Al menos tres de estas ideas erréneas merecen especial atenci6n:
La primera es que la economia s6lo busca el lucro. A lo largo de todo
al libro es claro para el lector que el fin de esta disciplina es la asignacion
de los recursos de tal manera que se cumpla lo mejor posible con el obje-
tivo de un sistema de salud. Cuando se habla de externalidades y bienes
puiblicos, de equidad en el acceso y en el estado de salud, e incluso del fin
de lucro de las empresas que participan en este mercado, claramente lo
que se plantea en el libro es como cada uno de estos temas coniribuye aProiogo
hacer més eficiente la asignacion de los recursos disponibles, entendiendo
esto como la posibilidad de que con dichos recursos se logre de la mejor
manera posible el objetivo del sistema de salud.
La segunda percepci6n errada que el libro contribuye a desmitificar es
el falso dilema entre mercado y Estado, al mostrar con claridad que dicho
dilema no se resuelve en uno de los dos extremos: mercado o Estado, sino
con una combinacién de ambos. De hecho, se plantean situaciones en las
que claramente hay un rol para el Estado y otras en las que el mercado
contribuye de mejor manera a maximizar el objetivo del sistema. Este tra-
bajo ciertamente hace aportes para caracterizar mejor esa zona gris en la
que se entiecruzan ambos entes, y asf permite avanzar en una definicion
mas clara sobre qué tanto de mercado es posible y qué tanto de Estado
es necesario.
La tercera percepcin ha sido una barrera persistente en el didlogo entre
economistas y no economistas sobre las politicas en salud: como la salud
y la vida no tienen precio, entonces la economia no tiene nada que hacer
en este campo. Y es en este punto en el que argumento medular del libro
contribuye de manera muy bien sustentada a aclarar esta concepcién,
pues aunque aquello sea cierto, la sociedad sf enfrenta una restriccion
presupuestal para satisfacer ese deseo, de tal manera que el “precio”
que se paga por la salud y la vida no es otra cosa que el costo de opor-
tunidad de asignar los recursos en una alternativa y no en otra. Mas aun,
en la medida en que los costos de lo que la medicina puede hacer por
los pacientes crecen mucho mas rapido que los recursos con los que la
sociedad puede pagar por tales servicios, se hard cada vez mas necesaria
la economia de la salud (Fuchs, 2000)
Ya en lo concerniente a asuntos mas cotidianos del sistema de salud
colambiano, el libro hace una gran contribucion al llevar a cabo un anali-
sis exhaustivo de los trabajos de investigaci6n que se han publicado sobre
la reforma en Colombia y sobre otros aspectos, predominantemente en la
disciplina de la economfa de la salud. Aunque reconocen los autores que
buena parte de los trabajos se han hecho a modo de consultoria y no son
de dominio paiiblico, es destacable el numero de publicaciones y trabajos
de grado que se ocupan de estos temas, y su franco crecimiento en afios,
recientes. Esto le da a la comunidad académica una clara sefial de que el
tema atrae cada vez mas investigadores calificados y que se aumenta la
probabilidad de que se generen contribuciones trascendentales a la solu-
cién de los problemas del sector.