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SALIR AL ÁGORA EN EL SIGLO XXI.

Filosofía en el café, la red y la FM.

Me gustaría empezar sugiriéndoles que visualicen a Sócrates, con su manto de


filósofo, y con los pies descalzos, caminando hacia el centro de la ciudad,
saludando a muchos y entablando conversación con algunos, que le empiezan
a acompañar. Es un breve y agradable paseo.

Pero 2500 años después ¿cómo recorrer ese camino?. A primera vista parece
que se ha hecho mucho más largo y tortuoso para los filósofos.

El abundante uso de la metáfora de “la salida al ágora” en el ámbito de la


Filosofía Práctica o Aplicada es uno de los detalles que revelan su inspiración
socrática.

Como el propio Sócrates haría, me gustaría comenzar con algunas preguntas


más:
 ¿en la actualidad la abrumadora oferta de diversión de los mass media
no nos distrae de actividades como la filosofía?,
 o, por el contrario, ¿podemos los filósofos aprovechar esas mismas
herramientas para “llegar al ágora”?,
 ¿es posible despertar el interés de la gente de nuestros barios y
ciudades?,
 ¿es fácil encontrar allí una buena acogida?.

Propongo que sí es posible dar un primer paso fuera, a la plaza pública, a la


audiencia tanto local como masiva y virtual, y fácil encontrar allí el interés
tanto de los medios como del público final. Los prejuicios que pueda tener ese
público respecto a la Filosofía caen en cuanto se le muestra que, en el contexto
actual de desorientación vital, es en ella donde pueden encontrar el elemento
clave para dotar de sentido a la vida propia, y podemos mostrárselo abriendo
nuestra actividad a la calle, tanto literalmente como haciendo uso de los
medios y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs)
características de nuestra época.

Ilustraré esa propuesta con una experiencia en marcha actualmente, en


la que estoy llevando la filosofía a un café, a la red y a la FM. Segura, y
afortunadamente, otras muchas experiencias similares se están consolidando
en nuestro país, lo que no hace sino confirmar mi propuesta. Ésta es una más
de esas experiencias, con inicio en el nivel local de la gente de la calle y el
potencialmente universal de internet, y cuya buena aceptación ha propiciado
su llegada a la audiencia de los medios masivos.

En los siguientes minutos:

1. Primero compartiré la metodología de inicio del café filosófico, y la


evolución de su pauta de desarrollo.
2. Continuaré con el resultado de volcar esa actividad en vivo a la red.
3. Y finalizaré con el eco en los medios masivos y la ampliación a una gran
audiencia que ha tenido hasta hoy esta iniciativa, en prensa escrita,
televisión y radio.
Ese esquema se ajusta aproximadamente a la cronología de esta práctica, que
inicié hace dos años con el establecimiento del primer café filosófico en la
ciudad de Valladolid y la creación de su blog correspondiente en internet y
culmina con la colaboración con la cadena Cope de Cataluña con una sección
filosófica quincenal.

EL CAFÉ FILOSÓFICO. Primer paso hacia el ágora.

El enfoque que doy al café filosófico que organizo es el de un ejercicio activo de


filosofía, en el que los participantes son quienes desarrollan la investigación, en
grupo, dirigiéndola a aclarar las cuestiones que más les interesen respecto a un
concepto elegido previamente por ellos mismos, y usando como herramienta
fundamental una definición precisada por el propio grupo sobre la base de sus
experiencias personales. El objetivo es la contemplación y explicitación de las
creencias propias y la incorporación de las ajenas a una visión más global del
tema tratado, lo que conlleva una mayor autoconsciencia y la posibilidad bien
de variar, o bien de consolidar, las bases filosóficas personales al respecto, de
forma más consciente y activa y, por ello, más responsable y adecuada a las
propias circunstancias.

Aunque planteado inicialmente como una actividad lúdica y gratificante, no


sólo viene cumpliendo con esa función, sino que ha servido de base al
desarrollo divulgativo del resto de la experiencia. Esta actividad anula los
recelos y prejuicios del gran público y ofrece amplísimas posibilidades para
hacer accesible la actividad filosófica a todos los niveles de formación, y a la
vez, al dar pie a apariciones en los medios tradicionales y en internet,
constituye el primer paso de la salida al ágora actual al que aludía en el título.

CÓMO INICIAR LA ACTIVIDAD DEL CAFÉ FILOSÓFICO.

En marzo de 2009, para dar comienzo a esta actividad, empecé por seleccionar
un establecimiento que fuera sobradamente conocido y céntrico. El café-bar
Penicilino, junto a la catedral, es quizá el establecimiento con más tradición de
la ciudad. Actualmente está regentado por una cooperativa de socios muy
interesados en incluir una oferta cultural en el local, por lo que no hubo
problema en reservar un espacio adecuado para nuestras reuniones. Los
asistentes sólo pagan sus propias consumiciones, no hay ningún otro
intercambio de dinero.
Establecí una periodicidad mensual, con citas el primer domingo de cada mes a
las 5 de la tarde, de forma que deja de ser imprescindible avisar a los
interesados de los horarios y fechas de cada cita.
Para la primera sesión, convoqué a un grupo pequeño y ya informado, quienes
podían invitar a su vez a otros interesados, informándoles previamente. De esa
forma garantizamos la asistencia a esa primera sesión, facilitando, además,
todo lo posible su desarrollo de forma más controlada, y dando seguridad y
confianza al organizador y a esos primeros asistentes.
La difusión necesaria para ampliar el público en sesiones posteriores la
conseguimos gracias a la idea de informar al diario con mayor tirada de la
ciudad, El Norte de Castilla, y al amplio reportaje que finalmente publicó sobre
esta primera sesión, como detallaré más adelante.
PAUTA DEL CAFÉ FILOSÓFICO

Desde esta primera sesión, he seguido la siguiente pauta, dividida en cuatro


fases: Presentación, ejemplos, definición y coloquio.

PRIMERA FASE: Presentación, sobre 20 minutos.

Al sumarse nuevos participantes en cada sesión, se hace necesario comenzar


con un brevísimo apunte sobre qué es y cómo funciona un café filosófico en
general, y éste en concreto, algo, a su vez, conveniente para recalcar esas
bases en los asistentes más veteranos.
En esa introducción expongo la actividad como una investigación en grupo, en
la que se suman puntos de vista para ver más ampliamente el concepto a
estudiar, gracias a la aportación de los demás, con lo que se establece una
relación de reconocimiento mutuo, sustituyendo el hábito de competir y
defender las convicciones propias, ya que no son atacadas, sino incorporadas
al panorama colectivo, desde el que se propician los siguientes pasos, hacia la
mayor profundización. Toda aportación enriquece al grupo y a cada uno de los
participantes, tanto si coincide con la postura propia como si descubre una
nueva posibilidad de planteamiento.
Para finalizar esta fase inicial, recuerdo la norma de pedir la palabra y la de
presentarse la primera vez que se tome.
Introducción histórica

En las últimas sesiones he ido incorporando una breve epítome de cómo se ha


tratado el tema a lo largo de la historia de la filosofía, de forma muy sumaria,
con el objetivo de que sean los propios asistentes quienes desarrollen la
investigación sin verse limitados a cuestiones ya trabajadas por otros. Pretendo
que el ejercicio sea activo y no de mero recuerdo pasivo de lo ya escrito. Por
ello, es durante la última fase, la de coloquio, cuando introduzco en la
conversación citas contextualizadas y argumentos de los grandes sabios de la
historia, pero sólo en los momentos en los que la investigación del grupo haya
llegado a un punto que pueda ser aclarado por esa aportación de fuentes
autorizadas que, en cualquier caso, no expongo para ser aceptada
dogmáticamente, sino incorporada al panorama en construcción, con la misma
dosis de valoración crítica y respeto que las aportaciones de los presentes.

SEGUNDA FASE: Ejemplos, entre 15 y 20 minutos.

Iniciamos las intervenciones con una ronda de ejemplos concretos, con varios
objetivos:

1. hacer patente que la investigación sobre un término abstracto parte de


cuestiones concretas que se nos plantean en la vida cotidiana, y a las
que podemos volver con una mayor claridad y consciencia tras el trabajo
en el nivel general.
2. facilitar una primera intervención asequible a todos, incluso a los
participantes más intimidados. Una vez expuesta una anécdota personal
la inmersión en la dinámica ya está dada. El posible uso del ejemplo
expuesto por parte del grupo terminará de reforzar la sensación de
valoración de las aportaciones propias, y motivará a compartirlas.
3. aportar materiales para ilustrar y aclarar las tesis más abstractas y
oscuras que puedan surgir más adelante.
4. Y aportar una visión de qué entiende el grupo exactamente por el
término a analizar, base para la siguiente fase, dedicada a precisar la
definición.

TERCERA FASE: Definición, con una duración variable, desde


un par de minutos hasta el resto de la sesión.

La definición del término a investigar será la principal herramienta conceptual


para la investigación. Conseguir que sea precisa y sin ambigüedades es
imprescindible para que el trabajo posterior sea verdaderamente filosófico,
para conseguir que todos los participantes usen el término exactamente en el
mismo sentido, y para evitar, de esa forma, malentendidos de base. Su
aplicación a las cuestiones que surjan puede aclararlas o, cuando menos,
facilitar su manejo en la argumentación.

En las primeras sesiones del café filosófico la definición era elaborada


inductivamente por el grupo sobre la base de los ejemplos expuestos,
buscando abstraer lo común que hubiera en todos ellos.

Más adelante, para avanzar en esa fase de averiguar el significado exacto que
le dan al término los ciudadanos de a pie, comenzamos a aprovechar el trabajo
de sondeo permanente que realiza la Real Academia, partiendo de la base de
sus definiciones, para pasar a matizarlas si es necesario.

En cualquier caso, a continuación comprobamos entre todos si los ejemplos


establecidos en la primera fase se ven englobados en la definición propuesta y,
si no es así, en qué puntos. Si finalmente se comprueba que falta
concordancia, decidimos si lo inadecuado es el ejemplo, en cuyo caso lo
excluimos, o la propia definición. En este último caso, finalizamos esta fase
modificándola en el punto débil que el ejemplo haya delatado.

FASE 4: Coloquio

Partimos de las dudas que hayan surgido durante las fases anteriores. Es ahora
cuando se puede exponer cualquier cuestión relacionada con lo mencionado en
la introducción histórica, los ejemplos y la definición.
A partir de esas cuestiones se inicia el desarrollo en grupo.
Espontáneamente suele surgir un proceso de apertura y diversificación al inicio
de esta fase, en la que las cuestiones aparentemente se multiplican, abriendo
cada vez más un abanico de hilos divergentes. Llega después un momento en
el que se comienza a profundizar en algunos de ellos. Por último se suele dar
una fase en la que se va comprobando que las propuestas surgidas de unos
hilos son adecuadas para aplicar en otros, en un movimiento de convergencia
que finalmente desemboca en la consolidación de un pequeño número de
propuestas que parecen condensar los frutos de la conversación, contrastados
por los miembros del grupo.
Ese movimiento pendular, de lo concreto a lo abstracto, de convergencia a
divergencia, y de vuelta en ambos casos, es la clave del proceso del café
filosófico según este planteamiento.

Resumen
Para hacer más patente esta última fase de convergencia, consenso y vuelta a
la vida concreta, recientemente he venido solicitando que se expliciten para
terminar, alguna de las ideas, citas surgidas, o propuestas que a juicio de los
presentes resuman lo hablado durante la tarde o se valoren como la principal
aportación recibida. Esto sirve como evaluación y retroalimentación, como
elemento que deja patente para todos el fruto del trabajo realizado, y como
bonito broche final.

Elección del tema de la siguiente sesión.

Siempre cerramos esta última fase eligiendo el próximo concepto a estudiar.


Son los participantes quienes sugieren los temas que más les interese tratar y
quienes votan, a todos los que sean de su agrado en un primer turno, y si se da
algún empate, sólo a su preferido en una segunda vuelta.
Dentro del concepto elegido, ya en la siguiente sesión, la pregunta o preguntas
sobre las que avanzaremos serán las que más interesen a quienes participen
en ella, gracias a la amplitud y flexibilidad que ofrece elegir un término general
como base y no una pregunta concreta.
Garantizamos así que los temas y las cuestiones tratados son los que más
interesan al grupo.

Para terminar el análisis de esta actividad, comentaré que la media de


asistencia está cerca de las 20 personas, un número muy adecuado a la
dinámica establecida. En total han asistido más de cien en una u otra ocasión.
El contacto con todas ellas se lleva a cabo mediante las suscripciones por
correo electrónico al blog del café filosófico (titulado Penicilina Filosófica y
alojado gratuitamente en blogger).

Pasamos ahora a analizar el siguiente paso hacia el ágora, EL BLOG.

Efectivamente, en el primer momento, el blog supuso una herramienta


gratuita, rápida y eficiente para mantener el contacto con los asistentes al café
filosófico y proveerles de información puntual. Más allá de eso, los resúmenes
extensos de las sesiones que incluyo ofrecen, a cualquier cibernauta interesado
en el funcionamiento de un café filosófico, la oportunidad de conocer estos
ejemplos concretos de su mecánica, que muestran la naturalidad y facilidad
con la que se puede filosofar en grupo con el apoyo de un filósofo y las fértiles
ideas que se terminan planteando y desarrollando.

Además, hace que la iniciativa llegue a una audiencia potencialmente global, lo


que abre puertas, quizá en un primer momento insospechadas, y que en este
caso facilitó el acceso al público masivo de la FM.

Veamos ahora ese acceso a LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, el


siguiente paso hacia el ágora, comenzando por esa

SECCIÓN FILOSÓFICA EN LA RADIO.

A través de los resúmenes del blog antes citados, no sólo conocieron y


apreciaron la actividad potenciales asistentes en la ciudad, sino navegantes
interesados en la filosofía de todo el mundo. Entre ellos, los responsables del
programa matinal de fin de semana “L´Alternativa” de COPE Cataluña.
Valorando la dinámica accesible de nuestra práctica filosófica, consideraron
ampliar a su público esa aplicación de la filosofía a temas actuales y cotidianos,
ofreciéndonos la posibilidad de colaborar mediante “El pensódromo”, un
espacio quincenal dedicado a la filosofía.

En la primera temporada (2009-2010) la estructura de la sección fue análoga


a la del café filosófico, pero a menor escala, con sólo dos asistentes invitados
de entre los habituales del café filosófico, además de la presentadora del
programa y el filósofo organizador.

En total colaboraron 19 de los asistentes a los cafés del Penicilino, que


aportaron la misma frescura y diversidad que caracterizan las sesiones en el
bar.

Algunos de los temas tratados fueron la moral, el arte, la muerte, el Estado, la


culpa, la tradición, la soledad o la ilusión.

En la segunda temporada (2010-2011), pasamos a que sólo el filósofo, a


partir de una noticia actual, abstrae alguno de los conceptos filosóficos
involucrados, y señala algunas nociones de cómo se han tratado en la Historia
de la Filosofía y cómo aplicarlas.

En esta temporada, algunos temas tratados han sido: El bien común, la


maldad, la fama, o el insulto.

Desde hace unos meses y como ampliación de estas entrevistas, vengo


publicando en el blog pequeños artículos que completan lo emitido, y que
están teniendo buena acogida en la blogosfera.

Pasando a la PRENSA ESCRITA.

Como ya he adelantado, la publicación de un extenso reportaje sobre la


primera sesión del café filosófico en el diario con mayor tirada de la comunidad
autónoma facilitó la necesaria difusión para el arranque de la actividad y
mostró que los grandes medios sí pueden interesarse y colaborar con la
divulgación de este tipo de actividades.

Con motivo del segundo aniversario, el pasado mes de marzo el mismo diario
abrió otro amplio reportaje sobre tertulias en la ciudad con la nuestra como
ejemplo y eje de las dos páginas dedicadas al tema.

Y, por último, LA TELEVISIÓN.


Ya en nuestro primer año, la televisión autonómica incluyó una entrevista en
estudio con dos asistentes y el organizador del café filosófico, con lo que la
difusión y la asistencia dieron un paso más allá.

También con ocasión del segundo aniversario, incluyeron una noticia en los
informativos.
Si conseguimos que los ciudadanos se acostumbren a recibir en el café de su
barrio o ciudad, en los medios y en internet una imagen de la filosofía como
algo que pueden poner en práctica en su propia vida, habremos conseguido
por fin ese acceso al ágora por el que preguntaba al principio.

En conclusión,
“salir al ágora” es posible, factible y para ello es conveniente aprovechar sin
ningún recelo los cauces donde actualmente se socializa y comunica aquel
público al que pretendemos acceder, ya sea el bar, internet o la FM, medios
hasta hora atípicos para la Filosofía, pero que suponen la versión actual de ese
paseo que Sócrates daba hasta el centro de Atenas.

Muchas gracias por la atención.

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