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El objetivo del proyecto es informar a la población de la

situación en la que se encuentra la población saharaui tras


una ocupación que dura ya mas de 30 años, consiguiendo
de esta manera la sensibilización de la ciudadanía y la
movilización social.

El proyecto consta de las siguientes partes:


1. EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA.
2. ACTIVIDADES EN TORNO A LA EXPOSICIÓN:
• Talleres de fotografía humanitaria.
• Mesas redondas.
• Visitas guiadas.
• Actividades de sensibilización con colegios.
EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA

CONCEPTO
No es posible fotografiar la tierra de los saharauis, porque son un pueblo sin tierra.
Las fotografías recogen testimonios con retratos en la oscuridad, en los que la única
luz posible es la que tiene la persona en la foto. HAY QUE DAR LUZ A LA TIERRA
SAHARUI, HAY QUE ENCENDER LA LUZ Y NO DEJAR QUE SIGAN VIVIENDO EN
LA OSCURIDAD.

EJECUCIONALMENTE
La exposición se compone por una serie de fotografías tomadas en tres lugares
distintos: Campo de refugiados Tindouf, Territorios Liberados y Territorios Ocupados.
Todas las fotos se hacen siguiendo el mismo concepto de oscuridad. Para poder ver
las fotografías, el visitante tendrá que iluminarla. Con ello pretendemos la
participación ACTIVA de la población visitante de la exposición. Si no le dan luz ( a
través de una linterna), pueden leer los testimonios que se encuentran en una
estructura con luz pero no podrán ver las fotos de las que hablan. No podemos dejar
caer en el olvido al pueblo saharaui.
La exposición se desarrolla en una sala poco iluminada, solamente las cajas de luz
con los textos darán algo de luz al espacio.

OBJETIVO
Hacer pensar al visitante mas allá de estar visitando una simple exposición de fotos.
Darse cuenta de lo que es vivir “de noche”, no tener luz, no tener expectativas.
COMPONENTES DE LA EXPOSICIÓN

- 22 fotografías tamaño 120x80 impresas papel fotográfico sobre forex


3mm y barras metálicas traseras.
- 22 estructuras luminosas para cartelas textos.
- 2 paneles 90x60 contando la historia del conflicto impresos papel
fotográfico sobre forex 3mm y barras metálicas traseras. (otros 2 en
gallego)
- 1 panel 90x60 contando qué hace MDM en Sahara impreso papel
fotográfico sobre forex 3mm y barras metálicas traseras. (otro en gallego)
- 3 carteles 50x100 entrada exposición impresos papel fotográfico sobre
forex 3mm y barras metálicas traseras.
- 1 cartel 50x100 biografía Andrew McConnell impreso papel fotográfico
sobre forex 3mm y barras metálicas traseras. (otro en gallego)
- 2 roll ups 100x200.
- Linternas para el recorrido de la exposición.
- Objetos traídos de Sahara:
- 1 Dra’a (traje tradicional hombre)
- 1 turbante verde.
- 2 Malhfa (traje tradicional mujer)
- 1 bandeja.
- 1 tetera
- 5 vasos cristal
- 2 pipas y 2 fundas.
- 4 expositores metacrilato.
COMPONENTES DE LA EXPOSICIÓN

-2 mesas lack
-Alargadores.
-Caja para las linternas.
-Cartel para la caja de las linternas.
-Libro de visitas.
-6 focos orientables con pinza.
-2 focos orientables con pie.
-Destornilladores.
-Bolígrafos.
-Folletos Sahara captación.
-44 ganchos metálicos para colgar las fotografías.
MODULOS ILUMINADOS
DISEÑO EXPOSICIÓN
DISEÑO EXPOSICIÓN
FOTOGRAFÍAS DE LA EXPOSICIÓN
Minatu Lanabas Suidat
25 años
Periodista
Tifariti, en el Sahara Occidental controlado por el Polisario.

Nací en el campamento de refugiados de El Aaiún. Cuando era pequeña pensaba que era el mejor
lugar del mundo porque no conocía nada más allá de los campamentos. Con diez años fui a España
con el programa Vacaciones en Paz y fue entonces cuando empecé a darme cuenta de que éramos
refugiados.

Cuando tenía doce años fui a estudiar a Argelia y pasé once años allí. Volví a los campamentos
hace un año y he trabajado como periodista desde diciembre de 2008. He aprendido mucho acerca
de la situación en la que vive nuestro pueblo. Ahora tengo la oportunidad de luchar por nuestra tierra
escribiendo sobre nuestras circunstancias.

Creo que el mundo ha traicionado al Frente Polisario. El Frente Polisario quería el fin del conflicto y
tenía fe en el proceso. Dieron mucho para tener una oportunidad de crear las condiciones para la
paz, pero el mundo no se dio cuenta de ello. El pueblo saharaui está dispuesto a sacrificarse por la
independencia. El alto el fuego permitió que el Frente Polisario tuviera la oportunidad de organizar
los campos lo que ha permitido que la población haya estudiado y entienda en qué consiste la
democracia. Lo peor es que todavía estamos aquí, sin tierra, y confiando en la ayuda internacional.
Solo espero que los saharauis tengan la oportunidad de un referéndum para decidir su futuro y
espero que esta oportunidad llegue a través de la paz.
Lahbieb Embarek Ahmed
47 años
Camellero
En el desierto, cerca de los campamentos de refugiados saharauis, Argelia.

Nací en Farsia, en 1962. De lo único que sé es de camellos. Siempre he vivido junto a ellos. Empecé
a cuidarlos cuando era muy pequeño. Me gusta cuidar de ellos. Los camellos tienen múltiples
utilidades, no sólo para beber la leche que dan o comer su carne, también los usamos para preparar
remedios.

Teníamos un centenar de camellos. Es difícil cuidar de ellos. El camello es un buen amigo de los
humanos. Cuando estás solo en el desierto, sin nadie, tienes que aprender a llevarte bien con ellos.

Un camello macho tiene un valor aproximado de 80.000 dinares (700 euros), por una camella se
pagan unos 30 o 40.000 dinares; hay más carne en el macho. Estoy criando a estos camellos para el
Ramadán, los mataremos por el pueblo saharaui, y comeremos y celebraremos el final del
Ramadán. No todo el mundo puede matar a los camellos, pero yo puedo permitírmelo. Mi tierra es
muy bonita, pero soy como los demás, lo que les pase a ellos, me pasará a mi. Estoy con la mayoría,
si eligen ir a la guerra, yo estoy con ellos.
Dada Mohammed Kehel
54 años
Mujer beduina fotografiada en su casa
Tifariti, en el Sáhara Occidental controlado por el Polisario.

Nací en Smara. Recuerdo de entonces los valles y las pequeñas casas. Me encantaban esos valles
alrededor de Smara. Me sentía libre allí, hasta el viento olía a libertad. La invasión de Marruecos nos
cogió por sorpresa. La gente comenzó a huir, algunos a pie y otros montados en camellos, pero
muchos fueron capturados.

Pasé mucho tiempo en los campamentos. Lo odiaba, me sentía como un turista en Argelia. Después
del alto al fuego me trasladé a los territorios liberados. Aquí somos libres y me encanta, pero también
existen dificultades. Hay escasez de agua y no has escuelas. Pero incluso con estas dificultades se
trata de una vida mejor.

Siempre odié perder a nuestros hombres en la guerra, pero era necesario para conseguir la justicia y
la independencia. Así he perdido dos maridos. Si la guerra comenzara de nuevo mis hijos podrían
morir como sus padres porque sienten lo mismo que ellos. No puedo ni hablar acerca de cómo me
sentiría, sería muy difícil (pausa)... pero es la única manera de obtener justicia para la población
saharaui. La guerra debe comenzar de nuevo. He aguantado 35 años y todas las mentiras de las
Naciones Unidas durante el tiempo que se extiende la misión de la MINURSO (Misión de las
Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental)
Djimi Elghalia
48 años
Vicepresidenta de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones Graves de Derechos
Humanos cometidas por el Estado Marroquí (ASVDH)
Cerca de la ciudad de El Aaiún, en el Sahara Occidental controlado por Marruecos.

Nací en Agadir, Marruecos. Mi familia tuve que irse a buscar trabajo a Marruecos. Muchos saharauis
solían quedarse en casa y por este motivo mi abuela fue detenida en 1984. Tenía 60 años. Nunca la
volvimos a ver. En 1986 me trasladé a El Aaiún para trabajar. Al año siguiente fui arrestada junto con
otras 500 personas por tratar de organizar una manifestación a favor de la independencia
coincidiendo con una visita de Naciones Unidas. Me interrogaron y sufrí tortura física y psicológica.
Me pusieron productos químicos en el pelo que me hicieron desmayarme. Recibí descargas
eléctricas en los brazos y la espalda y fui mordida por perros. Después, se reían y me decían que no
había perros y que debía ser fruto de mi imaginación. Es lo mismo que ocurre en Irak, pero aquí no
tenemos la atención de los medios de comunicación para mostrarlo.
Me liberaron en 1991, gracias a la presión de organizaciones internacionales como Amnistía
Internacional. En 2005 creamos la Asociación Saharaui de Victimas de Graves Violaciones de
Derechos Humanos Cometidas por el Estado marroquí (ASVDH). Las autoridades marroquíes
impidieron que la asociación trabajara a pesar de las leyes nos lo permite. Lo hacíamos desde
nuestras casas a través de Internet y solíamos acoger visitantes internacionales. Ahora los
extranjeros no están autorizados a visitarnos.

Tenemos la convicción de que vamos a lograr la independencia porque nuestra causa es justa, pero
depende de la presión internacional. Ésta vendrá de los aliados de Marruecos, como Francia,
Estados Unidos y España. No tenemos ningún contacto directo con el Polisario, pero compartimos
los mismos objetivos. Como defensores de los derechos humanos, queremos una solución pacífica.
Si el Polisario desea volver a la guerra es cosa de ellos, pero como sociedad civil pedimos una
solución no violenta y ésta provendrá de la presión internacional.
Hamdi Jaafar Mohammed
46 años
Soldado del Frente Polisario
Tifariti, en el Sáhara Occidental controlado por el Polisario.

Nací en 1963 en Wagcedhi. Era joven cuando nos invadieron, pero lo recuerdo. Vi como obligaban a
mis vecinos abandonar sus hogares y a mujeres y niños caminando y viajando en camiones.
Marruecos ocupó nuestras ciudades de forma brutal. Yo huí con mis hermanos mientras mi padre
luchaba para proteger a las personas cuando salían del territorio.

A finales de 1981, me uní al Polisario y me convertí en soldado. Estuve luchando hasta el alto al
fuego.

No sabía mucho de las Naciones Unidas y la misión de mantenimiento de paz que se desplegó, pero
estábamos contentos porque habíamos luchado desde 1975 y si había algo que podía ayudarnos a
conseguir la independencia, estábamos preparados para ello. Pero no pasó nada. Sólo algún
intercambio de presos y algunas medidas para fomentar la confianza. Nuestro único objetivo no se
ha conseguido y nuestra paciencia se ha agotado. Todo lo que queremos es un estado libre, sin
interferencias. Queremos ser como Argelia o Mauritania, con instituciones, políticos, con nuestra
propia Constitución, ¿Por qué no? No vamos a aceptar ser controlados por otros, para mí la lucha es
mejor que nada.
Ali Salem Salma
41 años
Estadístico del gobierno saharaui,
Viendo la televisión en casa con su esposa, Nabba, y su hijo de cuatro años, Khadda, en el
campamento de refugiados de Smara, Argelia.

Nací en El Aaiún, en octubre de 1968. En 1975 construimos una casa en Zemla, un barrio de la
ciudad. A finales de ese año Marruecos invadió nuestras ciudades durante la ‘Marcha Verde’ y los
soldados marroquíes nos dijeron que debíamos abandonar nuestro hogar. Civiles marroquíes se
instalaron en nuestras casas. Tardamos seis meses en llegar a los campos de refugiados en Argelia
y todavía seguimos aquí. Conservamos una llave de nuestra casa y tenemos incluso documentos
para demostrar que nos pertenece.

Fui a la universidad en Argelia y me licencié en Estadística. Regresé a los campamentos a trabajar


para el Gobierno saharaui. Ahora puedo enviar a mis hijos a la escuela y quizá a la universidad pero
cuando regresen aquí no tendrán nada porque no hay posibilidad de un trabajo.

Sé que se acordó un alto al fuego y las circunstancias internacionales nos han obligado a respetarlo.
Pero yo creo, y yo no soy el único, que la única manera de obtener nuestra libertad es la guerra.
Creemos que la única organización es el Frente Polisario y respetamos su decisión de negociar,
pero al final nuestra paciencia se está agotando.
Salek Labieb Basher
23 años
Periodista, amigo de Embarek Ahmed
En el desierto, cerca de Tifariti, en el Sáhara Occidental controlado por el Polisario.

Nací en Smara, en el territorio ocupado. Un día escuché en la radio que los soldados marroquíes
habían capturado muchos de nuestros camellos. No les daban agua ni alimentos y cada día, uno de
ellos moría. El camello es muy importante en nuestra cultura y es amigo de los saharauis desde
hace mucho tiempo. Lo hicieron para herir a nuestro pueblo.
Junto a tres amigos, decidimos liberarlos de ese sufrimiento. Estuvimos observando la rutina de los
marroquíes durante una semana y, una noche, saltamos el muro hasta el patio donde los camellos
estaban retenidos.
Queríamos enviar los camellos de vuelta al territorio liberado, y decidimos que debíamos atravesar el
muro e ir a la parte del Polisario. El muro está formado, en realidad, por tres muros. Al ir a superar el
tercero, un soldado marroquí nos descubrió. Empezó a gritar, así que saltamos el muro con alambre
de espino y corrimos sin pensar siquiera en las minas. Teníamos muy poca agua y ni la menor idea
de cómo encontrar al Polisario. Nos encontramos a un beduino que nos acogió en su casa y aceptó
llevarnos hasta el Polisario.
Cuando llegamos a los campamentos todo el mundo conocía la historia y fuimos recibidos como
héroes. En el territorio ocupado todas las noticias hablaban sobre los niños que habían liberado a los
camellos. Finalmente lograron cruzar 60 camellos. Tenía sólo diecisiete años entonces. En
Marruecos fuimos condenados, en ausencia, a diez años de cárcel. Llevo en los campamentos
desde hace seis años. Ahora soy periodista, trabajo y conozco a gente de muchos lugares el mundo.
En mi opinión, la política no nos conducirá a nada, debemos volver a la guerra. No he visto a mi
familia en seis años, esta es la parte más difícil.
Saleh Mohamed Mulud Sidi
35 años
Ingeniero agrónomo.
Jardines de Njeila, cerca de los campamentos de refugiados saharauis, Argelia.

Nací en Smara en 1974. Mi familia llegó aquí en el 1979 huyendo de los marroquíes durante la
batalla de Smara. Aquí la vida es hermosa para mí, pero no fue nuestro deseo vivir en este lugar.
Estamos construyendo nuestro Estado aquí para trasladarlo allí [al Sáhara Occidental].

Njeila es un jardín natural, llamado así en honor a las palmeras que lo pueblan. Cuando llegamos a
este lugar no éramos capaces de reconocer las plantas. Soy el ingeniero agrícola encargado de la
zona. En el jardín cultivamos cebollas, tomates, pepinos, pimientos, dátiles y melones. Distribuimos
la comida a la gente de los campamentos de acuerdo al ciclo natural de las cosechas y tratamos de
obtener dos cosechas al año.

Queremos volver a vivir en nuestra propia tierra y, de hecho, este proyecto es el comienzo de algo
en nuestra propia tierra.

Hace ya mucho tiempo que depositamos nuestras esperanzas en los esfuerzos que realizan las
Naciones Unidas. Nosotros, los saharauis, somos gente pacífica que buscamos vivir en nuestra
propia tierra con libertad y de una manera digna, al igual que otras personas en todo el mundo. Si
Marruecos quiere la paz, estamos preparados. El problema del Sáhara Occidental está ahora en
manos de Naciones Unidas que trata de encontrar una solución pacífica, pero si tenemos que luchar
estamos listos. Queremos nuestro propio país, mediante la guerra o la paz.
Ihaka Sidahmad Embark
34 años
Campamento de refugiados 27 de Febrero, Argelia.

Nací en El Aaiún en 1975. Recuerdo el día en que mi padre salio de casa y dijo que estaría de vuelta
muy pronto y no lo vimos durante diez años. Fue detenido porque solía hablar de la independencia y
era un artista del Polisario.

Yo tocaba en un grupo de música, con canciones que hablaban sobre la causa saharaui y desde que
el Gobierno marroquí supo de nuestras canciones no pudimos volver a tocar ni vivir allí porque nos
hubieran detenido. Dos muchachos del grupo huyeron a las Islas Canarias. Un miembro de mi
familia se ofreció a llevarme hasta el muro. Había dos amigos que iban a cruzar conmigo. Sabíamos
que era como ir hacia el infierno, pero de todas maneras, vivir allí [en El Aaiún] era vivir en el infierno.

Crucé el muro para continuar mi revolución porque allí ya no podía hacer nada. Encontré a ‘mi mitad’
en los campos de refugiados. Mis abuelos y tíos están en los campamentos. Pero ahora mi padre
está allí [en los territorios ocupados]. Si tengo hijos, tendrán a su abuelo en los territorios ocupados y
el círculo volverá a repetirse. Así es la vida saharaui, la mitad aquí y la otra mitad allí.

Sólo pensamos en la independencia, y la única manera de conseguirla es volver a la guerra.


Tenemos el plan de paz de Naciones Unidas. La ONU no está haciendo nada. El alto el fuego es
sólo para eliminar a la población saharaui. Los grandes países no ayudarán a nuestro pueblo porque
no tenemos nada que darles. Por supuesto, envían ayuda humanitaria, pero al final sólo se ayudan a
sí mismos. El pueblo saharaui está aquí sin hacer nada, sólo esperando la batalla.
Salama Brahim Baaj
38 años
Enfermero
Hospital Auserd, campamento de refugiados Auserd, Argelia.

Cuando estaba en sexto curso, alguien vino a clase y seleccionó alumnos para ir a Cuba. Siempre
he tenido las mejores notas en español así que me eligieron. Fue una oportunidad caída del cielo y
pasé once años en Cuba. Fuimos para estudiar, pero fue al comienzo del bloqueo de la isla y la vida
era muy dura. Terminé la secundaria y empecé a trabajar en un taller mecánico. Los saharauis en
Cuba teníamos diferentes grupos y quedábamos para jugar al fútbol, para correr o para cantar. Me
encantaba correr y siempre había competiciones.

Cuando regresé a los campos no había trabajo. Oí hablar de una escuela de enfermería en Auserd y
pasé tres años estudiando. Ahora trabajo en el Hospital del campamento y disfruto siendo capaz de
ayudar a la gente.

Desde 1991 nada ha ocurrido. El alto el fuego sólo ha beneficiado a los marroquíes. Todas estas
reuniones para nada. Necesitamos seguir trabajando de manera pacífica por la independencia a
través de las manifestaciones, la política y la información. Tenemos que dar a conocer nuestra
situación a nivel internacional. Detuvimos la guerra para ganar nuestra libertad.
Mohamed Ali Salem
18 años
Aguador
Campamento de refugiados de Dajla, Argelia.

Nací aquí, en Dajla. Cuando mis padres me dijeron por primera vez que vivía en un campamento de
refugiados no podía entenderlo. Me sentí triste al saber que me hallaba en un campamento y que
mis padres habían sido expulsados de su país.

Tres veces a la semana preparo el burro temprano, a las 6 de la mañana, y camino durante una hora
hasta el pozo. Lleno diez garrafas usando la cuerda pero resulta cansado porque está profundo. Se
tarda dos horas en volver y cuando llego a casa alimento al burro y descanso. El agua de pozo es
dulce y a la gente le gusta usarla para hacer té y para cocinar e incluso a veces para beber cuando
no hay otra. El día después de recoger el agua, la vendo alrededor de las casas de Dajla. El precio
es de cincuenta dinares (€ 0,50) los diez litros. Algunas veces, la vendo todo en dos días.

Queremos la paz y la libertad y a Marruecos fuera de nuestro país. Por un lado el alto el fuego está
bien, no hay más guerra, pero, por el otro, Marruecos está encarcelando a los saharauis en el
territorio ocupado. No funciona, queremos la independencia y podemos conseguirla a través de la
lucha y de la ‘Intifada’.
Brahim Mohamed Baih
62 años
Soldado del Polisario
Rezando en el desierto en el Sáhara Occidental controlado por el Polisario, cerca de la
frontera con Argelia.

Nací en Tiris, en lo que ahora es territorio liberado del Sáhara Occidental, en 1947.. Viajábamos
mucho a Zouerat, en Mauritania. Estaba allí en 1975 cuando Mauritania invadió el Sáhara
Occidental. Los saharauis intentaron trasladarse a los campamentos, pero los mauritanos
bloquearon los caminos. Me detuvieron y nos trataron mal. Cuando Mauritania se retiró en 1979, los
saharauis pudimos desplazarnos a los campamentos de Argelia. Fue una gran injusticia, Mauritania
no tenía derecho a aliarse con Marruecos, no tenía ninguna razón para luchar, ningún derecho para
reclamar esta tierra.

Luché en la guerra del 79, sólo tenía en la mente la libertad. Teníamos la firme convicción de vencer
o morir. Nuestros soldados eran fuertes, y si no ¿por qué habían construido el muro? Para
protegerse. Sin el muro no hubieran tenido descanso, los hubiéramos atacado constantemente.

Luchas para liberar tu tierra y entonces firmas un alto el fuego y detienes la lucha. No fue una buena
idea. Naciones Unidas es injusta y saben que Marruecos lo es también. ¿Por qué no les presiona
para resolver este problema? Estoy seguro de que Naciones Unidas nunca va a resolver esto. Es
mejor liberar tu tierra o morir. Todavía soy un soldado y trabajo en el territorio liberado. Vuelvo a
Mauritania a veces, ahora son amigos de los saharauis y están de nuestro lado.
Brahim Mohamed Fadin
17 años
En las dunas de arena cerca del campamento de refugiados de Smara, Argelia.

No me gusta estar en los campamentos de refugiados. Sé que los argelinos nos han recibido y nos
han ayudado desde hace muchos años, pero quiero ser libre en mi propio país. Estudio en la escuela
secundaria en Argelia y los saharauis siempre sacan las mejores notas. Aprendemos sobre nuestro
pueblo y lo hacemos para difundir nuestra historia; en Argelia podemos hacerlo. Estudio
matemáticas y mi meta es ser ingeniero.

Todo el mundo busca la paz y la bandera blanca. La guerra sólo es una opción si propicia la paz y
estoy dispuesto a dar mi vida si nos proporciona la verdadera paz. No me gusta la guerra en el
Sáhara porque todo el mundo sabe que mi país es un lugar tranquilo. Me gustaría que saharauis y
marroquíes vivieran en paz como distintos países, como hacen Argelia y Mauritania, como amigos.
Según lo veo, hubiera sido mejor seguir luchando para liberar nuestra tierra que detenernos y dejar
que otros se apropien de nuestros recursos. Si conquistamos nuestra independencia, será uno de
los mejores estados en el mundo porque somos conocidos por nuestra solidaridad, simpatía y
hospitalidad.
Munaia Nami
16 años
Campamento de refugiados de Dajla, Argelia.

Viví en Auserd [campo de refugiados] durante diez años hasta que nos mudamos al campo de Dajla
para encontrarnos con mi tía y mi abuelo. La vida en los campamentos es difícil, estamos lejos de
nuestra patria. No tuve unas condiciones normales en mi infancia, aunque me gustaba porque tenía
muchos amigos.

Me caso el año que viene, conocí a mi novio el año pasado en una boda. Estuvo en Cuba durante
nueve años. Quiero tener hijos pero espero que puedan crecer en el Sáhara Occidental. No quiero
que pasen por lo que yo pasé. Me encantaría vivir en España, he estado allí cinco veces. Es una
vida mejor y se puede conseguir un trabajo. Dejé la escuela cuando tenía trece años para ayudar a
cuidar a mi abuelo, después de eso, me acostumbré a estar en casa. Si Dios quiere, conseguiremos
la independencia. Queremos que el proceso de paz nos dé una solución y eso ocurriría si el mundo
estuviera interesado. Creo que la guerra nos dará la independencia. Si no luchamos, entonces, sólo
seremos una parte de Marruecos.
Ahmed Sbaai
31 años
Secretario general de la Liga Saharaui para la Protección de los Prisioneros Políticos
encarcelados en Marruecos, defensor de los derechos humanos, líder de la Intifada
En las calles de la ciudad de El Aaiún, en el Sahara Occidental controlado por Marruecos. 


Nací en 1978 en El Aaiún ocupado. Comencé a involucrarme en la Intifada en 1999. En 2001


creamos una organización llamada ‘Turbaners’ y empezamos a distribuir panfletos exigiendo el
derecho a la autodeterminación.
Nuestros principios eran que la Intifada fuera pacífica. Era importante para el pueblo saharaui saber
que había hombres valientes preparados para luchar. Después, cambiamos de estrategia y
consideramos a los colonos como víctimas de las autoridades marroquíes, por lo que el objetivo
pasó a ser la policía marroquí.
En 2002, organizamos una gran manifestación en El Aaiún y perturbamos el desarrollo de las
elecciones. Sabía que iban a venir a por mí así que escapé al desierto, pero arrestaron a mi padre y
decidí entregarme. Fui condenado a diez años. Me vendaron los ojos y me dejaron desnudo en una
celda durante cinco días. Usaron todo tipo de tortura.
Pasé un año y tres meses en la ‘Prisión Negra’ de El Aaiún. Yo fui uno de los doce saharauis que
recibieron un indulto real en 2004.
Después de ser puesto en libertad me uní a los defensores de los derechos humanos y a un comité
para proteger a los presos saharauis. En 2006 me detuvieron de nuevo y fui acusado de ser
miembro de una organización ilegal. Me condenaron a un año y medio. Tras mi liberación he
continuado mi trabajo aunque me acosan a diario. Me confiscaron mi pasaporte y, hace poco, incluso
dos observadores de derechos humanos fueron expulsados de mi hogar.
Nuestra vuelta a la guerra será legal porque la comunidad internacional no desea resolver este
problema y no es aceptable vivir con palizas, secuestros y asesinatos. Padecemos no solo la
injusticia de Marruecos sino también el mutismo de la comunidad internacional. 

Mariam Zaide Amar
Desminadora
Mehaires, en la zona del Sáhara Occidental controlada por el Polisario.

Nací en los campamentos de refugiados en 1985. Estuve cuatro años estudiando en Argelia. Oí un
anuncio en la Radio Nacional Saharaui explicando que la Organización Landmine Action necesitaba
mujeres para trabajar en el desminado. Pensé que sería una buena manera de ayudar a mi gente y
limpiar la tierra de todas las bombas.

Llevamos ropa especial y usamos detectores de metales. Cuando oigo hablar de la gente que es
asesinada por las minas, me siento fatal. Estamos trabajando ahora en Mehaires, en el territorio
liberado. En esta zona hay una gran cantidad de artefactos. En estos momentos estamos
despejando las minas de racimo, pero también localizamos granadas, misiles, minas antitanque y
minas antipersonas. Llevará dos años limpiar todo lo que hemos encontrado, pero los beduinos
siempre nos están hablando de otras minas que van hallando, por lo que nuestro trabajo se extiende.
Empleará mucho tiempo para limpiar toda esta tierra, unos treinta años quizás.

El problema es que no podemos trabajar a menos de cinco kilómetros del muro. Hay muchas minas
allí, pero en el marco del acuerdo de alto el fuego no se nos permite ir a esa zona. Los marroquíes
llenaron de minas toda la zona y aún, hoy en día, siguen instalando minas allí. Las minas son como
los terroristas, matan a civiles, no a soldados. Espero que el proceso de paz traiga una solución para
el Sáhara Occidental, no soportaría que la guerra comenzara de nuevo. Después de todo este
tiempo esperando, Naciones Unidas debe encontrar una salida y espero que ésta llegue pronto.
Abdullah Kheylanie
30 años
Conductor de camión cisterna
Carretera en las afueras del campamento de refugiados de Smara, Argelia.

Conducir y distribuir el agua resulta un trabajo muy difícil. Hay un pozo cerca de Smara y allí
bombeamos el agua dentro del depósito del camión. El agua no se puede beber porque es salada
pero hay una máquina que consigue reducir la cantidad de sal. Por la mañana temprano saco agua
del pozo y la distribuyo entre las familias de Smara. Cada familia tiene un tanque de agua cerca de
su casa. La Daira (unidad administrativa que agrupa diversas secciones en un campamento)
organiza la distribución y, por lo general, un tanque le dura a una familia ocho días. El agua es gratis.
El Polisario me paga por este trabajo. Hay tres camiones en Smara y trabajamos todos los días,

No sé cuando se secará el pozo. La vida aquí es muy difícil. No sé mucho acerca de Naciones
Unidas y de política, pero lo que sí sé es que lo que se toma por la fuerza y sólo se puede recuperar
por la fuerza. Deberíamos volver a la guerra.
Atiko Barrax
36 años
Activista de Derechos Humanos.
Dajla, Sahara Occidental controlado por Marruecos

Nací en Dajla, en 1973. Mis primeros recuerdos son de los militares y de las calles sin luz. Recuerdo
haber visto a soldados marroquíes llegando al hospital durante la guerra. Aquí todo el mundo que
cree en la independencia no puede conseguir trabajo. No podemos pescar, no podemos hacer nada.
Aliyen Mujtar Ali
25 años
Enfermero
Campamento de refugiados de Auserd, Argelia.

Estudié enfermería en Argelia. Era mi sueño, tres de mis hermanos son médicos. Trabajo en
urgencias y carecemos de equipos. Sólo tenemos diez médicos saharauis, entre especialistas y
generales. La mayoría de nuestros médicos viven en España a causa el dinero.

Confío en mis capacidades y ahora me estoy preparando para ir a Venezuela a estudiar medicina.
La falta de médicos es un gran problema en los campamentos. El personal de enfermería está
haciendo su trabajo como la prescripción farmacéutica o la asistencia de las emergencias. Estamos
haciendo de todo: ¡las consultas, el diagnóstico de enfermedades y el tratamiento! Podemos
equivocarnos pero, si tengo dudas, consulto libros para asegurarme. Soportamos mucha presión.

Aquí todo el mundo quiere volver a su tierra. Me gustaría ser como otras personas libres que
trabajan en un hospital donde las cosas funcionan. El clima es muy duro. Ojalá pudiéramos volver a
nuestra tierra y tener un estado libre y que todos nuestros médicos volvieran. Tengo muchas
esperanzas en nuestro futuro. El alto al fuego allanó el camino para el proceso de paz pero sería
mejor volver a la guerra. Hubiera sido mejor que no hubiera existido el alto al fuego. Todos estos
años de negociaciones no han funcionado. Soy como todos los saharauis, la guerra no es mi trabajo
pero si vamos a la guerra lucharé. No sé cómo sostener un arma...quizás sea enfermero.
Mohamed Lamin Slot
26 años
Conductor de ambulancia
Desierto cerca del campamento de refugiados de Rabuni, Argelia.

Nací en el campamento de El Aaiún en 1983. Crecí aquí y nos hemos acostumbrado a esto. Empecé
a trabajar como conductor de ambulancias en 2005. Resulta muy cansado, pero me gusta ayudar a
la gente. Nunca descansamos, siempre hay alguna emergencia, hay ocho o nueve casos por día.
Trabajo de sábado a viernes y toda la semana incluso durmiendo en el hospital. La siguiente
semana la tengo libre. Casi no duermo durante esa semana. Lo peor es cuando la gente muere en el
camino hacia el hospital. Te hubiera gustado llevarles al hospital a tiempo, pero no pudiste.

Con el tiempo he aprendido las mejores rutas entre los campamentos. Para conducir aquí tienes que
conocer las rutas y se necesita práctica. Existe una carretera construida por los argelinos, pero sólo
va de Rabuni a los campamentos de 27 de Febrero y de Smara. El campo de Dajla es el peor lugar
para tener una emergencia ya que está muy lejos. Cada campamento tiene una ambulancia y dos
conductores, pero con eso no es suficiente.

Tenemos muchas expectativas y esperanzas, pero no hemos visto resultados tangibles. La paz es
muy bonita, pero es mejor volver a la guerra. Nadie quiere morir, pero es demasiado tiempo
esperando. Hemos nacido y crecido aquí, es demasiado tiempo. No le importamos nada a Naciones
Unidas.
Sidi Mohamed Dadach
52 años
"El Mandela del Sáhara"
Cerca de la ciudad de El Aaiún, en el Sáhara Occidental controlado por Marruecos.

Nací en Guelta en 1957 durante la ocupación española. Me uní al Polisario en 1973 y fui detenido
por Marruecos en 1976. Pasé dos años en la cárcel. Fui arrestado nuevamente en 1979 cuando
trataba de volver a unirme al Frente Polisario. Me condenaron a muerte en 1980.
Ejecutaban a los hombres por la noche, cada vez que oía un sonido en la noche pensaba que iba a
morir. Después de catorce años la condena a muerte fue suspendida así que por fin pude dormir.
Una revista francesa escribió acerca de mí y el reportaje me reportó la simpatía del mundo exterior.
En 1997 una delegación de la Cruz Roja vino a visitarme y en 1998 el Secretario General de
Amnistía Internacional, también acudió a verme. En 2000 Amnistía Internacional inició una campaña
para la liberación de los presos saharauis. El 7 de noviembre de 2001, recibí el perdón real.
He pasado más de 24 años de prisión. Llevo libre ocho años y me siento preocupado por la situación
de los derechos humanos. Fue el motivo por el que me uní a la lucha para promover los derechos
humanos, detener la opresión y proteger a los civiles.
Gané el premio Rafto de Derechos Humanos en Noruega en 2002 y he recibido un galardón en el
mismo sentido en España. En 2003, traté de ir a Ginebra para una convención sobre los derechos
humanos saharauis con otras trece personas, pero nuestros pasaportes fueron confiscados. Ningún
país reconoce la reclamación de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Entraron en el territorio por
la fuerza, pero los saharauis están decididos a continuar su lucha y lograr sus objetivos. Esperamos
que la guerra no regrese, pero si Marruecos continúa con violaciones la única alternativa es volver a
la guerra.
Fatimetou Mohamed Budda,
54 años
Campamento de refugiados 27 de Febrero, Argelia.

Aquí todo el mundo quiere luchar. A veces pensamos que la MINURSO (Misión de las Naciones
Unidas para el referéndum del Sahara Occidental) debe ser marroquí porque no hace nada por
nosotros. El Polisario es nuestro líder y le escuchamos, pero, un día, dejaremos de hacerlo porque
nuestra paciencia se acabará.

Me acuerdo de los españoles. No eran como los marroquíes, pero nos traicionaron. España se retiró
de repente, en la noche llegaron los marroquíes. Tuvimos que escapar muy rápido. Me separé de mi
hijo de tres meses, mi madre huyó con él. Mis pechos estaban llenos y di de mamar a otros bebés.
Lloré todos los días. Después de cuatro días los encontré. A partir de 1975 los marroquíes
comenzaron a torturar a los saharauis y hasta hoy todavía emplean formas de barbarie. Mucha gente
desaparece y no sabemos lo que les sucede. Durante la guerra los campos fueron gestionados por
las mujeres. Hemos construido escuelas, baños y trincheras.

Actualmente, si conseguimos nuestra libertad, estamos organizados y listos para gobernar nuestro
país. Tenemos médicos, pilotos, administradores y especialistas, todo el pueblo está listo. Nuestros
hijos han estudiado en muchos países como Cuba, Rusia, Argelia, Francia, Libia, España, ¡en todas
partes!
PARA MAS INFORMACIÓN:

Marta Rodríguez Santacana


Responsable de Eventos – Médicos del Mundo
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