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CUADERNILLO DE TEMAS

CELTAS

REDACCIÓN

Claudia Moliné
Fabiana Martínez
Edgardo Murray
Juan José Delaney
Raúl Lavalle

Editor responsable: Raúl Lavalle


Dirección de correspondencia:
Paraguay 1327 3º G [1057] Buenos Aires, Argentina
tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar

nº 2 – 2011
Nota: La Redacción no necesariamente comparte las opiniones vertidas en esta
publicación.

1
ÍNDICE

Presentación p. 3

Luis Alposta. El irlandés p. 4

Raúl Lavalle. Los treinta y nueve escalones: algo de mundo


celta y algo de latín p. 6

Algunos poemas celtas (trad. Claudia Moliné) p. 10

Fabiana Martínez. Sobre un soneto de Oscar Wilde p. 14

Good King Wenceslas (trad. Claudia Moliné) p. 17

Santiago Boland. Dejemos reinar al Amor y a la Amistad p. 20

William Butler Yeats. Sailing to Byzantium (traducción y nota


de Eugenia Ravenna p. 25

Minucias p. 28

2
PRESENTACIÓN

Es justo que agradezca aquí a Edgardo Murray, por muchos años


Secretario de Redacción de The Southern Cross, el periódico más que
centenario de la comunidad irlandesa en Argentina. También, a Juan
José Delaney, escritor, amante y docente de la literatura.

Con el aliento de estos dos conspicuos irlandeses me animo –no


pierdo conciencia de mi osadía– a presentar este Cuadernillo. En él
escribirán cuentos, ensayos, evocaciones, vivencias, estudios y notas los
amantes del mundo celta. No puedo distinguir con precisión el concepto
de celta (creo que los amadores estamos algo dispensados de la
racionalidad); baste con decir que incluyo en él a lo escocés, a lo
irlandés, a los antiguos galos, a los rasgos y escritores celtas que haya en
Inglaterra, en España, en América, en Oceanía o en otro lado donde
hayan ido los vástagos de esa estirpe indoeuropea. Cada colaborador
usará sus propias normas en cuanto al modo de citar y de dar, en fin,
formalidad a su aporte. Lo que hoy tiene de malo y de incompleto,
quizás mañana podrá mejorarse y completarse.

Patricio, Beda, Columbano, el Padre Fahy y otros sé que no


dejarán de iluminar esta pequeña senda. Te pido que la recibas con
benevolencia, querido lector.
R.L.

3
EL IRLANDÉS

Me llamo Brendan Behan


el último de los malditos
que aunque somos pocos
somos los más prohibidos.
Nos leen en velatorios y bodas
y en todos los presbiterios,
y los libreros a escondidas;
no corréis ningún peligro.

A su memoria.

En viejos bodegones
su recuerdo pervive.
Fue un poeta ocurrente,
un hablador sublime
de voz ronca y pastosa,
cantor sentimental…
Siempre dispuesto al trago
y proclive a pelear.

Juerguista y generoso.
Gastaba su dinero
como al estar de alcohol
lo gasta un marinero.
Despreciaba a la yuta,
y hoy al brindar por él,
están los que comentan
que escribía muy bien.

Pero también hay otros


-personas respetables-
que dicen con desprecio
que era un ser deleznable.
Que era sólo un desecho,
una lacra social;
un bufón sin talento,
rico en obscenidad.

Se fue entre whisky y whisky


mientras armaba un faso....
Pero están los que cuentan

4
que ya puesto en la mira
murió a manos de un tira
que le metió un balazo.

Las dos versiones son válidas.

LUIS ALPOSTA1

Brendan Behan

1
Luis Alposta es médico, escritor, poeta y letrista de tangos. Académico de más de una
academia, sigue la senda de aquellos cultísimos médicos de antes (pienso en Marañón y
en Ramón y Cajal). El lector puede consultar la semblanza que de él trae la Wikipedia
(cf.: http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Alposta). Hizo en 2006 la letra de este tango; le
puso música y lo cantó Tata Cedrón. Nuevamente recurro a la comodidad de la Red:
“Brendan Behan (Dublín, 9 de febrero de 1923 - 20 de marzo de 1964) Dramaturgo,
poeta y escritor irlandés, que escribió en inglés e irlandés. Su niñez trascurrió en las
familias más pobres de Dublín. Fue un militante activo del IRA, por lo cual fue
encarcelado ocho años” (cf.: http://es.wikipedia.org/wiki/Brendan_Behan). Quiere
decir que tenemos otra relación más entre Irlanda y nuestra música ciudadana: conozco
a Edmundo Sanders, a Blanca Mooney, a Carlos Viván (en realidad Miguel Rice
Treacy, autor de ¡Cómo se pianta la vida!) y sin duda a algún otro que escapa ahora a
mi memoria de sexagenario.

5
LOS TREINTA Y NUEVE ESCALONES: ALGO DE
MUNDO CELTA Y ALGO DE LATÍN
RAÚL LAVALLE

The thirty nine steps, un clásico del suspenso de espionaje, fue


escrito en 1914 por el escocés John Buchan (1875-1940), quien estudió
en Glasgow y en Oxford y vivió dos años en África. Llegó a mis manos
una traducción española.1 Como yo solo había visto nada más algunas
versiones cinematográficas, con gusto me puse a leer. Encontré varias
cosas que me llamaron la atención. De ellas hablaré.

Primero, en el primer capítulo, una cita en latín. Richard Hannay,


el protagonista, cree que cierta persona había pasado al más allá; al ver
que no era así, dice: ‘Pero pensé que usted ya estaba muerto.’ Su
interlocutor: ‘Mors janua vitae.’ (p. 30). La edición citada comenta: “Es
una frase en latín que quiere decir: ‘La muerte es la puerta de la vida.’ El
sentido original de la frase es que, tras la muerte, se nos abre la puerta a
la vida eterna; el personaje lo usa con el fin de dar entender que, para
seguir vivo, necesita que lo crean muerto.” En Liverpool –nos informa la
Red– hay una obra plástica de ese nombre latino.2 De cualquier modo, el
posterior asesinato de este entusiasta latinista fue profético, porque Los
treinta y nueve escalones goza de inmortalidad literaria.

En otro lugar (p. 52) nos habla de un joven que leía apoyado
sobre la baranda de un puente: “Fumaba una larga pipa y estudiaba el
agua. En su mano izquierda llevaba un pequeño libro y con su dedo
marcaba una página:

Y semejante al Grifo que a través de la espesura,


en su alada carrera por desiertos, montañas y valles
persigue al Arimaspe.”

Esto está capítulo tres y así dice en el original la cita poética, que
es de Milton:3

As when a Gryphon through the wilderness


With winged step, o'er hill and moory dale
Pursues the Arimaspian.
1
A cargo de Manuela Fernández, con introd. y notas de Silvana Castro Domínguez
(Buenos Aires, La Estación, 2010).
2
Cf.: http://www.liverpoolmuseums.org.uk/online/exhibitions/faith/januavitae.asp.
3
Paradise lost 2, 943-945.

6
Creo que es fácil encontrar información sobre los míticos grifos.
No tanto sobre sus perseguidos Arimaspi (escribo el nombre en latín).
Ellos son mencionados por Heródoto, quien dice que eran escitas: ‘Los
escitas dicen árima al uno y spu al ojo.’1 En efecto se parecían en esto a
los cíclopes. Quiere decir que esta segunda mención que hago tiene una
pertenencia sui generis al mundo clásico.2

En el título decíamos que hay mucho de mundo celta. Y bien, la


novela transcurre buena parte en Escocia y se describen costumbres y
paisaje del país. Eso basta para justificarme, pero me permito referirme a
otro paso. Es el momento de la novela en que el narrador y protagonista,
ante la belleza del entorno: “Mirando aquel paisaje tuve ganas de silbar,
y la melodía que salió de mis labios era Annie Laurie.”

Para tratar de remediar mi supina ignorancia, acudí a la


enciclopedia en línea. Primero aprendí que hubo una película: “Annie
Laurie (1927) is a silent film directed by John S. Robertson, released by
Metro-Goldwyn-Mayer, and starring Lillian Gish and Norman Kerry.
This was the third film of Lillian Gish at MGM, and its flop heralded a
decline in the star's career. John Wayne makes an early film appearance
as a crowd extra.” Y añade: “A film about the battles of Scottish clans.”3

Pero creo que más importante es otra cosa. Vuelvo a confesar mi


completa incompetencia y cito: “Annie Laurie is an old Scottish song
based on poem by William Douglas (1672?-1748) of Dumfries and
Galloway. The words were modified and the tune was added by Alicia
Scott in 1834/5. The song is also known as Maxwelton Braes.”

Y en el mismo lugar, sobre el poeta: “William Douglas became a


soldier in the Royal Scots and fought in Germany and Spain and rose to
1
Heródoto, Historias 4, 27. Las castellanizaciones de esas presuntas palabras escitas
han sido hechas de modo aproximado: para comodidad del lector, no puse los
caracteres griegos.
2
Michael D. Winkle (cf.: http://webspace.webring.com/people/sl/laxaria/eyrie3a.html)
explica así la imagen de Buchan: “During his flight Hannay encounters a literary
innkeeper, who quotes Milton: "As when a Gryphon through the wilderness ,/ With
winged step, o'er hill and moory dale / Pursues the Arimaspian. . ." And Hannay does
hide and run through the wilderness. Mere men he can elude, but the Germans have
constructed a secret airfield in Scotland, and throughout the novel a silver plane seems
to follow Hannay everywhere: ‘I had the sense to remember that on a bare moor I was
at the aeroplane's mercy. and that my only chance was to get to the leafy cover of the
valley. Down the hill I went like blue lightning, screwing my head round whenever I
dared, to watch that damned flying machine.’ So he flees, o'er hill and moory dale, his
following gryphon a silver airplane.” La cita que hace Winkle es del cap. 4, p. 62.
3
Cf.: http://en.wikipedia.org/wiki/Annie_Laurie_(film).

7
the rank of captain. He also fought at least two duels. He returned to his
estate at Fingland in 1694. Traditionally it is said that Douglas had a
romance with Anna/Anne Laurie (16 December 1682, Barjarg Tower, in
Keir, near Auldgirth, Scotland — 5 May 1764, Friars' Carse, Dumfries-
shire, Scotland). Anna was the youngest daughter of Robert Laurie, who
became first baronet of Maxwelton in 1685. The legend says that her
father opposed a marriage. This may have been because Anna was very
young; she was only in her mid-teens when her father died. It may also
have been because of Douglas's aggressive temperament or more likely
because of his Jacobite allegiances. It is known for certain that they
knew of each because in a later letter by Anna she says in reply to news
about Douglas ‘I trust that he has forsaken his treasonable opinions, and
that he is content.’ Douglas recovered from this romance and eloped
with a Lanarkshire heiress, Elizabeth Clerk of Glenboig. They married in
Edinburgh in 1706. Douglas's political beliefs forced him into exile. He
became a mercenary soldier and sold his estate at Fingland in the 1720s,
though eventually he received a pardon.”

Hoy tenemos la suerte de disponer fácilmente de la letra.1 Y


también de escucharla cantada por John McCormack.2

Maxwelton's braes are bonnie


Where early fa's the dew
And 'twas there that Annie Laurie
Gave me her promise true.
Gave me her promise true
Which ne'er forgot will be
And for bonnie Annie Laurie
I'd lay me doon and dee.
Her brow is like the snowdrift
Her throat is like the swan
Her face it is the fairest
That e'er the sun shone on.
That e'er the sun shone on
And dark blue is her e'e
And for bonnie Annie Laurie
I'd lay me doon and dee.
Like dew on th'gowan lying
Is th' fa' o' her fairy feet
And like the winds in summer sighing
Her voice is low and sweet.
Her voice is low and sweet
1
Cf.: http://www.reelclassics.com/Movies/Tree/tree-annielaurie.htm.
2
Cf.: http://www.youtube.com/watch?v=Z4bUKf1GVFc&feature=related.

8
And she's a' the world to me
And for bonnie Annie Laurie
I'd lay me doon and dee.

Disto de dominar el ingles; menos aún las formas regionales que


hay en estos versos. Pero creo que me basta con saber que habla de la
belleza de las niñas de una 17th-century tower house de Escocia.1 Hay
temas repetidos en la lírica: las promesas de amor y la descripción de las
hermosas prendas de la bella en cuestión: sus ojos azules, no claros sino
dark; su cuello como el del cisne (entiendo que es blanco y largo a la
vez); el esplendor del rostro; su gracia al caminar y su dulce voz
cantarina como el viento. En suma, inspiración eterna de los poetas.

Por fin, permítaseme decir unas palabritas sobre libro y película.


Antes de leer Los treinta y nueve escalones, vi tres versiones
cinematográficas. Poco y nada sé de cine, pero la que más me gustó es la
protagonizada por Robert Powell, como Hannay.2 ¿Por qué? Porque todo
caballero andante debe tener su dama. En el libro de Buchan no hay
ningún romance; en cambio Robert Powell conoce a una chica y, si mi
memoria no falla, se termina casando con ella. Como suele ocurrir, con
la literatura aprendí mucho más, pues me enseñó bastante acerca del
clima europeo en los primeros años del siglo XX, antes de la Primera
Guerra Mundial. En cambio el film me da un buen rato de suspenso, de
imágenes bellas de Londres y de Escocia y –al fin y al cabo soy italiano–
de romanticismo: Ah! L’amore, l’amore! Quante cose fa fare l’amore!

RAÚL LAVALLE

1
Cf.: http://www.scotland2000.com/weeguides/castles/113.htm.
2
Cf.: http://www.imdb.com/title/tt0078389/.

9
ALGUNOS POEMAS CELTAS1
Trad. CLAUDIA MOLINÉ

Colman mac Lenini ( d. 604)

In praise of a sword given him by his Prince


Blackbirds to a swan,
Feathers to hard iron,
Rock hags to a siren,
All lords to my lord;
Jackdaws to a hawk,
Cackling to a choir,
Sparks to a bonfire,
All swords to my sword.

Trad. Richard O’Connell

En alabanza de una espada que le dio su príncipe


Mirlos ante un cisne,
Plumas ante fierro duro,
Brujas de roca ante una sirena,
Todos los señores ante mi señor.
Grajos ante un halcón,
Cacareo ante un coro,
Chispas ante una hoguera,
Todas las espadas ante mi espada.

Anonymous ( c. 700)

Stanza
What, my Lord, shall I do with
Work enough to fill a cart?
How build from a thousand boards
A tight little house of art?

Trad. Lewis Turco


1
Los poemas que presentamos proceden de diversas fuentes, en traducciones al inglés.
Si bien no puedo leer lenguas celtas, me habría gustado poner también el original.
Agradecemos a la prof. Claudia Moliné las versiones del inglés al español.

10
Estrofa anónima
¿Qué haré, mi Señor,
con trabajo suficiente para llenar un carro?
¿Cómo construir, de mil tablones,
una casita compacta de arte?

Anonymous (c. 700)

The Fort of Rathangan


The fort over against the oak wood,
Once it was Bruidge´s, it was Cathal´s,
It was Aed´s, it was Ailill´s,
It was Conaing´s, it was Cuiline´s,
And it was Maelduin´s;
The fort remains after each in its turn-
And the kings asleep in the ground.

Trad. Kuno Meyer

El fuerte de Rathangan
El fuerte allá, contra el bosque de roble,
alguna vez fue de Bruidge, fue de Cathal,
fue de Aed, fue de Ailill,
fue de Conaing, fue de Cuiline
y fue de Maelduin;
el fuerte permanece después de cada uno
y los reyes dormidos en el suelo.

Anonymous (c. 800)

Monastic poems. Four glosses

1
A wall of woodland overlooks me.
A blackbird sings me a song (no lie!)
Above my book, with its lines laid out,
the birds in their music sing to me.

The cuckoo sings clear in a lovely voice


In his grey cloak from a bushy fort.
I swear it now, but God is good!

11
It is lovely writing out in the wood.

2
How lovely it is today!
The sunlight breaks and flickers
On the margin of my book.

3
A bird is calling from the willow
With lovely beak, a clean call
Sweet yellow tip; he is black and strong.
It is doing a dance, the blackbird´s song.

4
The little bird
let out a whistle
from his beak tip
bright yellow.
He sends the note
across Loch Laig
– a blackbird, a branch

a mass of yellow.

Trad. Thomas Kinsella

Poemas Monásticos: Cuatro glosas


1
El bosque, como pared, me mira desde alto.
Un mirlo me canta una canción (¡No miento!).
Por encima de mi libro, con sus líneas extendidas,
las aves, en su música, me cantan a mí.

El pájaro cukoo canta claro en bella voz,


en su manto gris, desde el arbusto que es su fuerte.
Lo juro ahora: ¡que Dios es bueno!
Es hermoso escribir aquí en el bosque.

2
¡Qué lindo, el día de hoy!
La luz del sol se quiebra y aletea
en el margen de mi libro.

12
3
Un pájaro llama desde el sauce,
con hermoso pico, un canto limpio.
Puntita dulce y amarilla; él es negro y fuerte.
Está bailando, el canto del mirlo.

4
El pajarito
Soltó un silbido
De la punta de su pico
Brillante y amarillo.
Envía la nota
A través del lago Laig
– un mirlo, una rama,
un montón de amarillo.

13
SOBRE UN SONETO DE OSCAR WILDE
FABIANA MARTÍNEZ

ON HEARING THE DIES IRAE SUNG IN THE SISTINE CHAPEL

Nay, Lord, not thus! White lilies in the spring,


Sad olive-groves, or silver-breasted dove,
Teach me more clearly of Thy life and love
Than terrors of red flame and thundering.
The hillside vines dear memories of Thee bring:
A bird at evening flying to its nest
Tells me of One who had no place to rest:
I think it is of Thee the sparrows sing.
Come rather on some autumn afternoon,
When red and brown are burnished on the leaves,
And the fields echo to the gleaner’s song,
Come when the splendid fullness of the moon
Looks down upon the rows of golden sheaves,
And reap Thy harvest: we have waited long.
OSCAR WILDE

Al escuchar cantar el Dies irae en la Capilla Sixtina

¡Oh no, Señor, no así! Vernales lirios níveos


Flébiles olivares o una paloma de plateado pecho,
De Tu vida y amor enséñame los hechos
Más que el terror del fuego y trueno ígneos.

Del cerro los viñedos traen de ti la memoria querida:


Un ave vespertina que vuela hacia su nido
Me habla de Aquel que no tenía abrigo
Yo creo que su canto en Ti se inspira.

Ven mejor un otoño cualquiera por la tarde


Cuando el rubí al castaño en las hojas se liga
Y el campo se hace eco del que siega y su canto

Ven cuando la abundancia de la luna brillante


Contempla en sus hileras a la dorada espiga
Y recoge Tu siembra: que ya esperamos tanto.

14
Oscar Wilde escribió este soneto como respuesta al poema
medieval Dies Irae que escuchó en la Capilla Sixtina durante uno de sus
viajes a Roma. El Dies Irae, atribuido al franciscano Tomás de Celano,
describe la llegada de las almas frente a Dios el día del juicio final, el
destino que recibirán los justos y aquel al que serán condenados los
merecedores de la condena eterna.

Si bien hoy en día el poema ya no se incluye en la liturgia de la


Misa de Réquiem ordinaria, formó parte de la misma hasta mediados del
siglo XX. Sin embargo, mucho antes de la decisión del Concilio
Vaticano II, Wilde percibió el carácter negativo de las descripciones del
Dies Irae sobre los tormentos y castigos que los condenados recibirían y
escribió el soneto que hemos traducido.

Sus versos desarrollan el ruego a Dios de que se muestre en Su


poder y esplendor, en Su bondad creadora, a través de acciones e
imágenes positivas, plenas de vida y paz. Se trata de una imploración a
ver al Dios creador y portador de la vida y el alimento en lugar de Aquel
que contempla el castigo y las penurias de los pecadores. Es interesante
que en el poema de Oscar Wilde sea Dios quien debe venir al mundo
cotidiano de los hombres y no éstos presentarse ante él en el Reino de
los Cielos, como describe el poema medieval.

Como hilo conductor de las imágenes prevalece el escenario


natural y en partes casi bucólico. El hombre que habita este escenario es
el trabajador que se beneficia de los dones divinos y su canto feliz es
reproducido por los elementos naturales. Entre los varios elementos
simbólicos del soneto encontramos varios relacionados con la temática
de la providencia y el cristianismo (la paloma y las vides) y la
abundancia del premio por el trabajo cumplido (la imagen del otoño y
los frutos maduros, las espigas listas para la cosecha).

Aunque solo ocurre en el tercer verso del segundo cuarteto,


Wilde alude a Cristo sin abrigo o, más literalmente, sin lugar para
descansar. Quizás esta alusión refleja su simpatía por la idea de un Dios
niño albergado por las fuerzas naturales, como el hombre protegido que
siega las espigas.

En cuanto a la traducción, hemos preferido un criterio más ligado


al significado simbólico que literal del texto original con el fin de
mantener la forma del soneto tan fiel como fuera posible, teniendo en
cuenta las dificultades métricas que el vocabulario castellano presenta en
comparación con la lengua original.

15
Finalmente, y como una nota interesante, podemos agregar que es
posible escuchar una versión musical de este soneto compuesta por
Garrett Hope e interpretada por el tenor James Eaton en el siguiente
vínculo: http://www.reverbnation.com/artist/song_details/712450.

FABIANA MARTÍNEZ

Oscar Wilde

16
GOOD KING WENCESLAS1
Good King Wenceslas looked out,
on the Feast of Stephen,
When the snow lay round about,
deep and crisp and even;
Brightly shone the moon that night,
tho' the frost was cruel,
When a poor man came in sight,
gath'ring winter fuel.

“Hither, page, and stand by me,


if thou know'st it, telling,
Yonder peasant, who is he?
Where and what his dwelling?”
“Sire, he lives a good league hence,
underneath the mountain;
Right against the forest fence,
by Saint Agnes' fountain.”

“Bring me flesh, and bring me wine,


bring me pine logs hither:
Thou and I will see him dine,
when we bear them thither.”
Page and monarch, forth they went,
forth they went together;
Through the rude wind's
wild lament and the bitter weather.

“Sire, the night is darker now,


and the wind blows stronger;

1
La encyclopedia virtual nos da los datos esenciales sobre esta conocida canción
navideña: “Good King Wenceslas is a popular Christmas carol about a king who goes
out to give alms to a poor peasant on the Feast of Stephen (the second day of
Christmas, December 26). During the journey, his page is about to give up the struggle
against the cold weather, but is enabled to continue by the heat miraculously emanating
from the king's footprints in the snow. The legend is based on the life of the historical
Saint Wenceslaus I, Duke of Bohemia (907–935), known in the Czech language as
Svatý Václav. The tune is based on a 13th century spring carol Tempus adest floridum
("It is time for flowering") first published in the 1582 Finnish song collection Piae
Cantiones. The Wenceslas lyrics were written much later in 1853 by the English
hymnwriter John Mason Neale (1818–1866) and substituted for the original Latin (to
which they bear no relation) in collaboration with his music editor Thomas Helmore.”
A pesar de no ser un conocedor en música, me permito recomendar la versión de The
Irish Rovers (cf.: http://www.youtube.com/watch?v=11GlNvi7hPY). [R.L.]

17
Fails my heart, I know not how;
I can go no longer.”
“Mark my footsteps, good my page.
Tread thou in them boldly
Thou shalt find the winter's rage
freeze thy blood less coldly.”

In his master's steps he trod,


where the snow lay dinted;
Heat was in the very sod
which the saint had printed.
Therefore, Christian men,
be sure, wealth or rank possessing,
Ye who now will bless the poor,
shall yourselves find blessing.

El buen rey Wenceslao se asomó en la fiesta de Esteban,


Cuando la nieve cubría pareja, honda y crujiente;
La luna brillaba en la noche aunque la escarcha era cruel,
Cuando un pobre hombre apareció juntando leña para el invierno.

“Ven aquí, paje, párate junto a mí y, si sabes, dime,


¿Aquel paisano quién es, dónde queda y cuál es su morada?”
“Señor, él vive a una buena legua de aquí, bajo la montaña.
Justo contra el cerco del bosque, junto a la fuente de Santa Inés.”

“Tráeme carne y tráeme vino tráeme troncos de pino aquí.


Tú y yo lo veremos cenar cuando se los llevemos allí.”
Paje y monarca hacia allá fueron, hacia allá fueron juntos
A través del salvaje lamento del rudo viento y del clima amargo.

“Señor, la noche es más oscura ahora, y el viento sopla más fuerte,


Me falla el corazón, no sé cómo. No puedo seguir más.”
“Sigue mis huellas, mi buen paje. Pisa sobre ellas con valor
Encontrarás que el furor del invierno helará tu sangre menos
fríamente.”]

Pisó en la huella de su señor, donde la nieve estaba impresa;


Calor había en la huella que el santo había hollado.
Por lo tanto, cristianos, estad seguros de que, tengáis riqueza o rango,
Vosotros que ahora bendecís al pobre, vosotros mismos seréis
bendecidos.]

traducción literal: CLAUDIA MOLINÉ

18
El buen Wenceslao partió en el día de Esteban.
Cubre y cruje alrededor honda, fría nieve.
Ilumina la luna a la cruel escarcha.
Aparece un hombre pobre en busca de su leña.

“Paje, ven a aquí, a mí, y si sabes dime:


¿Ese paisano, quién es? ¿Dónde es su morada?”
“Señor, vive a una legua, bajo la montaña,
Justo contra ese bosque y de Inés, la fuente.”

“Trae carne y trae vino, trae troncos que sean de pino.


Tú y yo lo veremos comer cuando los llevemos.”
Paje y monarca fueron allí, juntos allá se fueron,
A través del clima amargo, del viento y su lamento.

“Señor, noche oscura es, y el viento más arrecia.


Fállame el corazón. Más no puedo andar.”
“Mis huellas sigue, paje bueno. Pisa con valor.
El invierno, ya verás, tu sangre menos helará.”

Pisó las huellas del señor, pisó la nieve impresa.


Calor había en cada paso que el santo había hollado.
Escuchad, cristianos, de riqueza y rango:
Si al pobre bendecís, seréis vosotros bendecidos.

Traducción rítmica: CLAUDIA MOLINÉ

19
DEJEMOS REINAR AL AMOR Y A LA AMISTAD

SANTIAGO BOLAND1

No se cuándo habré visto por primera vez un anillo de Claddagh.


Ni si sabía bien qué significaba cuando en el Encuentro de Junín, en
2004, le regalé uno a Adri, mi mujer. Al año, en San Miguel del Monte,
me quiso regalar uno y no consiguió mi medida, así que recién en 2005,
en Bahía Blanca, en medio de una conversación con unos irlandeses que
nos visitaban durante el Encuentro Anual, Adri apareció con un
Claddagh Ring y me lo puso en el anular, ante el asombro de los
gringos, que habían encontrado sus apellidos repetidos en Argentina y
ahora veían también sus costumbres calcadas. Atiné a decir: I accept,
entre las risas de los irlandeses y sin sospechar que menos de veinte
meses después, en las proximidades de la antigua Villa de Claddagh, el
anillo sería mi carta de presentación entre los irlandeses de allá. Ah! You
have your Claddagh Ring! era frecuente forma de reconocer mi
proximidad, casi mi pertenencia a la comunidad, por la gente de la calle.

The Claddagh Ring

El anillo es sencillo, muestra dos manos que sostienen un corazón


coronado. Su simbología también es simple: las manos, una hacia la otra,
señalan la amistad otorgada en el amor simbolizado en el corazón; pero
en el corazón coronado por la lealtad. Amistad, amor y lealtad son
1
El autor es Chiftain del Clan Boland del Río de la Plata. Reside en Bahía Blanca y su
nombre en gaélico se encuentra el final de este artículo. Le agradecemos nos haya
permitido incluirlo aquí: formará parte de un futuro libro.

20
sencillas virtudes populares No es raro, entonces, que se lo asocie al
lema: “Dejemos reinar al amor y la amistad”.

Lo que no es simple, lo que se torna complejo es contar la


historia del anillo de Claddagh. Hay que hablar de la Villa de Claddagh,
hay que hablar del castillo de los O’Flaherty, de la ciudad amurallada de
Galway, de las catorce tribus, de uno de esos clanes, el de los Joyce…

Claddagh quiere decir, en el idioma de Irlanda, el erse, costa


rocosa, porque es rocosa la costa del mar al norte de la desembocadura
del Corrib, el río que cruza la ciudad de Galway y lleva al mar el agua
del lago. Allí, fuera de las murallas que hiciera levantar en el Siglo XIII
Richard de Burgo, el normando invasor, se encontraba la Villa de
Claddagh. Pero la Villa es anterior, estaba ahí antes que se fundara la
ciudad.

Richard de Burgo llegó y sitió el Castillo. Los O’Flaherty, lo


defendieron con la furia que los hizo famosos: “Cuídate de la furia de los
O’Flaherty”, desde entonces el lema de su escudo. Richard tomó
posesión de la ciudad, la amuralló, la organizó en catorce clanes, pero
Galway, la ciudad de las tribus, siguió siendo Gallimh, el asentamiento
celta, y Claddagh su corazón palpitante.

Galway no era la excepción. Toda Irlanda estaba gobernada por


clanes locales y cada clan tenía sus propio jefe, su chieftain… Tal vez la
más famosa de las ‘Tribus de Galway’ haya sido el clan de los Joyce, al
que un buen número de historias asocia con el origen del Anillo de
Claddagh.

La primera es la de Margaret Joyce, llamada Margarita de los


Puentes, porque los hizo construir en cantidad. Margaret of the Bridges,
casó con un rico caballero español que, estando en Galway en viaje de
negocios, la vio, se enamoró y la pidió de inmediato en matrimonio.
Domingo de Rona, tal el nombre del gentilhombre español, tuvo pronto
que volver a su tierra y allí murió, convirtiendo a Margaret en una viuda
joven y apetecible. Reincidió Margaret con Oliver Ogffrench, que por
entonces era alcalde de Galway.

Ausente el esposo en uno de sus viajes, Margaret con su propia


fortuna construyó los puentes sobre el Corrib, ayudó a su familia y
mejoró la situación de la comunidad. Se cuenta que mientras
contemplaba su obra a orillas del río, un águila dejó caer un anillo en su
regazo. El diseño de ese anillo era el que actualmente conocemos. Su
familia vio en el hecho una recompensa por su generosidad y atesoró el

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anillo de generación en generación. Los actuales Claddagh Ring, tal
como los conocemos y los usamos, no serían más que burdas copias de
aquél.

Sin embargo, otra historia vinculada con los Joyce cuenta otro
origen. Richard Joyce, de la misma tribu de Galway, zarpó rumbo a las
Indias Occidentales, mas no llegó. Piratas argelinos atacaron su barco, lo
capturaron y lo vendieron a él como esclavo. Un moro, un orfebre
marroquí, lo compró y lo entrenó en su propio oficio. Como había
muchos ingleses en esclavitud entre los moros, Ricardo III de Inglaterra,
aquel que ofrecería su reino por un caballo, envió embajadores para
liberar a sus súbditos. Richard Joyce fue liberado en 1689, tras rechazar
un provechoso matrimonio con la hija del moro orfebre quien quería
retenerlo a cualquier costo. Vuelto a Galway se estableció con su
negocio de orfebrería y se le atribuye la creación del distintivo diseño
del Anillo de Claddagh. Algunos museos han conservado piezas
firmadas con un ancla, símbolo de la esperanza, y las iniciales RJ.

Lo que está fuera de discusión es la relación del anillo con


Claddagh. Claddagh, la Antigua villa pesquera extramuros, cruzando el
Corrib sobre la costa riscosa del estuario. A pesar de estar a tiro de
piedra de la ciudad de Galway, la villa permaneció muy distinta a la
ciudad vecina. Puso por siglos un fuerte énfasis en la tradición y en la
comunidad, y su gente se enorgullecía de su singular estilo de vida:
siguieron hablando el erse, cuando otros lo abandonaban por el inglés,
que les facilitaba el trato con el invasor y la emigración.

La misma Villa mantuvo su apariencia antigua, sus cabañas de


piedra techadas con paja, sus calles adoquinadas, conservando el viejo

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estilo hasta no hace mucho, cuando las viejas construcciones fueron
consideradas peligrosas para la seguridad pública y echadas abajo. Tal
vez la Villa fuera un peligro porque tenía sus propias costumbres, leyes y
tradiciones conservadas por generaciones y hasta un Rey propio.

Claddagh, Villa de pescadores por milenios, poseía una gran flota


de botes pesqueros. Sus vecinos no sólo eran dedicados pescadores sino
que tenía prohibido el uso de palas y azadas para cultivar la tierra, de
suyo árida por lo rocosa. Cada tanto era electo el Rey de la aldea cuyo
principal deber era supervisar la vasta flota pesquera de la villa y cuyo
único privilegio lo constituía una vela blanca en su bote. El último rey
murió en los 1950s, y la Villa pesquera no resistió la competencia con
las grandes empresas del ramo. Hoy en día la Villa es un barrio de
Galway, entre el Spanish Arc, más allá del Corrib y Salthill, entre
FrGrifith Road y el mar. Pero su nombre milenario ha sido conservado.
La fama del anillo que porta en su formato los valores de la Villa y de
sus habitantes ha hecho conocer a Claddagh en el mundo.

El anillo de Claddagh, símbolo de amor amistad y lealtad, que se


originara en esa villa es ahora famoso en todo el mundo, y los usan con
orgullo muchos como emblema de herencia irlandesa.

En la villa las familias debían juntar mucho dinero para comprar


un anillo y ponían especial interés en su calidad artesanal, lo atesoraban
como reliquias y lo pasaban de abuelas a nietas, muchas veces como
alianzas de bodas. Surge de allí la tradición de no comprar el propio
anillo: se debe recibir como regalo.

Pero no es la única tradición ligada al anillo. La forma en que se


lleva es un lenguaje. Si se usa con la corona hacia afuera y el corazón
hacia adentro, apuntando a la mano, es que el portador ha comprometido
el suyo, que ha encontrado el amor de su vida. Si se usa con la punta del
corazón hacia el exterior y la corona hacia la mano su dueño aún espera
a quien entregar su amor.

El Claddagh no necesita la aprobación real, aunque la Reina


Victoria de Inglaterra lo usara; aunque su heredero el Rey Edward VII y
su esposa la reina Alejandra continuaran la tradición; aunque los
Grimaldi de Mónaco lo hayan adoptado. El anillo y los valores que
porta fueron llevados alrededor del mundo por los inmigrantes. Y sus
descendientes hacemos que su uso se extienda como mancha de aceite.
Si llega a ir a Galway, tenga en cuenta que el negocio de Thomas Dillon,
en Quay Street N°1, conserva anillos hechos por Richard Joyce y otros
orfebres en su pequeño museo.

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El Museo de la ciudad de Galway, con sus colecciones, le
brindará una visión amplia de la vida de los habitantes de la villa
Claddagh. Como Galway es una ciudad bastante compacta, todos los
lugares de interés están dentro del radio de una corta caminata. Desde la
terminal de colectivos cruce la plaza, Eyre Square, tome Williams St. y
en quince minutos llegará a Claddagh, mejor dicho, al emplazamiento
de la antigua Claddagh, justo fuera de los muros de la ciudad, frente al
Spanish Arch, pero sobre la margen derecha del Corrib, donde éste entra
al mar. Allí estuvo Claddagh; hoy sólo un anillo en su dedo podrá
recordarle que tiene que dejar reinar el amor y la amistad. ¿Se
emocionó? Venga, vámonos a la Monroe’s Tavern, cruzando la calle
nomás, sobre Dominic St., frente al puente. Un par de pintas nos vendrán
bien, nos harán olvidar penas, y al brindar por los fantasmas de
Claddagh, por sus valores, el amor, la amistad, la lealtad lo haremos
diciendo: “¡Let’s love and friendship reign!” o mejor aún: Slainte, a
Chara!!! Gra, Dilseacht agus Cairdeas!!! “Salud amigo! Amor, Lealtad
y Amistad.

SANTIAGO BOLAND

[Seamus O’Beolliáin, Taoiseach Tuatha Beollanach o n-Abha na


h- Airgid]

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SAILING TO BYZANTIUM

That is no country for old men. The young


In one another's arms, birds in the trees
- Those dying generations - at their song,
The salmon-falls, the mackerel-crowded seas,
Fish, flesh, or fowl, commend all summer long
Whatever is begotten, born, and dies.
Caught in that sensual music all neglect
Monuments of unageing intellect.

An aged man is but a paltry thing,


A tattered coat upon a stick, unless
Soul clap its hands and sing, and louder sing
For every tatter in its mortal dress,
Nor is there singing school but studying
Monuments of its own magnificence;
And therefore I have sailed the seas and come
To the holy city of Byzantium.

O sages standing in God's holy fire


As in the gold mosaic of a wall,
Come from the holy fire, perne in a gyre,
And be the singing-masters of my soul.
Consume my heart away; sick with desire
And fastened to a dying animal
It knows not what it is; and gather me
Into the artifice of eternity.

Once out of nature I shall never take


My bodily form from any natural thing,
But such a form as Grecian goldsmiths make
Of hammered gold and gold enamelling
To keep a drowsy Emperor awake;
Or set upon a golden bough to sing
To lords and ladies of Byzantium
Of what is past, or passing, or to come.

WILLIAM BUTLER YEATS

Navegando hacia Bizancio

Aquel no es un país para viejos. Los jóvenes


Abrazados el uno con el otro, los pájaros en el árbol
-Aquellas agonizantes generaciones- en su canción,

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Las cascadas de salmón, los mares poblados de caballas,
Peces, carne o aves elogian todo el verano.
Todo aquello que es engendrado nace y muere.
Atrapado en esa música sensual todos descuidan
Monumentos de un intelecto que no envejece.

Un hombre viejo no es sino una cosa miserable,


Un abrigo andrajoso sobre un bastón, a menos que
El alma aplauda y cante un canto más alto
Para todo andrajo en su mortal vestido,
No hay escuela de canto sino estudiosos
Monumentos de magnificencia propia;
Y por esto he navegado los mares y venido
A la santa ciudad de Bizancio.

Oh sabios parados en el fuego sagrado de Dios


Como en el dorado mosaico de una pared,
Vengan desde el santo fuego, giren sobre sí,
Y sean los maestros cantantes de mi alma.
Consuman mi corazón, enfermo de deseo
Y atado a un animal agonizante
Que no sabe lo que es; y reúnanme
Con el artificio de eternidad.

Una vez fuera de la naturaleza, nunca tomaré


Mi forma corporal de ninguna cosa natural
Sino una forma, como la que hacen los orfebres griegos,
De oro martillado y dorado esmalte,
Para mantener al somnoliento Emperador despierto;
O para poner una dorada rama para cantar
A señores y damas de Bizancio
De lo que pasó, o está pasando, o vendrá.

En este poema William Butler Yeats habla de la ciudad de


Bizancio, actual Estambul. Sin embargo, lo interesante radica en la
posibilidad de aplicar, según la crítica, esto mismo a Irlanda, país natal
de Yates. Ya desde el comienzo se plantea un tema esencial en gran
parte de la poesía del autor irlandés: la vejez. Yeats habla de la vida, del
mundo, de su juventud, su vitalidad, su reproducción, su descenso y su
muerte. Hay una importante conciencia con respecto a la muerte y una
comparación entre lo que es el arte bizantino, que perdura en su
esplendor y la realidad que perece.

Asimismo parecen luchar en su persona su ya avejentado cuerpo

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y su aún joven intelecto, y de alguna manera es precisamente a través del
intelecto el modo en que el poeta intenta superar la vejez. Por esta razón
es por lo que decide emprender su viaje: un viaje al arte, a lo perdurable,
a la permanencia, un viaje a Bizancio. Realiza entonces una
interpretación particular de una de las pinturas, sugiriendo que los
mártires en el fuego representan el paso de la vida mortal a la inmortal,
consiguiendo de esta manera permanencia, tanto del cuerpo como del
alma.

Yeats usa a las pinturas para que lo ayuden a liberarse de su


cuerpo decrépito, que ve como un agonizante animal que lo consume. El
oro, lo dorado es símbolo de la permanencia con que tanto sueña el
poeta. Una vez hecha la ruptura con la naturaleza, asociado aquello que
perece y muere, no adoptará forma natural sino aquella que encuentra en
el arte bizantino. Sin embargo ya al final parece que el autor decide
retomar lo mismo del principio: al referirse al pasado, al presente y al
futuro, necesariamente está aceptando el paso del tiempo, entendiendo
que aun el intelecto, en quien se apoyaba, se enmarca en el perecer de la
naturaleza.

EUGENIA RAVENNA

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MINUCIAS

Pubs irlandeses en el mundo


Hace poco estuve en Atenas y me sorprendí de encontrar allí, en
las cercanías del barrio llamado Monastiraki, The James Joyce Irish Pub
& Restaurant. Entré y me tomé un simple té (no pedí ni Jameson ni café
irlandés). Atendía una chica bellísima, que hablaba con perfecto inglés
(el mío es muy malo). No era oriunda de la patria de Bernard Shaw sino
de la República Checa. Guardé una servilleta de papel con un dibujo que
retrata a Joyce y pedí a la dulce señorita algún otro souvenir, para mi
caótica colección. Con gran amabilidad me obsequió un posavasos y dos
cajitas de fósforos. Las cabecitas de estos tienen como particularidad el
color verde de Erin; y es muy bueno haberlos traído de Atenas, porque
fósforo, ‘portador de luz’, es una palabra griega.
Ahora viajemos a Rumania. En efecto hace unos años estuve allí
y, entre otros lindísimos sitios, visité Sinaia. No es el momento de
extenderme en las bellezas naturales y culturales de la llamada “Perla de
los Cárpatos”; solo quiero contar que con el Dr. Ion Mirica, excónsul de
Rumania en estos lares, degustamos un sencillo almuerzo en Irish
House, un hotel y restaurante de allí. Me traje como recuerdo un
individual de papel, sobre el que almorcé (todavía tiene una mancha de
vino blanco rumano: no pedí cerveza Guinness). En él se ve, además de
‘buen apetito’ en rumano y del shamrock, una frase latina conocidísima:
in vino veritas. En fin, con un eclecticismo propio de hoy, ese día se
dieron la mano la Roma eterna, sus hijos Argentina y Rumania, y la
dulce Irlanda, tierra de celtas y también de latinos.
R.L.

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