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SE PRESENTA COMO AMIGO DEL TRIBUNAL

Sres. Ministros de la Corte Suprema de Justicia de Salta


En carácter de presidente de la Asociación Dr. Miguel Ragone por la Verdad, la Memoria y
la Justicia, cuyo estatuto y conformación de comisión directiva adjunto a este escrito; con
el patrocinio letrado de las Dras. Angélica Verónica Molina, MP. 4.194, Natalia Toro, MP.
4.205, constituyendo domicilio legal en la calle Urquiza N° 107, Ciudad de Salta, en los
autos caratulados "Rodríguez Mauricio contra Provincia de Salta y/o Ministerio de
Desarrollo Humano y/o Secretaría de Promoción de Derechos y/o Dirección de Niñez y
Familia s/amparo" N° CAM 328077/10, respetuosamente decimos:

I-OBJETO
Que esta Asociación de Derechos Humanos a designado a sus integrantes Lic. María
Gabriela Vuistaz, psicóloga y psicoanalista, matricula Nº 772, y al Sr. Fernando Pequeño,
estudiante investigador en áreas de conocimiento antropológico respecto la sexualidad y el
género; con el asesoramiento técnico jurídico de sus miembros abogadas, Haydee Toranzos
Ovejero, Natalia Toro, Angélica Verónica Molina, a fin de presentarse en autos, en carácter
de ‘Amigos de este tribunal’ para someter a su consideración argumentos de relevancia
para la resolución de la cuestión planteada, solicitando se admita la presentación efectuada
y se tomen en cuenta los mismos al momento de dictar sentencia; de tal forma de contribuir
desde distintos saberes (antropología, psicoanálisis, historia, sociología, etc,) con una
mirada transdisciplinaria para contribuir en la manera como un niño se subjetiva, es decir
se transforma en un ciudadano que ingresa a la cultura, posibilitándosele la construcción de
lazos sociales, y garantizándoles los derechos que les han sido conferidos por la normativa
internacional, en especial la Convención de los Derechos del niño.

II. LEGITIMACION
La Asociación Dr. Miguel Ragone por la Verdad, la Memoria y la Justicia; tiene por objeto:
1.- encarar investigaciones sobre diferentes aspectos referidos a la actividad judicial, el
sistema de justicia y seguridad en su conjunto, y las políticas gubernamentales sobre
derechos humanos en Argentina; 2.- elevar propuestas a las autoridades gubernamentales
sobre aspectos parciales o generales del Sistema Judicial y las políticas de Derechos
Humanos; 3.- participar en la implementación y ejecución de reformas legales o materiales
(administrativas, de gestión, etc.) al sistema judicial, de seguridad y a la normativa que rige
la problemática de los derechos humanos; 4.- potenciar la implementación de acciones
tendientes a atender la problemática de exclusión que afecta y condiciona las vidas de
personas en situación de desocupación y discriminación; 5.- hacer presentaciones
administrativas y judiciales, sea en carácter de querellantes o amicus curiae o como
denunciante ante los organismos competentes sobre violaciones a Derechos Humanos y
controlar dichas actuaciones instando en todo momento la prosecución de dichos procesos y
procedimientos; , siendo esta presentación en concreto, un instrumento que estimamos
contribuye a tal fin.

III. ADMISIBILIDAD
Como Asociación de derechos humanos y con los objetivos arriba planteados, dedicada a la
promoción de los mismos, entre ellos el derecho a la vida privada y a la identidad, el
principio de igualdad; de libertad ambulatoria y el derecho a la defensa y a la integridad
física y psíquica; todos consagrados internacionalmente; nos resulta de particular interés la
resolución que este tribunal puede dar a este caso, en razón del interés general que reviste
esta causa y los efectos que esta puede producir en el progresivo mejoramiento de la

1
formulación de políticas públicas y su adecuación a los instrumentos internacionales de
derechos; de tal manera que contribuyan a la formación de un nuevo paradigma social
respecto de los niños, niñas y adolescentes.
Asimismo, estimamos de particular trascendencia el rol que este Honorable Tribunal puede
desempeñar en el presente caso en atención a las materias involucradas, que hasta el
presente, escasamente han sido desarrolladas por el sistema provincial de protección de
derechos humanos.
En las sociedades democráticas desarrolladas el paradigma de la protección de los derechos
humanos aparece como un elemento central de su régimen político; por su parte, en las
sociedades latinoamericanas, en vías de desarrollo, lejos de hallarse consolidado un
conjunto de valores democráticos básicos, estos se encuentran en un proceso de
inestabilidad y riesgo, propios de la construcción de un paradigma, es por esto que, como
dice Felipe González1, es necesario el fortalecimiento en nuestra región de una mirada
global como la que ofrecen los derechos humanos, toda vez que ellos permean la cultura e
impregnan con un sentido "pro homine" la organización política y social.
El Amicus Curiae ha sido definido por importantes sectores de la doctrina en su actuación
como “la presentación ante el tribunal donde tramita un litigio judicial, de terceros ajenos a
ésa disputa, que cuentan con un justificado interés en la resolución final del litigio, a fin de
ofrecer opiniones consideradas de trascendencia para la sustanciación del proceso en torno
a la materia controvertida”2, señalándose además que el concepto incluye a personas — ya
sean abogados o legos — quienes intervienen en un proceso judicial para asistir al tribunal
dando información sobre cuestiones de hecho o de derecho3.
El origen del amicus se remonta al derecho romano y luego en el derecho inglés, siendo la
figura posteriormente receptada y desarrollada en el escenario jurídico norteamericano y en
otros países de habla inglesa. Ha recibido importante acogida y utilización en el ámbito
internacional de los derechos humanos, siendo hoy en ellos un lugar común donde
presentaciones de este tipo se realizan, sea ante la Comisión y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, como en entes similares de Europa o África.
En la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sido empleada, en diversos casos
contenciosos y en la totalidad de las opiniones consultivas que emitiera; concretamente, el
sustento normativo de tales presentaciones fue evolucionando, hoy el Reglamento de la
Corte expresamente regula esta figura en su art. 44. 4
En el Tribunal Europeo de Derechos Humanos debe tenerse en consideración el art 36 del
Convenio Europeo Para La Protección de Los Derechos Humanos Y de Las Libertades
Fundamentales, de acuerdo a lo establecido en el art 1 del Protocolo 11 5 relativo a la
reestructuración del mecanismo de control establecido por el convenio. Dicha norma pauta
la “intervención de terceros” ante el tribunal europeo de derechos humanos y
1
Así lo postula el ex Presidente de España, Felipe González, en su "Modernidad, postmodernidad y derechos humanos en
América Latina" (IIDH Estudios especializados en Derechos Humanos, Edit. IIDH, 1996, pag. 264).
2
Abregu, Martín y Courtis, Christian "Perspectivas y posibilidades del amicus curiae en el derecho argentino" en AAVV
"La aplicación de los tratados sobre derechos humanos en los tribunales locales" Edit. Del Puerto, Buenos Aires, 1997,
pag.387.-
3
Gil Domínguez, Andrés "Tribunal Superior de la Ciudad de Buenos Aires" Edit. La Ley, 2001, pag. 167.
4
Aprobado por la corte en su LXXXIV periodo ordinario de sesiones celebrado del 16 al 28/11/09. Art. 44.- 1. El escrito
de quien desee actuar como amicus curiae podrá ser presentado al Tribunal, junto con sus anexos, a través de cualquiera
de los medios establecidos en el artículo 28.1 del presente Reglamento, en el idioma de trabajo del caso, y con el nombre
del autor o autores y la firma de todos ellos; 2. En caso de presentación del escrito del amicus curiae por medios
electrónicos que no contengan la firma de quien los suscribe, o en caso de escritos cuyos anexos no fueron acompañados,
los originales y la documentación respectiva deberán ser recibidos en el Tribunal en un plazo de 7 días contados a partir
de dicha presentación. Si el escrito es presentado fuera de ese plazo o sin la documentación indicada, será archivado sin
más tramitación; 3. En los casos contenciosos se podrá presentar un escrito en calidad de amicus curiae en cualquier
momento del proceso pero no más allá de los 15 días posteriores a la celebración de la audiencia pública. En los casos en
que no se celebra audiencia pública, deberán ser remitidos dentro de los 15 días posteriores a la resolución
correspondiente en la que se otorga plazo para la remisión de alegatos finales. El escrito del amicus curiae, junto con sus
anexos, se pondrá de inmediato en conocimiento de las partes para su información, previa consulta con la Presidencia.; 4.
En los procedimientos de supervisión de cumplimiento de sentencias y de medidas provisionales, podrán presentarse
escritos del amicus curiae.
5
Protocolo que entrara en vigor en noviembre de 1998.
2
específicamente en el ap. 2, establece que, en interés de la buena administración de justicia,
el presidente del tribunal podrá invitar a cualquier alta parte contratante que no sea parte
en el asunto, o a cualquier persona interesada distinta del demandante, a que formule
observaciones por escrito o a participar en la vista.
En lo que respecta a la República Argentina, en su ordenamiento jurídico se recepta este
instituto, siendo incorporada en varios supuestos, así:
- Constitución Nacional: el Amicus Curiae tiene legitimación constitucional,
enunciativamente, por parte de los arts. 14 (derecho de peticionar a las autoridades); 18
(debido proceso); 33 (derechos y garantías implícitos); 28 (prohibición de toda limitación
irrazonable al ejercicio de los derechos); y 75 inc. 22 párr. 2º, en cuanto a la jerarquización
constitucional de los tratados internacionales en materia de derechos humanos allí
individualizados y los que en el futuro sean ungidos con tal carácter 6; disposiciones, todas,
que quedan envueltas y recorridas por el caudal axiológico que les suministra el postulado
contenido en el Preámbulo que compele a "afianzar la justicia".
Esta figura se alinea también con el sesgo de la reforma de 1994, que pretendió transfundir
al texto y al espíritu constitucional, alentando la participación popular en la toma de
decisiones de interés público, por ejemplo, por medio de los mecanismos de democracia
semi directa (iniciativa y consulta populares, respectivamente, arts. 39 y 40).
También cabe computar como elemento coadyuvante, la directriz incorporada por la
aludida reforma en pro de hacer extensiva, en la acción de amparo, la legitimación (ergo, la
intervención) de las ONG. o asociaciones que persigan la protección de derechos de
incidencia colectiva, a la luz del art. 43 párr. 2º CN.
- Leyes: la Ley Nº 24.488, sobre Inmunidad de Jurisdicción de los Estados Extranjeros ante
los tribunales argentinos en el art. 7 se contempla la figura del amicus, estable que En el
caso de una demanda contra un Estado extranjero, el Ministerio de Relaciones Exteriores,
Comercio Internacional y Culto podrá expresar su opinión sobre algún aspecto de hecho o
de derecho ante el tribunal interviniente, en su carácter “amigo del tribunal”.
Por su parte la Ley Nº 402, de Procedimientos ante el Tribunal Superior de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires regula expresamente la institución del amicus curiae en su art.
22: Cualquier persona, puede presentarse en el proceso en calidad de asistente oficioso…
Su participación se limita a expresar una opinión fundamentada sobre el tema en debate.
El/la juez/a de trámite agrega la presentación del asistente oficioso al expediente y queda
a disposición de quienes participen en la audiencia. El asistente oficioso no reviste calidad
de parte ni puede asumir ninguno de los derechos procesales que corresponden a éstas.
Las opiniones o sugerencias del asistente oficioso tienen por objeto ilustrar al tribunal y
no tienen ningún efecto vinculante con relación a éste…Agregada la presentación, el
Tribunal Superior, si lo considera pertinente, puede citar al asistente oficioso a fin de que
exponga su opinión en el acto de la audiencia…
- Acordada: la acordada nº 28/2004 de la CSJN resolvió que la presentación de Amigos
del Tribunal resulta “un provechoso instrumento destinado, entre otros objetivos, a permitir
la participación ciudadana en la administración de justicia”, ella considera apropiado que
en las causas en trámite en las que se debatan cuestiones de interés público o de relevancia
institucional se autorice a tomar intervención a terceros ajenos a las partes, que cuenten con
una reconocida competencia sobre la materia litigiosa “y que demuestren un interés
inequívoco en la resolución final del caso, a fin de que ofrezcan argumentos de
trascendencia para la decisión del asunto”.
- Jurisprudencia: Existen en nuestro país numerosos antecedentes jurisprudenciales en los
que tribunales locales aceptaron la presentación de un dictamen en carácter de Amicus
Curiae.
6
A la nómina expedida en el párr. 2º de tal cláusula constitucional se ha añadido la Convención Interamericana sobre
Desaparición Forzada de Personas, instrumento al que se ha adjudicado semejante alcurnia por medio de la ley 24.820
(B.O. del 29/5/1997) (Adla- LVII-C, 2893); y la Convención Sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de
los Crímenes de Lesa Humanidad con jerarquía constitucional otorgada por ley 25.778 (B.O. del 03/09/03) (Adla- LXIII-
D,3843).

3
Los tribunales federales han autorizado la presentación de memoriales bajo la invocación
del amicus curiae, así, por ejemplo, en la causa caratulada “Hechos ocurridos en el
ámbito de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA)”7, la Sala II de la Cámara
Federal en lo Criminal y Correccional de la Capital, en pleno, resolvió, en su decisión, del
18/5/1995, aceptar la presentación de amigos del tribunal, la Cámara fundó su decisión en
los siguientes argumentos:
- el papel de amicus curiae está reservado a organizaciones no gubernamentales que
persigan un interés válido y genuino en la cuestión discutida en la causa y acrediten una
especialización en el tema que allí se debate.
- debe tratarse de casos de amplio interés público;
- la intervención del amicus curiae se considera comprendida del art. 44 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y en los Reglamentos de la Corte Interamericana y
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos;
- la actuación del amicus curiae, limitado en principio a la esfera jurisdiccional
supranacional, se ha extendido a ámbitos locales con favorable acogida.
También la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal ha aceptado este tipo de
presentaciones (a pesar de no existir una regulación procesal específica al respecto) en el
expediente Nº 2813, caratulado “Felicetti, Roberto”, en el que admitió la presentación en
carácter de amicus curiae del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), de la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), del Movimiento Ecuménico de
los Derechos Humanos (MEDH), y de Abuelas de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de
Mayo Línea Fundadora, quienes fundaron su participación en las normas constitucionales
de referencia, con más razón debe admitirse esta intervención cuando el fundamento
constitucional de esta participación ha sido reconocido por el Máximo Tribunal.
En el caso “Klass, Ricardo Jorge s/ denuncia”, expte. Nº 2.512, la Cámara de
Apelaciones de la Provincia de Tierra del Fuego declaró formalmente admisible la
presentación de un escrito de “amicus curiae” redactado por la ADC con los siguientes
fundamentos: “… cabe expresar que este Tribunal no tiene reparos en aceptar el agregado
de opiniones que, con fundamentos jurídicos y reconocida idoneidad, trasmiten al proceso
la interpretación que consideran adecuada al caso, cuando este pueda contener cuestiones
que, en principio, pudieran involucrar la efectiva vigencia de garantías constitucionales y la
misma defensa técnica del imputado y éste, propician la presentación. En este aspecto no
pueden ni deben desalentarse tales manifestaciones, en la medida que ello colabora con la
debida información y publicidad de los actos propios del Poder Judicial” (voto del juez
Muchnik, considerando I)
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación tampoco ha sido ajena a la fuerte
tendencia de autorizar los amicus curiae pues es una fuente creadora de figuras jurídicas -a
modo pretoriano- cuando de enfatizar una garantía constitucional se trata, tal como ha
ocurrido en la causa “Provincia de San Luis vs. Estado Nacional y otros”, del 5/3/2003
(J.A. 2003-I-188).
En nuestra provincia la figura del amicus fue receptado en dos casos de amparo, uno
“CODELCO vs. Municipalidad de la Ciudad de Salta- Amparo”, expte. N° 21.7828/8
de la sala 3 de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, en el cual el Defensor del
Pueblo de la Ciudad de Salta solicitó que su intervención fuera en el carácter de amicus
curiae. En el otro proceso caratulado “Sisnero, Mirta Graciela y Otros vs. Tadelva SRL-
Amparo”, expte. 26.1463/9 de la sala 5 de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial, fue el INADI quien de modo espontáneo efectuó una presentación, expresando
que lo hacía en carácter de amigo del tribunal, adoptando el magistrado del amparo dentro
de las cualidades que le asigna el art 87 de la Constitución Provincial, la decisión de
asignarle a esa presentación los alcances que le asigna la acordada 28/04 de la CSJN.

7
Sentencia publicada en E.D. 164-212. Fecha de la decisión: 18/5/1995.
4
Así, y pese a su falta de regulación, la figura del amicus constituye un medio procedimental
no prohibido de ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a peticionar ante las
autoridades8, debiendo ser admitida conforme criterios de la jurisprudencia citada.
La evolución contemporánea del instituto en estudio, no sólo en el marco del derecho
anglosajón, sino particularmente en el del derecho internacional de los derechos humanos,
aporta a la figura un matiz diferencial, pues se le incorpora la noción del interés público o
general, que anima la intervención del amicus en cuanto actúa en el marco de la defensa,
promoción y protección de los derechos humanos.
En este contexto, es que ciertas personas, grupos de personas o instituciones interesadas en
lo que Abregú y Courtis denominan la "proyección colectiva de las decisiones de la
magistratura"9, puedan presentar sus respectivas opiniones ante el tribunal, lo que implica
volver a lo señalado con anterioridad, respecto a la marcada tendencia de infundir una
mayor participación en nuestra democracia, plasmada en la última reforma de nuestra Carta
Magna.
El interés de nuestra presentación radica en los efectos que la decisión tomada por este
excelentísimo tribunal pueda llegar a tener en la búsqueda del logro efectivo de la
protección y cuidado del niño necesarios para su bienestar.
La acción de amparo que nos induce a constituirnos como amigos de este tribunal; tiene
como objeto una pretensión individual, una pretensión colectiva, y una apuesta fundamental
en un momento crucial de reconfiguración del sistema judicial en relación a los derechos de
los niños: el niño es un sujeto de derechos que puede y debe participar en forma activa en
la determinación de cuál es su interés superior; y privarlo de libertad le provoca
deterioros irreversibles en su normal evolución y desarrollo por el nivel de sufrimiento que
conlleva, el que no debería compararse a cierto sentido de protección aludido por
diferentes actores para defender su encierro.
En virtud de lo expuesto, y atento a que no existen cláusulas o principios constitucionales
que pudieran quedar comprometidos o lesionados con nuestra participación en este proceso,
y que el objeto de la presentación del Amicus Curiae consiste en aportar opiniones al
tribunal respecto de algunos puntos tratados en este caso a fin de brindar criterios y análisis
que serán de utilidad al momento de decidir la causa, nos presentamos ante Udes. con el
objeto de que se nos permita hacerles conocer nuestros argumentos socio-antropológicos y
jurídicos sobre el caso planteado.

IV. HECHOS
Tomando los hechos que motivaron la presentación del amparo al que remitimos en su
totalidad; resulta procedente su análisis desde un conocimiento transdisciplinario.
Los dispositivos normativos son estructuras habilitantes u obstaculizadoras de los sueños y
de los deseos de los niños, ellas coexisten, y en general predominan las segundas. Las
nociones operantes en las mentalidades de muchos actores de la justicia como las de
‘menor’, ‘abandono’ y ‘disponibilidad’, necesariamente deben reemplazarse por otras como
las de ‘niño, niña, adolescentes’, ‘escucha’ e ‘interés superior del niño’. Conforme lo
establece la Convención de los Derechos del Niño.
No se trata de atribuir responsabilidad al poder Judicial o al Ejecutivo. Es preciso recuperar
los fundamentos éticos del Estado, lo que implica asumir la perspectiva de los derechos

8
Abregú, Martín, Courtis, Christian;, op. cit, pág. 390. Además, estos autores señalan que “la presentación del amicus
curiae no produce perjuicio contra ninguna de las partes del litigio, ni tiene entidad para retardar o entorpecer el proceso.
El presentante no reviste carácter de parte, su posibilidad de actuación procesal se reduce al agregado de la opinión que
emita al expediente”, pág. 391.
9
Exponen con mucha claridad Abregú y Courtis (Op. Cit. Pag.388), que "Proporcionada la posibilidad de que los grupos
interesados presenten sus puntos de vista ante la inminencia de una decisión judicial trascendente, el debate de las
cuestiones examinadas judicialmente que, de otro modo, queda relegado al relativo hermetismo de la función
jurisdiccional, adquiere el carécter de una discusión pública". Esta posición ha sido brillantemente expuesta por Carlos
Santiago Nino en su "Fundamentos de Derecho Constitucional" Edit. ASTREA, Buenos Aires, 1996, pag.107.
5
fundamentales y de la construcción de ciudadanía bajo un concepto de responsabilidad
social asentada en el derecho a tener derechos. Esta actitud coloca al Estado bajo los
principios rectores que componen el plexo normativo de los derechos civiles y políticos,
económicos, sociales y culturales; de incidencia colectiva que como parte del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos obligan a cada funcionario a su promoción y
observancia. Esta actitud debe ser una filosofía política que guíe toda la gestión pública; un
principio rector transversal que comprometa no solo la acción política sino su
implementación técnica por parte de todas las áreas del gobierno.
Quienes trabajan en áreas de derechos humanos conocen bien la resistencia que encuentra
su concreta aplicación y la manera en que el cambio de mentalidades y paradigmas debe
vencer muchas practicas que se toman como naturales, encubiertas en ideologías
tradicionalistas revestidas del mandato de la ‘normalidad’.
En la mentalidad de los funcionarios de uno y otro poder, la problemática de los niños
institucionalizados aparece como una contienda corporativa, y afecta las vidas de miles de
niños y niñas en situación de vulnerabilidad, a la vez que asegura el privilegio de actores
judiciales y del ejecutivo que se ven a si mismos como garantes de derechos pero que en la
lucha burocrática solo reproducen y perpetúan un sistema perverso de administración de
justicia y de generación de políticas públicas.
Es necesario que la justicia y el ejecutivo realicen acciones de promoción de los derechos.
A los señores jueces: miren a los niños. A los funcionarios del ejecutivo: superen las
emergencias de la función para pensar las situaciones importantes a largo plazo.

V. SUBJETIVIZACIÓN Y SEXUALIDAD
¿Cuál es el efecto de la desubjetivación? La capacidad del niño a partir de sus 3 años
aproximadamente, para iniciar un proceso de investigación y exploración sobre su origen y
sobre su lugar en el mundo, implica un desafío de diverso estatuto para su evolución y
desarrollo subjetivos. Es así que vemos habitualmente, cómo un vínculo transitorio
destinado a construir las bases de una subjetividad infantil, termina constituyéndose él
mismo luego de un período de rescate, en un vínculo que promueve la desubjetivación.
Llamaremos desubjetivación a aquellas condiciones simbólicas que destituyen la
posibilidad de una instancia tercera para la subjetividad; instancia que permite al niño
aliviarse de una posición dual en la que le es asignado un único lugar de objeto a ser
dominado, devorado o rechazado. En este sentido estos chicos se ven llevados a
permanecer en un lugar simbólico paradojal donde tienen que enfrentarse a tres aspectos
articulados:
1 - en primer término, sufren la privación de aquella función de la familia conyugal
(residuo que se sostiene en la evolución de las sociedades10 y que es distinto al de
la satisfacción de las necesidades) irreductible transmisión de un deseo que no
sea anónimo11. Función que legitima el lugar del niño más allá de su lugar de
objeto de satisfacción de las necesidades de los adultos preparando -vía la
interdicción del incesto y la ley del deseo-, su propio lugar en la conyugalidad
futura. Esta función de la paternidad y su relación con la función materna, de la
que estos niños se ven privados, revela que hay una ley tercera que funda
simultáneamente esos tres lugares: el del padre, el de la madre y el del niño.
2 - el otro aspecto al que se ven enfrentados los niños institucionalizados, es carecer
generalmente de una instancia que enuncie y permita simbolizar la caída de esa
función paterna, ya sea temporal o definitivamente.
3 - y por último, en tanto no pueden dar por perdido aquel deseo original, esto
imperdible a su vez los relanza permanentemente a un lugar de rechazo, un lugar
donde no le hacen falta al otro. No poder dar un origen a la propia existencia en
10
10. Lacan, Jacques. 1993. Dos Notas sobre el Niño: Intervenciones y texto II. Bs. As. Manantial.
11
11. Lacan, op.cit.
6
tanto no puede ubicarse el deseo que hace causa de sí, prepara la coagulación de
una identificación vacía.
En una subjetividad en constitución, la ausencia de una causa que haga origen traerá
dificultades importantes para construir la anticipación de un espacio futuro a donde advenir.
La dificultad para que se instituya este tiempo anticipatorio, puede dar lugar a la aparición
de diversas patologías que van desde inhibiciones en el desarrollo hasta dificultades severas
de construcción del sentimiento de sí con sintomatología psiquiátrica evitable durante la
infancia.
En los sistemas transitorios, cuando se ve desdibujado el lugar de una instancia tercera que
sitúe aquello que falta, los adultos responsables del niño se ven llevados a generar
respuestas intuitivas y morales frente a las preguntas por el origen. Estas respuestas pueden
darse bajo la forma de construir un vínculo de apropiación y co-pertenencia filiatoria que
profundiza la confusión del niño, o bajo la forma de una incapacidad o rechazo para
alojarlo en la demanda filiatoria que este plantea.
Cuando por el contrario, el duelo y la elaboración por parte del niño por ese otro que no
pudo ejercer su función se realiza, se inaugura progresivamente un lugar vacante para el
inicio de un nuevo vínculo filial. El compromiso con el derecho del niño a tener una
familia, pone de relieve la necesidad de abandonar un proyecto de vida transitorio.

V.I. Infancia y Legalidad


Infancia es un término polisémico, de amplia circulación en nuestros tiempos. Su
polisemia nos convoca a abrir el abanico de significaciones tanto en las distintas
disciplinas que lo toman como objeto de estudio, como en sus diferentes sentidos
adoptados. Ese significante no unívoco acompaña al término desde los tiempos en que
tenemos registro del pensamiento occidental. Aún en la actualidad no se resuelven los
problemas que afectan a "eso" que generalmente se llama infancia, cuando se homologa el
término a niño/a.
En este sentido, entendemos que no es posible describir e inscribir a los niños y niñas por
fuera del universo simbólico vehiculizado por el lenguaje a través de discursos y de las
prácticas de época, que definen y posicionan a las nuevas generaciones respecto de ‘otros’.
A partir de los estudios historiográficos de Ariès (1979)12 la infancia pasó a tener la
condición de moderna. Desde ciertos circuitos académicos, la infancia o es moderna o no es
infancia. Lo cual, genera una serie de efectos de discurso que deben ser considerados y no
debe clausurar la posibilidad de interrogación, planteos presentes en los principios de la
religión judeo-cristiana; el lugar asignado por el derecho romano y sus instituciones
modernas en torno al poder del ‘patern familia’ y su derecho de propiedad sobre los hijos.
Dichos textos abonan y habilitan otras vías de análisis respecto de la posición del discurso
contemporáneo en torno a las nuevas generaciones. Especialmente cuando nos encontramos
con excesos de información “sobre” la infancia y, con “saberes proscriptos”. Con
declaraciones de “muerte” por fin la infancia (moderna) y/o con nostálgicas apreciaciones
sobre su vigencia que desconocen las diferencias entre la infancia que fue –la nuestra– y la
posibilidad de escuchar, leer las palabras, los silencios y los actos de los chicos desde otra
posición; desconociendo a su vez, cómo minoridad y educación resultan cara y ceca de eso
llamado “infancia moderna” (Minnicelli, 2004)13.
Es importante considerar estos puntos cuando los efectos de discurso ilusorio que promueve
el enunciado jurídico “niños, niñas y adolescentes sujetos de derecho” demuestran cómo se
funden –y confunden- sus principios en la maraña de formas de discrecionalidad que se
sirven de ese mismo discurso –propias a la lógica del Estado de Excepción-, instalando
reglas al pensamiento y, de hecho, cobrando fuerza-de-ley-sin-ley argumentos falaces tales
12
Ariès, Philippe. 1987. El Niño y la Vida Familiar en el Antiguo Régimen. Madrid. Taurus.

13
Minicelli, Mercedes. 2008. Infancia e Institución(es). Bs. As. Novedades educativas.
7
que, paradojalmente, encuentran anclaje singular en la “posición de excepción” (Assoun,
2001)14 . Desde esa posición, se los deja excluidos de todo sistema simbólico. Por dicha
posición, la renuncia al sostén de la educación, de la transmisión intergeneracional, de las
vicisitudes de la filiación y genealogía producen resultados negativos. Sin mirada, sin
palabra, sin voz, sin sostén del cuerpo, el goce pulsional se escribe a la deriva y apabulla.
La pregunta del lado del infantil sujeto es en estos casos ¿Qué más debo hacer para ser
visto?, procurándose formas de mostración excesivamente complicadas.
En su autonomía el propio término ‘infancia’, al ser escuchado, resuena en la singularidad
biográfica, es decir para cada uno significa de modo diferente, según lo que cada uno cree y
piensa que es la infancia y podríamos decir en relación a su propia infancia reprimida , esto
es válido para todo adulto que se relaciona con los niños: padres, educadores, psicólogos,
jueces.
En el discurso social - académico o no - resulta de difícil aprehensión una definición
unificada de eso a lo cual se llama infancia, habilitando diferentes derivas discursivas y
epistemes.
A su vez, ‘infancia’ generalmente es homologada a ‘niño’. Sin embargo, no tienen ambos
conceptos en sentido estricto, la misma connotación. Infancia y niño sólo son
homologables en sentido general si consideramos a la infancia como un ciclo de la vida en
términos cronológicos.
Encontramos diferentes órdenes de problemas que se presentan también en el abordaje
clínico de los casos. Se pretende la captura de los comportamientos con técnicas
psicométricas o bien en nosografía psiquiátrica -con prescripción de psicofármacos- o bien,
teorías psicosociológicas cientificistas tales que, definiendo categorías político-sociales,
clausuran la posibilidad de otras lecturas posibles tanto para la vulnerabilidad extrema
como para afrontar el desafío al que nos exponen –y convocan- las nuevas generaciones.
Bien sabemos cómo circulan hoy las “desatenciones”; “hiperactividades”;
“disfuncionalidades familiares”; “maternidad adolescente”; “chicos de la calle”; entre otras
formas de nombrar, con consecuencias sustantivas de legitimación académica en proyectos
subsidiados bajo esas rúbricas.
Un ejemplo de ello es el caso de los llamados niños hiperactivos, de los cuales un
informe15 indica que en EE UU suman un millón. Son jóvenes diagnosticados como
padeciendo un trastorno de atención e hiperactividad (ADHD) que son medicados con
Ritalin. Parte de los niños diagnosticados con esta denominación del DSM IV (manual de la
psiquiatría americana) no son escuchados sino observados, la hiperactividad es una
conducta y no nos dice nada del sujeto.
Las diversidades de “carencias” por las cuales sucede lo que sucede y hacen lo que hacen
son notables en los informes profesionales. Carentes de figura paterna; carentes de familia;
carentes de recursos. Si están carentes de todo, cualquier gesto, cualquier intento que
hagamos será en vano porque no logrará “llenarse” tantas carencias. La nada y el todo se
conjugan de modo fatal en estas concepciones olvidando que allí no sólo no hay hiancia
(abertura) para la movilidad subjetivante alguna, sino, lo que conlleva –como clausura para
el advenimiento subjetivo– el alimento de la “posición de excepción”, tal como Freud la
expuso a partir de la pregunta de Goethe: “¿Qué te han hecho a ti, pobre niña?” y, de
manera sumamente interesante, vuelve a analizar Paul Laureant Assoun (2001)16. En otras
palabras, cuando la mirada experta y jurídica queda focalizada en la victima, en su pobreza;
y no se le brinda la posibilidad de salir de ese lugar de víctima; la responsabilidad vuelve
sobre los operadores, los técnicos, los jueces, los funcionarios (sujetos desfallecientes y, a
su vez, sujetos al enaltecimiento de saberes que, en una supuesta lucha contra el destino, lo
producen); y no sobre la condición de imposibilidad de cada sujeto niño por sus propias

14
Assoun, Poul-Laurent. 2001. El Perjuicio y el Ideal. Hacia una clínica social del trauma. Bs. As. Nueva
Visión.
15
Diario El Clarín, 2008.
16
Assoun, op. Cit.
8
condiciones de existencia, que se pretende marcar en los discursos explicativos sobre sus
‘conductas indeseables’, sin preguntarse las razones por las cuales las manifiestan.

V. II. Infancia y Lenguaje


Giorgio Agamben (2003/1998 y 2001)17, le otorga a la noción de infancia un estatuto
diferente al sentido moderno. Identifica la infancia del hombre con el inconsciente de Freud
(como instancia psíquica); y al inconsciente (como lo reprimido primordial), lo relaciona
-tal como lo hiciera Lacan - a la lingüística de Benveniste. Para este autor infancia y
lenguaje parecen remitirse mutuamente en un círculo donde la infancia es el origen del
lenguaje, y el lenguaje el origen de la infancia. Justamente en ese círculo sea quizás donde
debamos buscar el lugar de la experiencia del adulto.
Para el filósofo italiano contemporáneo, la infancia instaura en el lenguaje la escisión entre
lengua y discurso que caracteriza de manera exclusiva y fundamental al lenguaje del ser
humano. Escisión que, siguiendo a Benveniste, se plantea entre lo semiótico y lo semántico;
entre sistema de signos y discurso. La infancia, la experiencia trascendental de la diferencia
entre lengua y habla, le abre por primera al sujeto infantil su espacio de existencia en la
historia. Operación subjetiva que se renueva y cada nuevo niño deberá atravesar y
experimentar; es allí donde se abre un intervalo donde la fantasía y la imaginación tendrán
un papel preponderante en tanto producciones humanas de experiencias. Sin embargo los
operadores y el sistema de institucionalización parecieran desatender la historia subjetiva
de los niños.
Será en este sentido que no pueda considerase a la historia como un progreso continuo de la
humanidad hablante a lo largo del tiempo lineal. La historia es, en esta perspectiva,
esencialmente intervalo, discontinuidad, epokhé.
El psicoanálisis aporta a la causa de la infancia la pregunta por el deseo, por lo general en
los tratados sobre la infancia el deseo no está contemplado, donde más bien se habla de
necesidades y funciones. Para el psicoanálisis para que un niño viva, más allá de los
cuidados es necesario que alguien lo desee. Este alguien no es anónimo sino alguien que
cumpla la función materna y sea alojado en su deseo y del lado del niño deberá preguntarse
¿qué quiere mi madre? ¿Qué soy para ella? Pero la condición para que el niño se pregunte
implica que deba intervenir alguien que cumpla la función paterna como portador de la ley
y produzca un corte necesario en la relación madre-niño. Esta pregunta, singular y
subjetiva, requiere de marcos sociales, que se objetivan en ceremonias que ofician como
Otro social, Tercero Social de la Palabra en el decir de Legendre18.
En nuestros tiempos, lo que llamamos formas ceremoniales o simplemente ceremonias, se
configuran desde el aparataje burocrático institucional construido en tiempos modernos,
instaladas en los circuitos legitimadores administrativo - burocráticos que ordenan el
funcionamiento del sistema. Ello nos lleva a definirlos como instancia discursiva clave
donde se encuentra el texto que nos permite hacer de él discurso.
Sabemos, desde Freud, que en el juego, los niños repiten todo cuanto les ha hecho una gran
impresión en la vida; de este modo, abreaccionan la intensidad de la impresión y de algún
modo se adueñan de la situación; profanando a la ausencia, la transforman. Es interesante
esta lectura respecto del análisis de las posibilidades que ofrecen los juegos virtuales.
Resulta significativo indagar en cómo crear dispositivos por los cuales sea posible diseñar
marcos específicos que instituyan diferencias; cortes que permitan operar tanto con
aquellos chicos y adolescentes que hablan por sus heridas sin marca, sin cicatriz, sin mitos
ni leyendas –que permitan bordear lo traumático–, como con aquellos ávidos de sostén que
habilite el pasaje para que el juego significante de la historia señale alguna diferencia a la
plasmada por la repetición ciega e incesante de lo que no cesa de no inscribirse.(Sin
17
Agambem, Giorgio. 2004. Estado de Excepción. Bs. As. Adriana Hidalgo. Y; Agambem, Giorgio. 2003
(1998). Infancia e Historia.

18
Legendre, Pierre. 1989. Lecciones VIII ‘El Crimen del Cabo Lortie’. Tratado sobre el Padre. Siglo XXI.
9
embargo, las instituciones no hacen diferencias ni cortes, van en sentido contrario para que
se pueda un niño subjetivar.
Sostenemos que podremos encontrar alguna llave ante esta compleja cuestión en
ceremonias mínimas que configuran una unidad de análisis privilegiada para entrever los
efectos devastadores del destino, a los cuales son precipitados hoy, de manera impensada,
numerosos integrantes de las nuevas generaciones humanas. A su vez, ceremonias mínimas
resultan una vía privilegiada para posibles interferencias al crear condiciones de juego.
Debemos distinguir la inscripción de la legalidad subjetiva de la letra del texto jurídico para
poder ubicar la tensión posible entre la una y la otra. En otras palabras, no resultan
suficientes los dictámenes de la ley jurídica para que se construya un sujeto. Se trata de la
relación del sujeto al Otro, portador del tesoro de significantes, portador de la legalidad de
la cultura; es decir Otro - Tercero social de la palabra (Legendre) - vehículo del universo
simbólico en el cual la cuestión de la infancia opera. Eso llamado sociedad, dirá Legendre,
se sostiene en los montajes institucionales que normativizan ficciones y ofrecen el marco
social simbólico de producción de subjetividad.
En este sentido, las cuestiones vinculadas a las legislaciones e instituciones modernas sobre
los menores de edad, se han mimetizado con las improntas de la ley encarnada en una
paternidad fallida, tal el caso del pattern19; una condensación que se desplaza también en la
mentalidad de los jueces y las juezas que se atribuyen el papel del padre de familia en
sentido de la autoridad del derecho romano. Ambos principios no sólo no son
homologables, sino que, su consolidación ha producido severas consecuencias subjetivas y
colectivas tales que, desplazando la función de la ley en la estructura en tanto vacío
instituyente, pretendieron a cambio de ello, completar ese lugar y ser la ley, es decir,
encarnarla y no representarla.
La disyunción entre la letra de la ley y la aplicación de la misma por parte de los
representantes judiciales, presenta una distancia que posibilita un margen de
discrecionalidad y arbitrariedad que merece su examen, en tanto sus decisiones oficiarán de
hecho como ley, más allá de la letra del derecho. Cualquiera sean las formas de pensar en la
totalidad, se seguirán estos principios, de los cuales a pesar de las profundas
transformaciones acaecidas desde aquellos tiempos del patern familia, nuestra
contemporaneidad no es ajena, aunque sus formas se presenten de manera lejana, formas de
sujeción en la relación a un Otro no barrado, no atravesado por la ley del no-todo-es-
posible.
La infancia es producto de la institución del lenguaje que sostiene los montajes de la
filiación. Por ese motivo se abre una pregunta insoslayable que orienta hacia los efectos
paradojales de la inscripción en el orden jurídico del concepto de niño/a como sujeto de
derecho. ¿Es posible desmontar la filiación simbólica sujetando a las nuevas generaciones,
filiándolos imaginariamente al derecho? Una paradoja queda planteada si admitimos la des-
afiliación a una genealogía que ordene los montajes de la filiación, desplazándola a una
anomia20 jurídica, que pone en evidencia la tiranía del Otro social a través de diversidad
de ficciones teóricas que desvían la posibilidad de otorgar siquiera cierta eficacia
simbólica al límite jurídico.
Queda así un espacio anómico donde no hay quien responda por los actos del niño y de la
niña desde la más temprana edad y, a su vez, no hay a quien dar cuentas, no hay a quien
19
Referimos a la institución jurídica del derecho romano que condensa en la figura del padre los dos principios fundantes
de la ley jurídica de occidente: propiedad y paternidad.
20
El concepto de anomia fue introducido por Durkheim en el campo de sociología aunque sus antecedentes nos remontan
a Herodoto de Alicarnaso (484-406 a.C.) quien lo usó cuando se refirió a la guerra entre griegos y persas. Hilda Eva
Chamorro Greca de Prado en su trabajo "El concepto de anomia, una visión en nuestro país" plantea que el mismo ha
tenido un uso religioso, ya que también en la Antigüedad se incluye el concepto de anomia sobre todo, en el Antiguo
Testamento. En las traducciones fue intercambiado por "hamartia", en ambos casos para significar "pecados". En Grecia,
significó lo malo, lo perverso, la falta de orden social, la desesperación, toda forma de vicios. En 1688, Vico en su Cátedra
de Ética decía "La edad de los hombres inicia su decadencia cuando los seres humanos dejan de respetar la ley, cuando la
licencia descompone la igualdad y cuando la filosofía sucede a la religión". Dirá que después de dos siglos de silencio con
respecto a la anomia, aparece en el siglo XIX con los filósofos franceses, sin connotaciones religiosas, como una
expresión correspondiente a la ética. Ubicará en el debate entre el "realismo" de Durkheim y el "nominalismo" de Jean
Marie Guyau y de Tarde, el nuevo uso del término, resignificado, en la monografía de Durkheim sobre El suicidio (1897).
10
responder por los propios actos como Otro significativo. Producto de ello -del lado del niño
y niña- las preguntas que suponemos como constitutivas de la relación al Otro se
transforman. Ya no será la pregunta ¿qué quiere el Otro de mí? sino ¿a quién le importa lo
que haga? y/o ¿qué más debo hacer para ser tenido en cuenta?
Desde esta posición, cuáles son las condiciones de posibilidad de la operatoria de
inscripción, de sujeción del infantil sujeto a la ley, a la cultura, ante el supuesto
desfallecimiento del Otro, ante el supuesto desfallecimiento de la eficacia simbólica de la
ley y sus efectos concomitantes, la producción de desamparo subjetivo.
La pregunta que se impone es si resulta posible para la continuidad humana en la cultura
estar des afiliada inter-generacionalmente, es decir no ser la infancia, institución del
lenguaje.

V. III. Infancia en Estado de excepción


Agamben21 entiende que, para comprender la actualidad, debe analizarse el viejo concepto
de Estado de Excepción, a partir del cual construye el paradigma que da nombre a la
suspensión del derecho en el marco de los gobernantes. Analizar la noción jurídica de
estado de excepción y, del iustitium que debatieran a principio de siglo XX Walter
Benjamín y Carl Schmitt, es fundamental para detectar los efectos de una filosofía política
que no ha sido sin consecuencias para la humanidad, como es haber otorgado condición de
posibilidad y racionalidad jurídica al nazismo.
El estado de excepción, se ubica entre la anomia y el derecho. Y la disputa, que analiza el
filósofo italiano entre W. Benjamín y C. Schmitt tiene lugar en una misma zona de anomia
que, por una parte, se pretende sea mantenida a cualquier precio en relación con el derecho
y, por otra parte, debe ser igualmente disuelta y librada de esa relación. A esta disputa, la
considerará Agamben una gigantomaquia en torno a un vacío. El problema se presenta
cuando el estado de excepción deviene la regla, lo cual, pareciera haber hecho perder
absolutamente el rumbo a la cultura de Occidente.
El estado de excepción es un espacio anómico en el que se pone en juego una fuerza-de-
ley-sin-ley (que se debería escribir: fuerza de ley): Una fuerza-de-ley semejante, en la cual
la potencia y el acto son separados radicalmente, es ciertamente así como un elemento
místico o, sobre todo, una fictio a través de la cual el derecho busca anexarse la propia
anomia. Pero, cómo es posible pensar tal elemento místico y de qué modo actúa en el
estado de excepción, es exactamente el problema que es preciso intentar aclarar (Agamben,
op. cit.)
Entendemos que lo que se presenta en la singularidad del caso como desfallecimiento del
Otro, lo que se presenta como ineficacia simbólica de la ley social en el anudamiento
subjetivo, incluso, la paradoja que representa la noción de niño sujeto de derecho, se
condensa en la metáfora que proponemos como tesis: la subjetivación de los niños
institucionalizados ocurre permanentemente en un ‘estado de excepción’; lo cual
define al mismo tiempo sus efectos histórico-sociales para el resto de sus vidas.
Esta metáfora y tesis, nos remite y renueva el interrogante freudiano respecto a lo singular y
lo colectivo, haciendo fluir y escribiendo la impronta del orden social en la singularidad, en
un movimiento de ida y vuelta que permite encontrar el sostén singular proyectado en lo
colectivo. Las formas de resolución de cada infancia producida en estado de excepción,
quedan sujetas a la singularidad del caso.
La infancia en estado de excepción es solidaria de la operatoria de expropiación de la
experiencia. La expropiación de la experiencia es posible por la eficacia de la objetivación
de discursos y prácticas en circuitos de intercambio legitimadores (Bourdieu22) que
-otorgándole carácter de natural y necesario- mistifican ficciones. Dichas ficciones
sostenidas a su vez por el discurso de la Academia, sea bajo la forma de ilusiones
21
Op cit.
22
Bourdieu, Pierre. 1999. Meditaciones Pascalianas. Barcelona. Anagrama.
11
(psico)pedagógicas; sea bajo la forma de derechos (¿del niño?), sea bajo la forma de la
invención de nuevas infancias y adolescencias; sea bajo la fórmula del mercado, sea bajo la
forma de la cultura de la imagen; operan eficazmente favoreciendo la desligadura de las
nuevas generaciones, dejándolos en el más absoluto desamparo subjetivo al no habilitar la
intromisión de la cultura, desligando -para obtener eficacia- al sujeto de la enunciación de
las filiaciones y genealogías que dan fundamento a esas teorías que son presentadas como
máximas, de las cuales se deducen nuevos imperativos que llegan a denegar de la ley de
prohibición del incesto.
Es esta expropiación de la experiencia de los niños en estado de excepción, se visibilizan en
la lectura de las omisiones en los informes de los diferentes operadores del sistema
institucionalizante. Esta expropiación es nada más ni nada menos que lo que el amparo
aquí en cuestión busca revertir.

V. IV. Sexualidad e infancia


A partir de S. Freud23, el niño deja de lado su inocencia y fragilidad, para ser visto con una
sexualidad como la conceptualiza el autor, como ‘autoerótica’, es decir que no tiene
consecuencias y el niño se satisface en sus propias zonas erógenas de su cuerpo (chupeteo,
tocarse los genitales). Esta sexualidad propia del niño, es necesaria para su constitución
subjetiva. Todo adulto debe reconocer esto que es propio de la condición infantil y dejarla
que se exprese y que siga el rumbo propio del niño. Para el psicoanálisis, lejos de ser un
enfoque biológico, es opuesto a etapas cronológicas del desarrollo, lo cual implica la idea
de continuidad que conlleva el ideal de maduración genital. Para Freud esta continuidad no
es tal, ya que existen cortes y rupturas.
La sexualidad es un conjunto de prácticas y discursos –relativos al género, al deseo, a la
afectividad y a la reproducción– que atraviesan transversalmente el sistema cultural. Es la
estrategia social que permite controlar el deseo erótico. Por la sexualidad, la cultura genera
deseo erótico y lo controla al mismo tiempo. Este deseo erótico es un tipo de atracción
socioafectiva entre personas, capaz de escapar a las normas sociales.
La sexualidad se cumple en dos tiempos: la infantil, que culminara en la fase fálica, y,
luego del periodo de latencia, la metamorfosis de la pubertad. En la primera etapa de la
constitución subjetiva, el niño deberá atravesar el complejo de Edipo, donde lograra las
identificaciones para poder decirse soy hombre o mujer y la elección de objeto del deseo.
Después de pasar por el periodo de latencia vuelve a irrumpir esta sexualidad, donde en la
pubertad (los cambios físicos que sufre el joven), la sexualidad irrumpe produciendo una
crisis porque allí despierta, sacude, desordena y queda a la espera. El niño que se
transforma en joven para los adultos, es lo familiar que se transforma en algo extraño e
inquietante, y lo que provocara en los adultos es problemático, ya que toca lo reprimido de
este pasaje. Es un momento de muchas preguntas y pocas respuestas. El joven debe
inventar cómo abordar al paternaire sexual, es decir, el encuentro con el otro sexo. Ante
este exceso que estalla, irrumpe, cada joven en su singularidad y teniendo en cuanta como
fue su pasaje por el Edipo, va a responder de diferentes formas, que son problemas para el
adulto y que también representan dificultades para el joven, (adicciones, violencias,
alcohólico, aburridos).
La pregunta central que se hace el joven, cuando se producen todos estos cambios, es, soy
hombre o soy mujer. Conjuntamente entre lo que se produjo en el Edipo y lo que se
desarrolle en la adolescencia se definirá su heterosexualidad u homosexualidad. Muchas
veces ciertas manifestaciones homosexuales, no lo define como tal, sino que forman parte
de la búsqueda de su identidad sexual.
El adulto debe acompañar este proceso que es propio de la constitución subjetiva sin una
mirada prejuiciosa y moralista, para dejar que la sexualidad se exprese como inherente a la
condición humana. Cuando el adulto ignora o niega estas características propias de la
23
Freud, Sigmund. 1994. Tres Ensayos para una Teoría Sexual. En Obras Completas. Bs. Bs. Amorrortu.

12
constitución subjetiva habrá consecuencias patológicas y hasta a veces irreparables para el
propio sujeto.
Los estudios a cerca de la manera en que las personas construyen su género son
herramientas que permiten pensar como se articula políticamente la diferencia sexual con la
cultura. Porque la sociedad y las leyes pueden modelar al sujeto, pero este también produce
sentidos que van modelándolos lentamente. La relación no es nunca determinante en
ninguno de los dos sentidos.
El psicoanálisis muestra como la estructuración psíquica se realiza fuera de la conciencia y
de la racionalidad de los sujetos. Ofrece una visión de la manera en que se construye la
subjetividad y la sexualidad, así como el proceso mediante el cual el sujeto resiste a la
cultura.
Pensar que algo es natural es también pensar que es inmutable. Insisto en esto porque es el
eje principal donde se asientan las tesis de todas las disciplinas sociales que permean los
estudios de género. No existe un cuerpo natural, el cuerpo es también una construcción
cultural. ... ‘El cuerpo es el territorio sobe el que se construye una red de placeres e
intercambios corporales, a los que los discursos dotan de significados [entonces] las
sanciones y prohibiciones que le dan forma y direccionalidad a la sexualidad, que la
regulan y la reglamenten, pueden ser transformadas’24...
Cuando se piensa en el género y en el cuerpo desde este lugar se está caminando
irreversiblemente a la desencialización de las ideas de hombre y mujer. Comprender los
procesos sociales, pero también los psíquicos por los cuales las personas se converten en
hombres y mujeres dentro de un esquema cultural de género –que para sufrimiento de
hombres y mujeres postula la complementariedad de los sexos y la normatividad de la
heterosexualidad– facilita la aceptación de la igualdad de los seres humanos y la
reconceptualización de todas las posibilidades de sexualidad. Y también amplia la
comprensión sobre el destino que comparten mujeres y hombres como seres humanos
incompletos que se buscan a sí mismos; una búsqueda que se hace tanto más difícil cuanto
más poderoso es el encasillamiento en dos modelos supuestamente complementarios:
hombre y mujer.
La urgencia es disminuir el sufrimiento humano, eliminar la violencia social y familiar,
física y simbólica. Es imprescindible para esta empresa comprender como se fue
articulando y cómo funciona la lógica del género. Y es también necesario plantear un
modelo de relaciones sociales y sexuales en que la diferencia no se traduzca en
desigualdad.

VI. DERECHOS
La situación de vulnerabilidad de los niños, niñas y adolescentes compromete el futuro de
nuestra propia continuidad social; conforme la Convención de los Derechos del Niño, la
Ley 26061 y su reglamentación y la ley provincial Nº 7039. Conforme a esto el Estado
democrático republicano tiene la obligación de garantizar los derechos humanos,
específicamente como responsable de la protección integral del niño por cuanto es
formador de futuros ciudadanos. Un futuro comprometido en relación a la posibilidad de un
desarrollo equilibrado y productivo de los niños, niñas y adolescentes de Salta, lo que
implica algunas acciones precisas de los técnicos y funcionarios involucrados en dichas
áreas con un debate constante que extienda la reflexión a todos los actores públicos y no
gubernamentales: 1.- la modificación de prácticas para que las mismas sean respetuosas de
los derechos de los niños; 2.- la búsqueda de nuevas formas de articulación entre las
políticas públicas y la sociedad civil; 3.- la redefinición de roles de las áreas de infancia de
los diferentes niveles de gobierno; 4.- la adecuación de normativas cuando resultara
necesario; 5.- la constitución de espacios interministeriales y/o intersectoriales para que el

24
Foucault, en Lamas: 1995)
13
desarrollo de políticas públicas de la infancia con enfoque de derechos sea una constante en
las diferentes áreas estatales.

VI. 1. PRETENSIÓN INDIVIDUAL


Por tal motivo creemos que es fundamental que los Señores Ministros de la Corte ordenen a
los demandados que arbitren medidas que detengan la vulneración de los derechos humanos
fundamentales de Mauricio, Braian y Gunter; como sus derechos a la intimidad y a la
identidad, la igualdad; de libertad ambulatoria y el derecho a la defensa y a la integridad
física y psíquica -todos consagrados internacionalmente-, producida por su crónica
institucionalización y su consecuente privación de la libertad25, y se proceda a su
desinstitucionalización mediante un abordaje que incluya:
1. la rápida re-vinculación familiar con una frecuencia de visita acorde a los
requerimientos del grupo familiar,
2. acompañamiento terapéutico para los hermanos y para el grupo familiar de los
mismos,
3. el armado de redes vecinales y comunitarias que permitan su reinserción social,
4. la capacitación adecuada de los niños, que les permita el desarrollo de un proyecto
de vida autónomo,
5. el otorgamiento de un subsidio al grupo familiar al que se los revincule y
6. la gestión y otorgamiento de una vivienda digna para la convivencia de los mismos
con su familiares, todo conforme se peticiona expresamente en el apartado.

VI. 2. PRETENSIONES COLECTIVAS

A.- Cese de forma urgente en la vulneración de los derechos humanos fundamentales


de los niños/as y adolescentes internados por cuestiones no penales en los institutos de
menores de nuestra Provincia: Sala Cuna, Rosa Niño, Nazaret, Esperanza, Los tres
Institutos de Barrio Castañares, OPJ San Lorenzo y también Hogar Tránsito –toda vez que
está destinado a personas menores de edad por causas penales y sin embargo se observan
por igual niñas menores de edad institucionalizadas por cuestiones no penales. En el
presente caso particular del niño Mauricio, no se debería continuar institucionalizándolo
sino trabajar para revincularlo a su familia y a la sociedad; ya que aún en un caso extremo
de diagnóstico posible de psicosis, se puede trabajar terapéuticamente sin necesidad de
institucionalizarlo.
B) Cese igualmente en la omisión inconstitucional arbitraria imputable a la inactividad
de los demandados de promover y proteger adecuadamente los derechos de niños/as y
adolescentes de acuerdo a las convenciones, declaraciones y estándares internacionales
garantistas de los derechos humanos de las personas menores de edad [Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño, ley Nacional 26061, ley provincial 7.039 de
Protección integral de Niños/as y Adolescentes] debiendo para ello:
1. Aumentar el presupuesto destinado a las Políticas Públicas de Protección
Integral de los Derechos de Niños/as y Adolescentes, a partir de las necesidades
que surjan del diseño de un plan de intervención; el que deberá asegurar
estratégicamente acciones de modificación de las prácticas y mentalidades de todos
los operadores del sistema. Es preciso decir expresamente en este sentido que el
solo aumento presupuestario no modifica por sí mismo las condiciones de
judicialización de los ‘menores’. En tal sentido, en el mismo nivel de importancia
del aumento presupuestario, debe situarse el detalle del modo en que se instrumenta
un nuevo dispositivo de garantía de derechos, más allá de cualquier presentación

25
De acuerdo a las Reglas de las Naciones Unidas para la protección de jóvenes privados de la libertad, la entendemos
como toda forma de detención o encarcelamiento, internamiento en un establecimiento público o privado del que no se
permita salir a la persona menor de edad por su propia voluntad, por orden de cualquier autoridad judicial, administrativa
u otra autoridad pública.
14
declamatoria del mismo; apuntando a la máxima perfectibilidad. La sola aplicación
de mayores recursos a las políticas públicas no cambia por si mismo el escenario si
no se modifican al mismo tiempo la cultura y la mentalidad del mundo tribunalicio
que aplica las leyes.
2. Desarrollar estrategias de monitoreo de los resultados obtenidos por las
acciones del personal técnico – experto de los institutos de tal forma de
disminuir su impacto negativo en la perpetuación y reproducción de los efectos
negativos del sistema de institucionalización.
3. Desarrollar e implementar el Plan de Protección Integral de Derechos de
Niños/as, Adolescentes y sus Familias en la Provincia; en un plazo razonable. El
mismo deberá protocolizar las actuaciones de tal manera de garantizar a los niños/as
y adolescentes el derecho fundamental a la convivencia familiar; según los artículos
8, 9, 19 y 20 de la Convención de Derechos del Niño; sustituyéndose la
institucionalización por prácticas alternativas del cuidado de los niños, niñas y
adolescentes: redes familiares (ej: familia extensa), redes sociales (ej: vecinos),
sistema de acogimiento familiar, adopción; ya que cualquiera de estas medidas
resultan preferibles en razón de la subjetivación de los niños que cualquier tipo de
institucionalización.
4. La revisión de la situación de todos y cada uno de los niños que se encuentren
institucionalizados y separados de su grupo familiar; por parte de los actores
involucrados en la protección y promoción adecuada de sus derechos, en un plazo
razonable; de tal manera de presentar un abordaje integral y complejo, que
involucre a los Ministerios necesarios del Ejecutivo y demás organismos estatales
en la re-vinculación socio-familiar de acuerdo a los postulados de la Ley Nacional
26.061. Resulta absolutamente necesario en el diseño de tal abordaje, la
reconsideración, desmitificación y refuncionalización jurídica del tradicional
concepto de ‘familia’ a la hora de ser operacionalizado por los operadores del
sistema, toda vez que no garantiza necesariamente la subjetivación, con lo que
aludimos expresamente al proceso intra e interpsíquico por el cual una persona
puede construir y sostener lazos sociales. Las estadísticas psiquiátricas y judiciales
evidencian las maneras diversas en que una familia ‘bien constituida’ puede y
genera niños psicóticos.
5. Implementar herramientas que eviten discriminación en razón de la pobreza que
sufren estos niños/as y adolescentes internados en los institutos de menores
provinciales, para que la persona menor de edad NO SEA DISCRIMINADA en sus
derechos a la libertad, a la vida, a la integridad psicofísica, derecho a la convivencia
socio familiar, derecho a crecer y desarrollarse en su familia nuclear o extensa y no
a crecer dentro de un instituto de menores, derecho a la salud, derecho a la
educación, derecho a la capacitación laboral, derecho a un proyecto de vida
autónomo, derecho a la intimidad, derecho a la inclusión social y a la igualdad y no
discriminación; todos estos derechos reconocidos constitucionalmente a todos los
ciudadanos, y que resultan negados a los niños institucionalizadas que sostienen
fácticamente un sistema de Patronato de Estado contrario a la normativa vigente.
Entender el funcionamiento de la discriminación, hace necesario dejar de hablar de
‘los niños’ como ‘grupos vulnerables’, dado que su situación de vulnerabilidad
responde a los problemas de la sociedad que los discrimina y los hace víctimas y no
a una supuesta condición dada por su edad, que los haría vulnerables por sí mismos.
La consecuencia a menudo no deseada de centrar la atención en los niños
víctimizados por su institucionalización cuando lo que se quiere es explicar por qué
están institucionalizados y discriminados; es atribuirles el producto de la
discriminación como característica natural, permanente e invariable. Así, se
presenta como natural y no cuestionable, justamente, lo que se pretende modificar,
cerrando toda posibilidad de comprensión y de desarrollo de actitudes que permitan
la modificación de las mentalidades discriminativas.

15
Cuando se enfoca al discriminado y no a las condiciones socio-culturales que lo
colocan en situación de discriminación; se está presuponiendo su no – normalidad,
en oposición a una supuesta normalidad del conjunto, discutiendo tan solo sobre los
niveles de aceptación o tolerancia de dicha no – normalidad que poco a poco se
termina convirtiendo en a-normalidad. Es oportuno cuestionarse si la supuesta
condición de ‘normalidad’ no es acaso uno de los principales y primeros modos de
acción de una práctica social discriminatoria. Por otro lado el concepto de
‘tolerancia’ en los discursos supuestamente no discriminativos, apela a reconocer
una característica negativa del grupo tolerado, una negatividad que debiera ser
‘soportada’ por cuestiones éticas. Sin embargo la alteridad radical del otro es
precisamente la posibilidad de intercambio, supervivencia y transformación más
importante entre los seres humanos.
Discriminar es un entramado de reacciones, percepciones y visiones del mundo
que se plasman en una diversidad de acciones cotidianas que las personas
realizan. Ellas comprenden desde la creación o colaboración en difusión de
estereotipos de cualquier grupo humano por características reales o
imaginarias, sean éstas de cualquier tipo, positivas o negativas, o se vinculen a
características innatas o adquiridas. Se trata también de acciones como
hostigar, maltratar, aislar, agredir, segregar, excluir y/o marginar a cualquier
miembro de un grupo humano por su carácter de miembro de dicho grupo. O
de acciones que lleven a establecer cualquier distinción legal, económica,
laboral, de libertad de movimiento o acceso a determinados ámbitos o en la
prestación de servicios sanitarios y/o educativos a un miembro de un grupo
humano del tipo que fuere, con el propósito de impedir o anular el
reconocimiento o ejercicio de sus derechos humanos.
6. La atención de la particularidad de cada caso. Parafraseando a Ruiz26, diremos
que siendo el juez el encargado de administrar justicia, de él se espera que realice la
conjunción de singularidad y generalidad que haga posible lo aparentemente
imposible. Cada juez puede conformarse con aplicar mecánicamente la ley, el
precedente, la doctrina y decirse a sí mismo que actúa ‘conforme a derecho’. Sin
embargo, puede también hacerse cargo de la angustia que el acto de juzgar supone y
procurar lo imposible preguntándose a cerca de los otros que quedarán signados por
su decisión. Sin conformarse con apelar a la mera abstracción de la igualdad ante la
ley, tratará de rescatar el valor de las diferencias, de lo particular y de lo distinto;
con un compromiso inexorable con la sociedad a la que juzga en cada una de sus
sentencias; porque el principio del interés superior del niño es una prescripción de
carácter imperativo hacia los adultos. En este sentido, Derridá decía que dirigirse al
otro en la lengua del otro es la condición de toda justicia posible, aunque parezca
rigurosamente imposible.
7. Sobre la relación entre los poderes judiciales y ejecutivo en el dispositivo de
garantía de derechos de los niños. Recuperar el lugar político del juez. La Corte
Suprema de Justicia de la Nación sostuvo en el recurso de hecho Verbitsky, Horacio
s/hábeas corpus27 de mayo de 2005, que también corresponde al poder judicial
garantizar la eficacia de los derechos y evitar que estos sean vulnerados, como
objetivo fundamental y rector a la hora de administrar justicia y decidir las
controversias. … ‘Ambas materias se superponen parcialmente cuando una política
es lesciva de derechos, por lo cual siempre se argumenta en contra de la
jurisdicción, alegando que en tales supuestos media una injerencia indebida del
Poder Judicial en la política, cuando en realidad lo único que hace el Poder Judicial,
en su respectivo ámbito de competencia y con la prudencia debida en cada caso, es
tutelar los derechos e invalidadar esa política solo en la medida en que los lesiona.
Las políticas tienen un marco consititucional que no pueden exceder, que son las
garantías que señala la Constitución y que amparan a todos los habitantes de la
26
Ruiz, Alicia. Idas y vueltas por una teoría del Derecho. Editores del Puerto. 2001. Pag. 29.
27
Verbitsky, Horacio s/hábeas corpus, V. 856 XXXVIII, rta. 3 de mayo de 2005.
16
Nación; es verdad que los jueces limitan y valoran la política, pero solo en la media
en que excede ese marco y como parte del deber específico del Poder Judicial.
Desconocer esta premisa sería equivalente a neutralizar cualquier eficacia del
control de constitucionalidad. No se trata de evaluar qué política sería más
conveniente para la mejor realización de ciertos derechos, sino evitar las
consecuencias de las que clara y decididamente ponen en peligro o lesionan bienes
jurídicos fundamentales tutelados por la Constitución’…
8. De los jueces y funcionarios políticos en relación a la exclusión discriminativa.
Una forma común de nombrar las situaciones de injusticia social y discriminación
es la de ‘exclusión’. Muchos –si no todos– los estudiosos y funcionarios políticos
hablan de ella. Cuando los funcionarios políticos y los investigadores sociales
hablan de la exclusión, de la expulsión y de la inclusión; intentan dar cuenta del
‘excedente’ humano que el actual sistema produce y del fenomenal despojamiento
padecido por grandes sectores sociales.
Sin embargo, los discursos muchas veces pueden encerrar una trampa no voluntaria,
cuando se habla de la consecuencia pensando que es la causa. Hablar en términos de
exclusión-inclusión, muchas veces implica una sustitución de la investigación de las
causas por lo de los efectos, y de esta manera queda protegida la verdadera realidad
de las relaciones de poder y de las maneras de producir bienes y riquezas sociales y
sus formas de reparto. Por otro lado, hablar de la consecuencia como si fuera la
causa, desplaza cuestiones que son políticas hacia cuestiones que se presentan como
morales, dejando de hablar de la responsabilidad de quienes tienen herramientas
para producir cambios necesarios, y puntualizando en cambio, la culpabilidad de
quienes supuestamente deberían cambiar siendo ‘más responsables’, pero que sin
embargo no cuentan con herramientas para poder hacer ese cambio.
Cuando se habla de las consecuencias como si de las causas se tratara, no se piensa
en la acción de excluir, sino en el hecho de ser excluido. Así es que, se afirma una
situación instalada en sus efectos culpando al excluido, y no a la sociedad en un
proceso de exclusión. En nuestro tiempo, la exclusión es un fenómeno social y una
cuestión política; económicamente negativa, socialmente corrosiva y políticamente
explosiva.
Entender la exclusión y la manera en que la discriminación actúa para producirla,
requiere conocer dos principios fundamentales. Por un lado revisar las verdades casi
absolutas en las que las personas basan su vida, y también, ser capaces de percibir y
entender el dolor, los desgarros y los traumas que amenazan a los excluidos
sociales. Las creencias a cerca de verdades sociales tomadas como absolutas marcan
gran parte de la manera como funciona una sociedad; produciendo actualmente
exclusión debido a: 1.- la persistente y creciente desigualdad social en cuanto a
insuficiencia de recursos básicos y la dificultad de encontrar trabajo, lo que fragiliza
la seguridad; 2.- la fragmentación social y el desarraigo; 3.- la desestructuración
personal que se expresa en la más profunda impotencia personal, alimentada y
fortalecida por la desconfianza de los vínculos.
Actualmente y ya desde hace tres siglos, la exclusión está ligada a un estilo de
gobierno que regula las relaciones entre la gente mediante la aplicación y el impacto
del poder político en todos los aspectos de la vida.
Es el resultado de una forma de funcionamiento de la sociedad basada en un poder
llamado ‘biopolítico’28; mediante el cual los gobernantes construyen e imponen las
28
Se trata del conjunto de saberes, técnicas y tecnologías que convierten la capacidad biológica de los seres humanos en el medio por el
cual el Estado alcanza sus objetivos. Desde que comienzan a surgir en la historia de la humanidad los actuales Estados Nacionales, el
Estado y los elementos económicos que lo apoyan -o que lo utilizan con intereses particulares- se esfuerzan por potenciar las capacidades
físicas e intelectuales que consideran valiosas en las personas, ya que éstas constituyen el instrumento gracias al cual las mismas lograrán
sus propósitos, para bien de todo el Estado. Anteriormente, los Estados preindustriales gestionaban unos hechos que consideraban
naturales, como el número de habitantes de un territorio y su estado de salud. En cambio actualmente en nuestra era industrial y
postindustrial; cuando la industria ha dejado de ser la fuente principal de generación de riqueza y puestos de trabajo, porque esta función
recae en el sector terciario -los servicios- o cuaternario -la investigación científica y tecnológica-; las vidas de las personas que deben
gobernar los poderosos ya no parten de realidades naturales, sino de realidades creadas y desarrolladas por los mismos Estados. Frente a
unos seres humanos dejados a las fuerzas del azar y el medio ambiente anteriormente, en la era biopolítica actual encontramos una
17
normas que hacen posible la coexistencia social de cada vez más grandes
poblaciones de seres humanos. La exclusión se inserta en las estrategias históricas
de mantenimiento del orden social, transformándose en el movimiento de
reconstitución sin cesar de las formas de desigualdad.
La exclusión también refiere a la ‘descalificación social’, un proceso gradual de
expulsión de ciertos sectores de la sociedad, lo cual pone en relación a la población
denominada ‘discriminada’ con el resto de la sociedad. Esa relación entre
discriminados y la sociedad total se caracteriza por: 1.- la estigmatización de los
discriminados: 2.- las circunstancias y fenómenos que hacen posible un grado de
integración de los discriminados con el resto de la sociedad, 3.- los medios de
resistencia colectivos e individuales al descrédito y a la desaprobación social que
padecen lo discriminados y excluidos; 4.- el debilitamiento y la ruptura de los
vínculos sociales, incluidas las relaciones solidarias y familiares.
Los mecanismos de exclusión y discriminación traen aparejado situaciones
personales como: ausencia de afecto y amor, falta de comunicación, ausencia de
expectativas que debilitan y erosionan los dinamismos vitales como la afectividad,
la confianza, la identidad, la reciprocidad y la autoestima. Como consecuencia, se
pierden las significaciones y el sentido de la vida; y las expectativas a futuro. Se
trata de una situación que genera y acentúa las estructuras de impotencia que
derivan en desestructuración, pasividad, abandono de todo intento de superación, y
apartamiento de los procesos de socialización que mantienen a los seres humanos
unidos en sociedad. Domina en el imaginario colectivo, la ideología de ‘lo
inevitable’, no sólo entre los excluidos, sino también entre los incluidos;
experimentado la impotencia decretada por los centros de poder. Los impactos son
muy profundos y destructores desembocando fácilmente en múltiples situaciones de
riesgo: desestructuración personal, familiar y comunitaria.
9. La necesaria implementación en la Provincia de los abogados de confianza o
defensores de niños, niñas y adolescentes para el efectivo cumplimiento del derecho
de defensa técnica y efectivo cumplimiento de la garantía ordenada por el articulo
27 inc. c) de la ley nacional 26.061.

VI- PETITORIO

Por todo lo expuesto, solicito a esta excelentísima Corte:.


a. Nos tenga por presentados en calidad de “Amigos del tribunal”, y se declare
admisible formalmente dicha presentación.
b. Se consideren estas argumentaciones al momento de dictar sentencia.

PROVEER DE CONFORMIDAD
SERA JUSTICIA

biología distinta, disciplinada y sometida a las capacidades de las autoridades para intervenir a favor o en contra de la expansión de las
personas.
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