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DOS CONCEPTOS CLAVE PARA LA GESTIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS COMO PRÁCTICA


septiembre
DE LA REDISTRIBUCIÓN DE PODERES EN AMÉRICA LATINA
de 2010

Dos conceptos clave para la gestión de los conocimientos como


práctica de la redistribución de poderes en América Latina 1

Ernesto Andrade-Sastoque
Grupo PENSAR CTS
IESCP/PUJ
Maloka

INTRODUCCIÓN DECLARATORIA

Lograr una cultura local-regional incluyente, una Investigación y Desarrollo en Ciencia y


Tecnología para la sostenibilidad, y el reconocimiento de la innovación social y las
tecnologías apropiadas en las políticas en América Latina, es tan solo uno más de los
caminos que debemos andar temporalmente para lograr dar un giro definitivo a la
reproducción de las asimetrías del capitalismo global contemporáneo.

Transformar las maneras de habitar el mundo del trabajo y propiciar cambios que
redunden en la construcción de espacios horizontales de diálogo, producción y
beneficios es una meta que debemos lograr en América Latina.

Para esto es supremamente importante que repensemos el sentido de nuestras


organizaciones y las políticas (grandes y pequeñas), teorías, metodologías y
tecnologías que subyacen a ellas en un contexto marcado colonialmente como el
nuestro. Para lo cual esta intervención se plantea la necesidad de dar una mirada
situada trazando una alternativa a la gestión del conocimiento del norte global.

El interés particular que nos convoca a este espacio no es un análisis de los modelos
de Gestión del Conocimiento diseñados por y para la administración empresarial, sino
la posibilidad de dar un giro epistémico a esta técnica, invitando a pensar que el
conocimiento no es tan sólo un factor de producción de primer orden como lo sugirió
Peter Drucker en la segunda mitad del siglo XX, sino un asunto intrínsecamente social
que se construye por la densidad, cualidad y frecuencia de las interacciones entre
actores independientemente de su geografía, y que podemos fomentar y propiciar fuera
y dentro de la empresa para generar sinergias que posibiliten desarrollos alternativos y
si es posible, alternativas al desarrollo.

1
Ponencia presentada en el Primer Encuentro Latinoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de la Región.
Bogotá – Colombia.
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TECNOLOGÍAS DE EL PODER

En el año 1986 el sociólogo Jhon Law hizo una compilación de documentos en la que
evidencio que la concepción del poder de Foucault, formulado como Poder/Saber - la
idea de que el poder y el conocimiento son indisociables uno del otro - es crucial para la
sociología del conocimiento, que desde nuestra perspectiva y ex-traída para nuestro
tiempo y contexto, consideramos que es más que fundamental para la antropología y la
gestión de los conocimientos. 

Law en este texto se refiere a los documentos compilados allí como ensayos sobre las
técnicas de saber / poder [ y que] la mayoría [de autores de esta compilación] deben
más que un poco a la escritura de Foucault (1986:18), particularmente aquellas
reflexiones en torno a las prácticas concretas de poder (1986:12), que para este autor
están íntimamente ligadas o fundamentadas en los juegos de verdad que devienen en
formas de dominación.

Consecuentemente con la idea foucaultiana del poder que circula en prácticas sociales
reproductivas (Foucault 1984) entendidas como prácticas de conocimiento (Deleuze
1987), comprendemos además en un sentido más amplio y común, que las tecnologías
como objetos inscritos en el mundo, son efectivamente materializaciones o productos
de dichas prácticas (un fusil, una tarjeta de acceso, un control remoto, un manubrio, un
computador portátil, una base de datos o una plataforma tecnológica etc), lo cual
significa que el poder, además de circular en prácticas sociales, reside en artefactos, es
decir, el poder/saber es una práctica social que se operativiza y autoreproduce por
medio de una matriz física constituida por artefactos, que resultan determinantes en las
formas de incidir sobre lo social.

Es inevitable no pensar que la gestión del conocimiento, entendida como técnica o


mecanismo de administración empresarial útil para la optimización de recursos
económicos y humanos, es una técnica que está íntimamente relacionada con los
juegos de verdad y consecuentemente con las asimetrías de saber/poder y prácticas de
dominación en el mundo del trabajo, que hoy cada vez más se involucra en la vida
cotidiana de las comunidades urbanas asalariadas de América Latina.

La gestión del conocimiento como técnica de administración ha estado históricamente


ligada a una tecnología de poder –entendida en este caso como estrategia de
disciplinamiento, control y regulación de los sujetos y las comunidades- caracterizada
por una forma de pensamiento geométrica y cuantitativa que aparece entre los siglos
XVII y XIX, que consiste en establecer procedimientos para dividir, controlar, medir y
conducir sujetos, haciéndolos además dóciles y útiles con vigilancia, calificación,
rangos, lugares, evaluaciones, exámenes, clasificaciones, registros etc. (Foucault
2002).

Así y de acuerdo con la intención de esta intervención introductoria entenderemos en


dos sentidos el concepto de tecnologías de poder: 1) como estrategia ideológica para el
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control y el disciplinamiento y 2) como artefactos/dispositivos que operativizan el


ejercicio del biopoder2 y que resultan ser un elemento constitutivo, articulador y crucial
de la sociedad disciplinaria y de control (Hart y Negri 2000), que desde nuestra
perspectiva -tal como los paradigmas cosmológicos de la ciencia y las religión-
coexisten y se entrelazan con la sociedad de la información (Castells 2005) y del
conocimiento; ese paradigma societal en el que –tal como lo mencione anteriormente-
Drucker (1969) hábilmente invirtió la idea de que las cosas más útiles como el
conocimiento, no tienen valor de cambio, dándole la relevancia al saber como factor
económico de primer orden. En síntesis Drucker mercantilizó formalmente el
conocimiento.

Por lo anterior consideramos que hay que hacer de otro modo gestión de los
conocimientos en la denominada Sociedad del Conocimiento –valga la redundancia-, ya
que esta no es solo del conocimiento sino que articulada al control, la disciplina, la
información y la vigilancia participativa, es una gran tecnología de poder de la sociedad
global contemporánea que se despliega sobre el mundo del trabajo y la vida cotidiana, y
al decir de Brey (2010), en una nueva etapa del capitalismo neoliberal, que seguirá
creciendo incorporando cada vez más el conocimiento como factor de producción.

REDES DE CONOCIMIENTO

Ahora bien, quisiéramos hacer algunas aclaraciones respecto al marco de


entendimiento de la noción de red que nos permitirá entrar en la discusión de una
gestión de los conocimientos que pretende la re-distribución de poderes.

Ejecutar la gestión de conocimientos desde esta perspectiva, tiene como principio, de


acuerdo con Bruno Latour, hacer una sociología de las asociaciones (2005), lo cual está
inserto en la denominada teoría actor-red –TAR-.

Esta teoría comprende que lo social como concepto -tal como ha venido siendo usado
por los científicos y académicos- casi que se ha convertido en una des-pista para el
entendimiento de las relaciones en el mundo humano y las relaciones de éste con otras
ontologías.

Lo social visto desde la TAR deja de parecer un adjetivo aplicable a fenómenos o a un


material, como si al hablar de esto nos estuviéramos refiriendo a algún tipo de metal o
alguna otra cosa que constituye el mundo físico. La TAR comprendida como sociología
de las asociaciones, además de indagar por lo social como aquello que está
2
Michel Foucault en la clase del 17 marzo de 1976 de los cursos College de France, editada en Defender la sociedad, se refiere
al biopoder como una tecnología de poder del estado moderno europeo, que complejiza el ya conocido control y
disciplinamiento sobre los cuerpos que precede a los siglos XVII y XVIII (anatomopolítica) con una nueva técnica de regulación
(biopolítica) que se ejerce sobre los colectivos o poblaciones (Biopoder = anatomopolítica + biopolítica). En síntesis y
conseuentemente con esta idea, Hartd y Negri en Imperio exponen que el biopoder es una forma de poder que regula la vida
social desde su interior, siguiéndola, interpretándola, absorbiéndola, rearticulándola y reproduciéndola.

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congregado independientemente de su naturaleza, indaga por lo que connota la


naturaleza de lo que está congregado.

En la TAR, lo social está constituido por actores humanos y no humanos para lo cual la
teoría acuña el concepto de actantes 3, entidades dotadas de agencia que constituyen
congregaciones o asociaciones, sobre las que sugiere un rastreo de sucesos y
circunstancias en el que se incorporan y visibilizan actores significativos que resultan
muchas veces invisibles. Esto implica que lo social no es solo social, sino socio-técnico
(Callon 1986 a; 1986 b).

Alrededor de este concepto se han dado algunos malentendidos. El primer error tal
como lo sugiere Latour (1997), consiste en pensar que una red socio-técnica tiene un
significado técnico común, como si se tratase de una red ferroviaria, de teléfonos o de
una red informática.

El segundo malentendido que encontramos en críticas hechas a la TAR, parece que


localiza a los agentes no humanos como un elemento no determinante en los ejercicios
universales de dominación, tales como el capitalismo o el estado moderno,
abstracciones que constituyen hoy tecnologías de poder global (Mitchell 2002),
olvidando que la TAR no tiene pretensiones universalistas respecto al carácter del
poder, sino que sugiere una teoría performativa del poder en donde las prácticas
situadas y las interacciones entre actantes son las que configuran el panorama social
de la circulación de éste.

Y el tercer malentendido consiste en considerar que la TAR se agota en el análisis de


redes sociales y sus metodologías cuantitativas. Esta teoría comparte conceptos y
métodos con este tipo de estudios, no obstante está enfocada en desvelar la naturaleza
de los grupos sociales y piensa de manera particular la dimensión política de las redes,
buscando reconfigurar también la teoría social contemporánea (Latour 1997).

Teniendo en cuenta las anteriores aclaraciones, el concepto de red es sugestivo para


pensar el análisis y la gestión de los conocimientos de organizaciones en Colombia, sin
embargo, puede resultar limitado en la medida que este tipo de análisis defiende la
construcción de una topología plana en la que los actores lo hacen todo, hasta sus
propias ontologías (Latour 2005: 171) y en donde los asuntos de poder están inscritos
de manera performativa y praxiológica en las interacciones de los actores de la misma.
Por ello el enfoque de redes planteado aquí se complementa tangencialmente con una
mirada crítica o complementaria a la TAR, inspirada en las teorías de
modernidad/colonialidad/decolonialidad latinoamericanas (MCD), que analizan la
dominación y el poder en sociedades como la nuestra, fundamentalmente a través de
los discursos que circulan y la genealogía de las relaciones sociales que caracterizan a
las geografías que han experimentado regímenes colonialistas.
3
Ver: Callon M (1986) The Sociology of an Actor - Network: The Case of the Electric Vehicle. En Mapping the Dynamics of
Science and Technology. Michel Callon, John Law and Arie Rip (Eds), London: MacMillan Press Ltd.
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De acuerdo a nuestro entendimiento de red y pensado para el contexto de América


Latina, la complejidad aparece como rasgo inherente de lo teórico y lo político. Hoy no
es posible ni conveniente estar solo en una tradición de pensamiento, escuela teórica o
disciplina científica: afirmar por ejemplo, que si vamos a hablar de gestión de los
conocimientos entonces lo hacemos tan solo mirando el marco de entendimiento de las
ciencias administrativas o de la ingeniería industrial o de sistemas, o que si vamos a
analizar a la empresa o a las organizaciones desde las ciencias sociales, nos limitamos
a tomar en cuenta uno de dos enfoques (uno euro/norteamericano y el otro
latinoamericano) críticos con la modernidad: la TAR o las teorías de MCD (Yehia 2007).

Es más, no es ni siquiera posible afirmar que existe una rígida y estable tensión entre
actores sociales y entidades públicas (Ibarra et. al 2002) si de administración pública se
trata; o entre universidad, empresa, sindicatos, organizaciones civiles y movimientos
sociales y Estado si estamos diseñando políticas públicas o sistemas de CTI.

Al contrario, hoy es fundamental ejecutar la transdiciplinaridad entendida como


capacidad para atravesar o trascender la parcelación del conocimiento científico
poniendo en cuestión su vocación política (Florez-Malagón 2002) y localizando aquellos
conceptos de uso compartido (caos, relatividad, reflexión, conocimiento, gestión, red,
comunidad, ontologías etc.) que pueden potencializar el desarrollo y la ejecución de
proyectos de manera holística e integral4.

Pensar una gestión de los conocimientos desde América Latina pasa necesariamente
por construir mundos con otros en clave de red, abriendo la posibilidad de localizar
actores múltiples en un mismo escenario de participación y circulación de
conocimientos diversos, en donde la democracia no se expresa solo por medio de los
causes de la representación, si no por la agencia de actores situados con voz que se
mueven rápidamente a través de diversos medios tecnológicos.

Este es el panorama al que nos vemos enfrentados y en el que las epistemologías del
sur (de Sousa Santos 2009) son un buen caldo de cultivo para dinamizar redes a través
de la gestión de los conocimientos en Colombia y América Latina, si este asunto de lo
que trata es de la redistribución equitativa del poder en múltiples niveles, entendiendo
que el conocimiento es ante todo una práctica – no exclusivamente empresarial o
tecnocientifica- que se actualiza en el seno de comunidades tramadas por interacciones
dialógicas entre humanos y mediadas por artefactos (Amin y Cohendet 2009), noción
que acogida y reinterpretada por Brassac (2007), abre una dimensión praxiológica que
permite pensar la antropología de los conocimientos como campo de saber y
consecuentemente como ruta metodológica para propiciar la gestión y construcción
colectiva de los conocimientos de la mano con otras disciplinas.
4
Domique Vinck en el curso de Sociología de la Innovación dictado en la Universidad Nacional de Colombia entre el
11 y 25 de junio del 2010, hace énfasis en la importancia semántica que adquieren ciertas palabras y sintagmas,
para una comunidad diversa de científicos que se han formado en disciplinas disimiles en la construcción de
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espacios de producción y ejecución de proyectos transdisciplinares.
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Bibliografía
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Resources - ANT Resource - Bruno Latour's Paper.

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