Está en la página 1de 3

Hay muchas cosas que no son agradables, que a nadie

apetecen, que nadie desea.


La relación con los demás es el campo donde debemos
evitar tanto hacerlas como permitir que nos las hagan.
He aquí algunos ejemplos.

RECHAZO:
Antes de rechazar a una persona tengo que estar seguro
de mis argumentos o motivos. Tengo que estar seguro de
conocerla bien, de no haber creado un rechazo basado en
una suposición o en un dato mal tomado.

HUMILLACIÓN:
Jamás se debe humillar a una persona, y aún menos en
público. Leonardo da Vinci dijo: “Aplaude a tus empleados
en público y repréndeles en privado.” El respeto a las
personas, y a su dignidad, está por encima de un
momento de ofuscación o ira que se puede aplacar con
paciencia. Esa persona a quien se humilla puede ser
gravemente herida y hemos de evitar los dolores
innecesarios.

OFENSA:
Ofender, insultar, dañar, herir… hemos de tener mucho
cuidado en la relación con los demás de velar por sus
sentimientos. Las personas no siempre actúan con mala
fe, por lo que deberemos revisar con cuidado la actitud
con la que han obrado antes de ofenderlas. El respeto es
imprescindible y antes de llegar a la ofensa hay que
tenerlo en cuenta.
CASTIGO:
El castigo, casi siempre es una venganza, y como tal es un
acto de odio que engendra más odio.
Cuando a un niño se le da un azote justificado (o,
simbólicamente, a un adulto) y se le explica la razón, lo
asocia a lo que ha hecho, comprende, aprende, y no lo
repetirá. No es un asunto moral, ni de culpabilidad, sino
que es la realidad. Que no quede un mal rastro de
recriminación ni de acusación. Pero un castigo por saciar
la necesidad de venganza o un odio mal encauzado es
injustificable.

VENGANZA:
La venganza es un plato que se ha de comer frío, se dice.
Yo creo que no es plato que se haya de comer, que no es
buena la venganza, pero sí es bueno que se enfríe el
motivo que desencadena la necesidad de venganza,
porque una vez pasado la ofuscación inicial, y una vez que
la explosión de esa necesidad se aplaca, uno se da cuenta
que es mejor un buena comprensión que una buena
venganza.

INTENTAR:
Intentar es mentirte. Si dices lo intentaré, estás
diciendo que vas a hacer un paripé, para engañarte o para
auto-justificarte y convencerte de algo que no es cierto.
Quiere decir que no tienes intención seria de hacerlo.
Si lo quieres hacer y lo vas a hacer, di lo voy a hacer.
Tienes que hablar claro para pensar claro y obrar claro.
En el Análisis Transaccional existe un impulsor (ver capítulo
de los impulsores) que se denomina “inténtalo… pero no lo
consigas”.
Ten cuidado con él, ya que todos lo tenemos en mayor o
menor medida. Búscalo en tus actos, o en los no actos, ya
que es un boicoteador nato. Descubre en las cosas que
sólo las intentas, si hay algo poniéndote la zancadilla, o
frenándote, o desmotivándote, o menospreciándote, o
con las miras muy pobres y una gran desconfianza en ti, o
si tu autoestima está baja. Son algunas de las causas de
que tengas más intentos que realizaciones

También podría gustarte