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Apocatstasis.

A Ernesto Cisneros-Rivera, compaero de otros tiempos, otras tierras y soles.

He visto el fin de los tiempos, anulacin suprema del cosmos, universos cediendo al impulso de fuerza ciega magnfica, concentrando en un punctum el infinito y sus infinitos. He visto el ltimo instante -cese de todo movimientocontraerse, minimizarse, rozar el absurdo, y yacer quieto, entre las manos del Padre. He visto a Satn ascender como centella ensimismado y nico, glorioso y maldito, a encontrarse con el veredicto una y otra vez el mismo: La eternidad vivir sin Dios, y volver a Aquel a quien tanto repudia. He visto a los ngeles caer alabando, gozosos ante la proyectada senda que hace convergir lo uno con el todo, lo complexo con lo simple. He visto las ciudades y los hombres vitorear el cese de toda perturbacin, caer los engranes de relojes prodigiosos, cscara tras cscara las capas de pinturas y frescos.

He visto unirse la exquisita sapiencia de Leonardo con la frentica bsqueda de Gauguin, la elemental simetra de Euclides retomar y afirmar la ruptura de Bertrand, yacer en la misma esencia la nant de Sarte y la apacible calidez de Scoto. He visto ceder en un impulso inclume, instantneo, visceral, la mana del asesino en serie, y la pulcra benevolencia de dervishes y santones. He visto los pecados de mi padre, y los tortuosos silencios de mi madre, la digna abjuracin del abuelo, y la mltiple negacin de su consorte. He visto mis olvidos voluntarios esos que tapi a fuer de costumbre y miedo florecer, y destrozar la prudencia sonrojada de las buenas costumbres. He visto lo visible y lo invisible, hasta el ltimo milmetro de cada espacio, hasta el ltimo segundo de toda existencia. He sido Dios, he sido todos, he sido yo, he sido nadie.

Francisco Arriaga. Mxico, Frontera Norte. 19 de Agosto de 2013.

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