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Cuando sopla el viento de otoo ni una sola hoja permanece igual.

Togyu

El primer lunes de otoo no pareca ser un da especial a primera hora de la maana. Hikaru sali de casa con prisa, con la mochila colgando de un hombro y los auriculares puestos. En cuanto cruz la puerta principal del edificio donde viva con sus padres se quit las gafas y se las guard en el bolsillo. Y ese da empez a ser especial justo en el momento en que lleg a la parada del autobs, pero de eso no se dio cuenta hasta unas semanas ms tarde. De hecho necesitara muchos aos para calificar ese da como el primero del resto de su vida. Una chica de unos veinte aos que estaba a punto de cruzar la calle se desplom de golpe. Tirada en el suelo empez a temblar y pareca hacer grandes esfuerzos por respirar. Enseguida la gente se agolp a su alrededor sin que
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nadie supiera qu hacer. La mayora haba enmudecido, como Hikaru, que se haba quitado los auriculares asustado. Sin embargo, algunas personas opinaban con bastante tranquilidad. Es epilptica. No, es un ataque de ansiedad. Hay algn mdico? Y mientras la multitud haca sus comentarios, una mujer de unos setenta aos se abri paso hasta la chica. Hikaru crey conocer a la mujer, aunque en aquel momento no consegua recordar quin era. Sin ningn atisbo de duda, la mujer se arrodill al lado de la chica. Le tom una mano entrelazndola con la suya y le coloc suavemente la otra sobre el pecho, justo encima del corazn. En menos de un minuto la joven dej de temblar y empez a respirar ms profundamente,
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y un par de minutos despus abri los ojos, nerviosa, y empez a llorar. Poco a poco fue tomando conciencia de la situacin; entonces se coloc de lado y se cogi a las manos de la mujer. En ese momento ya se oa la sirena de la ambulancia que llegaba. Hikaru, sin entender del todo lo que haba ocurrido, ese da se fue al colegio lleno de curiosidad.

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