Está en la página 1de 11

ROMANCES DE UN SUSTRATO

Divagaba un sustrato en un mar de


solución salina ubicada en el extenso
citoplasma de una célula, cuando
conoció a una enzima de formidable
simpatía y espléndida conformación
tridimensional, cuyos contornos se
insinuaban en una estructura terciaria
que produjo mas que un llamado de
atención sobre el solitario sustrato.
• Enseguida como si sus interacciones
hubiesen sido de todo un tiempo de vida
media, notaron que la atracción era
demasiado fuerte y complementaria.
• Estaban hechos el uno para el otro.
• La enzima, llevada por un impulso
totalmente espontáneo, abrazó al
sustrato rodeándolo completamente a la
vez que excluía de su corazón activo
toda molécula que no tuviese las
propiedades de su nuevo amor, el
sustrato. Ahora, las moléculas de agua
pasaban a ser meras espectadoras.
Las fuerzas que les mantenían juntos
hicieron que comenzara la más grande
de las experiencias a una velocidad
catalítica.
Inmediatamente las interacciones electrostáticas convirtieron el
encuentro en sensaciones vibratorias de un nivel casi cuántico
del cual parecía que ninguna ley fisicoquímica les permitiría
escapar.

Compartieron en completitud todas sus propiedades. Cada


enlace de hidrógeno fue suavemente acariciado, las
interacciones de Van der Waals se presentaban sutilmente
como un cosquilleo en cada átomo del sustrato, las atracciones
iónicas fueron un ir y venir de electrones dispuestos a
satisfacer cada necesidad de sus ansiosas electronegatividades.
• Nada podía ser mejor. Cada millonésima de
segundo que pasaba por sus vidas medias fue
plenamente disfrutado, eran la envidia de toda
molécula, el sueño reactivo hecho una catalítica
realidad.

enzima
• El clímax se acercaba avisado por los
estados excitados y la placentera
explosión de energía irradiada que se
hizo sentir en cada una de las atónitas y
expectantes moléculas de alrededor, las
cuales no quedaron insensibles a tal
cantidad de calor que fluía desde el
interior de aquella rebosante enzima.
• Todo indicaba que sería para siempre
• De pronto el intercambio de electrones se detuvo, sus
contornos moleculares ya no eran complementarios, las
atracciones electrostáticas se habían convertido en repulsiones
electrostáticas, algo había sucedido, ya nada era como antes.
• La acalorada enzima ya no reconocía a quién millonésimas
de segundo antes hubiese sido la molécula que llenaba su
sitio activo. Fue así como el sustrato, sintiendo que había
sido utilizado solo con fines energéticos, era
espontáneamente expulsado del interior de la enzima que
millonésimas de segundo antes lo habían acogido
con enlaces de magnitud culómbica.
• El decepcionadosustrato sentía que la
experiencia lo había cambiado, sentía que
sus propiedades reactivas eran diferentes
de las que acostumbraba tener, ya no era
el mismo de antes. Tratando de olvidar
tan traumática experiencia, volvió a
divagar por el extenso mar de aquel
citoplasma que lo vio transformarse
• Repentinamente, cuando ya olvidaba a
aquella enzima traicionera que se había
aprovechado de su DG, notó que otra
enzima, de una conformación estructural
diferente, lo observaba con ansiosa
reactividad., decía. Pero para su sorpresa
comenzaba a sentir nuevamente atracciones
electrostáticas que al parecer eran más
fuertes que las de su predecesora
experiencia.
Deseando no tener ningún tipo de relación química, el sustrato
quiso ignorar los ofrecimientos de esa impúdica catalizadora. Todas
son iguales
No lo pudo evitar, enseguida, como si sus interacciones
hubiesen sido de todo un tiempo de vida media, notaron que la
atracción era demasiado fuerte y complementaria...

También podría gustarte