UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA 2023 Las infecciones del sistema nervioso central (SNC) producen distintos síndromes clínicos, los cuales abarcan: • La meningitis (Inflamación de las meninges). • La encefalitis (inflamación del parénquima cerebral). • La mielitis (inflamación de la médula espinal). • La meningoencefalitis (Inflamación del encéfalo y meninges). • La encefalomielitis (Inflamación del encéfalo y la médula). • Las (mono y poli) neuritis (Inflamación de los pares craneales y nervios periféricos. La forma más frecuente de acceso del agente infeccioso al SNC es por vía hematógena, tal como sucede en la mayor parte de las infecciones virales y muy probablemente en casos de hongos, rickettsias y bacterias. El patógeno ingresa y se replica inicialmente en: •El tracto respiratorio (sarampión, paperas, varicela, tuberculosis, criptococo), •El tracto gastrointestinal (polio virus, listeria) •El tracto genital (Herpes simplex), •El tejido celular subcutáneo (virus transmitidos por artrópodos) •Las mucosas o excoriaciones de piel. •Nervios periféricos ya sea por vía: - Anterógrada (rabia, poliomielitis) o - Retrógrada (herpes simplex, varicela). Convulsiones focales o generalizadas por compromiso neuronal. Coma o paro respiratorio por la afectación selectiva de ciertos grupos neuronales. Confusión, irritabilidad por la afección de la oligodendroglía llevará a desmielinización con consecuente disfunción neuronal. Deterioro del nivel de conciencia por el edema cerebral. Signos meníngeos por la inflamación de las membranas meníngeas. Triada clásica: fiebre, rigidez de nuca y alteración del estado mental sólo está presente en 40 % de los pacientes. El 99 % de pacientes sólo tendrá uno de esos hallazgos. Más del 95 % de los pacientes tendrá 2 de los siguientes síntomas: fiebre, rigidez de nuca, alteración del estado mental, cefalea. Utilidad del signo de las sacudidas horizontales (sensibilidad 97 %, especificidad 60 %). Los virus se inhalan (p. ej., parotiditis) o se ingieren (enterovirus no polio) para establecer infección primaria en tejidos linfoides orofaríngeos o gastrointestinales y ocasionalmente después de la picadura de un mosquito en la piel.
Los patógenos virales ingresan al SNC infectando directamente células endoteliales
vasculares cerebrales, que a su vez infectan células hematopoyéticas que cruzan la BHE, o también mediante la migración a través de neuronas sensoriales o motoras periféricas. También pueden lesionar células de las meninges, revestimiento ventricular, plexo coroideo (p. ej., parotiditis).
Una vez que el tropismo viral permite el paso al SNC, la infección se
caracteriza por la liberación de quimioatrayentes en las meninges seguidos de una infiltración de células inmunitarias innatas de neutrófilos, monocitos y linfocitos CD8 antivirales.
La infección de las células leptomeníngeas produce meningitis viral
Con síntomas de fiebre y dolor de cabeza. Signo de Kerning El virus puede ingresar por: El tracto respiratorio, El tracto gastrointestinal, La piel o Un nervio periférico Se replica en: Tejido linfático, gastrointestinal, endotelio vascular y macrófagos pulmonares. Desde estas localizaciones pasa a sangre o plasma, donde vuelve a replicarse en riñón, pulmón, nódulos linfáticos, hígado, bazo y glándulas salivales. Finalmente, por vía hematógena, alcanza el SNC donde produce la reacción inflamatoria meníngea. El proceso fisiopatológico causante de la meningitis se inicia en la mayoría de los casos con: • La colonización de la orofaringe por el germen. • Su posterior paso a la sangre, facilitado por el daño local y la disminución de las defensas de barrera. • La diseminación sanguínea. • La colonización del espacio subaracnoideo generalmente a través de los plexos coroideos. BACTERIANA VIRAL TBC/MICOTICA
LEUCOCITOS > 500 < 500 < 500
(MM3)
PMN > 80% < 50% < 50%
Glucosa (mg/dl) < 40 > 40 < 40 Glucosa < 30% > 50% < 30% LCR/sangre Proteínas (mg/dl) > 100 < 100 > 100 1. Presencia del patógeno bacteriano en la mucosa nasofaríngea (se estima que entre el 5 y el 25 % de niños sanos están colonizados por los principales agentes causales de meningitis: Haemophilus influenzae tipo b, Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis ). 2. Infección viral del tracto respiratorio superior que facilita la penetración de la bacteria colonizante a través del epitelio nasofaríngeo. 3. Invasión del torrente circulatorio por el patógeno meníngeo (bacteriemia). 4. Siembra bacteriana de las meninges debido a la entrada del agente causal a través de los plexos coroideos o de la microvasculatura cerebral. 5. Inflamación meníngea inducida por la entrada de componentes plasmáticos (leucocitos, proteínas, etc.) a través de una barrera hematoencefálica permeable. Para evitar estas barreras, casi todas las bacterias aisladas, producen proteasas que inactivan la molécula de inmunoglobulina A. Además, los patógenos son capaces de adherirse a las micro vellosidades de las células epiteliales no ciliadas a través de fimbrias -o pili-, y desde allí producen ciliostasis y daño de las células ciliadas vecinas; tras unirse a receptores específicos de la superficie celular la N. meningitidis y el S. pneumoniae son transportados por endocitosis a la superficie basal del epitelio, mientras que el H. influenzae lo atraviesa por vía intercelular. El antígeno capsular K1 de E. coli -relacionado antigénicamente con componentes capsulares de N. meningitidis grupo B y S. agalactiae tipo III- impide la activación del complemento y, por tanto, la formación del complejo de ataque de membrana (C5 a C9) y la opsonización necesaria para que los neutrófilos puedan reconocer a las bacterias. Por mecanismos diferentes, también S. pneumoniae y H. influenzae evitan una activación eficaz del complemento, (5,6) lo que permite la supervivencia de las bacterias en el espacio intravascular. A esta penetración en el sistema nervioso central (SNC) se opone la barrera hematoencefálica. La estructura de esta barrera es compleja; el endotelio capilar del SNC es el único en el que las células forman una capa sin poros, con uniones impermeables entre las células contiguas. Las excepciones a esta regla son el sistema capilar del área postrema, el hipotálamo, la glándula pineal y los plexos coroideos. Estas zonas pueden ser utilizadas por los virus como punto de entrada. Las bacterias penetran en el sistema nervioso central (SNC) a través de los plexos coroideos. Las fimbrias S de E. coli favorecen su unión a las células del endotelio meníngeo y del epitelio de los plexos coroideos. Fagocitos circulantes cargados de bacterias viables también podrían migrar al SNC a través de los plexos coroideos y, en determinados casos, las bacterias dispondrían de un acceso directo a través de defectos congénitos, heridas o infección de zonas parameníngeas. Los componentes del complemento y las inmunoglobulinas están casi ausentes del líquido cefalorraquídeo (LCR) lo que permite la proliferación bacteriana y favorece la presencia de grandes densidades de bacterias. Desde allí pueden producirse bacteriemias secundarias a través de las vellosidades granulaciones aracnoideas. La activación de la respuesta inflamatoria en el SNC desencadena precozmente modificaciones vasculares - vasodilatación y aumento de permeabilidad- y fenómenos celulares –reclutamiento de leucocitos- con el objetivo de favorecer la rápida llegada de los elementos defensivos al lugar de la infección. La adhesión al endotelio vascular, diapédesis y quimiotaxis son los responsables de la pleocitosis característica del LCR en la meningitis bacteriana. En las etapas iníciales el exudado inflamatorio es particularmente prominente en los plexos coroideos y alrededor de los vasos sanguíneos y se extiende hacia el parénquima cerebral a través de los espacios de Virchow- Robin que rodean a los vasos. Posteriormente el exudado infiltra también los pares craneales y el epéndimo. Las citocinas inicialmente sintetizadas son el factor de necrosis tumoral (TNF) y la interleucina-1 (IL-1). Otro gran número de mediadores inflamatorios se producen de manera escalonada y sinérgica, para amplificar la cascada inflamatoria. La interrelación de todos estos complejos eventos se traduce en aumento de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, lo cual favorece la génesis de edema cerebral (vasogénico, intersticial y citotóxico) y de la hipertensión intracraneal. El aumento en la concentración de proteínas en LCR que se produce durante la meningitis bacteriana se debe a este aumento inespecífico de permeabilidad de la BHE. El Complemento e inmunoglobulinas también penetran en el LCR, pero en cantidad insuficiente para conseguir una eficaz opsonización o actividad bactericida. Existe un aumento del flujo sanguíneo cerebral en las primeras horas después de la infección, asociada con el aumento de la presión intracraneal, probablemente debido tanto al mayor volumen de sangre cerebral como al aumento del contenido de agua. Es posible que el aumento de lactato en LCR, la disminución del pH intersticial cerebral, la inducción de la ciclooxigenasa y la liberación de bradiquinina participen en menor medida en este fenómeno. Además del componente vasogénico y transependimario del edema, la lesión del parénquima cerebral favorece el desarrollo de un componente citotóxico. Otros factores, como la retención de agua que ocurre en el contexto del síndrome de secreción inadecuada de la hormona antidiurética, también pueden contribuir al desarrollo del edema. • VASOGENICO: por aumento de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica.
• CITOTOXICO: aumento del líquido intracelular por
alteraciones en las membranas y pérdida de la homeostasis de la célula.
• INTERSTICIAL: aumento de la producción de LCR
con disminución de la absorción del mismo La afectación de la sustancia blanca se relaciona probablemente con los fenómenos isquémicos previamente descritos, así como con el efecto citotóxico de la endotoxina y de diversos mediadores. La gliosis reactiva se observa principalmente en las regiones inmediatamente subyacentes al exudado inflamatorio de la corteza cerebral, cerebelosa, tronco cerebral y médula espinal