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PALACIO DE

PERSÉPOLIS
◦ El Palacio de Persépolis se encuentra en la que fue la capital del primer
imperio persa: Persépolis (“la ciudad de los persas”), en el centro del actual
Irán. Éste, floreció entre los siglos VI y IV a. de C., y abarcó los territorios que
median entre el Indo y el Nilo.
◦ Las tumbas reales se excavaron en unas montañas próximas, y junto a ellas hay también un
templo del fuego en piedra.
◦ Los edificios más grandes eran unas salas hipós­tilas con muros exteriores de ladrillos de
adobe, en la actualidad perdidos. Algunos contaban con su propia plataforma y disponían de
una fachada con columnas y esca­linata.
◦ El edificio más majestuoso, así como uno de los primeros que se construyó, fue la Apadana de
Darío I, con columnas de piedra de 20 metros de altura y una planta cuadrangular de 110 m
aproximadamente.
◦ En la misma terraza de Persépolis había además varios almacenes y cámaras donde se
guardaba el tesoro real, así como dependencias para la guardia.
◦ Gran parte de del palacio se construyó con piedra caliza de color gris procedente de canteras
situadas en las inmediaciones.
◦ Para extraer los bloques se utilizaron herramientas tales como picas, punzones y almádenas de
hierro, así como cuñas de madera previamente humedecidas para que se clavaran en la piedra
con más facilidad.
◦ Una vez extraídos, se pulían de modo que pesaran menos, si bien se dejaban como una especie
de refuerzos para facilitar su traslado.
◦ Finalmente, se elevaban hasta el emplazamiento definitivo tal vez por medio de cuerdas y
plataformas.
◦ La base de la terraza descansa sobre un espolón rocoso en medio de la llanura que, si bien se
cortó en parte, determinó la forma posterior de aquélla. A los lados hay unos muros de piedra
que discurren en pendiente ligeramente hacia dentro y que descansan, bien directamente sobre
la roca, o bien sobre un relleno compacto.
◦ Aunque en algunas secciones de los muros se emplearon bloques uniformes de forma
rectangular, en su mayor parte se compone de bloques rectangulares. También, trapezoidales y
en forma de “L” ensamblados entre sí.
◦ Una vez completado todo el edificio, se procedió al cincelado de la fachada en sentido
descendente.
◦ Lo que más llama la atención de las ruinas de Persépolis hoy en día es la decoración de las
plataformas sobre las que descansaban los edificios, compuesta de cerca de tres mil figuras en
relieve que representan en su gran mayo­ría a funcionarios, soldados y súbditos portando
tributos.
Una vez finalizadas las obras, Persépolis sufrió pocos cambios, a excepción de la construcción
puntual de algún que otro edificio. Hasta que la ciudad cayó en manos de Alejandro Magno, allá
por el año 330 a. C.
Una noche, varias semanas después de la toma, un ateniense sugirió en medio de una orgía de
alcohol la idea de destruir la ciudad. En represalia por el saqueo de Atenas llevado a cabo por
los persas un siglo y medio atrás.
Parece ser que la idea gustó al macedonio. Éste no dudó en iniciar él mismo el incendio
lanzando varias antorchas en los palacios. Para cuando cambió de opinión, ya era demasiado
tarde. Por paradójico que pueda parecer, este incendio contribuyó sobremanera a preservar para
la posteridad las ruinas de Persépolis. Se sepultaron bajo los escombros la parte baja de los
edificios.

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