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ECONOMIA DE FICHAS

¿Qué es?
La economía de fichas es una técnica psicológica de modificación de conducta que
resulta de gran utilidad cuando se trabaja con niños. Basada en el concepto del
reforzamiento propio del condicionamiento operante de B. F. Skinner.

La técnica consiste en establecer un sistema en el que el niño gane puntos o fichas


por comportarse de una determinada manera. Permite reducir también la frecuencia
e intensidad de las conductas inadecuadas y potenciar el interés en las tareas
escolares.
Aplicación La economía de fichas se puede aplicar tanto en un
tratamiento individualizado como en un grupo de niños,
siempre que éste sea homogéneo y las conductas objetivo
sean las mismas. Asimismo, permite el establecimiento de
comportamientos a medio y a largo plazo que, de estar bien
planteados, finalmente se adquirirán como rutinas.
Economía de fichas en el aula
¿Cómo la llevamos a la práctica?
1. Especificar las conductas deseadas que los profesores van a premiar con puntos. Debemos ser
muy concretos a la hora de definir la conducta, por ejemplo: pedir permiso al profesor para
levantarse levantado la mano.

2. Elegir fichas adecuadas que puedan contabilizarse y no den lugar a confusión.

3. Establecer el número de puntos que se obtiene con la realización de cada conducta.

4. Explicar claramente al alumno en qué consiste la economía de fichas y en qué clases estará
vigente.
5. Elaborar la lista de recompensas con él. Trata de que los
reforzadores no sean solo materiales y especifica el
número de puntos necesario para obtener cada reforzador.
La lista de recompensas puede elaborarla el alumno con
sus padres si son estos los que van a concederle el
reforzador (ej. pasar el fin de semana fuera en casa de un
amigo).

6. Si vemos que alguna de las conductas le resulta


especialmente difícil, podemos cambiar las condiciones
y aumentar el número de puntos que gana al realizarla.
Todos los cambios deberán comunicarse al alumno.
7. Elaborar un registro donde se recoja el
número de puntos ganados, de esta manera
tendrá un control sobre sus logros.

8. Cuando el alumno quiera intercambiar sus


fichas/puntos por las recompensas, deberá
hacerlo con el encargado de entregarle la
recompensa (en caso de no haber recompensas
en el colegio, lo harán sus padres en casa).
A medida que se vaya consolidando el aprendizaje de dichas conductas, podemos ir cambiándolas
por otras nuevas que queramos trabajar. Más adelante, cuando el aprendizaje se haya consolidado
y veamos que ha aumentado el control del alumno sobre su comportamiento, podemos ir
desvaneciendo el programa gradualmente.

De esta manera, aumentaremos el tiempo


entre la entrega de fichas, incrementaremos
el criterio para la obtención de las mismas, y
aumentaremos el número de fichas necesario
para ganar los reforzadores.
Los objetivos deben ser progresivos para fomentar la sensación de éxito. No
debemos establecer un objetivo muy grande desde el principio dado que eso
producirá frustración en el alumno. Como comentábamos al inicio, el objetivo es
fomentar el aprendizaje de conductas positivas más que la eliminación de
conductas no deseadas.

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