V.J.M.J.Ch.

Oración pan de vida

 Champidatos:

Comparto algunos
datos ,
curiosidades sobre
mi vida, obras y
amigos.
¿Quién es
Marcelino?
Una vez que tomó la decisión de iniciar el camino del
sacerdocio, Marcelino se propuso finalmente adquirir
la debida formación. Con esta intención se procuró la
ayuda de Benito Arnaud, esposo de su hermana
María Ana. Su cuñado, que antaño había sido
seminarista y ahora ejercía de maestro, gozaba de
consideración como hombre culto, estimado e
influyente. Marcelino se trasladó a la ciudad de Saint
Sauveur, a vivir en la casa de su hermana por espacio
de algunos meses en el transcurso de los años 1803,
1804 y 1805.
Los progresos, sin embargo, eran lentos, y el joven no
parecía prometer gran cosa. Hasta que un buen día el
maestro le aconsejó formalmente que dejara los
estudios y dedicase su vida a otros menesteres.
Todos:
Quiero ser como
Marcelino, imitando a
nuestra Buena Madre.
Hno. Nino.
Desde el 2003, el Hno. Provincial de entonces el Hno. Pedro Marcos,
le destinó al colegio San José Obrero y Santa Rosa de Sullana; ya
pasaron 21 años y sigue ahí. Reparte su servicio en los dos colegios
dedicando tiempo y servicio especial a los niños de Inclusión,
centrado más tiempo en los niños con discapacidad visual.
Nuevamente dice que es una misión y experiencia muy linda, lo
manda Jesús en el Evangelio.
Tiene 80 años y está muy contento en la Comunidad de Hermanos y
Comunidades Educativas de Santa Rosa y San José Obrero; y
contentísimo con aportar un granito de arena al tema de la Inclusión.
Tiene devoción especial a la “Buena Madre Virgen del Carmen” y a
“San Marcelino Champagnat”.
Como hobby: le gusta escuchar e interpretar música, especialmente
del folclor andino; además alegrar a los niños interpretando
canciones con la bandurria y la armónica o rondín.
- ¡Si tú rezas por mí hoy, yo rezaré siempre por ti”!
¡Vale la pena ser hermano marista hoy en Perú y el mundo!
 San Marcelino,
que dedicaste tu vida entera
a la educación cristiana
de la juventud
de las clases populares:
 
En la primavera de mi vida,
quiero imitar tu generosidad
en el servicio de Dios y de los hombres;
quiero también entregarme a Cristo,
bajo la protección maternal de María.
 
Ayúdame con tu intercesión
a descubrir el camino que Dios quiere que siga
y a comprometerme con entusiasmo.
ACUERDÁTE:
Acuérdate, ¡oh Virgen María!,
que jamás se ha oído decir que ninguno
de los que han acudido a tu protección,
implorando tu auxilio, haya sido
desamparado.

Animado por esta confianza, a Ti acudo,

oh Madre, Virgen de las vírgenes, y
gimiendo bajo el peso de mis pecados me
atrevo a comparecer ante Ti.
Oh madre de Dios, no deseches mis
súplicas, antes bien, escúchalas y
acógelas benignamente. Amén.
Recuerden que Jesús, María, José y
Champagnat, les quieren mucho….

Y tus maestros también.