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La reina es la esposa del rey U, ella es tan alta

como el rey, pero es un poquito golosa, come


muchos dulces y golosinas, por eso tiene más
barriga.
No olvidemos también que ya ha tenido tres
hijos; dos princesitas y un príncipe ¡ya los
conoceremos!
A la reina A le encantan las flores y sus preferidas son las
amapolas, casi siempre tiene un brazo doblado para llevar
un gran canasto lleno de aaamapolas, que son las flores de su
jardín que más le gustan.
Sus hijos reconocen su voz y saben que cuando ella dice: ¡a-
a-a! está muy sorprendida y alegre, porque ha encontrado en
su jardín flores de vivos colores.
Pero a veces también suele
encontrar algunas flores
pisoteadas o arrancadas por el
viento; entonces la expresión de
su voz cambia y dice ¡a…a…
a…!
Repitamos su voz cuando está
triste y ahora cuando está
alegre.
¿Ahora llamemos a la reina A
para conocerla?
Observemos a la reina ¡es un
poquito gordita!
Al lado de la reina A hay un aaaro. ¿Saben para que
sirve? Es para hacer ejercicios y así estar en forma y
sentirse más fuerte, lo pone en la cintura, en la pierna,
luego en el brazo, luego en el otro y lo hace girar, así da
vueltas y más vueltas… y cuando termina, está
cansadísima. Otros días lo lanza a rodar por una cuesta
abajo y ella corre detrás intentando tomarlo, pero casi
nunca puede.
La reina A gobierna el País de las Letras con el rey
U y todos la quieren y la respetan. A ella le gustaría
que se portaran muy bien en clases, o sea, que estén
sentaditos, que presten atención, que participen en
forma ordenada y todas las cosas que su profesora
les ha dicho.
A la reina A, como ya saben le
encantan las flores, y como es muy
trabajadora, todos los años, en
primavera, organiza una exposición
de las flores en el jardín: azucenas,
amapolas, azaleas… Además sabe
hacer exquisitos postres, su marido
el rey U le ayuda, luego los prueban
entre los dos: “¡a-a-a! ¡están tan
ricos! ¡vamos a comer un poco
más!” Y él contesta: ¡u-u-u!, que
quieres decir “¡ya estoy satisfecho!”
Por la noche está tan cansada que
dice: “¡a-a-a!, ¡que cansada estoy,
pero qué cansada estoy…!”;
entonces el rey le habla
dulcemente: “¡u-u-u!, descansa,
cariño, que yo cuidaré que nadie
te moleste”.
Mañana les presentaré a una de
las princesas.
Adios amigos y…

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