La Constitución de 1824 y la formación

del Estado mexicano

Tras la declaración de independencia (1821), los
dirigentes mexicanos crean un imperio mexicano:
forman, siguiendo los modelos españoles, una
Regencia encargada del poder ejecutivo y una
Soberana Junta Provisional Gubernativa que
debía actuar como cuerpo legislativo hasta que se
convocara a cortes.
Pero pronto surge un conflicto entre la Regencia y
los miembros de la Junta.
Estos últimos consideraban que el congreso
debía ser supremo, mientras que, para Iturbide, la
Regencia debía predominar.
Iturbide abdica en 1823, tras convocar a un
congreso constituyente.
La Constitución de 1824 pretendía resolver los
problemas que afectaban a la nación:
(1) por un lado, el riesgo de fragmentación;
(2) por otro lado, el riesgo de una concentración
excesiva de poder en el Ejecutivo.
Los mexicanos de las provincias estaban
convencidos de que sólo el federalismo podría
mantener unida a la nación.
Los debates en el congreso constituyente se
centraron en quién debía ser el depositario de la
soberanía: el gobierno nacional o los Estados.
Para contrarrestar el riesgo de fragmentación, la
Constitución establece una “República
representativa popular federal” (art. 4).
La mayoría de los constituyentes, teniendo
presentes las tiranías de Fernando VII y de
Iturbide, pensaban que el legislativo debía
prevalecer sobre el ejecutivo.
El congreso creó, en un primer momento, un
triunvirato. Sin embargo, la revuelta de José
María Lobato (enero de 1824) convenció a los
congresistas de la necesidad de un ejecutivo
único.
Para contrarrestar el riesgo de una concentración
excesiva de poder en el Ejecutivo, la
Constitución de 1824 establece un régimen
presidencial con cierto predominio del poder
legislativo.
Prevé un mecanismo para impedir que el
presidente ejerza funciones que no le
corresponden: cualquiera de las dos cámaras
pueda deponer al presidente si considera que
éste traicionó la forma de gobierno establecida
(art. 38).
El artículo 6 divide el “supremo poder de la
federación”, para su ejercicio, en legislativo,
ejecutivo y judicial.
 Poder legislativo
El poder legislativo se deposita en un “congreso
general”, dividido en dos cámaras, una de
diputados y otra de senadores (art. 7).
Los diputados son electos cada dos años por los
ciudadanos de los Estados (art. 8).
Los senadores son electos por las legislaturas
estatales (dos por Estado) y renovados por mitad
cada dos años (art. 25).
El Congreso tiene las facultades de:
(1) expedir leyes o decretos (art. 48)
(2) ” admitir nuevos Estados a la “unión federal”
(3) fijar los gastos generales y establecer las
contribuciones necesarias para cubrirlos
(4) contraer deuda
(5) arreglar el comercio con las naciones
extranjeras
(6) aprobar los tratados que celebre el presidente
con potencias extranjeras
(7) decretar la guerra, etc.
La formación de leyes y decretos puede empezar
en cualquiera de las dos cámaras (salvo aquellos
que versan sobre contribuciones e impuestos, que
sólo pueden originarse en la cámara de diputados
(art. 51).
Pueden formular iniciativas de ley o de decreto
(además de los legisladores): el Presidente y las
legislaturas de los Estados (art. 52).
Todos los proyectos de ley o decreto deben ser
discutidos por las dos cámaras, y aprobados por
mayoría absoluta de los miembros presentes (art.
53).
El presidente puede devolver un proyecto de ley o
decreto. En este caso, se requerirá de las dos
terceras partes de los miembros de las cámaras
presentes para su aprobación.
El congreso sesiona una vez al año, del 1 de
enero al 15 de abril (arts. 67 y 71), pero puede
reunirse también para sesiones extraordinarias
(art. 72).
 Poder Ejecutivo
El poder ejecutivo se deposita en un solo
individuo, el Presidente de los Estados Unidos
Mexicanos (art. 74). Hay, también, un
vicepresidente. El presidente no puede ser
reelecto de inmediato (art. 77).
El presidente es electo por las legislaturas de los
Estados, por mayoría absoluta.
Si ninguno de los candidatos (propuestos por los
Estados) obtiene la mayoría absoluta, la cámara
de diputados elige al presidente y vicepresidente,
escogiendo a los candidatos que tienen el mayor
número de votos (arts. 79-84 y 86).
Presidente y vicepresidente duran en su cargo 4
años.
La Constitución establece como “prerrogativas”
del presidente:
(1) hacer propuestas o reformas de ley,
dirigiéndolas a la cámara de diputados (art. 105)
(2) hacer observaciones a las leyes y decretos
que le son remitidos.
Establece como “atribuciones” del presidente (art.
110):
(1) publicar, circular y hacer guardar las leyes y
decretos (dictados por el congreso)
(2) expedir reglamentos, decretos y órdenes
(3) poner en ejecución las leyes y decretos
(4) nombrar y remover libremente a los
secretarios del despacho
(5) nombrar, con aprobación del Senado, una
serie de cargos
(6) disponer de la fuerza armada y de la milicia
local
(7) convocar al congreso para sesiones
extraordinarias, previo acuerdo de las dos
terceras partes del consejo de gobierno.
 Consejo de Gobierno
El artículo 113 establece, durante el receso del
congreso, un consejo de gobierno, compuesto por
la mitad de los miembros del senado (uno por
cada Estado).
Pero este consejo también tiene las atribuciones
de “velar sobre la observancia” de la Constitución
y de las leyes; hacer observaciones al presidente;
convocar a sesiones extraordinarias del congreso.
 Poder Judicial
El Poder Judicial de la Federación reside en una
Corte Suprema de Justicia, en los tribunales de
circuito y en los juzgados de distrito (art. 123).
Los once miembros de la CSJ son electos por las
legislaturas de los Estados por mayoría absoluta
de votos (art. 127). Su cargo es vitalicio (art. 126).
Entre las atribuciones de la CSJ destacan:
(1) conocer de las diferencias entre Estados de la
federación;
(2) dirimir las competencias que se susciten entre
los tribunales de la federación, entre éstos y los
de los Estados y entre los de un Estado y los de
otro.
 Reforma de la Constitución
El artículo 170 (y anteriores) prevé el mecanismo
para reformar o adicionar la constitución.
El artículo 171 impide que se puedan reformar
aquellos artículos que establecen la
independencia de la nación, su religión, su forma
de gobierno, la libertad de imprenta y la división
de poderes.