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18.

EL BAUTISMO Y
LA CONFIRMACIÓN
A. EL BAUTISMO
1.Naturaleza del sacramento
• El Bautismo es el
fundamento de toda la
vida cristiana y la puerta
que abre el acceso a los
otros sacramentos.
• Por el Bautismo somos
liberados del pecado y
regenerados como hijos
de Dios, llegamos a ser
miembros de Cristo y
somos incorporados a la
Iglesia y hechos
partícipes de su misión.
• El Bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento
por el agua y la palabra

• El rito esencial del Bautismo se realiza

- por la triple
inmersión
- o infusión del
agua bautismal.

• Este rito significa y


realiza la muerte al
pecado y la entrada
en la vida de la
Santísima Trinidad
• En la Iglesia latina se confiere derramando tres veces agua sobre la
cabeza.
• Esta triple infusión va acompañada de las palabras del ministro:
"NN., Yo te bautizo
en el nombre del
Padre, y del Hijo y
del Espíritu Santo".
• En las liturgias
orientales
el Bautismo se
administra
por inmersión
2. Efectos del
Bautismo
• Por el Bautismo,
todos los pecados
son perdonados: el
pecado original y
todos los pecados
personales, así
como todas las
penas del pecado.
• PERO permanecen
ciertas consecuencias
temporales del pecado,
como los sufrimientos,
la enfermedad, la muerte,
o las fragilidades
inherentes
a la vida como las
debilidades de carácter,
etc., y también una
inclinación al pecado que
la Tradición llama
concupiscencia,
o «fomes peccati»"
La concupiscencia no es pecado, no puede dañar a los
que no la consienten y la resisten con la gracia de
Jesucristo.
• El Bautismo hace
de la persona
"una nueva
criatura“, un hijo
adoptivo de Dios
que ha sido hecho
"partícipe de la
naturaleza
divina” miembro
de Cristo,
coheredero con
Él y templo del
Espíritu Santo.
La Santísima Trinidad da al bautizado la gracia
santificante, la gracia de la justificación .
Así, toda la vida sobrenatural del cristiano tiene su raíz
en el santo Bautismo que:
• le hace capaz de creer
en Dios, de esperar en
Él y de amarlo
mediante las virtudes
teologales;
• le concede poder vivir
y obrar bajo la moción
del Espíritu Santo
mediante los dones del
Espíritu Santo;
• le permite crecer en el
bien mediante las
virtudes morales.
Hecho miembro de la Iglesia, el bautizado está llamado a
permanecer en comunión con los demás miembros.
Esto significa, en particular, que debe obedecer a los
pastores de la Iglesia.
• Del mismo modo que el
Bautismo es la fuente
de responsabilidades y
deberes, el bautizado
goza también de
derechos en el seno de
la Iglesia: recibir los
sacramentos, ser
alimentado con la
palabra de Dios y ser
sostenido por los otros
auxilios espirituales de
la Iglesia.
El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual
indeleble, llamado carácter, por el que es destinado a la
misión única de la Iglesia: la santidad y el apostolado

• Es el sello de
nuestra vocación
cristiana.
Consiste en una
participación del
Sacerdocio de
Cristo, llamada
"sacerdocio
común de los
fieles", la cual
nos hace sujetos
capaces para los
demás
• En particular, nos
hace capaces de
participar en la
Eucaristía, y de
unir nuestro
trabajo y toda
nuestra vida al
sacrificio de la
Santa Misa.

• Este sello no es
borrado por ningún
pecado, y por tanto
el Bautismo sólo se
puede recibir una
vez
3. Necesidad
• El Bautismo es necesario
para la salvación de todos
los hombres.
• Dios ha vinculado la
salvación al sacramento del
Bautismo, pero su
intervención salvífica no
queda reducida a los
sacramentos.
• Fuera del Bautismo de
agua, se pueden conseguir
sus efectos principales por
el Bautismo de sangre (o
martirio) y por el Bautismo
de deseo.
Bautismo de sangre:

• Desde siempre, la Iglesia


posee la firme convicción
de que quienes padecen
la muerte por razón de la
fe, sin haber recibido el
Bautismo, son bautizados
por su muerte con Cristo
y por Cristo.
• Este Bautismo de sangre
como el deseo del
Bautismo, produce los
frutos del Bautismo sin
ser sacramento.
Bautismo de deseo:

• Cristo murió por


todos (...).
• En consecuencia,
debemos
mantener que el
Espíritu Santo
ofrece a todos la
posibilidad de
que, de un modo
conocido sólo por
Dios, se asocien a
este misterio
pascual.
• Todo hombre que,
ignorando el
Evangelio de Cristo y
su Iglesia, busca la
verdad y cumple la
voluntad de Dios
según la conoce,
puede ser salvado.
• Se puede suponer que
semejantes personas
habrían deseado
explícitamente el
Bautismo si hubiesen
conocido su
necesidad.
4. Sujeto

• El sujeto del
Bautismo es todo ser
humano aún no
bautizado.
• La Iglesia y los
padres privarían al
niño de la gracia
inestimable de ser
hijo de Dios si no le
administraran el
Bautismo poco
después de su
nacimiento”
• Los padres tienen la obligación de hacer que sus hijos
sean bautizados en las primeras semanas" (C.I.C., can.
867).

• Declaración de la
Comisión Teológica
Internacional, LA
ESPERANZA DE
SALVACIÓN
PARA LOS NIÑOS
QUE MUEREN SIN
BAUTISMO, el
Santo Padre autorizó
su publicación el 19
de enero de 2007,
• Expresa que la teoría del limbo carece de fundamento
bíblico y que no es una explicación adecuada.

• Manifiesta la
esperanza de la
Iglesia de Dios
que por los
méritos de
Cristo
Salvador,
también los
niños muertos
sin Bautismo
alcanzan la
visión de Dios y
son partícipes
de la comunión
de los santos.
• Los adultos qué
desean recibir el
bautismo han de
seguir
ordinariamente un
camino o iniciación
que "comienza con
su entrada en el
catecumenado, para
alcanzar su punto
culminante en una
sola celebración de
los tres sacramentos
del Bautismo, la
Confirmación y la
Eucaristía.
• Para que la gracia
bautismal pueda
desarrollarse es
importante la
ayuda de los
padres.
• Ese es también el
papel del padrino
o de la madrina,
que deben ser
creyentes sólidos,
capaces de ayudar
al nuevo
bautizado en su
vida cristiana.
5. Ministro

• Ministros ordinarios
del Bautismo son el
sacerdote, y en la
Iglesia latina también
el diácono.

• En caso de necesidad,
cualquier persona,
incluso no bautizada,
si tiene la intención
requerida, puede
bautizar.
• La intención requerida
consiste en querer hacer
lo que hace la Iglesia al
bautizar, y emplear la
fórmula bautismal
trinitaria.
B. LA CONFIRMACIÓN
1. Naturaleza del sacramento
• En Occidente, el nombre
de este sacramento
señala que con él, Dios
confirma en nosotros la
obra que comenzó en el
Bautismo, y nos conduce
a la consolidación de la
fortaleza cristiana.

• La recepción de este
sacramento es necesaria
para la plenitud de la
gracia bautismal.
• Cristo instituyó
este sacramento.

• Desde la venida del


Espíritu Santo en
Pentecostés, "los
Apóstoles, en
cumplimiento de la
voluntad de Cristo,
comunicaban a los
neófitos, mediante la
imposición de las manos,
el don del Espíritu Santo,
destinado a completar la
gracia del Bautismo (cfr.
Act 8,15-17; 19,5-6).
• Es esta imposición de las
manos la que ha sido con
toda razón considerada
por la tradición católica
como el primitivo origen
del sacramento de la
Confirmación, el cual
perpetúa, en cierto modo,
en la Iglesia, la gracia de
Pentecostés.
• Muy pronto, para mejor significar el don del Espíritu
Santo, se añadió a la imposición de las manos una
unción con óleo perfumado (crisma).

• Esta unción
ilustra el
nombre de
«cristiano»
que significa
«ungido» y
que tiene su
origen en el
nombre de
Cristo, al que
«Dios ungió
con el Espíritu
Santo» (Act
10,38).
• En el rito latino,
esencialmente, "el
sacramento de la
Confirmación es
conferido por la
unción del santo
crisma en la frente,
hecha imponiendo
la mano, y con
estas palabras:
Accipe signaculum
doni Spiritus Sancti
.
2. Efectos
• El efecto de este
sacramento, es la
efusión plena del
Espíritu Santo, como
fue concedida en otro
tiempo a los apóstoles
el día de Pentecostés.

• Por este hecho, la


Confirmación
confiere crecimiento
y profundidad a la
gracia bautismal:
• nos une más firmemente a Cristo;
• aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo;
• hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia;

• nos concede una


fuerza especial del
Espíritu Santo para
difundir y defender
la fe mediante la
palabra y las obras
como verdaderos
testigos de Cristo,
para confesar
valientemente el
nombre de Cristo y
para no
avergonzarnos
jamás de la cruz.
• La Confirmación imprime en el
alma un «carácter» que
"perfecciona el sacerdocio
común de los fieles, recibido en
el Bautismo.

• El confirmado recibe el
poder de confesar la fe de
Cristo públicamente, y
como en virtud de un
cargo (quasi ex officio).
• Queda robustecido para
la lucha espiritual como
miles Christi (soldado de
Cristo).
3. Necesidad y sujeto
• Todo bautizado
puede y debe recibir
el sacramento de la
Confirmación.
• Bautismo,
Confirmación y
Eucaristía forman
una unidad.
• Los fieles tienen la
obligación de recibir
este sacramento en
tiempo oportuno
(can. 890).
• Sin la Confirmación y la Eucaristía la iniciación cristiana queda
incompleta.
• La conveniencia de que
todos los cristianos reciban
este sacramento es
máxima porque
necesitan la
gracia de la
Confirmación
para vencer en
la lucha ascética,
profesar sin miedo
su fe ante los hombres
y ganar almas para Cristo.
"La tradición latina pone, como punto de referencia
para recibir la Confirmación, «la edad del uso de razón».

• A esta edad suelen


comenzar las
tentaciones, y los
años siguientes son
decisivos para
adquirir y
consolidar las
disposiciones
interiores y los
hábitos de lucha
necesarios en una
vida
coherentemente
cristiana.
• Se habla de la Confirmación como del «sacramento de
la madurez cristiana».

• Pero no hay que


confundir la edad
adulta de la fe con
la edad adulta del
crecimiento
natural, ni olvidar
que la gracia
bautismal es una
gracia de elección
gratuita e
inmerecida que no
necesita una
«ratificación» para
hacerse efectiva.
El candidato a la Confirmación que ya ha alcanzado el
uso de razón debe :

• profesar la fe,
• hallarse en estado de
gracia,
• tener la intención de
recibir el sacramento y
• estar preparado para
asumir su papel de
discípulo y de testigo
de Cristo,
• en la comunidad
eclesial y
• en los asuntos
temporales.
4. Ministro

• El ministro
ordinario de la
Confirmación es
el obispo.

• Los obispos son


los sucesores de
los apóstoles y
han recibido la
plenitud del
sacramento del
Orden.
• Por esta razón, la
administración de
este sacramento por
ellos mismos pone
de relieve que la
Confirmación tiene
como efecto unir a
los que la reciben
más estrechamente a
la Iglesia, a sus
orígenes apostólicos
y a su misión de dar
testimonio de Cristo.
También puede administrar este sacramento un
sacerdote a quien el Obispo haya concedido esa facultad
por razones graves.

• Por eso se dice que el


sacerdote es ministro
extraordinario de la
Confirmación.
• En caso de peligro de
muerte cualquier
presbítero no sólo puede,
sino que debe dar la
Confirmación a un
cristiano que no la haya
recibido: antes, de
ordinario, deberá recibir
el sacramento de la
Penitencia.

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