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La provincia de Tungurahua se encuentra en el centro de Ecuador en la región interandina. Su capital y ciudad más grande es Ambato. Limita con las provincias de Cotopaxi, Chimborazo, Morona-Santiago, Napo y Pastaza. El volcán Tungurahua es una deidad femenina para los indígenas locales aunque también se le considera un demonio para otros grupos.
La provincia de Tungurahua se encuentra en el centro de Ecuador en la región interandina. Su capital y ciudad más grande es Ambato. Limita con las provincias de Cotopaxi, Chimborazo, Morona-Santiago, Napo y Pastaza. El volcán Tungurahua es una deidad femenina para los indígenas locales aunque también se le considera un demonio para otros grupos.
La provincia de Tungurahua se encuentra en el centro de Ecuador en la región interandina. Su capital y ciudad más grande es Ambato. Limita con las provincias de Cotopaxi, Chimborazo, Morona-Santiago, Napo y Pastaza. El volcán Tungurahua es una deidad femenina para los indígenas locales aunque también se le considera un demonio para otros grupos.
República del Ecuador, situada en el centro del país, en la zona geográfica conocida como región interandina o sierra, principalmente sobre la hoya de Patate. Su capital administrativa es la ciudad de Ambato, la cual además es su urbe más grande y poblada. UBICACIÓN: Tiene una extensión aproximada de 3.200 km2 y limita con las provincias de Cotopaxi por el norte, Chimborazo y Morona-Santiago por el sur, Napo y Pastaza por el oeste y por ultimo bolívar por el este Sacha Cuy Cervicabra
Chirot Azulejo Plateros
e Fucsia Hortensia
Cala Vinca Hibisco Pan de pinllo Gallinas de pinllo
Llapingacho Helados de ficoa Historia del Volcán Tungurahua
■ Entre los indígenas e incluso mestizos de las provincias de Tungurahua y Chimborazo
está arraigada la creencia de que el volcán es una vieja deidad, esposa del nevado Chimborazo. Por eso la llaman aún Mama Tungurahua, designándola como personaje femenino. ■ En resumen, el volcán Tungurahua es un demonio malévolo e infernal para incontables nativos de la Amazonía; para los indígenas tungurahuenses y chimboracenses es una diosa, pero que castiga a las criaturas de sus dominios –cuando está con coraje– con el estiércol de sus evacuaciones eruptivas.