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Constitucionales
Los órganos constitucionales autónomos son establecidos directamente
por la Constitución, participan en la formación de la voluntad estatal pero
no son soberanos. Desde un punto de vista etimológico, autonomía es una
palabra de origen griego que alude a la potestad de darse leyes a sí mismo,
esto es, de darse las propias normas. Aunque la palabra autonomía es
polisémica, institucionalmente siempre alude a la capacidad de darse un
ordenamiento jurídico
Carbonell distingue cuatro características básicas en los órganos
constitucionales autónomos de México.
Ellas son:
1) dichos órganos están creados por la Constitución;
2) poseen atribuciones
propias, especificadas en el propio texto constitucional;
3) llevan a cabo funciones esenciales del Estado moderno,
y 4) no están adscritos ni subordinados a otro poder del Estado, pero sus
actos y resoluciones pueden ser revisados por las instancias judiciales
De acuerdo a estos criterios, consideramos aquí como órganos constitucionales
autónomos del Estado Mexicano a:
Banco de México,
Instituto Nacional Electoral,
Comisión Nacional de Derechos Humanos,
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática,
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación,
Comisión Federal de Competencia Económica,
Instituto Federal de Telecomunicaciones,
Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos.
Fiscalía General de la República.
Dichos órganos pretenden contribuir “a la despartidización, descorporativización
y democratización de los órganos de gobierno del Estado.
Como señala Guerra Reyes,42 el hecho resulta diferenciador puesto que mientras que el órgano
autónomo se encuentra plasmado en la Constitución, el organismo descentralizado es producto
de la ley.