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Fratelli Tutti.

Sobre la fraternidad
y la amistad social
Revisión y análisis
Introducción

Fratelli tutti son las palabras que nos recuerdan a San Francisco de Asís cuando se
dirigía a sus hermanos, cuando les predicaba el evangelio. ‘Hermanos todos’.

Esta encíclica tiene un objetivo social que nos invita hacer una reflexión sobre la
capacidad que debemos tener de relacionarnos al ideal de la fraternidad y la amistad
social.

Francisco aclara que, aunque fue escrita desde el sentido del cristianismo, la reflexión
está abierta para que toda persona de buena voluntad comprenda este llamado a la
fraternidad universal.
Capítulo primero.

Las sombras de un mundo cerrado.

En este capítulo, Francisco nos presenta como la humanidad empezó a dar pasos
hacia atrás con los conflictos que se nos presentan últimamente.

Cosas que parecían haber sido superadas, pero que en realidad han vuelto a aparecer,
como nacionalismos que terminan siendo agresivos y violentos.

Se está perdiendo la conciencia histórica, se desconfía de algunos valores, la política


se polarizó y los modelos culturales del descarte aparecieron.

El Papa quiere recordarnos que siempre hay caminos de esperanza porque Dios
sigue dando a la humanidad el don y la semilla del bien.
Capítulo segundo.

Un extraño en el camino

Somos llamados a amar a los forasteros.

Estas palabras sobre el amor fraterno de manera especial aparecen en el nuevo


testamento y nos dicen: ‘’Quien no ama a su hermano, a quien ve; no puede amar
a Dios, a quien no ve’’.

Hace referencia a la parábola ‘del buen samaritano’, contrastándola con la realidad


que vivimos.

La humanidad creció en muchos aspectos pero aún no aprendimos a amar, cuidar y


sostener a los más débiles y necesitados en esta sociedad desarrollada
Capítulo tercero.

Pensar y gestar un mundo abierto.

El ser humano solo alcanza su plenitud de la entrega.


Aquellos grupos cerrados que se presentan como la única solución contra un mundo
equivocado suelen ser formas idealizadas de egoísmo
Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos. Este es
el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras
de sembrar temor y desconfianza ante amenazas externas. Porque la paz real y
duradera sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al
servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre
toda la familia humana

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