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TD
TE
TT
TF
TM
TC
TP
b) Teología dogmática:
Esta disciplina se esfuerza por comprender el plan de Dios en su totalidad y tiene como objeto el Misterio
con M mayúscula y los misterios con m minúscula. En sentido estricto la teología dogmática es la
exposición y el estudio de la Palabra de Dios, tal como se predica y se enseña en la Iglesia.
A la luz de la Cristología y teniendo como fuente la historia de la salvación, la dogmática estudia las
demás disciplinas:
La teología bíblica tiene como objeto organizar en una síntesis coherente e inteligible el mensaje de la
Sagrada Escritura. Este trabajo se realiza en el espíritu de fidelidad a las normas de interpretación de la
Iglesia (Escritura, Tradición y Magisterio). Supone la unidad de la Escritura y el reconocimiento de Cristo
como clave de inteligibilidad de los dos Testamentos.
La teología patrística tiene la finalidad de exponer con fidelidad el pensamiento de los Padres de la
Iglesia, para participar de la inteligencia que tuvieron de los misterios de la fe cristiana.
La teología litúrgica tiene por objeto el misterio de Cristo viviente en la Iglesia y el misterio de la Iglesia
viviente en Cristo. Considera este misterio en cuanto que está presente en la acción cultual de la Iglesia.
La teología pastoral formula los principios que fundamentan la acción de la Iglesia en el mundo actual.
Básicamente desarrolla la Constitución Gaudium et Spes que trata sobre el dialogo Iglesia-mundo
La teología misional tiene por objeto la expansión de la Iglesia. Al hablar de la Iglesia en su función
misionera, lo hacemos específicamente restringiéndonos a la acción que llevar la salvación a los que no
conocen el Evangelio.
La teología ecuménica quiere responder a las exigencias del ecumenismo. Es ante todo, una búsqueda
de la unidad cristiana y el estudio objetivo de la doctrina e historia propias de nuestros hermanos
separados, como también de su vida espiritual y litúrgica, su sicología religiosa y cultural.
g). El derecho de la Iglesia:
El derecho canónico es la legislación canónica de la Iglesia, en cuanto sociedad humano-divina fundada
por Cristo, para regir la vida de los bautizados y para conducir a los hombres a la salvación.
Fue en el siglo XVII, en el contexto de la controversia confesional, cuando propiamente se constituye una
ciencia apologética como metodología para justificar la fe cristiana.
Ante las posturas que afirmaban lo subjetivo de la fe, en particular se preguntaban por el papel del
Espíritu Santo en la Revelación. Poco a poco se fue desarrollando una apologética de los signos
externos, de las profecías y de los milagros que vendrían a demostrar con “evidencia” el hecho de que
Dios se ha revelado.
En el siglo XVIII se encuentran ya manuales de apologética redactados con el fin de defender la fe contra
los racionalistas. Los principales puntos que contenían dichos manuales eran:
1) la existencia de Dios y de la religión (demostración religiosa);
2) la existencia de la verdadera religión (demostración cristiana);
3) existencia de la verdadera Iglesia (demostración católica).
Primer motivo del fracaso: La apologética concebía la credibilidad como una característica común a todos
los dogmas, antes de haber emprendido una reflexión teológica y crítica sobre el dogma más
fundamental: la Revelación misma. Es por esto que toda teología fundamental, como justificación crítica
de todos los fundamentos de la teología, debe comenzar por un estudio del hecho de la Revelación.
Segundo motivo del fracaso: Otro límite de la apologética fue que no supo distinguir entre el Dios que se
revela y el hecho de que Dios se revela. Esta distinción aceptaba una noción racional de la Revelación,
concebida como comunicación de verdades indemostrables y olvidaba que es el hecho mismo de la
Revelación el que es objeto de la Buena Nueva del Evangelio.
Tercer motivo del fracaso: se le reprocha a la apologética el querer buscar una credibilidad racional sin
preocuparse por lograr la credibilidad vivida y práctica del creyente.
En la actualidad, claro que la justificación racional de la fe es legítima y es valida, pero no se aceptan las
cosas sólo a partir de pruebas extrínsecas o externas sobre el cristianismo, sino por un esclarecimiento,
por un trabajo personal que la persona hace en el seno de la Iglesia.
Conclusión: El objeto de una nueva apologética no debe ser solo la credibilidad racional de los problemas,
sino la credibilidad humana del cristianismo. Estando dentro del cristianismo las personas pueden
resolver sus problemas. Por esta razón es mejor el nombre de “teología fundamental”, ya que no
podemos probar la certeza de la Revelación divina sino en el seno de la experiencia de la fe. Por eso
nació la nueva apologética con el nombre de Teología fundamental.
b). Visión antropocéntrica de la teología fundamental:
Los actuales teólogos que se encargan de elaborar la TF se esfuerzan por tener muy en cuenta la historia
de los hombres. La TF tiene como tarea mediatizar la dimensión antropocéntrica de toda la teología.
Si muchas personas en la actualidad dudan de una Revelación divina es a causa de sus dificultades para
mirar el contenido mismo de la Revelación. Como que no logran conectarse con esa Revelación. Por
esto, volvemos a lo que dijimos hace pocos días: decíamos que todo hablar sobre Dios implica una
afirmación sobre el hombre. Es decir que la teología no se preocupe sólo por saber la verdad objetiva del
enunciado que presenta el dogma, sino que trata de sacar el sentido que tiene para el hombre (lo
práctico). Esto es lo que hace la TF, dialogar y mediar para aterrizar las cosas.
2.3. NUEVA VISIÓN DE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
A partir de la promulgación de la Constitución Dei Verbum el estudio de la teología fundamental se ha
centrado prácticamente en tres aspectos importantes: la Revelación, la fe y la credibilidad, pero
orquestados de tal manera que sirvan para demostrar cómo el mensaje cristiano, responde a las
cuestiones más profundas de la existencia humana.
Cristo es la Palabra, la presencia de Dios en la historia, que porta la Revelación y al mismo tiempo es la
Revelación. Es el designio de Dios que persigue al hombre para salvarlo. Es un designio del Padre que
alcanza la historia y culmina en Jesucristo, pero que se perpetúa, bajo la acción del Espíritu Santo, en la
comunidad eclesial mediante la Tradición y la Escritura.
d) Destinatarios
Al mismo tiempo que ha habido un enriquecimiento en cuanto a la temática, la teología fundamental ha
visto la necesidad de considerarse como una teología en diálogo, no solamente con los creyentes, sino
con todas las diversas formas de religión y de creencia.
Su función dentro de la teología es doble: por una parte cumple una tarea crítica y por otra parte
hermenéutica:
Función crítica en el sentido de que analiza aquello que es condición de posibilidad histórica y
condición trascendental de la fe, es decir, el acontecimiento de la revelación.
Función hermenéutica en el sentido de que ella busca sacar la significación permanente de los
enunciados de la fe bajo su forma escriturística, dogmática, teológica, a partir de la comprensión que
tiene el hombre de sí mismo y de su relación con el mundo.
Lecturas espirituales recomendadas en la liturgia de las horas:
S. LEON MAGNO, “Reconoce oh cristiano tu dignidad” . (Solemnidad de la Natividad del
Señor).
S. COLUMBANO, “La insondable profundidad de Dios” . Jueves VII ordinario.