Pablo nos presenta a Jesús como “fiador” y “mediador” de un “mejor pacto” (Heb. 7:22; 8:6). ¿Es éste un pacto mejor y completamente nuevo, o una versión mejorada del antiguo? ¿Era imperfecto el pacto de Dios con Israel? ¿El nuevo pacto deroga los Diez Mandamientos y coloca otra ley en su lugar? Un pacto nuevo. Aspectos nuevos. Aspectos renovados. Un pacto mejor. Mejor mediador. Mejores promesas. Mejor corazón. ASPECTOS NUEVOS “Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia” (Hebreos 7:18) El nuevo pacto se basa en un cambio de ley (Heb. 7:12, 19, 22). La pregunta que nos debemos hacer es: ¿qué mandamiento fue abrogado para dar paso al nuevo pacto? De los textos anteriores se deduce claramente que la ley débil e ineficaz es la ley de los sacrificios. Débil porque sus mediadores eran débiles (Heb. 7:28). Ineficaz porque no podía perfeccionar a los adoradores (Heb. 10:1, 4). El nuevo pacto se basa, pues, en un nuevo sacrificio y un nuevo sacerdocio (Heb. 10:10). Sacrificio perfecto y sacerdocio eterno que brindan salvación eterna (Heb. 7:25). ASPECTOS RENOVADOS “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo” (Hebreos 8:10) ¿En qué aspectos es nuevo este pacto? El pacto de Dios con nosotros NUEVO PACTO ANTIGUO PACTO consiste en una relación renovada. Es un pacto eterno, firmado con la “Pondré mis leyes en “Estarán […] entre tus sangre de Jesús. Es un pacto lleno de la mente de ellos” ojos” (Dt. 6:8) bendiciones y exento de maldiciones. “Sobre su corazón las “estarán sobre su escribiré” corazón” (Dt. 6:6)
“Seré a ellos por “Seré su Dios”
Dios” (Éx. 29:45)
“Ellos me serán a mí “Vosotros seréis mi
por pueblo” pueblo” (Lv. 26:12) MEJOR MEDIADOR “Por tanto, Jesús ha llegado a ser el que garantiza un pacto superior” (Hebreos 7:22 NVI)
El antiguo pacto tenía un
mediador fiel: Moisés (Heb. 3:5). Él hablaba con Dios cara a cara, y reflejaba su gloria (Éx. 33:11; 34:29). Jesús es el mediador del nuevo pacto (Heb. 8:6). Él ES la Palabra de Dios, y ES la gloria de Dios (Jn. 1:14). Jesús se coloca en medio, entre Dios y la humanidad, y garantiza que, tanto la humanidad como Dios, cumplirán el pacto. Con su muerte, satisface las demandas del pacto que nosotros quebrantamos (Heb. 9:26). Garantiza que se cumplirán las promesas divinas (2Co. 1:19-20). MEJORES PROMESAS “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas” (Hebreos 8:6) El pacto de Dios con Israel se basaba en promesas. Promesas humanas y promesas divinas, firmadas con sangre (Éx. 24:7-8; Dt. 7:13). Israel prometió obedecer, y falló. Jesús, sin embargo, prometió obedecer y lo hizo (Heb. 10:7). Al aceptar la sangre del nuevo pacto, cumplimos las promesas del pacto a través de Aquel que las cumplió por nosotros (Heb. 10:10). El pacto eterno (antiguo o nuevo) se basa en la perfecta obediencia a la Ley de Dios. Por tanto, las bendiciones de Dios son para aquel que obedece. Por eso, Jesús recibe las bendiciones y las entrega a aquellos que estamos “en Cristo” (Ro. 8:1). MEJOR CORAZÓN “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ezequiel 36:26) El nuevo pacto implica que las leyes divinas se instauran en la mente y se escriben en el corazón (Heb. 8:10). Pero nuestros pensamientos y nuestras decisiones no nos llevan a guardar la ley. ¿Cómo resolver este problema? ¿Cambiamos la ley o cambiamos la mente y el corazón? Algunos piensan que Dios quitó la ley para que podamos entrar en pacto con Él. Pero Pablo nos dice claramente que el problema no está en la ley, sino en la mente y en el corazón. Por eso, Dios nos da el Espíritu Santo para transformar y mejorar nuestra mente y nuestro corazón (Ezequiel 36:27). “Bajo el nuevo pacto, las condiciones mediante las cuales se puede obtener la vida eterna son las mismas que en el pacto antiguo, a saber, obediencia perfecta... En el nuevo y mejor pacto, Cristo ha cumplido la ley en favor de los transgresores de ella, si lo reciben por fe como Salvador personal” E. G. W. (La maravillosa gracia de Dios, 8 de mayo)