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lnfluencia del Cristianismo en la Historia.

Presentado Por:

Yoselin De Jesús
Antonio Castillo
Amauri Jiménez
Temas.

El valor a la vida
La dignidad de la Mujer
La monogamia
Abolición de los juegos de Gladiadores
El domingo como no laborable
La abolición de la esclavitud
El establecimiento de las primera universidades
La igualdad Racial
El valor de la vida.

Nada debe valorarse más que la vida humana

Todo ser humano, desde el momento de su concepción, posee un valor


excepcional, único, irrepetible e insustituible. Sin importar las condiciones o
limitaciones concretas en que se encuentre la persona.
Es cuestión de dignidad y de respeto hacia el bien más preciado, que es la
vida humana, ya que está en juego el futuro de la familia humana y el futuro
mismo de nuestro pueblo. Así lo ha declarado el Papa Francisco: «La vida
humana debe ser defendida siempre, desde el vientre materno,
reconociendo en ella un don de Dios y una garantía del futuro de la
humanidad».
Los primeros cristianos que vinieron a Roma creían en el valor y la inviolabilidad
de la vida humana.
Ellos se sorprendieron por el bajo valor que los romanos dieron a la vida humana.
Los cristianos creen que el hombre es creado a imagen de Dios; la corona de la
creación de Dios! La vida humana debe ser protegida, independientemente de la
forma o de la calidad tuvo que ser respetado.
Ellos eran activos en la oposición a la depravación de la sociedad grecorromana en
áreas tales como el infanticidio, el abandono de niños, el aborto y el suicidio.
Un bebé recién nacido en la antigüedad griega y romana por nacimiento no se convierte
automáticamente a formar parte de una familia. Después del nacimiento el padre tenía el
derecho de decidir si el niño viviría o sería asesinado, ya sea de forma activa por
ahogamiento o asfixia, ya sea de forma pasiva mediante la colocación del niño
abandonado. Matar a los niños o el abandono de niños por los padres en ese momento
era un fenómeno generalmente aceptado. Incluso Séneca, filósofo estoico romano y
escritor cuya filosofía moral a un nivel más alto que era su cultura circundante, dijo que
"nos ahogamos los niños que se encuentran para ser débil y anormal al nacer." El
infanticidio era aún tan normal que Polibio, historiador griego que ha ocupado las
funciones militares y políticas, que veía como la causa de la disminución de la población
de la antigua Grecia. Las familias numerosas eran raros en la sociedad greco-romana, en
parte debido al infanticidio generalizado aplicado. Especialmente niñas eran vulnerables.
En la antigua Grecia, por ejemplo, era aún una rareza para las familias pudientes para
pasar más de una nieta.
Los cristianos llamaron el infanticidio y el aborto, el asesinato. Niños ellos
considerados como criaturas preciosas de Dios Jesús dice mateo 19. "Dejad que los
niños vengan a mí, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos." Por
otra parte, el mandamiento es: "No matarás". Los primeros cristianos actuaron
recordando las palabras de Pablo: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos
por la renovación de vuestro entendimiento, para descubrir lo que Dios quiere de ti
y lo que es bueno, perfecto y agradable a él." En los primeros siglos de nuestra era
encontrado con muchos cristianos malentendido en sus críticas del infanticidio. En
374 el infanticidio estaba prohibido oficialmente por Valentiniano I.
El emperador del Imperio Romano de Occidente. En ese momento, llegó desde
deliberadamente dejar que el bebé muera ?? s, especialmente niñas, siendo
comunes.
El cristianismo y la dignidad de la mujer
El oscurantismo en que se encontraba la dignidad y la posición de la mujer en la antigua
de Grecia y Roma era sencillamente atroz; y no era el peor, pues en las sociedades meso-
orientales y otras partes del mundo conocido la situación podía ser mucho peor; la
realidad era que la mujer no tenía un status digno y era considerada como un objeto, y
relegada a un ser de categoría más baja en lo que se refería a derechos ciudadanos; se
requiera su total pasividad en la arena social y no poseía ni remotamente la dignidad
que ostentaba el hombre en la sociedad. Se permitía la eliminación física de los bebés
femeninos en las familias, y los registros indican que raras veces en una larga familia
romana por ejemplo, habría más de dos mujeres en la misma, ya que eran racionadas
por medio de la muerte desde el nacimiento. De hecho en un estudio arqueológico de
seiscientas familias del imperio Romano, solo el uno por ciento de esas familias contaba
con más de una hija (J. Lindsay: «The Ancient World, manners and morals»)
El hombre podía divorciase de ella por el motivo que escogiese y no tenía derechos
ciudadanos.

Los primeros atisbos de una restauración de la imagen de Dios en la mujer y de su


dignidad lo vemos en la introducción del cristianismo, y en episodios de la vida misma de
Cristo.
Uno de los pasajes más conmovedores aparece en el evangelio de Juan cuando El se
encuentra con la mujer samaritana (Jn 4:1-26), y entabla un diálogo con una mujer, algo
insólito en aquella época por varias razones; por su condición de mujer, y de samaritana
(samaritanos y judios no se hablaban entre si, y también por tener una conducta moral
dudosa (había tenido cinco maridos). Fue una imagen tan chocante en ese contexto
cultural que ella misma se sorprendió de que Jesús hablase con ella por su condición de
mujer y samaritana; Cristo se acerca a ella y le ofrece salvación, en un paradigmático
ejemplo de la importancia que el Dios creador da a la mujer, elevando su dignidad a la
altura que El demanda, pues «Varón y hembra los creo», a su «imagen y semejanza» dice
la palabra.
No es el hombre que es anunciado en el libro de la creación como un ser a
semejanza de Dios sino ambos, son iguales en dignidad delante de el, pero con
funciones diferentes.
Los relatos de la conducta de Cristo hacia la mujer sorprendida en adulterio y
su compasión hacia a ella, salvándola del apedreamiento e invitándola a
reformar su vida es otro episodio similar; y que decir de la mujer que
derramó el perfume sobre los pies de Cristo y que motivó la crítica de Simón el
fariseo por que ella era pecadora; Cristo acepto su ofrenda, salvándola por su
fe, y alabándola delante de todos por su gran amor hacia El.
Cristo estaba rodeado de muchas mujeres que le servían de sus bienes (Lucas
8:1-3), y el las permitía en su entorno; no era un machista segregado a un
mundo de solo hombres como era la costumbre oriental, sino que ellas eran
parte de su concurrencia habitual.
Pablo igualmente trabajo con muchas colaboradoras cristianas y las reconocía
habitualmente ( Ro 16:1-15).
El apóstol Pedro ( 1Pedro 3:7), mandaba a los maridos a considerar y a tratar a
sus esposas «dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a
coherederas de la gracia de la vida para que vuestras oraciones no tengan
estorbo». Para el apóstol ellas eran igual en dignidad al hombre y merecedoras
de todo respeto, algo insólito en aquella época , aún el decir algo semejante.
Con razón algunos estudiosos de la historia de la iglesia citan la posibilidad de
que durante los primeros siglos de la era Cristiana las mujeres fuesen un
número mayor entre los creyentes que los hombres, y esto fue por el hecho de
haber encontrado en la doctrina cristiana una propuesta que elevaba la
dignidad de ellas al nivel de la de los hombres.
La monogamia

En los humanos, la monogamia es un modelo de


relaciones afectivo-sexuales basado en un ideal
de exclusividad sexual por un periodo de tiempo
indefinido entre dos personas unidas por un
vínculo sancionado por el matrimonio, por la ley
o por el derecho consuetudinario. Al practicante
o creyente en este modelo de relación se le
llama monógamo.
La monogamia romana, tal vez la más sólida del mundo antiguo, estaba
viciada por mil excepciones: el hombre, por ejemplo, podía tener
relaciones tranquilamente con las esclavas, sin que ello constituyera una
escándalo ni siquiera para la esposa; además, podía repudiar a su esposa
por una serie bastante abundante de motivos.
También la monogamia judía era casi una ficción,
pues las escuelas rabínicas podían ampliar sin
medida la posibilidad de repudio, permitiendo así
que los hombres se casaran, en sucesión, con
muchas mujeres. No solo eso: también la poligamia
era bastante practicada.
para los paganos el matrimonio duraba mientras duraba la voluntad
de estar juntos, mientras los cristianos “tomaban en consideración
solo la voluntad inicial, fijándola, por decirlo de algún modo, en el
tiempo, y atribuyéndole sólo a ella un valor determinante”.
De aquí las legislaciones de los emperadores cristianos, que poco a poco empezaron a limitar
los divorcios, imponiendo «por primera vez una casuística de circunstancias que los
justificaban».

En lo que se refiere a la enseñanza y la educación cristianas, un apologeta como Justino, en


su Apología para los cristianos, del siglo II d. C., expone el pensamiento tradicional de la
Iglesia, condenando los segundos matrimonios y el divorcio de sus contemporáneos, invitado
a respetar en todo la enseñanza de Cristo que, ciertamente, no se impone facilmente, sobre
todo en las clases más alta.
En los siglos siguientes la Iglesia luchará para enseñar, sobre todo, la
importancia y la grandeza de la indisolubilidad matrimonial,
defendiéndola al mismo tiempo, sobre todo, de la prepotencia
masculina.
El caso de una asociación automática entre el cristianismo y la monogamia se ve
debilitado aún más por el hecho de que la monogamia impuesta socialmente se
estableció por primera vez en la antigua Grecia y Roma, siglos antes de que existiera el
cristianismo. Las leyes grecorromanas prohibían a cualquier hombre tener más de una
esposa oficial a la vez. Es cierto que las formas de poligamia de facto (por ejemplo,
concubinato, sexo con esclavos) continuaron siendo toleradas en estas sociedades. Sin
embargo, las leyes contra la poligamia hicieron que la sociedad grecorromana fuera
relativamente igualitaria desde el punto de vista sexual, ya que al impedir que los
hombres de élite adquirieran legalmente múltiples esposas, mejoraron la capacidad de los
hombres de rango inferior para adquirir esposas propias. Entonces, cuando el cristianismo
comenzó a extenderse por el Imperio Romano en los primeros siglos dC, la monogamia ya
estaba bien establecida. Pero a pesar de que el cristianismo no introdujo la monogamia
impuesta socialmente en Occidente, abrazó completamente esta institución, y como se
mencionó anteriormente, fue esta aceptación la que finalmente llevó a la propagación de
la monogamia en todo el mundo occidental

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