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NUESTRO DIOS

PERDONADOR

Lección 7 para el 16 de noviembre de 2019


Después de haber celebrado con gozo la Fiesta de las Cabañas, Israel volvió de
nuevo su vista a la Palabra de Dios.
Era el momento de tomar conciencia de su situación real. Habían pecado, y
estaban arrepentidos.
En el capítulo 9 de Nehemías encontramos la oración de confesión y alabanza
de un pueblo consciente de la grandeza de Dios, y de la intervención divina en
sus vidas.

Tercera lectura de la Ley (v. 1-3).

Una oración de confesión:

Alabanzas a Dios (v. 4-8).

Fidelidad de Dios (v. 9-22).

Bondad de Dios (v. 23-31).

Alabanzas y peticiones a Dios (v. 32-38).


TERCERA LECTURA DE LA LEY
“Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los
extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las
iniquidades de sus padres” (Nehemías 9:2)

El pueblo de Israel deseaba


encontrarse a solas con su Dios. Por
esta razón, convocaron una reunión
“privada” a la que no fueron invitados
los extranjeros que vivían entre ellos.
Eran conscientes de que su penosa
situación era consecuencia de que,
como pueblo, habían pecado contra
Dios. Por ello, realizaron una tercera
lectura de la Ley.
No buscaron culpables ni se quejaron
contra sus opresores, o sus dirigentes.
Con humildad, usaron unas tres horas
para buscar respuestas en la Palabra
de Dios, y otras tres horas a la
confesión y a la alabanza.
E.G.W. (A fin de conocerle, 20 de agosto)

“El profeta Daniel estaba muy cerca de Dios


cuando lo buscaba confesando sus pecados y
humillando su alma. No procuraba disculparse,
sino que reconocía la plena extensión de su
transgresión. En nombre de su pueblo, confesó
pecados que él no había cometido, y buscó la
misericordia de Dios para poder mostrar a sus
hermanos sus pecados, y con ellos humillar los
corazones delante de Dios”
ALABANZAS A DIOS
“Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con
todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo
que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los
cielos te adoran” (Nehemías 9:6)

Después de la lectura, los levitas


clamaron a Dios. Luego, invitaron al
pueblo a bendecir a Dios y a Su nombre.
El nombre de Dios es una expresión de
su carácter y de su eternidad.
En su oración, comenzaron alabando a
Dios porque:

Es el
Es el Les escogió Les dio la
Creador de Es fiel a sus
sustentador para ser un tierra de
todas las promesas.
de la vida. pueblo. Canaán.
cosas.
“Pero su energía [de Dios] sigue ejerciendo su
influencia para sustentar los objetos de su creación.
Una palpitación no sigue a la otra, y un hálito al otro,
porque el mecanismo que una vez se puso en marcha
continúe accionando por su propia energía inherente;
sino que todo hálito, toda palpitación del corazón, es
una evidencia del completo cuidado que tiene de todo
lo creado Aquel en quien “vivimos, nos movemos y
somos”. Hechos 17:28”

E.G.W. (Patriarcas y profetas, pg. 93)


FIDELIDAD DE DIOS
“tú, con todo, por tus muchas misericordias no los
abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó
de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la
columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual
habían de ir” (Nehemías 9:19)
Tras la alabanza, la oración se centró en la
fidelidad de Dios con Israel en el desierto.
Dios los sacó de Egipto; les guio con una
nube y una columna de fuego; les dio
leyes justas y el sábado; les alimentó con
pan del cielo; les sacó agua de la peña; sus
vestidos no envejecieron, ni se hincharon
sus pies.
Ellos, sin embargo, fueron soberbios;
endurecieron su cerviz; no escucharon los
mandamientos; quisieron volver a Egipto;
hicieron un becerro de oro para adorarlo.
Pero, por su fidelidad y su misericordia,
Dios nunca se apartó de ellos, ni se
apartará de nosotros.
E.G.W. (Cada día con Dios, 9 de marzo)

“El relato de la forma como trató Dios a los peregrinos


mientras iban de un lugar a otro, mientras pasaban hambre,
sufrían sed y cansancio, y en las sorprendentes manifestaciones
de su poder para auxiliarlos, está lleno de amonestaciones para
su pueblo de la actualidad. Los diversos incidentes por los que
pasaron los hebreos constituyeron una escuela donde se
prepararon para actuar en su prometido hogar de Canaán. Dios
quiere que su pueblo repase ahora, con corazón humilde y
espíritu abierto, las pruebas por las cuales pasó el antiguo
Israel, a fin de que pueda recibir instrucción y prepararse para
la Canaán celestial”
BONDAD DE DIOS
“comieron, se saciaron, y se deleitaron en
tu gran bondad” (Nehemías 9:25b)
A pesar de que Dios les entregó la tierra de Canaán,
y disfrutaron de casas ya construidas, viñedos y
tierras ya plantadas, el pueblo no correspondió a las
bondades de Dios.
Durante el triste periodo de los Jueces, Israel iba del
arrepentimiento a la deslealtad. Posteriormente, también
desecharon y mataron a los profetas que Dios les enviaba.
“Mas por tus muchas
misericordias no los
consumiste, ni los
desamparaste; porque
eres Dios clemente y
misericordioso”
(Nehemías 9:31).

Dios siempre escucha nuestra confesión, acompañada de


arrepentimiento. Por su bondad, Él siempre nos justifica.
E.G.W. (La maravillosa gracia de Dios, 11 de mayo)

“Dios requiere que confesemos nuestros pecados y


humillemos nuestro corazón ante él. Pero al mismo
tiempo debiéramos tenerle confianza como a un Padre
tierno que no abandonará a aquellos que ponen su
confianza en él... Dios no nos abandona debido a
nuestros pecados. Quizá hayamos cometido errores y
contristado a su Espíritu, pero cuando nos arrepentimos
y vamos a él con corazón contrito, no nos desdeña”
ALABANZAS Y PETICIONES A DIOS
“Pero tú eres justo en todo lo que
ha venido sobre nosotros; porque
rectamente has hecho, mas
nosotros hemos hecho lo malo”
(Nehemías 9:33)
Finalmente, los levitas reconocieron
que, a pesar de que Dios siempre
actuó bien con su pueblo, ellos
habían pecado contra Él y merecían
con justicia todo el mal que les había
sobrevenido.
Alabaron a Dios porque es grande,
fuerte, temible y fiel. También le
recordaron la opresión bajo la que se
encontraban: siervos en la tierra que
Dios mismo les había dado.
Por todo esto, se ampararon en la
gracia inmerecida de Dios pidiéndole
que intervenga en su favor; e
hicieron firme promesa ante Él.
“Acabado el canto de alabanza, los dirigentes de la
congregación relataron la historia de Israel, para
demostrar cuán grande había sido la bondad de Dios
hacia ellos, y cuán ingratos habían sido. Entonces toda la
congregación pactó que guardaría todos los
mandamientos de Dios. Habían sido castigados por sus
pecados; ahora reconocían la justicia con que Dios los
había tratado, y se comprometían a obedecer su ley. Y
para que su pacto fuese una “fiel alianza” y se conservase
en forma permanente como recuerdo de la obligación que
habían asumido, fue escrito, y los sacerdotes, levitas y
príncipes lo firmaron. Debía servir para recordar los
deberes y proteger contra la tentación”

E.G.W. (Profetas y reyes, pg. 491)


«Sería una escena muy agradable para
Dios y los ángeles el que sus seguidores
de esta generación se unieran como lo
hizo el Israel de antaño [se refiere
especialmente al reavivamiento de los
días de Nehemías], en un pacto
solemne, para guardar y cumplir todos
los mandamientos, decretos y estatutos
de Jehová nuestro Señor”»

E.G.W. (Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1157)

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