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La resurrección

de Cristo y sus
implicaciones
¡Ha
resucitad
o, ha
resucitad
o!
¡Qué día es éste para el mundo!
Cuando Jesús estuvo en
el sepulcro, Satanás
triunfó. Se atrevió a
esperar que el Salvador
no resucitase. Exigió el
cuerpo del Señor, y
puso su guardia en
derredor de la tumba
procurando retener a
Cristo preso. Se airó
acerbamente cuando
sus ángeles huyeron al
acercarse el mensajero
celestial.

…Cuando vio a Cristo salir triunfante, supo que su reino


acabaría y que él habría de morir finalmente.
Jesús había dado la
vida a algunos
muertos. Había
resucitado al hijo de la
viuda de Naín, a la
hija del príncipe y a
Lázaro.
Pero éstos no fueron
revestidos de
inmortalidad.
Después de haber
sido resucitados,
estaban todavía
sujetos a la muerte.
Pero los que salieron de la tumba en
ocasión de la resurrección de Cristo fueron
resucitados para vida eterna. Ascendieron
con él como trofeos de su victoria sobre la
muerte y el sepulcro. Estos, dijo Cristo, no
son ya cautivos de Satanás; los he
redimido. Los he traído de la tumba como
primicias de mi poder, para que estén
conmigo donde yo esté y no vean nunca
más la muerte ni experimenten dolor.
La gavilla dedicada a Dios
representaba la mies. Así también
Cristo, las primicias, representaba la
gran mies espiritual que ha de ser
juntada para el reino de Dios. Su
resurrección es símbolo y garantía de
la resurrección de todos los justos
muertos. "Porque si creemos que
Jesús murió y resucitó, así también
traerá Dios con él a los que durmieron
en Jesús."
¡Ojalá que la cabeza inclinada
pudiese alzarse, que los ojos
se abriesen para
contemplarle, que los oídos
pudiesen escuchar su voz! "Id
presto, decid a sus discípulos
que ha resucitado." Invitadlos
a no mirar la tumba nueva de
José, que fue cerrada con una
gran piedra y sellada con el
sello romano. Cristo no está
allí. No miréis el sepulcro
vacío.
¡A cuántos podrían
dirigirse las palabras
del Salvador: "¿Por qué
lloras? ¿a quién
buscas?" Está al lado
de ellos, pero sus ojos
cegados por las
lágrimas no lo ven. Les
habla, pero no lo
entienden.
No lloréis como los que están sin
esperanza ni ayuda. Jesús vive, y
porque vive, viviremos también.
Brote de los corazones agradecidos
y de los labios tocados por el fuego
santo el alegre canto: ¡Cristo ha
resucitado! Vive para interceder
por nosotros. Aceptad esta
esperanza, y dará firmeza al alma
como un ancla segura y probada.
Creed y veréis la gloria de Dios.

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