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Religión, cultura y salud

mental.
Una religión es un conjunto de comportamientos y prácticas culturales, éticas
y sociales, que constituyen una cosmovisión y vinculan a la humanidad con
una idea de lo sagrado e intemporal, es decir, le aportan un sentido de
trascendencia a la experiencia del vivir. Por ejemplo: budismo, judaísmo,
islam.
Las creencias son ideas que hemos ido interiorizando en nuestra mente
normalmente de forma inconsciente y que, sin darnos cuenta, dirigen
nuestros actos y nos impulsan a actuar de una u otra forma, sin que, en el
fondo sepamos por qué.

Las creencias religiosas regulan conductas como la


alimentación, relaciones sociales, consumo de sustancias,
etc. La psicología debe estudiar el fenómeno psicológico
existente que une la práctica religiosa con la salud.
Muchos estudios demuestran una relación curvilínea entre
creencias religiosas y salud.
Los hallazgos de la revisión revelaron que el 72.1% de los estudios sugieren que la
participación religiosa/espiritual se asocia con menos trastornos mentales (positivo),
mientras que el 18.6% de los estudios encontraron resultados mixtos (positivos y
negativos) y el 4.7% informaron más trastornos mentales (negativo).
Cultura se refiere al conjunto de bienes materiales y espirituales de un grupo
social transmitido de generación en generación a fin de orientar las prácticas
individuales y colectivas. Incluye lengua, procesos, modos de vida, costumbres,
tradiciones, hábitos, valores, patrones, herramientas y conocimiento.

La cultura afecta el modo en que la gente nombra a la enfermedad, identifica


los síntomas, busca ayuda, decide si alguien es normal o no, organiza las
expectativas sobre los consultantes y los terapeutas, les da un significado
personal y un status moral.

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