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Uno de ellos, son las “camisas con listas de colores en los extremos
laterales, bordadas en la base de los cuellos y mangas” ,
manifiesto de la textilería Aymará ( entre el 500 d.C al 1400 d.C.),
también se evidencia un tipo de bordado, realizado con agujas de
espinas de cactus- “comúnmente usadas para coser y unir las
prendas- que permitió una mayor variedad de bordados que se
utilizaban como refuerzos y adornos, tanto en vestimentas, como
piezas accesorias”.
Posteriormente durante la Colonia, las prendas finamente bordadas y
labradas con hilos de oro de las señoras aristócratas, eran traídas del
extranjero.
En la incipiente formación del pueblo chileno, las clases sociales eran
notablemente divididas por lazos consanguíneos, de hecho los españoles
eran los que tenían los cargos más altos, algo evidente dado el sistema
colonial, los criollos seguían en el escalafón social, después los mestizos,
indios, y esclavos.
Se han realizado varios estudios que abordan la vestimenta colonial, entre
ellos cabe destacar, a Isabel Cruz, con su libro “ El traje, transformaciones
de una segunda piel”, Isabel Alvarado, “Vestuario chileno del siglo XVIII
y primera mitad del siglo XX”, y Sor Imelda Cano Roldán con “La mujer
en el Reyno de Chile”.
Cabe destacar, que los trajes y las telas eran en aquella época un bien que
contribuía a la dote de la mujer al momento de casarse. Las mujeres mestizas
y blancas de menores ingresos y que se veían obligadas a trabajar, lo hacían
generalmente en trabajos de lavado, costura, zurcidos, tejidos de encajes,
medias, bordados y realizando dulces y bizcochos para la venta.
Por otro lado, la Educación de la mujer durante la Colonia era escasa,
muy pocas sabían leer o escribir, menos eran las que tenían una
educación formal.
Al concluir la Colonia, principios del siglo XIX, comienzan a funcionar
los primeros Colegios femeninos, dirigidos generalmente por religiosas.
Allí se les daban las bases más adecuadas, morales y educativas para ser
buenas esposas y madres.
Posiblemente se les enseño a bordar, clasificación que aparece en forma
reiterada en los libros de historia como enseñanza de “labores de
mano”.
Por otro lado, en muchos conventos se ejecutaban laboriosas vestimentas
eclesiásticas.
Sin lugar a dudas, podemos observar hoy, varias de ellas en el Museo
Colonial de San Francisco, y el Museo de la Iglesia de La Merced.
https://vimeo.com/151735928