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Autoestima Sana

Aquella que favorece:


• Bienestar y el buen funcionamiento psicológico.
Actitud positiva hacia uno mismo, que incluye la
tendencia a conducirnos (pensar, sentir y actuar)
de la forma más sana, feliz y autosatisfactoria
posible, teniendo en cuenta el momento
presente y también el medio y largo plazo, así
como nuestra dimensión individual y social.
Mantener una autoestima sana implica:
• Conocernos a nosotros mismos (déficit y aspectos positivos).
Reduciendo a un mínimo nuestras distorsiones o puntos ciegos
(características personales de las que no somos conscientes).
• Aceptarnos incondicionalmente , independientemente de nuestras
limitaciones o logros, y de la aceptación o el rechazo que pueden
brindarnos otros, aunque procuremos ir mejorando lo que dependa de
nosotros.
• Mantener una actitud de respeto y consideración hacia uno mismo.
• Tener una visión del yo como potencial, considerando que somos más
que nuestros comportamientos y rasgos, que estamos sujetos a
cambios y que podemos aprender a dirigir esos cambios, para
desarrollar nuestras potencialidades.
• Relacionarnos con los demás de forma eficaz y satisfactoria.
• Buscar activamente nuestra felicidad y bienestar, demorando ciertas
gratificaciones para conseguir otras a largo plazo.
• Atender y cuidar nuestras necesidades físicas y psicológicas.
Visión tradicional o el lado oscuro de la
autoestima
• La visión tradicional de la autoestima, la equiparaba con
la autoevaluación global (en todas las áreas de la vida),
positiva o negativa, y el correspondiente sentimiento
hacia uno mismo (positivo o negativo) derivado de ella.
• Autoestima sana = alta autoestima (autoevaluación
global positiva- incluyendo la distorsionadamente
positiva). Autoestima insana = baja autoestima.
• Baja autoestima = causa fundamental de la mayoría de
problemas personales y sociales, mientras que conseguir
una alta autoestima sería la solución a todos ellos.
Visión tradicional o el lado oscuro de la
autoestima
• Se crearon y financiaron con fondos públicos programas
educativos destinados a incrementar la autoestima de los
niños. Dando lugar a intervenciones superficiales e
inadecuadas, fomentando elogios indiscriminados o
enseñando a repetirse mensajes simplistas (“soy el
mejor”) y descuidando cuestiones relevantes para lograr
una autoestima sana (conocerse a uno mismo de forma
realista, elegir metas deseables y valiosas y esforzarse
por aproximarse a ellas, cultivar la disposición de
aprender de los propios errores, o desarrollar relaciones
satisfactorias).
Visión tradicional o el lado oscuro de la
autoestima
Años después, los expertos y los investigadores,
llegaron a la conclusión de que:
• El objetivo planteado no había sido el
adecuado, porque se buscaba elevar el nivel
de autoestima, algo que no es equiparable a
desarrollar una sana autoestima.
• La baja autoestima no era la principal causa de
los males sociales, como se creía.
Visión tradicional o el lado oscuro de la
autoestima
Por ejemplo, Seligman (1995) señaló que centrándose tanto en elevar la
autoestima, los padres y profesores habían contribuido a crear una generación de
niños más vulnerables a diversos problemas psicológicos, ya que:
• Se dio excesiva importancia a cómo se sentían los niños, descuidando lo que
hacían, por lo que no se les enseñó a aprender, perseverar, superar
frustraciones ni abordar obstáculos.
• Se transmitió la falsa idea de que el origen de todo lo que hacemos bien es la
autoestima y de que si aumentamos directamente la autoestima de los niños,
estos tomarán mejores decisiones.
• Se fomentó que muchos padres dijeran a sus hijos cosas irreales, por ejemplo,
que son buenos en algo, cuando no lo son, o que esperen de ellos logros que
son incapaces de obtener.
• Los padres y educadores trataron de que los niños o jóvenes no se frustrasen o
de que no tuviesen conciencia de sus limitaciones, como si fuesen «criaturas
simples a las que hay que ocultar las verdades desagradables».
Visión tradicional o el lado oscuro de la
autoestima
• Tras revisar los estudios anteriores sobre autoestima, quedó
en evidencia que la alta autoestima, en ocasiones, se
asociaba a comportamientos insanos como el egoísmo, el
narcisismo y la violencia.
• Se constató que muchas personas con altos niveles de
autoestima tenían graves problemas en su funcionamiento
psicológico y en su forma de relacionarse con los demás, ya
que eran egocéntricas, arrogantes y prepotentes, con
tendencia a distorsionar la realidad para hacerla coincidir con
su autoimagen distorsionadamente positiva, a reaccionar con
ira o violencia, y a dominar o subyugar a sus semejantes.
Visión tradicional o el lado oscuro de la
autoestima
• Así, se fue evidenciando que la insistencia en
promover la autoevaluación positiva (sin tener en
cuenta el análisis realista de los propios fallos y
limitaciones) no había mejorado los problemas que
querían resolver de delincuencia, malos tratos,
drogadicción o el fracaso escolar. En algunos casos
estos problemas se asociaban con la falta de límites,
la sobreprotección, la baja tolerancia a la
frustración y el aumento de la autoestima
narcisista.
Visión tradicional o el lado oscuro de la
autoestima
• Y que, por tanto, era contraproducente fomentar la autovaloración
favorable en personas que eran o que podían llegar a ser, como ellas.
• Frente a la idea defendida antes, de que lo deseable era tener una alta
autoestima, fueron apareciendo publicaciones e investigaciones que lo
ponían en duda y fue afianzándose la idea de que existía un «lado
oscuro» en la alta autoestima (comparándola con «el lado oscuro de la
Fuerza», del universo ficticio de Star Wars), por lo que era necesario
buscar alternativas más sanas y deseables, como la autoestima sana.
• Así, los especialistas en el estudio de la autoestima concluyeron que,
aunque la alta autoestima, según la visión tradicional de la misma,
tiene algunas ventajas, como su asociación a emociones positivas y
mayor seguridad en uno mismo, existen diferentes formas de alta
autoestima, unas sanas y otras contraproducentes.

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