COMO FORMA DE PROTESTA Curso: Deporte y política Docente: Bruno Rivas Frías SOBRE LOS AUTORES Jaume Claret
Doctor en Historia por la Universidad
Pompeu Favra. Especialista en la historia intelectual catalana y española. Jaume Subirana
Doctor en Filología Catalana de la
Universidad Autónoma de Barcelona. Especialista en historia de la cultura y Catalan Studies. BARCELONA, MÁS QUE UN CLUB EL CONTEXTO HISTÓRICO La dictadura de Francisco Franco (1939- 1975) implantó un nacionalismo radical y centralista que buscaba eliminar cualquier expresión de regionalismo. Siguió la senda de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) en la que lenguas como el catalán o el vasco fueron proscritas en un proceso de españolización que evitara el separatismo. En ese contexto el fútbol surgió como un espacio de reivindicación cultural. EL EJÉRCITO DESARMADO DE CATALUÑA Ante las presiones culturales del franquismo, el F.C. Barcelona se transformó en la válvula de escape del sentimiento catalán. ‘El ejército desarmado de Cataluña’. El fútbol era uno de los pocos espacios legales en donde se podían expresar los regionalismos a través del hinchaje. El deporte como “un vehículo de identidad que dotan a las personas de un sentimiento diferencial y de una forma de clasificarse a ellas mismas y a los otros” (MacClancy, 1996). FRANCO Y EL REAL MADRID
El mismo Franco había politizado el
fútbol. El Gobierno había hecho eco de los triunfos internacionales del Real Madrid. Por ello, la hinchada del Barcelona acusaba al gobierno de favorecer al Real Madrid con arbitrajes amañados. Consideraban que era una forma de humillar y sojuzgar a la identidad catalana. SILBATINAS EN EL CAMP NOU En 1925, se silbó el himno español en un partido entre el Barcelona y el Deportiu Júpiter. El fundador del club, el suizo, Joan Gamper apoyó la silbatina al permanecer sentado durante el himno. Como consecuencia, el Barcelona fue suspendido seis meses y Gamper expulsado a Suiza. El pueblo catalán salió al rescate del club. Se realizaron colectas y se postergó el torneo regional. Se reforzó el vínculo con el catalanismo. RIVALIDAD REAL MADRID- BARCELONA En 1970, se hace un llamado a silbar al Real Madrid en un partido de la Copa del Generalísimo como protesta por los fallos arbitrales del encuentro de ida. El rey Juan Carlos advertido de los abucheos no acudió al partido. Santiago Bernabeu, presidente merengue, hizo lo propio. Con esa protesta, los aficionados del club catalán dejaban en claro su posición regionalista y rechazo a los vínculos entre el Madrid y Franco. SILBATINAS EN EL SIGLO XXI
A principios del Siglo XXI y con un
nuevo contexto político, se han dado dos episodios de silbatinas. Ambos en encuentros contra el Athletic de Bilbao en el marco de la Copa del Rey celebrados en el 2009 y 2012. Hechos que muestran la continuidad histórica del fenómeno, la fragilidad institucional del Estado y la precariedad política del nacionalismo catalán. CONCLUSIONES FINALES Con este recuento de casos vuelve a quedar en evidencia el rol que tiene el deporte en la construcción de comunidades imaginadas y la instrumentalización por parte de los órganos de gobierno. El deporte fue uno de los instrumentos del régimen de Francisco Franco para imponer de forma coercitiva símbolos que generen la ilusión de que España es una nación única y común para toda la ciudadanía. Sin embargo, fracasó en el intento porque las protestas de las hinchadas del Barcelona y el Athletic de Bilbao ponen en evidencia la fragilidad de dicho Estado-nación. El nacionalismo catalán utiliza el deporte para dejar en claro que existe una identidad regional que los une. Sin embargo, al mismo tiempo muestra la debilidad de un proyecto político que encuentra en el fútbol una de sus expresiones más potentes.