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Sesion4nuevo 210508 123800
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CARACTERÍSTICAS DE LA DEBIDA
DILIGENCIA:
• La debida diligencia implica múltiples procesos y objetivos.
• La debida diligencia es preventiva.
• La debida diligencia es proporcional al riesgo (basada en el riesgo).
• La debida diligencia puede requerir un proceso de priorización (basado en
el riesgo).
• La debida diligencia es dinámica.
• La debida diligencia no transfiere responsabilidades.
• La debida diligencia está relacionada con las normas sobre CER
(Conducta Empresarial Responsable) reconocidas internacionalmente.
• La debida diligencia se adecúa a las circunstancias de cada empresa.
• La debida diligencia se basa en el compromiso con las partes interesadas.
• La debida diligencia implica una comunicación continua.
GUÍA OCDE SOBRE EMPRESAS Y DERECHOS HUMANOS
• Las Directrices sobre la Diligencia Debida para la Gestión Responsable de las Cadenas de
Suministro en el Sector de la Confección y el Calzado fueron elaboradas en respuesta a la
presión internacional, tras el derrumbe del edificio de la fábrica Rana Plaza en Bangladesh.
Como consecuencia de esa tragedia de 2013, murieron más de mil trabajadores y
trabajadoras de la confección.
• Las nuevas normas internacionales de la OCDE cuentan con el respaldo de marcas,
sindicatos y la industria, e implican participación auténtica de los trabajadores/as en la
identificación de riesgos y violaciones de los derechos humanos, promoviendo a la vez
negociaciones directas con los sindicatos.
• La guía promueve un enfoque sistemático e integrado para la gestión del riesgo y la compra,
involucrando procesos continuos, proactivos y reactivos, con un enfoque en la mejora
progresiva. Reconoce tanto la diversidad del sector como la complejidad de los desafíos que
enfrenta el sector. La orientación recomienda que las empresas adopten un enfoque de
colaboración basado en el riesgo para identificar maneras de abordar los impactos de sus
operaciones y tomar decisiones y supervisar el progreso a lo largo del tiempo, además de
alentar el compromiso constante con los socios comerciales de las economías en desarrollo.
Pide a los compradores que incorporen consideraciones sociales, de derechos humanos y
ambientales en sus prácticas de compra, y que colaboren con compradores comunes para
evitar la fatiga de la auditoría de los proveedores, para que las compañías puedan dirigir sus
recursos hacia la priorización de la prevención de impactos más severos.
I N D I C A D O R ES E M PR E S A R I A LES EN D D H H
PA R A S EC TO R ES E C O N Ó M I C O S
Según el artículo 6º, tampoco se consultarían los EIA. Pero el Convenio 169 dice que sí
deben consultarse (art. 7.3.).
EL “ACUERDO PREVIO”.
Se reconoce que el acuerdo previo (artículo 7º de la ley de tierras) puede ser una
protección del propietario frente al titular de una concesión minera, que exige un
voto de 2/3 para validar la decisión comunal de prestar la tierra o de venderla.
Pero dicho acuerdo previo supone a dos partes abstractas con igual poder de
negociación: ¿ésta es una figura que cautela satisfactoriamente a las
comunidades indígenas cuando tienen que negociar con empresas mineras o
petroleras?.
¿Es adecuado que el “acuerdo previo” sea una práctica realizada antes de
efectuarse la consulta previa a las comunidades?.
El artículo 27.4º del reglamento dice que los reglamentos de leyes ya consultadas no se
deben consultar pues se supone que los reglamentos no modifican derechos colectivos...
¿Pero no es cierto que hasta simples resoluciones ministeriales pueden afectar
derechos colectivos? (por ej. la R.M.350-2012-MEM/DM que establece los momentos en
que se debe hacer consulta previa en el sector Energía y Minas..).
ILEGALIDAD:
Violación abierta de la legalidad.
Corrupción, sobornos, deforestación, operaciones sin licencias ambientales, leyes a medida, uso de agroquímicos
prohibidos, etc.
(Gudynas, 2015)
EXTRAHECCIÓN: DIMENSIÓN
AMBIENTAL
VIOLACIÓN DEL DERECHO A UN MEDIO AMBIENTE SANO Y
EQUILIBRADO
Contaminación,
Pérdida de áreas naturales protegidas.
Efectos sobre la salud pública,
«Excepciones» legales para incumplir estándares ambientales,
Flexibilización de controles ambientales
«Amnistías» de sanciones por infracciones ambientales
Debilitamiento de la institucionalidad ambiental
Afectaciones al acceso al agua
Fumigaciones peligrosas en tierras de comunidades, etc.
EXTRAHECCIÓN: DIMENSIÓN
SOCIAL
VIOLACIÓN DE DERECHOS INDÍGENAS, COMUNITARIOS, A LA VIDA, A LA SALUD, AL
TERRITORIO, A LA INTEGRIDAD, A LA LIBERTAD PERSONALES, A LA PARTICIPACIÓN
Incumplimiento del deber de transparencia en la información pública
Ausencia de consulta previa y de participación, y de obtener el consentimiento,
Desplazamiento forzado de comunidades, y sin compensaciones.
Puesta en peligro de pueblos en aislamiento voluntario
Abuso sexual de mujeres, trata de niños, prostitución infantil, desmembramiento familiar.
Dislocación de culturas y de economías locales,
Violación de derechos laborales
Tácticas de división de la unidad de las comunidades y sus organizaciones representativas
Mercenarización de los cuerpos públicos de seguridad («convenios»)
Criminalización de la protesta, hostigamiento judicial contra líderes sociales, estigmatizaciión.
Vigilancia, seguimiento de servicios de inteligencia y organismos de seguridad públicos o
privados
Asesinatos.
PLANTEAMIENTO:
¿Cabría que las políticas públicas sobre derechos de los pueblos
indígenas pretendidamente basadas en el Convenio No.169 de la
OIT constituyan en realidad tácticas de alegalidad para facilitar y
legitimar proyectos extrahectivos?.
En particular, ¿podría -por ejemplo- la vigente política pública y
legislación sobre derecho a la consulta previa el tener como lógica
esencial el ser un recurso funcional y viabilizador de proyectos
extrahectivos más que una política dirigida a garantizar derechos?.
¿En qué medida podría ser ello una anomalía o abuso no previsto,
o más bien el propósito fundamental subyacente a su elaboración,
aprobación e implementación?.
CUESTIÓN DE FONDO:
Lógica de garantía de
derechos
versus
lógica sistémicamente
extrahectiva
LA EXPROPIACIÓN DE LA
CONSULTA PREVIA
Las políticas y legislación sobre consulta previa en el Perú han sido elaboradas como recurso
de alegalidad para legitimar el modelo extractivista como clara manifestación del llamado
fenómeno extrahección.
Por lo tanto, las inconsistencias, defectos y vacíos de dicha legislación, lejos de ser una
expresión de un bien intencionado aunque imperfecto reconocimiento de la consulta previa,
constituyen en realidad la expresión voluntaria y consciente de una política dirigida a
desnaturalizar la consulta previa para viabilizar los mega proyectos extractivos.
Un ejemplo de dicha estrategia ha sido el proceso de expropiación del derecho de consulta
previa que ha transformado su naturaleza de derecho colectivo indígena para convertirlo en
procedimiento administrativo burocrático controlado únicamente por el Estado.
CONTEXTO DE REGULACIÓN
DE LA CONSULTA PREVIA
ETAPA DE ILEGALIDAD:
• Negación absoluta.
• Otras estrategias de negación:
- Las normas de participación ciudadana son consulta previa.
- La ausencia de ley y de reglamento de consulta no permiten implementarla (sea por
argumento dualista; sea por argumento del alegado carácter general del C169 ).
- La no publicación de la Base de Datos de los Pueblos Indígenas.
- Las medidas anteriores a la Ley y Reglamento quedaron validadas, no son consultables. Y
sus actos sucesivos, aunque sean posteriores, tampoco se consultan. No hay consulta “retroactiva”.
- Desaparición del objeto y del sujeto de los procesos de consulta previa que se produce
por :
i) celebración de “acuerdos previos” en los que se realizan compra-ventas de las tierras
ubicadas en las concesiones
ii) las declaraciones de ciertas comunidades indígenas señalando que no se consideran
afectadas en sus derechos colectivos o bien renunciando expresamente a ser identificadas
como indígenas.
CONTEXTO DE REGULACIÓN
DE LA CONSULTA PREVIA
ETAPA DE A-LEGALIDAD:
El proceso de expropiación de la consulta previa
• El derecho a la consulta previa transmuta de derecho colectivo indígena en
procedimiento burocrático enteramente controlado por el Estado .
• El Estado impone sus propios términos y condiciones para reconfigurar su
contenido y sentido esencial a fin de volverlo instrumento legitimador de sus
programas extractivistas, tornando en inaccesible, o al menos en irrelevante, su
goce y ejercicio por parte de los pueblos indígenas.
• Combina dos virtudes difíciles de reunir: a) cumple eficazmente con dar la
apariencia de cumplimiento del Convenio 169 (descolocando así a los pueblos
indígenas ante la opinión pública); b) da carta blanca a la profundización de
proyectos extractivos en territorios indígenas sin ningún respeto a sus derechos
colectivos.
RASGOS COMUNES REGIONALES DE LA CONSULTA PREVIA
COMO POLÍTICA EXTRAHECTIVA
• Se realizan consultas previas mientras se deniega el derecho al consentimiento estigmatizándolo como “derecho al
veto”.
• Se omite completamente el respeto al derecho a la participación indígena en la formulación de políticas y
programas extractivos o de desarrollo sobre sus territorios.
• Se restringe el objeto de la consulta previa (“afectación directa” entendida como “influencia directa”).
• Se relativiza el carácter “previo” de la consulta previa.
• Se desarrollan procesos de consulta a los pueblos indígenas sobre proyectos extractivos pero no se garantiza
satisfacción de otros derechos indígenas vinculados a los proyectos.
• Selectividad de estándares jurídicos sobre consulta previa funcionales al modelo extrahectivo.
• Finalmente se erige un complejo entramado normativo nacional regulando la consulta previa bajo control de élites
burocráticas y profesionales que es inaccesible e incomprensible para los pueblos indígenas y sus organizaciones.
- Concepto de "afectación directa" restrictivo. Los Gobiernos pretenden que dicho
concepto del Convenio 169 se aplique como significando "afectación inmediata", es
decir, como afectación adyacente al proyecto extractivo. Se quiere consultar solo a las
comunidades que viven dentro del área de un proyecto extractivo.
- Consulta y no consentimiento. El derecho al consentimiento no es admitido sino
como una posibilidad teórica. Se niega completamente su reconocimiento para el caso
de megaproyectos extractivos o proyectos con impactos profundos y se le etiqueta
peyorativamente como "veto".
Se dice que la consulta sirve solo para saber en qué medida un proyecto afectará los
derechos colectivos pero no para decidir si se llevará a cabo o no.
La consulta se reduce así a un proceso de diálogo en el cual ya se sabe de antemano que
el Estado siempre tendrá la palabra final.
Por ello, las empresas extractivas menos radicales pueden ver en la consulta previa una
valiosa oportunidad para obtener la "licencia social" para sus proyectos, pues ahora es el
Estado el que se involucra activamente en las negociaciones bajo una cobertura legal
llamada "consulta previa".
- Consulta y no participación. Se niega la posibilidad a los dirigentes indígenas de
participar en la elaboración de los programas, políticas y planes de desarrollo en sus fases
previas.
La consulta previa de medidas administrativas o legislativas no va antecedida de la
participación indígena en su elaboración, se consulta una medida elaborada a espaldas de
los pueblos indígenas con la expectativa de aprobarla después de un proceso de "consulta"
en el que tampoco se aceptará el consentimiento.
Ello incluye la negativa a incluir la participación indígena en la gestión, supervisión y
fiscalización durante y después de las actividades extractivas en sus territorios. La
capacidad indígena de influir en las medidas que luego serán consultadas es nula.
- Restricción del objeto de la consulta previa en las actividades extractivas. No se
pone en discusión si se realizarán o no los proyectos extractivos. Ya que ello es así, no
está en discusión sino solamente los actos que autorizan el inicio de actividades de
proyectos bajo derechos ya otorgados.
No se consultan las concesiones mineras sino las licencias de exploración y explotación
(ni siquiera los estudios de impacto ambiental). De este modo no se produce ningún
diálogo ni compromiso acerca de los proyectos de vida colectivos y las visiones de
desarrollo de los pueblos indígenas.
- Negación de la garantía de derechos indígenas previos y posteriores a la
consulta. Los Estados prevén consultar solamente las condiciones operativas de los
proyectos extractivos pero no las garantías jurídicas de los derechos que se ven
relacionados con ellos: titulación de tierras comunitarias, remediación de pasivos
ambientales de anteriores intervenciones extractivas, planes de mitigación, el modelo de
participación en los beneficios, el reconocimiento de la institucionalidad representativa
indígena, las compensaciones e indemnizaciones resultantes de la actividad, etc..
Sus especialistas dirán que "no se debe oponer un derecho a otro derecho", alegando por
ejemplo que la consulta previa "no depende" de la titulación de las tierras "pues la
propiedad indígena no depende de ella sino de la posesión ancestral", señalando que la
titulación es un tema importante pero ajeno a la consulta previa, que las demandas
indígenas por sus DESCA son ajenos a las medidas que el Estado pretende aprobar, que
la participación en beneficios -derecho reconocido en el Convenio 169- tampoco es
parte de la consulta previa y solo se da "siempre que sea posible", que condicionar el
consentimiento al reconocimiento de este derecho sería un chantaje economicista de las
comunidades, etc.
- Aplicación de los estándares legales nacionales en desmedro de los
internacionales. El "modelo peruano" es muy claro en este sentido con un reglamento
de consulta previa que conmina a los funcionarios públicos a aplicar estrictamente la
Ley de Consulta y su Reglamento.
Finalmente se erige un complejo entramado normativo nacional regulando la
consulta previa bajo control de élites burocráticas y profesionales que es
inaccesible e incomprensible para los pueblos indígenas y sus organizaciones.
El derecho a la consulta previa transmuta de derecho colectivo indígena en
procedimiento burocrático enteramente controlado por el Estado.
El Estado impone sus propios términos y condiciones para reconfigurar su contenido y
sentido esencial a fin de volverlo instrumento legitimador de sus programas
extractivistas, tornando en inaccesible, o al menos en irrelevante, su goce y ejercicio por
parte de los pueblos indígenas.
Combina dos virtudes difíciles de reunir: a) cumple eficazmente con dar la apariencia de
cumplimiento del Convenio 169 (descolocando así a los pueblos indígenas ante la
opinión pública); b) da carta blanca a la profundización de proyectos extractivos en
territorios indígenas sin ningún respeto a sus derechos colectivos.
RUTAS SUGERIDAS
a. Reafirmar el derecho al consentimiento como regla general para actividades extractivas
con impacto profundo, en la práctica casi la totalidad de ellas.
b. Demandar la implementación de la participación indígena en los asuntos que le
conciernan (y no solamente en relación a la afectación de derechos colectivos).
c. Ampliar la agenda pública de los pueblos indígenas evitando el “consulta-centrismo”,
volver a la demanda por seguridad territorial, adecuación de la legislación a los estándares
internacionales; y demandar la consulta previa de otras cuestiones importantes y centrales
como los derechos al territorio y los recursos naturales.
d. Reivindicar la consulta previa del otorgamiento de derechos extractivos y no solamente
de las licencias de operación posteriores a dicho otorgamiento, para poner en diálogo las
diferentes visiones de desarrollo entre pueblos y Estado.
e. Plantear formas propias de realizar la consulta previa en términos indígenas propios e
interculturales (¿convivencia de funcionarios en comunidades 3 meses previos?).
h. Insistir en reivindicar los estándares internacionales (normativos y jurisprudenciales) en
los procesos de consulta previa, aún en contraposición a los estándares nacionales si fuera el
caso.
f. Los procesos de consulta previa se realicen previa satisfacción de la deuda de
implementación de los Estados de aquellos derechos económicos, sociales y culturales que
estén relacionados y que sean impostergables de las comunidades que serán impactadas y
afectadas por las actividades extractivas proyectadas. Esta exigencia es plenamente
consecuente con la jurisprudencia internacional.
g. Que los Planes de Consulta prevean necesariamente una etapa previa de verificación de
cumplimiento de dicha deuda, y una etapa de diálogo sobre los derechos de participación
durante el desarrollo del proyecto extractivo, y de consulta sobre las diferentes etapas
pertinentes del proyecto.
i. En los países sin legislación específica sobre consulta previa y sin condiciones favorables
para el respeto de los derechos colectivos, no favorecer el desarrollo de dicha legislación
estatal sino la negociación y el acuerdo de Planes de Consulta de elaboración indígena y
basados en estándares internacionales.
J. Favorecer la aplicación directa del Convenio 169 y otros tratados internacionales sin
necesidad de más leyes o reglamentos. O bien, si se encuentran en procesos de
implementación regulatoria ya iniciados que se concretizarán de todos modos, esforzarse en
plantear alternativas integrales y bien sustentadas. En caso de no aplicación de la consulta
previa de acuerdo a los estándares adecuados, las “auto-consultas” (de acuerdo al derecho
e instituciones propias en aquellos casos en los que el consentimiento previo exija obtenerse
obligatoriamente).
Gracias