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EFECTOS DE LA SIMULACION DEL ACTO

JURIDICO
La simulación que tiene como fin engañar
a los terceros o es contrario a las normas
imperativas, al orden público o a las
buenas costumbres es reprobado por el
derecho, por tanto, su eficacia se verá
oponible.
• Si el acto jurídico ha sido simulado con
simulación absoluta, en la que existe
sólo un acto aparente, irreal, que carece
de contenido, pues la voluntad de las
partes quedó contenida únicamente en
el acuerdo simulatorio convenido
precisamente para no producir un acto
verdadero, el acto jurídico así simulado
no produce eficacia alguna.
• El acto simulado es un negocio ficticio
querido y realizado por las partes para
engañar a terceros, pero no para que
produzca efectos entre ellas. Los otorgantes
quieren la declaración pero no su
contenido, por lo que no pueden exigir su
cumplimiento. Es decir, el acto simulado no
produce ningún efecto entre las partes, por la
razón de que no es efectivamente sino sólo
fingidamente querido.
ACCION DE NULIDAD
El art. 193 del C.C. dispone que “La
acción para solicitar la nulidad del acto
simulado puede ser ejercitada por
cualquiera de las partes o por el tercero
perjudicado, según el caso”.
La acción no es sino el derecho que tiene
una persona para acudir ante la autoridad
judicial, cuando requiere de su
intervención para que administre justicia
y de esa manera solucione los conflictos.
• La acción de nulidad puede ejercitarla los
propios simulantes del acto, es decir el uno
contra el otro indistintamente; igualmente los
terceros pueden accionar contra los
simulantes.
• La acción de nulidad cabe tanto en el caso de
la simulación absoluta como de la relativa,
precepto que nace del Art. 193 del C.C.
• En el caso de la simulación absoluta, si bien
el acto no existe, pero la sentencia
establecerá al declarar el derecho, que el acto
simulado no generó efecto alguno.
• En el caso de la simulación relativa se podrá
declarar la nulidad del acto aparente,
haciendo ostensible el acto oculto. De esta
manera, el acto oculto surte sus efectos entre
las partes.
INOPONIBILIDAD DE LA SIMULACION
En el art. 194 del C.C., señala que “La
simulación no puede ser opuesta por las
partes ni por los terceros perjudicados a
quien de buena fe y a título oneroso haya
adquirido derechos del titular aparente”.
• En este caso el Código tutela y es muy
preciso al señalar que todo el que
adquiere un derecho de buena fe y a
título oneroso está protegido frente a
los simulantes y demás terceros que no
ostenten la calidad de buena fe y la
onerosidad del acto.
• Aquí la buena fe consiste en ignorar el
acuerdo simulatorio y creer en la plena
eficacia vinculante del negocio simulado
y en la legitimación de quién alega ser
el poseedor del derecho, quién es sólo
un titular aparente.
• Pero esa apariencia está por otra parte,
consagrada por las formalidades
establecidas por el ordenamiento
jurídico, como puede ser la escritura
Pública, la inscripción en los registros
Públicos que los simulantes y terceros
adoptan todo lo cual contribuye al
nacimiento de la buena fe.
• Por lo tanto, la simulación es inoponible
al adquiriente de buena fe y a título
oneroso. En cambio, sí es oponible al
adquiriente de mala fe sea a título
oneroso o gratuito. Es decir, lo que se
sanciona es la mala fe.
EL FRAUDE DEL ACTO JURIDICO
Conceptos generales:
El Titulo VIII del Libro II del C.C está referido a Fraude
del Acto Jurídico.
Señalemos que en el Diccionario de Cabanellas sostiene
que es necesario distinguir el engaño de lo que es el
fraude. El engaño es toda astucia o maquinación de
que uno se sirve, hablando u obrando con mentira o
artificio, para frustrar la ley, esto es, el hecho de burlar,
eludir o dejar sin efecto la disposición de la ley.
• De manera que el engaño es el medio
para arribar al fraude; y el fraude como
el fin u objeto que uno se propone
lograr con el engaño. Es por eso que el
engaño y fraude suelen ir juntos dando
lugar a que en el lenguaje se tomen el
uno por el otro.
CONCEPTO DE FRAUDE
Proviene del latín fraus, fraudis y significa engaño,
abuso de confianza que produce un daño, resulta
indesligable de los actos de disposición que realiza el
deudor y con los cuales se reduce la insolvencia, o, por
lo menos, opone dificultad para que sus acreedores
puedan ejecutarlo; pero su responsabilidad respecto de
los acreedores se mantiene. La existencia de la
obligación supone, para el deudor, el deber de
cumplirla.
En términos generales, existe fraude cuando a
través de un acto jurídico idóneo y lícito en
virtud a una ley que lo permite o autoriza, se
busca eludir el cumplimiento de otra norma
imperativa.
El fraude mediante el acto jurídico, o acto
jurídico fraudulento, se da cuando una
persona enajena sus bienes a fin de
protegerlos de la ejecución de sus acreedores.
En este caso, la enajenación es real, es decir
no es ficticia como sucede cuando está de por
medio la simulación. Lo que busca el deudor
es un estado de insolvencia para no pagar la
deuda.
El fraude es un elemento perturbador
de las relaciones entre acreedor y
deudor por cuanto se dirige,
precisamente, al incumplimiento de la
obligación asumida.
El fraude constituye la disminución del
patrimonio del deudor en perjuicio de los
acreedores, ya sea por acto unilateral (actos
a titulo gratuito) o en concierto entre el
deudor y el tercero para perjudicar al
acreedor con la reducción del patrimonio que
sirve de garantía a sus créditos.
El fraude en el Derecho Privado se presenta en
dos vertientes:
1.- Fraude a la ley: El C.C. omite tratar sobre
este tema, es el fragus legis que implica la
aplicación indebida de una norma para evadir
otra.
2.- El fraude a terceros.- tampoco es definido
en el C.C. es llamado fraude civil o fraude a los
acreedores
• El principio fundamental es el derecho
obligacional consiste en que el deudor
debe responder ante el acreedor por el
cumplimiento de su obligación con
todos sus bienes, presentes y futuros.
• El fraude civil o de acreedores es un
problema de comportamiento del deudor ante
la legitima expectativa del acreedor. El
deudor, a sabiendas de las posibles
consecuencias de su conducta, pretende
crear las condiciones para frustrar la
posibilidad de que sus acreedores puedan
satisfacer sus créditos mediante la ejecución
de sus bienes.
• El deudor puede cometer el fraude por
comisión, aumentando ficticiamente el
numero de acreedores, incrementando
ficticiamente las sumas adecuadas a
algunos de los acreedores en
connivencia con ellos o disponiendo
ficticiamente de sus bienes o por
omisión, renunciando a sus derechos .
• Todas estas modalidades pueden
calificarse de delito civil y tienen que
darse dos elementos:
a) Perjuicio a los acreedores.

b) Deliberada intención de eludir sus


compromisos.
MEDIOS DE TUTELA DE LOS ACREEDORES
El acreedor puede encontrarse, respecto de su deudor, en dos
situaciones:
1. Que haya garantizado el cumplimiento de su obligación
mediante una garantía real (hipoteca, garantía mobiliaria, etc.)
o,
2. Al no haber asegurado su crédito con un derecho real de
garantía, el conjunto de sus bienes constituya su garantía,
entonces, su derecho estará librado a la buena fe con que actúe
su deudor, quien podrá o no enajenar sus bienes, disminuyendo
su patrimonio y poniendo en riesgo el derecho de sus
acreedores.
Existen dos maneras por las que el
deudor puede disminuir su patrimonio en
perjuicio de su acreedor:
a)Por Omisión: negándose a recibir bienes

que incrementarían su patrimonio y


b)Por comisión: disponiendo del
patrimonio que tiene.
 La acción oblicua
Es una figura jurídica que permite a los
acreedores ejercitar los derechos que
su deudor tiene, con el objetivo de
cubrir a su vez los créditos a su favor y
extinguir la deuda.
Como ejemplo tenemos que si un
heredero que tiene deudas renuncia a los
derechos hereditarios a virtud de los
cuales tendría recursos para satisfacer el
pago de tales deudas, le asiste a los
acreedores el derecho de concurrir al
proceso sucesorio y aceptar en su
nombre la herencia.
En el primer supuesto, la ley autoriza al
acreedor a subrogarse en el derecho del
deudor por medio de la acción
subrogatoria u oblicua, ejerciendo las
acciones que al deudor le corresponden
para aceptar los bienes o derechos que
incrementarían el patrimonio con que se
garantiza las obligaciones.
Gracias

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