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La Biblia como Miel

¡Cuán dulces son a mi paladar tus


palabras!
Más que la miel a mi boca

Salmo 119:103
La miel La Biblia
- Dulce - Buena
- Agradable - Deleitosa
- Suave - Fortalece
- Da energía espiritualmente
La palabra de Dios es buena.
Es tal el efecto que tiene en el creyente verdadero, que
no puede quedar indiferente.
Así como la miel es tan dulce e inconfundible en su
sabor, la palabra de Dios produce un efecto en el
cristiano.
Este efecto es producido por el Espíritu Santo que mora
en el corazón del creyente. Él aplica la palabra y nos
alimenta, nos consuela, nos ilumina, nos guía, etc.
Hay enfermedades que pueden afectar nuestro sentido
del gusto o la percepción del sabor. A esto se lo llama
HIPOGEUSIA.
Como cristianos también pasamos por momentos en
que la lectura de la Biblia nos sabe a nada. No nos
produce nada. Al contrario nos parece aburrida y
dificultosa, e incluso a veces nos molesta que nos
recuerden que tenemos que leerla.
Esto pasa no por un problema de la Biblia, sino porque
nosotros nos volvemos insensibles a la voz de Dios.

Y la solución no es una pastilla o un jarabe. La única


forma de poder volver a gustar de la palabra de Dios es
orando a Dios que nos ayude a amar su palabra.
Tal vez tenemos algún conflicto con el pecado y que
nos impide acercarnos a la Biblia, pero es allí en la
Biblia donde encontraremos la fortaleza para vencerlo.
El salmista se goza en la palabra de Dios, la siente
fuertemente en su propia vida, así como siente la
dulzura de la miel en su boca.
Tan buena es la palabra del Señor. Pero aquello solo lo
experimentaremos si la leemos diariamente.
El salmista mismo dice: ¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el
día es ella mi meditación.
Una cosa va a la mano con la otra. La Biblia será buena
a nuestra vida, pero solo si la amamos y leemos
constantemente.
Muchas personas tienen libros favoritos, libros de
novela de amores imposibles e inolvidables, o de
míticas aventuras, libros que echan a volar nuestra
imaginación y que leeríamos muchas veces sin
aburrirnos, por lo geniales que son.
Pero ¿y la Biblia? ¿es importante para ti? Su lectura es
un beneficio personal. Quien la lee se beneficia. De
nada sirve que la lea mi papá o mi tía y yo no. Uno
mismo tiene que leerla para recibir esa dulzura que
deleitará nuestra alma.

La invitación es leerla y amarla de todo corazón para


que se su efecto sea como la miel en nuestra boca.

Que el Señor nos bendiga.

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