Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Entre lo destacable del Fundamento 26 del Acuerdo Plenario bajo análisis se afirma que los
datos o elementos que aportan las fuentes-medios de investigación o de prueba han de ser
graves; no bastan débiles probabilidades, aunque es de entender que las probabilidades no
son cuantificables.
Si en el mismo Acuerdo Plenario in comento, como en el fundamento 27 de la Casación N°
626-2013-Moquegua se hace mención a la ocurrencia de los hechos en alto grado de
probabilidad, coincidiendo en sentido lógico con la Regla F de la Sentencia Plenaria
Casatoria N° 1-2017/CIJ-433 que exige sospecha grave para la imposición de la prisión
preventiva, era entendible no que las probabilidades no sean cuantificables, al implicar el
alto grado de probabilidad, otros niveles o subniveles propios del rango o cuantificación,
como son la mediana probabilidad y la baja probabilidad -que incluiría también en este
último caso a la nula probabilidad; es decir, a la probabilidad cero-.
• No se puede afirmar, por un lado, un nivel de cuantificación -como es el alto grado de
probabilidad-, y, por otro lado, sostenerse que las probabilidades no son cuantificables. O
es lo uno o es lo otro.
• Se ha confundido el nivel cognitivo de la probabilidad con el nivel correspondiente a la
posibilidad. Es en la posibilidad en donde no es posible, estrictamente hablando,
cuantificación alguna, por cuanto si la hay, en el sentido de un plus de posibilidad
adicional a la base misma de la posibilidad, ese plus ya hace que estemos ante el segundo
nivel cognitivo referido a la probabilidad.
La dicotomía entre indicio procesal e indicio probatorio es en cierta medida artificial en
materia de prisión preventiva -no en materia de comparecencia restringida o impedimento
de salida-, porque la sospecha grave (“sospecha fuerte”) superior a la sospecha suficiente
que sirve para acusar y dictar el auto de enjuiciamiento implica en realidad un cruce entre el
indicio procesal y el indicio probatorio.
Sobre el delito grave y el peligrosismo procesal como motivos de la prisión preventiva
Declarados como doctrina legal los fundamentos del 34 al 55 del Acuerdo Plenario bajo
análisis, advertimos desde un principio que con el título “Motivos de prisión preventiva:
Requisitos” se realiza un tratamiento del segundo y del tercer presupuesto material de la
prisión provisional. Los “motivos” que señala en rigor se refieren a la prognosis de pena
superior a cuatro años de pena privativa de libertad y al peligro procesal.
• Se destacan como dos ejes del requisito de “delito grave”:
1. La gravedad y características del delito imputado; y
2. Entidad de la pena que en concreto podría merecer el imputado, a partir de las
circunstancias del caso y de las características personales del imputado.
• Tales ejes valen como precisión para el logro de la idea de “prognosis de una pena
superior a cuatro años de prisión”; pero lo que es más propio de la técnica penal
implicada es la operatividad de la regla de tercios establecida en el artículo 45-A del
Código Penal, porque mediante ella se llega a la determinación de la pena concreta.
• En el caso “delitos especialmente graves,” o mejor dicho, en el caso de delitos
conminados con penas especialmente elevadas, como, por ejemplo cadena perpetua o
pena privativa de libertad no menor de quince años, que exceden con creces los límites
mínimos legalmente previstos, el Fundamento 37 del Acuerdo Plenario precisa que se
entenderá que es un requisito necesario; pero no suficiente para imponer mandato de
prisión preventiva, aunque, desde luego, se requiera la presencia del denominado
“peligrosismo procesal”, debido a la concurrencia de los presupuestos materiales de la
prisión preventiva.
• El Fundamento 39, que aborda el tema del peligrosismo procesal, o lo que en sede penal
se conoce como periculum libertatis, destaca con acierto la doctrina de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (SSCoIDH de 12 de noviembre de 1997, caso
Suarez Rosero vs. Ecuador, párr. 77; y, de 20 de noviembre de 2014, caso Arguelles y
otros vs. Argentina, párr. 120), en el sentido que no se requiere la necesaria concurrencia
de las dos formas de peligro procesal, como son el peligro de fuga y el peligro de
obstaculización, lo que no niega que en casos excepcionales puedan concurrir; pero no en
forma obligatoria
PELIGRO PROCESAL
•Respecto al peligro procesal, se extrae como consecuencia teórica que sirve como elemento de
cierre -en su aspecto material- para definir categóricamente a la prisión preventiva como una
medida excepcional, y que sienta sus bases en la conducta concreta del imputado. En este
apartado es de citar la sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el Exp. N° 3357-2003-
HC/TC, de fecha 2 de julio de 2004, en lo específico de su fundamento 7:
•“ La existencia, o no, del peligro procesal debe determinarse a partir del análisis de una serie
de circunstancias que pueden tener lugar antes o durante el desarrollo del proceso y que están
ligadas, fundamentalmente, con las actitudes y valores morales del procesado, su ocupación,
sus bienes, sus vínculos familiares y todo otro factor que permita concluir, con un alto grado
de objetividad, que la libertad del inculpado, previa a la determinación de su eventual
responsabilidad, pone en serio riesgo el correcto desenvolvimiento de la labor de
investigación y la eficacia del proceso.
PELIGRO DE FUGA Y PELIGRO DE
OBSTACULIZACION
• El Fundamento 57 precisa los criterios para la fijación del plazo de la prisión preventiva: “(i) la dimensión y
complejidad de la investigación, así como las demás actividades del proceso en sede intermedia y de
enjuiciamiento -a partir del análisis de la Disposición fiscal de formalización y continuación de la
investigación preparatoria y de los nuevos aportes que pueda fundar el fiscal, así como de los argumentos de
la defensa-; (ii) la gravedad y extensión del delito imputado; (iii) la dificultad y cantidad de actos de
investigación que sea menester llevar a cabo; (iv) las actuaciones de investigación ya realizadas
-especialmente en sede de diligencias preliminares-: (v) la necesidad o no de realizar actos de cooperación
judicial internacional (vi)la obligación, por la naturaleza de los hechos investigados, de realizar actividades
periciales complejas; (vii) la presencia o ausencia de los imputados en la causa y el comportamiento procesal
de estos últimos; (viii) el riesgo de fuga subyacente y las posibilidades de conjurar el riesgo de
obstaculización mediante anticipación probatoria o incautaciones de documentos, entre otras.”
• El Fundamento 59 del Acuerdo Plenario bajo análisis afirma, sobre la fijación del plazo de la
prisión preventiva: “ … en ningún caso, puede erigirse como causa de justificación las
dilaciones indebidas, ni la sobrecarga de trabajo, protagonizadas por una fiscalía determinada
(salvo que esa causa sea meramente coyuntural y el Estado prontamente la remedie). Un factor a
examinar es, como se anotó, el comportamiento sinuoso del imputado o su defensa -actividad de
defensa obstruccionista-, como por ejemplo: introducir prueba falsa, amenazar testigos, destruir
documentos, fugarse u ocultarse, no comparecer injustificadamente, cambiar permanentemente
de defensores para lograr la demora o cuando una organización criminal que le protege mediante
coacciones constantemente a los defensores para que renuncien a fin de obstaculizar el proceso,
o interponer impugnaciones que, desde su origen y de manera manifiesta, se encontraban
condenadas a la desestimación (STC 4124-2004-HC/TE, de 29 de diciembre de 2004).”
SOBRE LA AUDIENCIA DE PRISIÓN PREVENTIVA
4.1 EL FUNDAMENTO 67 DEL ACUERDO PLENARIO N° 1-2019/CIJ-116 ABORDA EL TEMA DE LA AUDIENCIA DE PRISIÓN PREVENTIVA, CRITICANDO LOS EXCESOS
INCURRIDOS EN LA MISMA. PERO NO SE PRECISA EL TIPO O CLASE DE AUDIENCIA DE PRISIÓN PREVENTIVA; ESTO ES, NO SE HACE LA DIFERENCIACIÓN DEBIDA, EN EL
SENTIDO DE SI SE TRATA DE UNA AUDIENCIA DE REQUERIMIENTO, APELACIÓN, PROLONGACIÓN, CESACIÓN O CASACIÓN.