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z quería que descubriera por mí mismo

quién era, qué era y qué podía hacer.

persona capacidad
interés culto por la
vestía adecuadamente
música y otros

vivía en un departamento no menos experimentado


respetable por la cocina

sabía bailar y lo había


iba a un colegio superior
hecho con mujeres

tenía un buen empleo


z
progreso
Mejoro su trato hacia las
mujeres
Termino sus estudios
superiores
Encontró un puesto que le
gustaba
Tenia planes de tener una
familia
z
El matrimonio y
sus
consecuencias
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z
La naturaleza del problema que plantea un
recién casado puede parecer diferente,

según cómo se la mire. Considerando


únicamente al individuo, vemos que el problema
es

distinto del de la pareja, y que el problema


matrimonial es a su vez distinto del planteado

por el grupo familiar colectivo


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Caso 1
joven, sufría de temblores en las manos
 El terapeuta que había tratado a la joven creía que esta afrontaba una situación similar a la de
otras mujeres jóvenes, y que el problema radicaba en ella misma; empero, desde otro punto
de vista, contaba el hecho de que era una recién casada y el síntoma había aparecido poco
después de su boda.
 Cité a los dos esposos juntos. Evidentemente, el marido era un joven bastante desorientado y
ella lo protegía mucho. Se habían casado cuando él ocupaba un puesto en la marina, que le
daba relumbrón y estatus, pero cuando lo dieron de baja sólo fue un civil sin empleo; indeciso
entre buscar trabajo o volver a la facultad, permanecía sin hacer nada. La joven esposa lo
mantenía con su sueldo. Desde este punto de vista, podía estimarse que el síntoma cumplía
una función dentro del matrimonio, concepto que se hizo más evidente cuando le pregunté a
ella qué sucedería si empeoraba su temblor: me dijo que perdería su empleo. «¿Qué pasará
entonces?», inquirí, y ella respondió: «Supongo que mi marido tendrá que ir a trabajar». Por lo
tanto, el síntoma cumplía la función positiva de impulsar al matrimonio hacia una situación
más normal. De acuerdo con esta perspectiva, el marido y el matrimonio deberían ser el foco
de la terapia.
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si ampliamos el contexto, incluyendo además del marido a la


familia de la esposa, obtenemos otro panorama distinto. Sus
padres se oponían a la boda; más aún: se la prohibieron. Ella
resolvió casarse pasara lo que pasase, suponiendo que en cuanto
se celebrara la boda sus progenitores tendrían que aceptarla
 Dentro de este contexto, puede decirse que su incertidumbre
era de origen social, más que temperamental.
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Este caso ejemplifica de qué modo puede atribuirse a los terapeutas la resolución
de un problema que, indudablemente, se habría solucionado sin su ayuda. Como
dijo Montaigne: «Cuando la naturaleza cura, la medicina se atribuye la curación».
Pese a las brillantes maniobras terapéuticas, parecería que el problema se
solucionó independientemente de ellas: la joven esposa quedó encinta y esto
trasformó el contexto general. Su maternidad la obligó a dejar el trabajo; su esposo
tuvo que emplearse para sostenerla; sus progenitores querían que regresara a su
hogar, pero como no deseaban que volviera con una criatura cambiaron de actitud
y empezaron a apoyar al matrimonio, en vez de oponerse a él. Había un nieto en
camino. La «naturaleza» había resuelto el problema llevando a la joven pareja a la
etapa siguiente de la evolución familiar: la generación y crianza de los hijos. El
síntoma desapareció y los cónyuges adquirieron mayor madurez y confianza en sí
mismos.
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la terapia individual

Con la terapia individual prolongada entran a jugar otros factores


en el matrimonio. A menudo, en estos casos, el esposo sólo recibe
las sobras: ella le revela al terapeuta cada idea o pensamiento
nuevo y, recién después, se lo dice al marido… si es que lo hace.
El tratamiento puede convertirse en una barrera entre los
cónyuges y erosionar la relación matrimonial, precipitando el
descontento y quizás el divorcio.
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Síntomas individuales

Muchos terapeutas recién comienzan a comprender que, en un


matrimonio joven, los síntomas individuales ejercen una función
relacionada con los suegros. Uno de los problemas típicos de los
recién casados es su incapacidad de obrar unidos frente a sus
respectivas familias.
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Caso 2
mujer con problemas físicos relacionado con sus suegros

 Una mujer vino a verme con una dolorosa úlcera estomacal que
la había incapacitado en el trabajo, en el hogar y en todas sus
relaciones sociales. Su principal dificultad era que no podía
soportar las frecuentes visitas de sus suegros
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estrategia

La mujer adoptó este procedimiento: cada vez que venían sus


suegros vomitaba y luego pedía disculpas, en tono débil y
lastimero, mientras ellos limpiaban el piso. Hacía así: en cuanto los
oía llegar en su auto, corría a la heladera y bebía un vaso de
leche; los saludaba no bien entraban, empezaba a charlar y de
pronto se descomponía y vomitaba. Los suegros empezaron a
telefonear antes de venir. Esto la satisfizo; hizo a un lado su úlcera
y se enorgulleció de poseer un estómago tan bueno que podía
echar a los parientes. Por su parte, estos dejaron de venir durante
un par de meses y luego ella los invitó
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Dificultades sexuales

Actualmente, la terapia convencional para un recién casado en dificultades


se define como una intromisión destinada a producir un cambio, pero
efectuada de tal manera que no permita su incorporación al sistema.
Durante la luna de miel suelen presentarse problemas sexuales (p. ej.,
impotencia y frigidez) que a menudo se resuelven por sí solos. En muchos
casos en que la pareja busca ayuda, lo sensato es que el experto evite
convertir la dificultad en un problema patológico, sugiriendo simplemente
que esas cosas suelen suceder y, probablemente, se resolverán por sí
solas; caso contrario, siempre podrán volver para tratarse. Con frecuencia
basta hablar sobre el sexo con una persona investida de autoridad para
resolver estos problemas iniciales de la vida marital.
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objetivo

Cuando las relaciones sexuales no se disfrutan de manera natural,


la intervención terapéutica tiene por objeto lograr ese goce,
estabilizar el matrimonio y ayudar a la joven pareja a entrar en la
etapa de crianza de los hijos. A veces no se produce ninguna
relación sexual, lo cual priva al matrimonio de ese goce y de la
posibilidad de tener hijos.
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Caso 3
joven

 Un joven que normalmente pesaba 77 kilos se casó con una


muchacha bonita y voluptuosa Ya no podía soportar más las
pullas de sus compañeros de trabajo sobre los veinte kilos que
había rebajado, pero el verdadero problema era muy distinto: su
matrimonio nunca había sido consumado.
z sábado siguiente, al atardecer, volví a verla y la induje a entrar en trance.
El
Esta vez le expliqué que debía consumarse el matrimonio y que, en mi
opinión, eso debería ocurrir dentro de los próximos diez días. Ella debería
decidir cuándo. Le dije que podría ser ese mismo sábado por la noche o el
domingo, aunque yo prefería la noche del viernes; también podía ser el
lunes o martes por la noche, pero la noche preferida era la del viernes;
insistí en comentar que podría hacerlo la noche del jueves, si bien prefería
definitivamente la del viernes. Repetí sistemáticamente esta enumeración
de los días de la semana, subrayando mi preferencia por el viernes, hasta
que ella empezó a manifestar irritación.
La desperté y le repetí esas formulaciones. Las escuchó con un gesto de
intenso disgusto cada vez que mencionaba mi día preferido. Vi al marido por
separado y le dije que no le hiciera requerimientos amorosos, que actuara
pasivamente, pero manteniéndose alerta para responder, anunciándole
finalmente que el éxito era seguro.
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El período de diez días, la mención de los días de la semana y el


énfasis puesto en mi día preferido obedecieron a las siguientes
razones: Diez días era un lapso lo suficientemente largo como para que
ella tomara una decisión; al nombrar los días, este período se redujo en
la práctica a siete. El énfasis en subrayar mi día favorito le planteaba un
problema emotivo sumamente compulsivo y desagradable; como había
nombrado todos los días de la semana, el paso de cada jornada la
acercaba cada vez más a mi día favorito, que era inaceptable. De ahí
que para el jueves sólo le quedaran ese día y el viernes, puesto que ya
habían sido rechazados los anteriores. Por lo tanto, la consumación del
matrimonio debía ocurrir el jueves, por su propia elección, o el viernes,
según mi elección.
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Caso 4
joven, problemas de erección

El estado de trance se desarrolló rápidamente; cuando terminó, le


impartí esta consigna: «Ahora usted sabe que puede hacerlo. En
verdad, lo ha logrado y le es totalmente imposible abstenerse de
lograrlo una y otra vez». Esa noche los dos consumaron
fácilmente su unión. Los he visto de vez en cuando, como
consejero matrimonial, y sé que no ha habido dificultades en su
vida conyugal.
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inhabilidad para gozar mutuamente del
acto sexual debido a sus ideas mojigatas

Uno de los problemas más comunes que enfrentan los recién


casados es la inhabilidad para gozar mutuamente del acto sexual
debido a sus ideas mojigatas. A veces, basta una breve
intervención para modificar la relación y hacer del matrimonio una
oportunidad de goce para los jóvenes. Veamos, con el siguiente
caso, un ejemplo del procedimiento empleado por Erickson:
z
Me volví hacia él y le pregunté: «¿Va a ponerles nombre? Recuerde
que si se rehúsa le pondré a uno un nombre que rime, y usted se
avergonzará del que se le ocurrirá para el otro». «No trataré los senos
de mi esposa de modo indecoroso», respondió. Le sugerí que tal vez
querría reconsiderar su actitud durante media hora, mientras
hablábamos de otros temas; así que discutimos otros aspectos de su
adaptación sexual, tal como quería su esposa.
Al cabo de media hora le dije: «Bien, ¿está pronto ya? ¿Tiene los
nombres? Yo estoy dispuesto, pero espero que lo esté usted». «Lo
desafío a que lo haga», replicó. Insistí en que le pondría nombre a uno
y, al instante, se le ocurriría el del otro, y como volvió a rehusarse le
pregunté a la esposa si estaba dispuesta. Contestó que sí, y entonces
dije: «Su seno derecho se llamará Kitty». Al punto, el joven gazmoño
pensó en la rima «Titty» (Tetita).
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Con frecuencia, en un tratamiento, es posible emplear


terapéuticamente la compulsión como lo hice en este caso. El marido
evitaba los senos de su esposa en forma compulsiva, pero yo inventé
una rima igualmente compulsiva que no pudo rehuir. Toda la
compulsión se centraba en poner un sobrenombre cariñoso a los
senos, en vez de evitarlos, invirtiendo simplemente su compulsión
original
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Durante el matrimonio surgen numerosos y graves problemas psiquiátricos.


Antiguamente, la psiquiatría tendía a considerar el síntoma como algo independiente del
contexto matrimonial. Por ejemplo, se creía que la ceguera histérica era una respuesta a
la angustia y temores internos del individuo, sin tomar conciencia del contexto social al
que ese individuo se estaba adaptando; se lo ignoraba o se le asignaba una importancia
secundaria frente a la causa «primaria» del síntoma, que era la dinámica interna de la
vida intrapsíquica de la persona. Según el criterio más moderno, los síntomas se
desarrollan como modos de adaptarse a situaciones intolerables; una vez resuelta la
situación, el síntoma desaparecerá, pues habrá perdido su función. Cuando entre los
cónyuges se producen incidentes cuya discusión se hace imposible, lo cual suele ocurrir,
se crea una situación intolerable. Si bien el problema no puede ser objeto de examen,
es preciso considerarlo, y la presencia de un síntoma sirve de guía para ayudar a los
esposos. El caso siguiente de ceguera histérica, bastante típico, nos muestra a qué
atribuía Erickson la dificultad y de qué modo le proporcionó una salida decorosa.
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