Está en la página 1de 10

Enoc

El andar de Enoc con Dios no era en arrobamiento o en


visión, sino en el cumplimiento de los deberes de su
vida diaria. No se aisló de la gente convirtiéndose en
ermitaño, pues tenía una obra que hacer para Dios en el
mundo. En el seno de la familia y en sus relaciones con
los hombres, como esposo o padre, como amigo o
ciudadano, fue firme y constante siervo de Dios. {PP
64.1}
Amós 3:3   ¿Andarán dos juntos,
si no estuvieren de
acuerdo?
Por medio de santos ángeles, Dios reveló a Enoc su
propósito de destruir al mundo mediante un diluvio,
y también le manifestó detalles adicionales del plan
de la redención. Mediante el espíritu de profecía lo
llevó a través de las generaciones que vivirían
después del diluvio, y le mostró los grandes eventos
relacionados con la segunda venida de Cristo y el fin
del mundo. {PP 65.1}
Enoc se convirtió en el predicador de la justicia y dio a
conocer al pueblo lo que Dios le había revelado. Los que
temían al Señor buscaban a este hombre santo, para
compartir su instrucción y sus oraciones. También
trabajó públicamente, dando los mensajes de Dios a
todos los que querían oír las palabras de advertencia. Su
trabajo no se limitó a los descendientes de Set. En la
tierra adonde Caín había tratado de huir de la divina
presencia, el profeta de Dios dio a conocer las
maravillosas escenas que había presenciado en visión.
{PP 65.3}
En medio de una vida de activa labor, Enoc mantenía
fielmente su comunión con Dios. Cuanto más
intensas y urgentes eran sus labores, más constantes y
fervorosas eran sus oraciones.
Manteniéndose así en comunión con Dios, Enoc llegó
a reflejar más y más la imagen divina. Tenía el rostro
radiante de una santa luz, semejante a la que
resplandece del rostro de Jesús. Cuando regresaba de
estar en comunión con Dios, hasta los impíos
miraban con reverencia ese sello del cielo en su
semblante. {pp 66.2}
Durante tres siglos anduvo con Dios. Día tras día anheló
una unión más íntima; esa comunión se hizo más y más
estrecha, hasta que Dios lo llevó consigo. Había llegado al
umbral del mundo eterno, a un paso de la tierra de los
bienaventurados; se le abrieron los portales, y
continuando su andar con Dios, tanto tiempo proseguido
en la tierra, entró por las puertas de la santa ciudad. Fue el
primero de los hombres que llegó allí. {PP 67.1}
“Por la fe Enoc fue traspuesto
para no ver muerte, y no fue
hallado, porque lo traspuso Dios;
Hebreos 1 y antes que fuera traspuesto, tuvo
1:5 testimonio de haber agradado a
Dios”. 

También podría gustarte