Es un convenio estándar utilizado para denominar las diferentes
especies de organismos (vivos o extintos). A veces se hace referencia a la nomenclatura binominal como sistema de clasificación binominal. El valor del sistema de nomenclatura binominal deriva primariamente:
De su economía: pues bastan solo dos palabras para identificar
inequívocamente a una especie; Su difundido y generalizado uso:
Fomentado y regulado por la comunidad científica para uso
universal;
La estabilidad relativa de los nombres usados, pues se intentan
conservar a pesar de modificaciones taxonómicas y sistemáticas. Códigos de Nomenclatura
Desde mediados del s.XIX, se hizo cada vez más notoria la
necesidad de un cuerpo de normas que reglaran la conformación de los nombres científicos. Con el correr del tiempo, estos cánones conocidos como Códigos de Nomenclatura, dictaron la denominación de:
animales (Código Internacional de Nomenclatura Zoológica),
plantas (Código Internacional de Nomenclatura Botánica), incluyendo a hongos y cianobacterias, bacterias (Código Internacional de Nomenclatura de Bacterias), y virus (Código Internacional de Nomenclatura de Virus). Convenciones sobre la nomenclatura
Existen algunos aspectos universalmente adoptados para la
formulación de la nomenclatura binaria.
La persona que describe por primera vez una especie (su
"autor") es la que tiene el privilegio de darle nombre. Cuando el autor elige asignar un nombre o epíteto específico derivado de un nombre propio, es a título de homenaje o reconocimiento, dedicándosela a un colega, amigo o familiar, en forma latinizada; se considera de mal gusto y signo de egocentrismo que el autor se dedique la especie a sí mismo. En 1969 Robert Whittaker clasificó en 5 los reinos de los seres vivos:
Moneras, Protoctistas, Fungi, Metafitas y Metazoos Conforme a esta clasificación:
Los humanos pertenecemos a la
especie Homo Sapiens, de género Homo, de la familia de los Homínidos y orden de los Primates, clase Mamíferos, fílo Cordado y reino Animal.