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Pedro Cieza
Pedro Cieza
• …porque verdaderamente pocas naciones hubo en el mundo, a mi ver, que tuvieran mejor gobierno
que los ingas. Salido del gobierno yo no apruebo cosa alguna, antes lloro las extorsiones y malos
tratamientos y violentas muertes que los españoles han hecho en estos indios, obradas por su
crueldad, sin mirar su nobleza y la virtud tan grande de su nación; pues todos los más destos valles
están ya casi desiertos, habiendo sido en lo pasado tan poblados como muchos saben".
• Cap. LXI.
VALORACIÓN
• Si bien la obra en su conjunto se inicia con la historia incaica, a lo
largo de ella alude a varias realizaciones preincaicas, señalando las
más veces que se trataban de monumentos u obras anteriores a los
incas, y recogiendo en algunos casos las leyendas que circulaban en
torno a sus orígenes.
• Por ejemplo: la ciudad de Chan Chan; (cap. LXVIII); el santuario de
Pachacámac (cap. LXXII); las líneas de Nazca (cap. LXXV); el templo de
Chavín de Huántar (cap. LXXXII); las ruinas de Wari (cap. LXXXVII); y
las construcciones monumentales de Tiahuanaco (cap. CV). Por eso,
se le ha llamado como el primer arqueólogo del Perú.
El templo de Chavín de Huántar
• “Entre los aposentos antiguos [de la provincia de Huaraz] se ve una fortaleza grande o
antigualla, que es una a manera de cuadra, que tenía de largo ciento y cuarenta
pasos, y de ancho mayor, y por muchas partes de ella están figurados rostros y talles
humanos, todo primísimamente obrado; y dicen algunos indios que los incas, en señal
de triunfo por haber vencido cierta batalla, mandaron hacer aquella memoria, y por
tenerla para fuerza de sus aliados. Otros cuentan, y lo tienen por más cierto, que no
es esto, sino que antiguamente, muchos tiempos antes que los incas reinasen, hubo
en aquellas partes hombres a manera de gigantes, tan crecidos como lo mostraban
las figuras que estaban esculpidas en las piedras, y que con el tiempo y con la guerra
grande que tuvieron con los que ahora son señores de aquellos campos se
disminuyeron y perdieron, sin haber quedado de ellos otra memoria que las piedras y
cimiento que he contado”.
• Cap. LXXXII