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L A ALEGRÍA DE L A

SANTIDAD
1. «ALEGRAOS Y REGOCIJAOS»
• «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12), dice Jesús a los
que son perseguidos o humillados por su causa. El
Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera
vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos
quiere santos y no espera que nos conformemos
con una existencia mediocre, aguada, licuada. En
realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está
presente, de diversas maneras, el llamado a la
santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham:
«Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1).
• EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
GAUDETE ET EXSULTATE
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
A CONTRACORRIENTE
• 65. Aunque las palabras de Jesús puedan parecernos poéticas y son contrarias a
lo que se hace en la sociedad;
• Las bienaventuranzas de ninguna manera son algo liviano o superficial; al
contrario, ya que solo podemos vivirlas si el Espíritu Santo nos invade con toda
su potencia y nos libera de la debilidad del egoísmo, de la comodidad, del orgullo.

• «Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos»


• «Felices los que lloran, porque ellos serán consolados»

• EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
GAUDETE ET EXSULTATE
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
BIENAVENTURANZAS
• "Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus
discípulos se le acercaron. 2.Y tomando la palabra, les
enseñaba diciendo: 3.«Bienaventurados los pobres de
espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
4.Bienaventurados los mansos , porque ellos poseerán en
herencia la tierra. 5.Bienaventurados los que lloran, porque
ellos serán consolados. 6.Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
7.Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia. 8.Bienaventurados los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios
BIENAVENTURANZAS
• 9.Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos
serán llamados hijos de Dios. 10.Bienaventurados los
perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el
Reino de los Cielos. 11.Bienaventurados seréis cuando os
injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal
contra vosotros por mi causa. 12.Alegraos y regocijaos,
porque vuestra recompensa será grande en los cielos;
pues de la misma manera persiguieron a los profetas
anteriores a vosotros. 13.«Vosotros sois la sal de la tierra.
Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve
para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por
NO TENGAS MIEDO DE LA SANTIDAD.
• No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o
alegría.
• Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó
cuando te creó y serás fiel a tu propio ser.
• Depender de él nos libera de las esclavitudes y nos lleva a
reconocer nuestra propia dignidad.
• Esto se refleja en santa Josefina Bakhita, quien fue «secuestrada y
vendida como esclava a la tierna edad de siete años, sufrió mucho
en manos de amos crueles. Pero llegó a comprender la profunda
verdad de que Dios, y no el hombre, es el verdadero Señor de
todo ser humano, de toda vida humana. Esta experiencia se
transformó en una fuente de gran sabiduría para esta humilde hija
de África»[30].
LA VERDADERA
SANTIDAD
• Consiste en Amar a Dios sobre todas las cosas y
al prójimo como a si mismo, cumplir los
mandamientos
• La viva y verdadera devoción, ¡oh Filotea!,
presupone el amor de Dios; mas no un amor
cualquiera, porque, cuando el amor divino
embellece a nuestras almas, se llama gracia, la cual
nos hace agradables a su divina Majestad; cuando
nos da fuerza para obrar bien, se llama caridad;
pero, cuando llega a un tal grado de perfección,
que no solo nos hace obrar bien, sino además,
con cuidado, frecuencia y prontitud, entonces se
llama santidad.
FALSA SANTIDAD
• El que es aficionado al ayuno se
tendrá por muy devoto si puede
ayunar, aunque su corazón esté
lleno de rencor, y -mientras no se
atrevería, a mojar su lengua en el
vino y ni siquiera en el agua-, no
vacilará en sumergirla en la sangre
del prójimo por la maledicencia y la
calumnia.
FALSA SANTIDAD
• Otro creerá que si alcanzará la
santidad porque reza una gran
cantidad de oraciones todos los
días, aunque después se desate
su lengua en palabras insolentes,
arrogantes, ofensivas y
humillantes contra sus familiares
y vecinos.
FALSA SANTIDAD
• Otro sacará con gran presteza
la limosna de su bolsa para
darla a los pobres, pero no
sabrá sacar dulzura de su
corazón para perdonar a sus
enemigos. Otro perdonará a
sus enemigos, pero no pagará
sus deudas, si no le obliga a
ello, a viva fuerza, la justicia.
• Las gentes de Saúl buscaban a David en su
casa; Micol metió una estatua en la cama,
la cubrió con las vestiduras de David y les
hizo creer que era el mismo David que
estaba acostado y enfermo.
• Así muchas personas se cubren con
ciertas acciones exteriores propias de la
santidad, y el mundo cree que son
devotas y espirituales de verdad, pero, en
realidad, no son más que estatuas y
apariencias de santidad.
EL «CAMINO DE DIOS» ES UN CAMINO
ALEGRE
• ¿No hay alegría? -Piensa: hay un obstáculo
entre Dios y yo. Casi siempre acertarás (S.
JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Camino, n.
662).
• Vuestras pequeñas cruces de hoy pueden ser
sólo una señal de mayores dificultades
futuras. Pero la presencia de Jesús con
nosotros cada día hasta el fin del mundo (Mt
28, 20) es la garantía más entusiasta y, al
mismo tiempo, más realista de que no
estamos solos, sino que Alguien camina con
nosotros como aquel día con los dos
entristecidos discípulos de Emaús (cfr. Lc 24,
13 ss) (JUAN PABLO II, Disc. 1-III-1980).
EL «CAMINO DE DIOS» ES UN CAMINO
ALEGRE
• El amor trae consigo la alegría, pero es una
alegría que tiene sus raíces en forma de
cruz. Mientras estemos en la tierra y no
hayamos llegado a la plenitud de la vida futura,
no puede haber amor verdadero sin experiencia
del sacrificio, del dolor (S. JOSEMARÍA ESCRIVÁ,
Es Cristo que pasa, 43).

• Nada hay más infeliz que la felicidad de los


que pecan (SAN AGUSTÍN, Catena Aurea,
vol. i, p. 325).
LA ALEGRÍA, CONSECUENCIA DEL
AMOR Y DE LA LUCHA ASCÉTICA
Sin lucha, no se logra la victoria; sin victoria, no
se alcanza la paz. Sin paz, la alegría humana será
sólo una alegría aparente [...] (S. JOSEMARÍA
ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa, 82).

Mas esta fuerza tiene el amor, si es perfecto:


que olvida más nuestro contento por contentar
a quien amamos. Y verdaderamente es así, que,
aunque sean grandísimos trabajos, entendiendo
contentamos a Dios, se nos hacen dulces
(SANTA TERESA, Fundaciones, 5, 10).
LA ALEGRÍA, CONSECUENCIA DEL
AMOR Y DE LA LUCHA ASCÉTICA
El amor produce en el hombre la
perfecta alegría. En efecto, sólo disfruta
de veras el que vive en caridad (SANTO
TOMÁS, Sobre la caridad, 1. c., 205).
LA SAGRADA EUCARISTÍA, FUENTE DE
ALEGRÍA
• Instituyó este sacramento (de la Sagrada Eucaristía) [...]; y lo dejó a los suyos como
singular consuelo en las tristezas de su ausencia (SANTO TOMÁS, Opúsculo 57, Fiesta
del Cuerpo de Cristo).

En la Eucaristía somos fortalecidos en la santidad y renovados en la alegría, pues la


alegría y la santidad son el resultado inevitable de estar más cerca de Dios.
• Cuando nos alimentamos con el pan vivo que ha bajado del cielo, nos asemejamos
más a Cristo, que es la fuente de nuestra alegría, una alegría que es para todo el
pueblo (Lc 2, 10).Y que la Eucaristía sea el centro de vuestra vida, la fuente de vuestra
alegría y de vuestra santidad ( SAN JUAN PABLO II, Hom. 2-II-1981).
LA TRISTEZA NOS ROBA LA
VERDADERA ALEGRÍA
• Origen de la tristeza
La tristeza es un vicio causado por
el desordenado amor de sí mismo,
que no es un vicio especial sino la
raíz general de todos ellos
(SANTO TOMÁS, Suma Teológica,
2-2, q. 28, a. 4)
• Es propio de un alma cobarde que carece de
la virtud vigorosa de confiar en las promesas
del Señor el abatirse demasiado y sucumbir
ante las adversidades (SAN BASILIO, Hom.
sobre la alegría).
LA TRISTEZA DEL MUNDO NOS ROBA
LA VERDADERA ALEGRÍA
• A aquellos a quienes el pesar de sus pecados pasados
les tiene sumidos en la tristeza y desazón, derramad
en su alma a manos llenas la alegría de la ciencia
espiritual, cual si fuese un vino que alegra el corazón
humano (Sal 103, 15).
Infundid alientos en esos corazones apesadumbrados,
llenándolos con la palabra de salvación, no sea que,
acosados por la mortal desesperación, sucumban a la
excesiva tristeza (cfr. 2 Cor 2, 7).
Mas de aquellos que viven en el tedio y la negligencia,
sin tener en el corazón el más leve remordimiento, he
aquí cómo habla la Escritura: El que se da buena vida y
no sabe de dolores, vivirá siempre en la indigencia
(Prov 14, 2) (CASIANO, Colaciones, 14).)
LA TRISTEZA DEL MUNDO NOS ROBA
LA VERDADERA ALEGRÍA
• Aquel muchacho rechazó la insinuación, y cuenta el Evangelio que abiit
tristis (Mt 19, 22), que se retiró entristecido [...], perdió la alegría
porque se negó a entregar su libertad a Dios (S. JOSEMARÍA
ESCRIVÁ, Amigos de Dios, 24).

Es la envidia un pesar, un resentimiento de la felicidad y prosperidad del


prójimo. De aquí que nunca falte al envidioso ni tristeza, ni molestia.
¿Está fértil el campo del prójimo? ¿Su casa abunda en comodidades de
vida? ¿No le faltan ni los esparcimientos del alma? Pues todas estas
cosas son alimento de la enfermedad y aumento de dolor para el
envidioso. De aquí que éste no se diferencia del hombre desarmado,
que por todo es herido (SAN BASILIO, Hom. Sobre la envidia).
LA TRISTEZA DEL MUNDO NOS ROBA
LA VERDADERA ALEGRÍA
• [...] pero después (de cometido el
mal) el diablo exageró de tal manera
su tristeza que llegó a perder al
desgraciado. Algo semejante pasó en
Judas, pues después que se
arrepintió no supo contener su
corazón, sino que se dejó llevar por
la tristeza inspirada por el diablo, la
cual le perdió (ORÍGENES, en
Catena Aurea, vol. III, p. 346).Sto
Toma Aquino
LA TRISTEZA PIADOSA (SANTA)
• Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. El
llanto, al que aquí se promete el consuelo eterno, nada
tiene que ver con la tristeza de este mundo [...].
La tristeza religiosa es la que llora los pecados propios o
bien las faltas ajenas (SAN LEÓN MAGNO, Sermón
sobre las bienaventuranzas).

Piadosa es esa tristeza y, en cierto modo, dichosa
compasión sentir pena por los vicios ajenos y no estar
implicado en ellos; dolerse, y no unirse a ellos; encogerse
con el dolor y no ser arrastrado (SAN AGUSTÍN,
Sermón 2).
REMEDIOS
• Cada uno lo sabe de memoria
• Sacramentos
• oración

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