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• Los economistas Friedrich von Hayek y Ludwig von Mises, nacidos en Austria, se
adscriben a la teoría de la sobreinversión, al sugerir que la inestabilidad es la
consecuencia lógica del aumento de la producción hasta el punto en el que se
utilizan recursos ineficientes. Entonces los costes aumentan y, si no pueden
trasladarse a los consumidores, los empresarios reducen la producción y despiden
trabajadores.
Durante el periodo de auge aumenta de la producción. El nivel de empleo, los salarios y los
beneficios crecen a su vez. Los directivos de las empresas muestran su optimismo mediante
la inversión para aumentar la producción.
Sin embargo, a medida que continúa el auge empiezan a surgir obstáculos que impiden que éste
se prolongue (crecen los costes de producción y la falta de materias primas puede también
limitar la producción; se elevan los tipos de interés, así como los precios y los consumidores
reaccionan al alza comprando menos). A medida que el consumo se queda por debajo del
nivel de producción, aumenta el número de productos almacenados, lo que provoca una
caída de los precios.
Las empresas productoras empiezan a ahorrar y despiden a los trabajadores. Estos factores
conducen a un periodo de recesión. Los empresarios se vuelven pesimistas según van
cayendo los precios y los beneficios y deciden ahorrar el dinero en vez de invertirlo, con lo
que se suceden los cortes de producción y el cierre de fábricas, hasta que el desempleo se
generaliza. Estamos en una fase de depresión.
La recuperación de la depresión está atada a la reaparición de la demanda de consumo, la
liquidación de los inventarios o una acción gubernamental para estimular la actividad
económica. A pesar de que la recuperación suele ser lenta y desigual al principio,
inmediatamente gana fuerza. Los precios suben más rápido que los costes. El nivel de
empleo crece, proporcionando un mayor poder adquisitivo. La inversión en las industrias de
bienes de consumo aumenta. El optimismo invade la economía, el deseo de aventurarse en
nuevos negocios reaparece. La recuperación marca que se ha iniciado un nuevo ciclo.
Características de los ciclos
• El ciclo económico no siempre se produce de una forma tan clara como en el
modelo que acabamos de exponer, y no hay dos ciclos iguales, sino que varían
considerablemente de uno a otro, tanto en lo que respecta a la dureza como a
su duración.
• La depresión económica más dura y generalizada se produjo en la década de
1930. La Gran Depresión afectó primero a Estados Unidos, pero se difundió
rápidamente por Europa occidental. De 1933 a 1937 los Estados Unidos
empezaron a recuperarse de la depresión, pero la economía volvió a caer de
1937 a 1938, antes de alcanzar de nuevo sus niveles normales. Esta recaída se
denominó recesión, término que actualmente se prefiere al de liquidación. La
verdadera recuperación económica no se hizo patente hasta principios de
1941.
Ciclos especiales
• Además del ciclo económico tradicional, a veces se producen ciclos especiales
en algunas industrias. Por ejemplo, se considera que el sector de la
construcción tiene un ciclo que dura entre 16 y 20 años. La prolongada
construcción de barrios marginales morigeró dos de las peores depresiones
económicas en Estados Unidos. Por otro lado, el aumento de la actividad
constructora muchas veces ha ayudado a estimular la recuperación de una
depresión.
• Algunos economistas creen que existe un ciclo a largo plazo, que dura
aproximadamente cincuenta años
Regulación de los ciclos
• En casi todos los países desde la Gran Depresión se han puesto en práctica medidas que
ayudan a evitar las duras recesiones económicas: el seguro de desempleo, la seguridad social
y las pensiones pagadas por muchas organizaciones proporcionan algunos ingresos a una
serie de trabajadores jubilados. Aunque menos poderosos, los sindicatos siguen siendo un
obstáculo contra la caída acumulada de los salarios que agravó las anteriores depresiones
económicas. Hay mecanismos para garantizar los precios de las cosechas (como la política
agrícola común de la Unión Europea) que protegen a los agricultores de las desastrosas
caídas de sus ingresos.
• El gobierno puede intervenir directamente para contrarrestar las recesiones. Existen tres
técnicas disponibles: la política monetaria, la política fiscal y la política de rentas. Los
economistas discrepan respecto a la elección de la técnica adecuada.
• El economista americano John Kenneth Galbraith considera que las medidas más efectivas
son las fiscales, como una mayor imposición a los ricos, y una política de rentas que busque
mantener a bajos niveles tanto los precios como los salarios, en función del crecimiento de la
productividad.
Consecuencias de la teoría keynesiana
• Las teorías económicas neoclásicas, hasta entonces vigentes, fueron puestas en
duda por Keynes. La “mano invisible” en que Adam Smith (en La riqueza de las
naciones, 1776) y demás teóricos clásicos confiaron, como reguladora de los posibles
desajustes surgidos en el mercado entre oferta y demanda, fue más que revisada por
el autor en este escrito.
• Profundamente convencido de que la propia esencia del capitalismo es tender a la
creación de desequilibrios, especialmente durante las crisis sobrevenidas por
superproducción y reducción del consumo, arguyó como necesaria la intervención
de gobiernos y estados para recuperar el equilibrio.
• La iniciativa pública, mediante la aplicación de programas económicos, permite la
recuperación económica en tiempos de recesión, toda vez que no se puede esperar
que aquélla se produzca por reajustes económicos automáticos, que consideraba
inexistentes.
• Keynes afirmó en su Teoría general que el ahorro no invertido prolonga el
estancamiento económico y que la inversión empresarial requiere la creación de
nuevos mercados, nuevas tecnologías u otras variables independientes del tipo de
interés o del ahorro. Como la inversión empresarial no es siempre constante, y
menos en una crisis cíclica de la economía, la estabilidad de los ingresos y las
deseables situaciones de pleno o alto nivel de empleo, no garantizadas como se
pensaba hasta entonces por la reducción temporal de los salarios, tendrían que ser
procuradas por el aumento del gasto público o la reducción de las cargas
impositivas, actuaciones que deberían actuar como agentes compensadores de
inversiones privadas insuficientes, siempre que se produjeran éstas.
Las críticas monetaristas
• En los años 1970 el keynesianismo fue el centro de las críticas de una nueva
doctrina económica conocida como monetarismo (que consiste en una
reformulación de la economía clásica decimonónica que Keynes había criticado en
su Teoría general). En casi todos los países industrializados el pleno empleo y el
creciente nivel de vida disfrutados durante los 25 años posteriores a la II Guerra
Mundial estuvieron acompañados de inflación. Los keynesianos siempre admitieron
que cuando se lograra el pleno empleo iba a ser difícil controlar la inflación, sobre
todo si los sindicatos podían negociar sin trabas con los empresarios los aumentos
salariales. Por esta razón se crearon una serie de medidas de política de rentas para
evitar el crecimiento de los salarios y los precios. Pero estas medidas no fueron
suficientes. A partir de la década de 1960 la tasa de inflación se aceleró de forma
alarmante.