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Luis Cernuda Bidón

Vida y obra
21-septiembre-1902/
5-noviembre-1963
 Biblioteca de su padre en donde
encontró libros de viajes y atlas.
 Texto elemental de mitología
griega
Acercamiento a  1913 Traslado de los restos de
la poesía. Bécquer a su ciudad natal, Sevilla.
 Curso de Lengua y Literatura
Españolas impartido por Pedro
Salinas
Su época
Cernuda pasó por varios hechos que
influyeron en su obra:
 La 2ª República
 Las Vanguardias
 La Generación del 27
 La Guerra civil
 El Surrealismo
 La Literatura del exilio.
 Primera y segunda guerra mundial
 Peril del aire (1927) Primeras poesías
 Égloga, Elegía, Oda (1927-1928) 1ª, 2ª y 3ª edición LRD

 Un río, un amor (1929) inédito


 Los placeres prohibidos (1931) inédito
 Donde habite el olvido (1932-1933) 1ª, 2ª y 3ª edición LRD
 Invocaciones a las gracias del mundo (1934-1935) inédito
 La realidad y el deseo 1ª edición (1936)

 Las Nubes (1937-1940) inédito 2ª y 3ª edición LRD


 La realidad y el deseo 2ª edición (1940)

Obra
Ocnos (1942)
 Vivir sin estar viviendo (1945-1947)
 Con las horas contadas y Poemas para un cuerpo (1947) 3ª edición LRD
 Variaciones sobre tema mexicano (1952)
 Estudios sobre poesía española contemporánea (ensayos 1957)
 La realidad y el deseo 3ª edición (1958)
 Poesía y Literatura (ensayos 1960)
 Desolación de la Quimera (1962)
 Ocnos 3ª edición incompleta (1963)
• 1919 Taller (tertulia literaria) sobre historia y
literatura española impartido por Pedro Salinas.

• Lee a André Gide.

• Actitud distante con el


Cernuda y la resto de la Generación
Generación del 27
• Rechazo y aislamiento

“que me dejen tranquilo con mi poesía”.


Diré como nacisteis
Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos, Extender entonces una mano

Como nace un deseo sobre torres de espanto, Placeres prohibidos, planetas terrenales, Es hallar una montaña que prohíbe,

Amenazadores barrotes, hiel descolorida, Miembros de mármol con sabor de estío, Un bosque impenetrable que niega, 35

Noche petrificada a fuerza de puños, Jugo de esponjas abandonadas por el mar, 20 Un mar que traga adolescentes rebeldes.

Ante todos, incluso el más rebelde, 5 Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.

Apto solamente en la vida sin muros. Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,

Soledades altivas, coronas derribadas, Ávidos dientes sin carne todavía,

Corazas infranqueables, lanzas o puñales, Libertades memorables, manto de juventudes; Amenazan abriendo sus torrentes,

Todo es bueno si deforma un cuerpo; Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua, De otro lado vosotros, placeres prohibidos, 40

Tu deseo es beber esas hojas lascivas Es vil como un rey, como sombra de rey 25 Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,

O dormir en esa agua acariciadora. 10 Arrastrándose a los pies de la tierra Tendéis en una mano el misterio.

No importa; Para conseguir un trozo de vida. Sabor que ninguna amargura corrompe,

Ya declaran tu espíritu impuro. Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.

No sabía los límites impuestos,

No importa la pureza, los dones que un destino Límites de metal o papel, Abajo, estatuas anónimas, 45

Levantó hacia las aves con manos imperecederas; Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta, 30 Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;

No importa la juventud, sueño más que hombre, 15 Adonde no llegan realidades vacías, Una chispa de aquellos placeres

La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos. Brilla en la hora vengativa.

De un régimen caído. Su fulgor puede destruir vuestro mundo.


 De John Gilbert y Douglas Fairbanks copia el
estilo dandi, su bigotito bien cuidado, la pipa y
elegancia al vestir. Cosa que también aprecia en
Mariano José de Larra.

Dandismo
A Larra con unas violetas
 Aún se queja su alma vagamente, Tu boca amarga de Dios insatisfecha,
El oscuro vacío de su vida. Acepta un don tan leve, sombra sentimental,
Más no pueden pesar sobre esa sombra En esa paz que bajo tierra te esperaba,
Algunas violetas, Brotando en hierba, viento y luz silvestres,
Y es grato así dejarlas, El fiel y último encanto de estar solo.
Frescas entre la niebla, Curado de la vida, por una vez sonríe,
Con la alegría de una menuda cosa pura Pálido rostro de pasión y de hastío.
Que rescatara aquel dolor antiguo. Mira las calles viejas por donde fuiste errante,
Quien habla ya a los muertos, El farol azulado que te guiara, carne yerta,
Mudo le hallan los que viven. Al regresar del baile o del sucio periódico,
Y en este otro silencio, donde el miedo impera, Y las fuentes de mármol entre palmas:
Recoger esas flores una a una Aguas y hojas, bálsamo del triste.
Breve consuelo ha sido entre los días La tierra ha sido medida por los hombres,
Cuya huella sangrienta llevan las espaldas Con sus casas estrechas y matrimonios sórdidos,
Por el odio cargadas con una piedra inútil.
Si la muerte apacigua
Su venenosa opinión pública y sus revoluciones Volvió contra ti mismo tantas ternuras vanas,
Más crueles e injustas que las leyes, Tu mano abrió de un tiro, roja y vasta, la muerte.
Como inmenso bostezo demoníaco; Libre y tranquilo quedaste en fin un día,
No hay sitio en ella para el hombre solo, Aunque tu voz sin ti abrió un dejo indeleble.
Hijo desnudo y deslumbrante del divino pensamiento. Es breve la palabra como el canto de un pájaro,
Y nuestra gran madrastra, mírala hoy deshecha, Mas un claro jirón puede prenderse en ella
Miserable y aún bella entre las tumbas grises De embriaguez, pasión, belleza fugitivas,
De los que como tú, nacidos en su estepa, Y subir, ángel vigía que atestigua del hombre,
Vieron mientras vivían morirse la esperanza, Allá hasta la región celeste e impasible.
Y gritaron entonces, sumidos por tinieblas,
A hermanos irrisorios que jamás escucharon.
Escribir en España no es llorar, es morir,
Porque muere la inspiración envuelta en humo,
Cuando no va su llama libre en pos del aire.
Así, cuando el amor, el tierno monstruo rubio,
Belén
Estefanía
«El tiempo»
«El tiempo»
 Llega un momento en la vida cuando el tiempo nos agrupadas, las matas floridas de adelfas y azaleas. Sonaba
alcanza. (No sé si expreso esto bien.) Quiero decir que a el agua al caer con un ritmo igual, adormecedor, y allá
partir de tal edad nos vemos sujetos al tiempo y obligados en el fondo del agua unos peces escarlata nadaban con
a contar con él, como si alguna colérica visión con espada inquieto movimiento, centelleando sus escamas en un
centelleante nos arrojara del paraíso primero, donde todo relámpago de oro. Disuelta en el ambiente había una
hombre ha vivido una vez libre del aguijón de la muerte. languidez que lentamente iba invadiendo mi cuerpo.
¡Años de niñez en que el tiempo no existe! Un día, unas
horas son entonces cifra de la eternidad. ¿Cuántos siglos
 Allí, en el absoluto silencio estival, subrayado por el
caben en las horas de un niño?
rumor del agua, los ojos abiertos a una clara penumbra
 que realzaba la vida misteriosa de las cosas, he visto cómo
Recuerdo aquel rincón del patio en la casa natal, yo a solas las horas quedaban inmóviles, suspensas en el aire, tal la
y sentado en el primer peldaño de la escalera de mármol. nube que oculta un dios, puras y aéreas, sin pasar.
La vela estaba echada, sumiendo el ambiente en una fresca
penumbra, y sobre la lona, por donde se filtraba tamizada
la luz del mediodía, una estrella destacaba sus seis puntas Ocnos (1942, 1949, 1963)
de paño rojo. Subían hasta los balcones abiertos, por el
hueco del patio, las hojas anchas de las latanias, de un
verde oscuro y brillante, y abajo, en torno de la fuente,

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