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“Bendice, alma mía, a Jehová,

Y no olvides ninguno de sus beneficios.”


Ser hijo de Dios es algo
especial, su amor eterno,.
Su salvación, su
misericordia y otras tantas
virtudes que son gratuitas
para nosotros.

Como seres humanos las


olvidamos, pero nadie
mejor que David para
hacernos un recuento de
esos beneficios, a través de
uno de los salmos más
profundos… el Salmo 103.
“El es quien perdona todas tus iniquidades…” Salmos 103:3
“…El que sana todas tus dolencias…” Salmos 103:3 b
“…El que rescata del hoyo tu vida…” Salmos 103:4
“…El que sacia de bien tu boca…” Salmos 103:5

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